"Rebelión" publicó en dìas pasados un libro virtual
en homenaje al Centenario de Octubre. Me solicitó el prólogo del mismo
aludiendo a los esc ritos de Mariàteguio insertados en "La Escena
Contemporánea". Les hce llegar erl texto adjnto que -como ya fue
publicado- deja de ser inédito
Publicado: 2017-11-02
Por lo
general, los que desean conocer las opiniones de José Carlos Mariátegui
en torno a la Revolución Socialista de Octubre, buscan el primer libro
del Amauta: “La Escena Contemporánea”, editado en 1926. Y es que, en
efecto de abordar la biología del fascismo y la crisis de la democracia,
el autor peruano -en el capítulo III de su conocida ora- alude a la
Revolución Rusa -hechos e ideas- tomando como referencia cuatro
elementos: Trotsky, Lunacharsky, los testimonios de Herriot y De Monzie,
y Gregori Zinoviev y la III Internacional.
Excelente la
selección que hace nuestro compatriota para pergeñar una idea de
conjunto vinculado a los ideales del Gran Octubre. Sobre todo si se
toma en cuenta que se trata de una visión destinada a un público ajeno
al acontecer europeo y a los grandes fenómenos de ese tiempo. Pero in
suficiente , sin duda, para diseñar el modo cómo el Amauta percibió la
epopeya soviética.
Podría inducir a engaño esta mirada
elemental a los escritos de Mariátegui y al fenómeno ruso de 1917 que
llegó para cambiar el rostro del planeta. Podría, en efecto, suponerse
que valoró más el papel de León Trotsky que el de Lenin; o que sobre
estimó la función de Zinoviev al frente de la IC. Pero no. Apreciar así
las cosas supondría una mira my superficial a un tema que inspiró
muchísimos apuntes, escritos y reflexiones al pensador peruano. Veamos.
Mariátegui conoció la experiencia socialista a través del
Teletipo, cuando trabajaba como asistente de linotipista en el diario
“La Prensa”. Por esa vía llegaban las noticias que saldrían luego a luz
en los medios escritos y radiales. Lo que ocurría en el mundo, asomaba
como aliento de novedades en la sociedad limeña de comienzos de siglo,
cuando los aires decimonónicos se resistían a abandonar el plácido
escenario capitalino. Cuando el cable le dio forma a la primicia que
llegaba del oriente de Europa, José Carlos comenzó a mirar con otros
ojos el futuro “hastiado de la política criolla -diría más tarde- me
orienté resueltamente al socialismo”.
Esta “nueva orientación” no
se registro en el plano de las declaraciones, sino más bien de los
hechos. Mariátegui se ligó de inmediato a las tareas de organización y
lucha de la incipiente clase obrera que comenzaba a dar sus primeros
pasos en el escenario social. De ahí su relación estrecha con la huelga
de enero de 1919, que arrancó la Jornada de 8 horas al gobierno
civilista de Pardo; con el surgimiento de las primeras federaciones de
trabajadores –como la de los obreros gráficos, panaderos o textiles; e
incluso con su voluntad de viajar a Europa para abrir los ojos al
escenario que se perfilaba en el horizonte.
La experiencia
europea –diciembre de 1919 a marzo de 1923- le permitió a Mariátegui
conocer al viejo continente de post guerra, apreciar la crisis de
dominación capitalista, espectar el ascenso del fascismo, conocer el
proceso de formación de los Partidos Comunistas Obreros y hasta de
percibir elementos cardinales, derivados de la ola revolucionaria de los
años 20. Todo eso, lo ayudó a “tomar tierra” y mirar el mundo con ojos
definidos.
Imbuido de esas ideas, el 15 de junio de 1923, su
primera exposición en las Universidades Populares González Prada,
Mariátegui apuntó una idea clave: “Con la Revolución Rusa, ha comenzado
la Revolución Social”. Y luego añadió para despejar cualquier duda: “Yo
participo de la opinión de los que creen que la humanidad, vive un
periodo revolucionario”. Poco después, añadiría: “La Revolución Rusa
constituye, acéptenlo o no los reformistas, el acontecimientos dominante
del socialismo contemporáneo. Es en ese acontecimiento, cuyo alcance
histórico no se puede aún medir, donde hay que ir a buscar la nueva
etapa marxista”.
Pero la admiración central de Mariátegui por la
Revolución Rusa, se orientó hacia Lenin. En la revista “Variedades”, el
22 de septiembre de 1923, Mariátegui dijo: “La figura de Lenin está
nimbada de leyenda y de fábula. Se mueve sobre un escenario lejano que
como todos los escenarios rusos, es un poco fantástico y un poco
aladinesco. Posee las sugestiones y atributos misterios de los hombres y
de las cosas eslavas…. Cuando Lenin se alza para hablar, se suceden
ovaciones febriles, espasmódicas, frenéticas. Las gentes vitorean,
gritan, sollozan…. Pero Lenin no es un tipo místico, un tipo sacerdotal,
ni un tipo hierático. Es un hombre terso, sencillo, cristalino,
actual, moderno”.
Poco después, el El 26 de enero de 1924, dos
días después de la muerte del líder bolchevique, Mariátegui abordó su
figura en la 17 Conferencia que dictada en el local de Motoristas y
Conductores e hizo un recordatorio emotivo de su itinerario de vida y
sus luchas. El texto, pasó a la historia como el “Elogio de Lenin” y
alcanzó amplia difusión. Y es claro que, como todos sus escritos,
conserva la más plena vigencia.
En la nota que insertara el diario
“La Crónica” del 30 de enero de ese año, se subraya que Mariátegui
“trazó las primeras características de la personalidad de Lenin y de la
influencia que ha tenido en los nuevos tiempos. Y concluyó con palabras
que arrancaron entusiastas aclamaciones a los concurrentes”.
Para
Mariátegui, Lenin y la Revolución Rusa fueron una misma historia y una
sola epopeya. Considero inherente al proceso que proyectó la sociedad
soviética, la imagen de un jefe que por encima de todos los
revolucionarios de la época, supo perfilar y definir un proyecto de vida
común para los pueblos.
Pero aun mas allá de sus opiniones sobre
Lenin y la Revolución Rusa, Mariátegui aportó una obra profunda e
infinita. Gracias a ella, fue posible introducir en el Perú las ideas
del socialismo, conocer las luchas del proletariado, ver en su real
dimensión los procesos sociales que alumbraban la historia y perfilar
un nuevo escenario en el horizonte.
La revista “Amauta” –creación
cumbre de Mariátegui , el periódico “Labor”, loas libros centrales
“Defensa del Marxismo” “Historia de la crisis mundial”, “La novela y la
vida”, “7 Ensayos….” y muchos otros, dieron consistencia y sustento a su
aporte emblemático. La fundación de la Central de Trabajadores -la
CGTP- y la creación del Partido y su ideario fueron pilares esenciales
para confirmar su aporte al pensamiento peruano.
En él, no solo
se confirma lo que en su momento aseverara Henri Barbusse hablando de
Mariátegui –“la nueva voz de América, el prototipo del nuevo hombre
americano”-, sino que anida el mensaje para las nuevas generaciones de
peruanos, empeñados en la lucha por algo que el Amauta afirmó como un
lema: “construir un Perú Nuevo, dentro de un Mundo Nuevo” (fin)
(*) Presidente del Comité Peruano en Homenaje al Centenario de la Revolución Socialista de Octubre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario