Ha pasado casi un mes desde el primer derrame de petróleo ocurrido en el tramo II del Oleoducto NorPeruano administrado por Petroperú, en el distrito de Imaza, centro poblado Chiriaco (provincia de Bagua, departamento de Amazonas). Aunque se le ha multado a la estatal y su presidente ha puesto su cargo a disposición, el hecho no debe pensarse como resuelto. Pues queda queda claro que la empresa no dio el mantenimiento correspondiente al oleoducto y que los derrames que se han dado este año pudieron evitarse, por lo que debe haber sanciones ejemplares.
El daño medioambiental es inmenso y nada volverá a ser lo mismo para las comunidades nativas que habitan en los alrededores. La indignación es comprensible y no sólo de las poblaciones indígenas sino también de la sociedad civil. Por eso, hoy se ha llevado a cabo un nuevo plantón -pacífico- en los exteriores de la sede de Petroperú.
A continuación una muestra de la jornada.
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