La cínica declaración del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, realizada durante su visita a Pyongyang, sobre la promesa de Washington de "no buscar socavar al líder Kim Jong-un e inducir un cambio de régimen", sino ayudar a los norcoreanos a "comer carne", ha provocado la risa de los especialistas en geopolítica e historia de EEUU.
"Nadie ofrece tanto como el que no va cumplir". (Francisco de Quevedo, 1580-1645)
Precisamente, este es el país que ha demostrado durante 242 años de su existencia que los tratados, pactos y las promesas no valen nada y que fácilmente se los lleva el viento. Basta con dar un corto vistazo a la historia para enterarnos que, de 1778 a 1871, el Gobierno de EEUU ratificó más de 370 tratados con los nativos americanos y al final violó o rompió la gran mayoría de ellos sin ninguna explicación.
Inclusive le prometieron al presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, que su país será "admitido en la OTAN". Los soviéticos cumplieron con sus promesas, pero los norteamericanos y los alemanes occidentales lo ignoraron por completo. La Alianza, de ser enemiga de la URSS, se convirtió en la enemiga de Rusia y empezó su expansión hacia las fronteras rusas que hoy está rodeada de bases militares.
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Zuesse, en su artículo '¿Cómo EEUU traicionó a Rusia y avergonzó a Occidente?' ('How America Double-Crossed Russia and Shamed West'), reproduce la respuesta que George H. W. Bush le dio al canciller de Alemania, Helmut Kohl, sobre el olvido de las promesas estadounidenses dadas a los soviéticos: "Al diablo con ellas. Nosotros prevalecimos y ellos, no". Para Zuesse, "George H. W. Bush no quería tener paz con Rusia, sino quería conquistarla; el presidente norteamericano quería llevar a Rusia de la nariz y mostrar la superioridad estadounidense".
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Como escribió el escritor Alexandr Projánov, los norteamericanos estaban felices con aquella Rusia y "éramos sus favoritos y nos adoraban cuando prácticamente no tuvimos ejército y estábamos desarmados". Pero apenas empezó a resurgir el país como ave fénix bajo la dirección de Vladímir Putin, Rusia se convirtió enseguida en el enemigo de Estados Unidos, se acabó 'la luna de miel' y fueron arrojadas al pote de basura todas las promesas norteamericanas, iniciándose una nueva Guerra Fría con todas sus consecuencias.
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¡Enhorabuena, Trump! Crisis entre las dos Coreas por unos ejercicios de Washington y Seúl
Todo cambió para EEUU desde que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte anunció el desmantelamiento del Sitio de Pruebas Nucleares Punggye-ri entre mayo 23 y 25 como un gesto norcoreano de buena voluntad en vísperas de la cumbre entre Kim Jong-un y Donald Trump programada para el próximo 12 de junio en Singapur.
Los norteamericanos ya están considerando estos eventos como un rotundo éxito en su táctica de presiones, sanciones y amenazas sin tener en consideración la mentalidad y la filosofía oriental. En su 'Arte de la guerra', el filósofo y estratega militar chino Sun Tzu (545 a.C. — 470 a.C.) aconsejaba a los líderes que "siendo competente, ofrezca la impresión de ser incompetente, aparezca como inefectivo".
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En realidad, a Washington no le interesa todos estos detalles, pues ya tiene el plan preconcebido de exigir al líder norcoreano lo que sería imposible de aceptar y después declarar que Corea del Norte tuvo oportunidades de paz, pero sus líderes los ignoraron irresponsablemente, tal como han hecho siempre con otros líderes y otros países a los que invadieron.
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Lo que realmente trata de evitar EEUU es la reunificación de las dos Coreas. Por eso apenas dos días después de la cumbre de Corea del Sur y Corea del Norte en Panmunjom, John Bolton, consejero de Seguridad Nacional, sugirió sin rodeos la aplicación del 'Modelo de Libia 2003, 2004' para Corea del Norte que consiste en el "desmantelamiento de los programas de armas nucleares, químicas y biológicas y su traslado al sitio norteamericano Oak Ridge, Tennessee".
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Kim Jong-un conoce la tragedia de Libia perfectamente y muchas veces recalcó que su país jamás cometería el error de Gadafi y que las armas nucleares son las que garantizan la seguridad real a su país. Conociendo la táctica de EEUU y sus métodos de dominio, no hay que esperar mucho de la próxima cumbre entre EEUU y Corea del Norte.
El periódico oficial de Pyongyang, Rodong Sinmun, habla en su nota editorial del 15 de mayo de la necesidad de reforzar el socialismo, lo que no está en consonancia con los intereses norteamericanos. Lo que desea Washington en realidad es no permitir la reunificación de las dos Coreas y a la vez crear condiciones para recrear una nueva 'Siria' cerca de Rusia y China.
Pero del 'dicho al hecho hay un gran trecho' porque precisamente allí se juntan los intereses de dos potencias regionales, Rusia y China, que jamás permitirán a Washington perjudicar a sus intereses nacionales, desatando una 'Caja de Pandora' en la península de Corea.
La reciente decisión de Donald Trump de retirar a su país del Tratado Nuclear con Irán, conocido como el Plan Integral de Acción Conjunta (PAIC) y firmado en 2015 después de una década de complejas negociaciones en las que participaron Irán, EEUU, Reino Unido, Francia China, Rusia y Alemania, no fue un capricho, una acción ilógica del presidente Donald Trump o como escribió Susan Rice "la acción más tonta del presidente", sino parte de una trama planificada hace nueve años para justificar una futura guerra contra Irán.
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A las autoridades norteamericanas no les importó que Irán estuviera cumpliendo con sus compromisos al renunciar al 97% del uranio enriquecido y desmantelar sus instalaciones para enriquecer plutonio y permitir un programa bastante intrusivo de revisión y vigilancia por los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas. La decisión de arreglar un acuerdo nuclear con Irán y después romperlo fue presentada por el 'think tank' estadounidense Brookings Institution en 2009, en el proyecto ¿Cuál es el camino hacia Persia? Opciones para una nueva estrategia norteamericana hacia Irán' ('Which Path to Persia? Options for a New American Strategy Toward Iran').
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Como lo vemos, la división y la lucha despiadada entre Donald Trump y el 'Estado profundo' que nos presentan los medios globalizados de comunicación donde Trump es señalado indirectamente como una víctima que quiere paz, pero que el sistema no le permite alcanzar, representan la típica farsa norteamericana creada bajo la influencia de Israel porque Irán no le permite dominar Oriente Medio. Donald Trump utilizó el argumento de Benjamin Netanyahu, presentado el pasado 30 de abril, con el que afirmó que "hay evidencias de que Irán sigue su programa nuclear", para romper unilateralmente el tratado nuclear con Irán.
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Todo esto demuestra que bajo el dominio norteamericano, el sistema internacional se ha quedado esencialmente sin leyes y tratados, los acuerdos y promesas han perdido su significado y valor. Lo único que vale es la fuerza y en el caso de las relaciones entre Estados, la posesión de armas nucleares.
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