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Perú
Integral (1-3)
EL PAYANDÉ
Una canción más que centenaria y que
aún se canta en el Perú es El Payandé. Junto con A la
Molina son las más altas expresiones del aporte negro a la cultura
peruana.
Por su contenido se puede saber que una
data de antes de la manumisión y que la segunda surgió inmediatamente después
de la abolición de la esclavitud.
A
la Molina, evidentemente es de ahí, de La Molina, hacienda cañera cercana a
Lima y que debía su prosperidad al sudor de los esclavos. Pero El Payandé, ¿ciertamente es de Magdalena, viejo municipio limeño?
La canción pinta un ambiente singular:
Nací
en las playas del Magdalena
Bajo
la sombra de un payandé
Como
mi madre fue negra esclava
También
la marca yo la llevé
No dice de
Magdalena, sino del Magdalena.
Además, en todo Lima no se conoce el payandé (y ahora quizá ni exista en el
Jardín Botánico de Lima, apenas un antejardín). Describe luego:
Por la mañana cuando amanece
Salgo
al trabajo con mi azadón,
Como
tasajo, plátano asado,
Riego
la tierra con mi sudor
En Lima el ganado siempre escaseó;
menos podía haber tasajo o carne seca a la brasa para el esclavo. El plátano
asado tampoco es plato de Lima; su base es el “plátano hartón”, que no se
cultiva entre nosotros. El payandé y el plátano hartón son productos
típicamente tropicales.
Pero la canción sólo se conoce en el
Perú. ¿Qué puede haber ocurrido, entonces? En este hermoso poema de amargura y
rebeldía hay un doble mensaje. Uno, el relato en sí; otro, su propio origen.
Echemos el cuento del origen. Como
Washington, Bolívar también era esclavista. O sus familias. Pero qué cierto es
que “en los períodos en que la lucha de clases de acerca a su desenlace, el
proceso de desintegración de la clase dominante, de toda la vieja sociedad, adquiere
un carácter tan violento y tan patente que una pequeña fracción de esa clase
reniega de ella y se adhiere a la clase revolucionaria, a la clase en cuyas
manos está el porvenir” (Manifiesto
Comunista)
Bolívar se enroló en la revolución de
la Independencia. Al comienzo fracasó y estuvo a punto de enfrentar el pelotón
de fusilamiento. Se libró y viajó al Caribe. Recibió ahí la noble ayuda de
Alexander Petion, gran dirigente de Haití, la primera república negra del
mundo. Petion le dio refugio y lo apoyó espiritual y materialmente, con la
única condición de que cuando lograra la libertad en tierra firme, aboliera la
esclavitud.
Eso hizo Bolívar. Pero lograr la
manumisión de los esclavos negros no era empresa fácil. Varias veces las
nacientes repúblicas dieron paso atrás. La Nueva Granada, hoy Colombia, era el
centro del comercio negrero para América del Sur. Tanto en su costa atlántica
(Barranquilla), como en su costa pacífica (Buenaventura), hasta ahora la
población negra es mayoritaria. Los negros siempre se rebelaban y huían de los
blancos, formando poblaciones de negros cimarrones
(escapados) y negros horros
(libertos), como el famoso Palenque de
San Basilio, tierra de Kid Pambelé.
Negros habían muchos a orillas del río
Magdalena (antes llamado Guacamayo,
río de las tumbas en quechua, porque en su nacimiento están los restos de la
extraordinaria estatuaria huilense, “agustiniana”) Es la principal arteria
fluvial del país. Zona de exuberante vegetación tropical, con abundante
ganadería extensiva, crece ahí silvestre el payandé,
rosal herbáceo, arbusto y arbóreo, de la familia papilionácea, llamada así
porque sus flores semejan mariposas. Ahí las haciendas cultivaban distintas
variedades de plátanos, entre ellos el “hartón”, llamado así porque uno solo llena
el estómago. Es plátano preferido para asar.
Cuando se hizo imposible para la casta
dominante impedir más la promulgación de la ley antiesclavista, los hacendados
tomaron una decisión final. Vendieron sus esclavos “al peso” a negreros de
otros países. Así, caravanas de negros encadenados emprendieron la marcha a
sitios lejanos. Unos a Brasil, otros a Ecuador, Perú, etc.
Llegó el final. El presidente
colombiano José Hilario López dictó la ley de manumisión en 1850. En el Perú
Ramón Castilla decretó la abolición de la esclavitud en 1854. Así cayó este
oprobio de la humanidad, este baldón de la civilización “occidental y
cristiana”
Y éste es el origen de la canción.
Llegado al Perú, un negro señaló que tras largo viaje, “cambió el pandero de
manos, pero de sonidos no”
Como
mi madre fue negra esclava, dice la canción. El autor no habla de su padre,
porque el negro esclavo había perdido su patria y estaba prohibido de formar
familia, así fuera familia “cristina, católica, apostólica y romana” La negra
esclava ni siquiera era dueña de sus hijos, que podían serles quitados para que
como “ama de leche” amamantara al hijo de la patrona.
Y el negro esclavo mejor beneficiado
por la madre Naturaleza, era destinado a reproductor, como cualquier semental.
Para el patrón, apenas era otro “burro hechor” Matalaché, la gran novela
de López Albújar, relata precisamente las consecuencias de esta degradante
realidad de entonces.
Jamás debemos olvidar esta ignominia.
Por ejemplo, en Ayacucho aún existe en los archivos de una Notaría un pregón
dejado por este baldón de la humanidad:
SE VENDE NEGRA
CON MÚLTIPLO
|
Es decir, una adolescente embarazada,
que valía un poco más porque ya tenía “múltiplo”, como cualquier vaquillona
servida.
Y este otro:
SE VENDE NEGRA
LA DOY BARATA
POR VIEJA
PUTA Y CIMARRONA
|
Por eso dice El Payandé:
Suerte
maldita llevar cadenas,
Y
ser esclavo, y ser esclavo
De
un vil señor
José Ninakiro
03.12.87
EL PAYANDÉ
Nací en las playas del Magdalena
Bajo la sombra de un payandé;
Como mi madre fue negra esclava
También la marca yo la llevé
¡Ay, suerte maldita llevar cadenas,
Y ser esclavo, y ser esclavo
de un vil señor!
Por la mañana cuando amanece,
Salgo al trabajo con mi azadón;
Como tasajo, plátano asado
Riego la tierra con mi sudor
Ay, suerte maldita llevar cadenas,
Y ser esclavo, y ser esclavo
De un vil señor
Cuando a la sombra de una palmera
Quiero ocultarme de ardiente sol,
Látigos fieros cruzan mi espalda
Y me recuerdan que esclavo soy
Ay, suerte maldita llevar cadenas,
Y ser esclavo, y ser esclavo
De un vil señor
Si yo pudiera tomar mi lanza,
Vengarme airado de mi señor,
Con gusto viera yo arder su casa
Le arrancaría yo el corazón
Ay, suerte maldita llevar cadenas,
Y ser esclavo, y ser esclavo
De un vil señor.
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Nota.-
La presente serie Perú
Integral, consta de tres temas referentes a Costa-Sierra-Selva, tres
regiones geográficas del país, cada una con notoria característica poblacional.
Los tres aparecieron en 1987 con el seudónimo de José Ninakiro.
Ya Felipe
Huaman Poma de Ayala señalaba tres tipos de habitantes precolombinos: de la
costa o yungas, de la sierra o quechuas, de la selva o chunchos. Y Garcilaso de la Vega Inca se declaraba
orgullosamente mestizo. Así, ahora nuestro presente y futuro es ser un Perú Integral, un Perú de todas las sangres.
Ragarro
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy interesante el abordaje del tema, pero no hay datos como los de la versión de la autoría de la letra de Don Vicente Holguín, desterrado antiesclavista colombiano, que en Lima trabó amistad con Don Luis E. Albertini y con Don Manuel Atanasio Fuentes "el Murciélago" ambos también activistas por la manumisión de los esclavos. Dice el dato histórico que Albertini y Atanasio, crearon en 1867 en tiempo de habanera, el ritmo que soplaba entonces desde el caribe, "El Payandé", en homenaje al exiliado, quien dio la pauta de las letras.
ResponderEliminarEl Payandé, simboliza la natural reacción ante la opresión. No ha sido valorado suficientemente.
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