Fracasada
la espiral de la violencia, auspiciada por EEUU y dirigida por la
oposición nacional, Venezuela ha entrado en un ciclo de estabilidad
política y social por primera vez desde que Nicolás Maduro fue elegido
como presidente legítimo de la República Bolivariana en 2013.
"Los
pueblos oprimidos pueden liberarse solo a través de la lucha. Esta es
una verdad simple y clara confirmada por la historia" (Kim Il-sung,
1912-1994)
El orden impuesto por la Asamblea Nacional Constituyente
y la elección de los gobernadores fueron decisivos. A la vez, el
intento de EEUU de ahogarlo financieramente declarando al país en
default selectivo, que lo iba convertir en un paria financiero, fue
neutralizado por la ayuda decisiva de Rusia y el apoyo de China.
Según
el politólogo y economista venezolano Andrés Giussepe, después de la
elección de la Asamblea Nacional Constituyente del 30 de julio pasado y las elecciones de gobernadores
del 15 de octubre, "los partidos tradicionales ahora no deciden la vida
republicana en Venezuela, hoy es el poder popular quien la decide. Esos
dos procesos electorales realizados en menos de tres meses han
expresado con mucha fuerza que los venezolanos no queremos más
violencia, terrorismo guarimbero, ni guerra económica que inducen la
inflación, ni mucho menos las amenazas y sanciones del Imperio del
Norte".
Sin
embargo, la obsesión de la Casa Blanca y su presidente de turno, Donald
Trump, por adueñarse de los 600.000 millones de barriles de petróleo
venezolano, ofusca a los líderes norteamericanos su capacidad de razonar
y no darse cuenta de que las sanciones económicas y financieras no han
producido los efectos programados por sus estrategas en Venezuela.
El hecho de no poder ponerlos de rodillas enceguece aún más a Trump y
a sus aliados de la OTAN, que tratan de inventar nuevas sanciones
económicas y financieras para 'hacer chillar' la economía del país y
ahogar el esfuerzo del pueblo para sostener las conquistas sociales
logradas en los últimos 16 años.
El 25 de agosto pasado, el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, anunció una nueva orden
ejecutiva de Donald Trump, promulgada a pedido de la oposición
venezolana, dirigida a vetar el financiamiento necesario de los bonos
que Venezuela ha emitido y que tiene que pagar y que iba a colocar en el
mercado internacional.
Para justificar esta medida, Mnuchin declaró
que "la acción impuesta contra Caracas está dirigida a la prohibición de
acceso de Venezuela a los mercados de deuda y equidad de EEUU. Así no
van a poder sacar ventajas del sistema financiero de Washington para
destruir la economía venezolana. Estas medidas también van a minar la
capacidad de Maduro de pagar a los partidos y simpatizantes del Gobierno
y va a aumentar presión sobre Caracas para que abandone su desastroso
camino".
Casi
inmediatamente, las agencias calificadoras de riesgo financiero Fitch
Raiting y Standard & Poor's rebajaron la nota de la deuda de
Venezuela. Fitch la bajó de la categoría CC a C, casi la más baja en la
escala, y Standard & Poor's la bajó de CCC a CC. El pretexto oficial
para estas acciones, según las agencias, fue la decisión del Gobierno
bolivariano de renegociar sus obligaciones de la deuda externa soberana.
Los organismos calificadores alertaron en seguida a los poseedores de
bonos de Venezuela de la probabilidad de suspensión de pagos por parte
de Caracas. Generalmente, las transnacionales financieras se guían por
las calificaciones de estas agencias y tener la nota de la deuda CCC, CC
o C significa un serio riesgo para la compra de la deuda de un país
incluido en esta categoría.
A
la vez, las agencias calificadoras Fitch, S&P y Moody's están en
manos de las familias multimillonarias de los Goldman Sachs,
Rockefeller, Rothschild, Wilbur, Wallenberg, Moses, los que en realidad
toman decisiones respecto a un país determinado y transmiten sus órdenes
a las agencias calificadoras y a las ocho corporaciones financieras más
importantes de Estados Unidos, como JP Morgan Chase, The Bank of New
York Mellon, Morgan Stanley, Wells Fargo & Company, Godman Sachs,
Citigroup, Bank of America y State Street Corporation.
La calificación de la situación financiera de cada país se establece
en realidad en la 'familia' y se toma la decisión de acuerdo a los
intereses geopolíticos y geoeconómicos de los miembros de este círculo
de los más poderosos y ricos del planeta.
Así,
para estrangular la economía del país con la mayor reserva petrolera
del planeta, Venezuela, se tomó la decisión de declarar la nación en
'default parcial' (incumplimiento de la obligación de pagar estipulada
en el acuerdo o contrato de préstamo). El término 'parcial' se refería
al atraso de intereses de 1.200 millones de dólares y el pago principal
del bono 2017 de los Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA).
En la práctica financiera, el momento en el cual se considera que el
préstamo o contrato es moroso varía según el organismo o acreedor de que
se trata. Colombia recibió el trato bien indulgente al atrasar uno de
sus pagos; la Argentina de Macri acordó una deuda por 100 años y Ucrania
no está cumpliendo con sus obligaciones con sus acreedores desde 2015.
Sin embargo, las calificadoras de riesgo no dicen ni pío.
©
REUTERS/ Carlos Garcia Rawlins
Entonces,
no se trata de un problema financiero sino de una presión política que
se produce a costa de manipulaciones en la mayoría de casos. Venezuela
está en esta órbita. Resulta que el Gobierno de Maduro y la PDVSA
cumplieron con sus obligaciones con un atraso de menos de 30 días, pero
inexplicablemente el pago fue demorado más todavía, como lo explicó The
U.S. Trust Co. DTC, que transfirió el pago a la proveedora de servicios
financieros Euroclear. Hay que recordar que Euroclear y la compañía
Clearstream controlan casi el 100% del sistema financiero global de
'compensaciones internacionales'.
La Euroclear, con sede en Bruselas, fue fundada por el banco
norteamericano JP Morgan y la Clearstream con su oficina principal en
Fráncfort del Meno (Alemania) es parte de Deutche Börse AG.
Para
no irritar a Washington y evitar ser incluidas en la lista del
Departamento de Estado como 'colaboradores de Maduro', estas compañías
simplemente hacen 'perder' por un tiempo los pagos que realizan el
Gobierno de Venezuela y la PDVSA, como pasó recientemente con el pago
del bono PDVSA 2020 por 842 millones de dólares, que fue transmitido a
tiempo pero desapareció como por magia en el sistema de Euroclear y en
el de Clearstream. Todas estas manipulaciones fueron utilizadas por las
agencias calificadoras para declarar al país y la PDVSA en 'default
selectivo'.
Cabe decir que este 'default selectivo' es en realidad un 'default
político', llevado a cabo para crear pánico entre los tenedores de bonos
venezolanos y crear condiciones para los 'fondos buitres' para
apoderarse de un paquete significativo de las obligaciones venezolanos,
como lo pasó con Argentina en 2004.
No se lo pierda: ¿Por qué se esfuerza Rusia en prevenir el 'default' de Venezuela?
Por
el momento, Venezuela logró repeler el ataque financiero de Washington y
ahora el país está más estable que antes, después de que el Gobierno de
China asegurara oficialmente la "capacidad de pago" de la República Bolivariana. Además, Moscú contribuyó a refinanciar
la deuda de 3.000 millones de dólares del país. También el precio de
petróleo está en una subida, lo que conviene al país. Actualmente, la
situación se calmó pero para el próximo año Venezuela necesitará unos
10.000 millones de dólares adicionales que seguro le otorgarán China y
Rusia, también interesados en el petróleo venezolano.
El período de estabilidad política que está viviendo actualmente el
país es debido a la visión pragmática del Gobierno que, con la elección
de la Asamblea Nacional Constituyente y los comicios de gobernadores, ha
logrado invertir los ataques de la oposición y sus guarimberos y
redirigirlos contra la propia oposición.
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Tanto ha cambiado la situación interna en el país que, según el
periodista José Vicente (Programa José Vicente Hoy), "le iría mal a la
oposición si van de nuevo a la violencia". Los opositores se dividieron y
muchos se marcharon al extranjero.
Llegó
el momento para que el Gobierno de Maduro ponga orden en el país y lo
está haciendo con la ayuda del poder popular y las comunas reforzando
los programas de salud, educación, cultura, amas de casa, pensiones. Sin
embargo, la tarea más importante, según el fiscal general de la nación,
Terek William Saab, es desarticular una especie de mafia que se ha
apoderado de todo el territorio nacional.
El sabotaje de Protinal que enterró miles de pollos para no bajar el
precio extremadamente elevado en el mercado es parte de la estrategia de
esta mafia que trabaja al unísono con los intentos desestabilizadores
de Washington. La promulgación de la Ley Orgánica de Precios Justos, la
Ley Antimonopolios, la Ley Contra los Cambios Ilícitos, todas aprobadas
por la ANC, son un paso para derrotar a los altos precios especulativos y
la guerra económica en general, regular los intereses particulares y
tratar de elaborar un nuevo modelo productivo para abandonar el modelo
rentista.
El
Gobierno de Venezuela ha desarticulado también una mafia en su empresa
CITGO Petroleum Corporation, empresa refinadora de petróleo en EEUU y
comercializadora de gasolina, lubricantes y petroquímicos, que aporta el
96% de divisas al país. Según los analistas, falta "limpiar la casa
desde adentro y se necesita una activa participación popular, de los
comités populares y de la juventud para luchar contra la especulación".
Si, según Resumen Latinoamericano (17/11/2017), "la CIA está preparando
jóvenes venezolanos para formar grupos paramilitares en zonas
estratégicas de la Amazonía peruana con la finalidad de ingresar a
Venezuela y derrocar al Gobierno de Maduro", entonces "vale la pena
preparar a jóvenes bolivarianos para defender el país de los
saboteadores internos", indican.
Ni la guerra económica, financiera, política, social, psicológica y,
en especial, la mediática, promovida por Washington y su aliado
incondicional local, representado por el sector privado oligopólico y
monopólico, han podido doblegar la voluntad del pueblo venezolano de
seguir su propio camino hacia la democracia y la paz.
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