martes, 19 de mayo de 2015

EL MENSAJE MAMARRACHO


Escribe: Milciades Ruiz
El presidente Humala creó la semana pasada la expectativa general con un Mensaje a la Nación que los jefes de Estado acostumbran utilizar para anuncios importantes y en este caso fue sobre el conflicto social que persiste contra la empresa minera Southern en el Valle de Tambo. Contra lo que se esperaba, el mensaje no fue para anunciar una solución al conflicto sino para persistir en su accionar represivo valiéndose de argumentos falaces, como acostumbran hacer los regímenes antidemocráticos.
Justificando su mentalidad de gobierno dijo que el proyecto se originó en el gobierno anterior con lo cual reconoció que el mismo lleva ya varios años. El y su partido estuvieron contra este proyecto en la campaña política que lo llevó al poder y sabe que dicho conflicto lleva varios años con su secuela de muertos, persecuciones policiales y judiciales. Sabe que la empresa minera decidió abandonar el proyecto y su gobierno la ha hecho reconsiderar dicha decisión comprometiéndose a imponerlo a la fuerza.
Entonces, salir a decir “No se puede suspender lo que no se ha iniciado” es una barbaridad que denota poco conocimiento y capacidad, haciéndonos ver por enésima vez en manos de quien estamos. Decir que su gobierno no defiende a la empresa cuando todos sabemos que ha mandado reprimir a los opositores de la empresa minera, es una ofensa a la sociedad tomándola como tonta. Decir que nos exponemos a demandas internacionales es mostrarse cobardemente sumiso y en contraste con lo hecho por presidentes de países vecinos.
Justificar la represión en nombre del Estado de Derecho y el principio de autoridad es un libreto mal aprendido porque lo desdice. Un mal consejo de los titiriteros. Precisamente su protagonismo político se debe a que se había rebelado contra el vigente Estado de Derecho, impuesto por el fujimorato y contra él se pronunció muchas veces en su campaña electoral. Ahora su viraje político lo lleva a justificar la crucifixión de Cristo en el Estado de Derecho romano y a santificar el principio de autoridad de los gobernantes genocidas.
Si en el libreto le anotaron ampararse en el ”Principio de autoridad”, le hicieron caer en otra falacia. La máxima autoridad la tiene la sociedad, el pueblo peruano. En reconocimiento de ello es que se realizan las elecciones políticas. Por mandato electoral es que ahora ejerce la presidencia y por lo mismo, están sus representantes en el Parlamento los cuales se han mostrado a favor de una suspensión del conflicto. Por consiguiente por principio de autoridad debería respetar el mandato popular y no reprimir al pueblo que es la máxima autoridad. 
Al traicionar el mandato del electorado que lo eligió desde ya lo convierte en el primer violador del Estado de Derecho y del “principio de autoridad” pues estando en el cargo por mandato del pueblo no puede accionar contra él. Por sujetarse al libreto no se da cuenta que, su cargo es solo administrativo y que está subordinado al Parlamento facultado a destituirlo.
Si los asociados de una entidad designan a un gerente general para que vele por sus intereses, este no puede aprovecharse del cargo para actuar contra los dueños porque es inmediatamente destituido. Este es el principio de autoridad que le presidente no está respetando. El principio de autoridad tampoco se ejerce solamente a la fuerza. Solo en el cuartel se acostumbra el principio de autoridad ciego sin dudas ni murmuraciones pero no en la civilidad.
Esta torpeza en el manejo de conflictos sociales lo está conduciendo a un callejón sin salida y lo expone a cargar con las consecuencias que pueden ser fatales. Muchos gobernantes terminaron huyendo tras sus desacertados procedimientos. Si no hay salida la efervescencia explota. La solidaridad con los defensores del Valle de Tambo sigue creciendo y podría extenderse a nivel nacional. Si se convoca a una marcha nacional contra la testarudez del gobierno quizá no le quede otra que alistar maletas.
Salvo mejor parecer.
Mayo 2015
http://www.gestionesrurales.apiaperu.com/

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