miércoles, 7 de mayo de 2014

Un Tema de Actualidad

----------------------------------------------------------------------------------------------------
Un Tema de Actualidad
1.- BOLIVIA-CHILE
La demanda de Bolivia por una salida al mar en el contexto global
Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)
La demanda boliviana en la Corte Internacional de Justicia para que se le reconozca su derecho de acceso al mar, desde la perspectiva de una institucionalidad internacional dispersa y desacreditada en muchas facetas, aparece favorecida. La idea del gobierno boliviano es persuadir a Chile a negociar un acuerdo para lograr ese objetivo.
Esta iniciativa boliviana coloca en suspenso el futuro desarrollo de la Agenda de 13 puntos acordada durante el anterior gobierno de la actual presidenta Michelle Bachelet, con el propio presidente boliviano Evo Morales. Basado en la reciente experiencia con la demanda peruana ante La Haya, Chile centra su postura en la inmutabilidad de los tratados. Sin embargo el gobierno chileno no descarta múltiples vías para continuar negociando y estimular el criterio de buena vecindad. No obstante en algunos círculos políticos chilenos se habla de que no hay nada que negociar y de que el país debe desprenderse de algunos compromisos internacionales, como el Pacto de Bogotá por ejemplo.
El contexto global está notoriamente revuelto. El naciente derecho internacional ha sido repetidamente violado por acontecimientos post guerra fría de inusitada violencia. Se incluyen en ese escenario la guerra de los Balcanes, el genocidio en Ruanda, la desintegración de Somalia, el permanente acecho al estado Palestino, las invasiones con guerras en Afganistán e Irak. La guerra que lleva más de tres años en Siria es un retrato del deterioro de la institucionalidad internacional para encontrar salidas políticas que abran el camino hacia la paz.
Desde esta perspectiva la demanda boliviana es inteligente y oportuna porque aspira a una situación de mayor igualdad como un derecho y este objetivo está siendo aceptado como un principio para corregir las enormes asimetrías de desarrollo en la globalización actual, caracterizada por falta de regulación y escasa planificación estratégica en materia social. La demanda boliviana por una salida al mar parte de una necesidad y el tiempo la convierte en un derecho por estas condiciones de la globalización que están siendo cuestionadas.
Bolivia ha elevado una demanda a una institucionalidad apremiada, que incluye a la Corte de La Haya, y que forma parte de los problemas que se generan por la ausencia de un orden mundial reconocible por todas las naciones. El Derecho Internacional hay que aproximarlo por la validez sociológica del Derecho y en las relaciones internacionales con mayor razón se hace necesaria una apertura de foco aceptando la existencia de una sociedad internacional con una institucionalidad imperfecta que no se expresa con la nitidez que asume la institucionalidad el estado en cada nación. Más aún, las tendencias en el orden mundial vigente exhiben un sistema de equilibrios de poder todavía centrado en las naciones con mayor poderío económico y bélico lo que impulsa a mayores aprehensiones respecto a protegerse de los desequilibrios. El principio de una igualdad formal con que se manejan las relaciones entre los estados se sostiene por la subjetividad creada en las naciones respeto a “lo nacional” y soberano, y que les ha permitido sobrevivir. Más allá de este rasgo bien primario, lo que existe es un inmenso desequilibrio en los niveles de poder y de recursos de poder entre las naciones.
Se eleva la demanda en los momentos en que Chile deberá enfrentar una transición inevitable en su modelo socioeconómico. El desafío no es una salida al mar pero es extremadamente complejo porque implica una nueva regionalización y adoptar estrategias modernas e integradas de desarrollo. No es concebible para un desarrollo más pleno del llamado norte grande chileno, sin una integración más completa y transversal con Bolivia en las áreas de competencia para el beneficio de ambos países. En una perspectiva concreta de progreso dos naciones con niveles agudos de subdesarrollo en zonas adyacentes y con interdependencia como determinante, deberán negociar con apertura del foco y superando dos reduccionismos: primero, el jurídico/histórico de la vigencia de los tratados; y el otro más subjetivo que es el de la soberanía.
La concentración del poder y la jerarquización que permite ejercer una vía de autoridad en un estado, no se tienen en una sociedad internacional. Hasta la fecha, esta sociedad de naciones es una entidad incompleta y carente de una condición jurídica propia emanada de un pacto global que no existe. Esta situación ha permitido que dividendos no saldados entre naciones, sea por conflictos armados o por los procesos de formar estados, se sometan a una corte internacional como si el planeta fuera un estado unificado con una constitución. Está claro, tratados, convenciones y acuerdos internacionales, conforman ese “comodín” de constitución para el planeta y son administrados en general por Naciones Unidas donde el pináculo para resolver determinado conflicto es su Consejo de Seguridad.
Esta figura “legal” para la justicia global en el 2014, con todo lo que se ha trasquilado a la humanidad para un dudoso progreso en calidad de vida, es bastante patética. La Carta de Naciones Unidas que podría ejercer un papel facilitador, para crear tal estado jurídico global, ha sido maltratada por los propios países y ha servido al límite de sus posibilidades. El bagaje pesado de falencias que arrastra la institucionalidad internacional que arbitra diferendos es el expediente para pensar que existirá siempre la posibilidad de hacerlo mejor. ¿Pero para quién?
Chile, como los países vecinos, deberá enfrentar con definiciones más precisas los problemas medulares de su desarrollo que no fueron resueltos por las políticas económicas y los pactos políticos que han prevalecido en las últimas tres décadas desde la implantación del actual modelo neoconservador. El principio de la igualdad formal con que se manejan las relaciones entre los estados se sostiene por la subjetividad creada en las naciones respeto a “lo nacional y soberano” y que les ha permitido sobrevivir. Más allá de este rasgo que es bien primario, en lo subyacente predominan distorsiones y desequilibrios de todo orden - políticos y socioeconómicos- entre naciones vecinas que en 200 años no han podido integrarse.
Independiente del desarrollo de esta fase en la demanda boliviana, la consideración esencial en el naciente derecho internacional es que todo convenio por el que un Estado se compromete a hacer o no hacer una cosa, trae consigo una restricción al ejercicio de sus derechos soberanos en el sentido de imprimirle una dirección determinada. Esto significa que la facultad de asumir compromisos internacionales lejos de ser un abandono de soberanía es un atributo de la misma.

2.- CHILE-BOLIVIA
Chile rechaza entregar una salida soberana al mar a Bolivia
PL
El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz, afirmó hoy que está cerrada para siempre la posibilidad de entregar una salida soberana al mar a Bolivia, como insiste el vecino país.
En una entrevista a CNN Chile, el canciller estimó que Santiago no arriesga una cesión de territorio tras la demanda de La Paz ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, Países Bajos.
"La posición de Chile hoy, y ha sido así por mucho tiempo, es que Bolivia no tiene derechos, por tanto una demanda como la que se ha planteado es absolutamente inconducente, probablemente va a ser muy larga, va a ser muy onerosa para ambas partes y ciertamente improductiva", subrayó,
Bolivia perdió 120 mil kilómetros cuadrados de territorio y 400 kilómetros de costas durante la llamada Guerra del Pacífico (1879-1883) y desde entonces reclama una salida al mar.
Esta semana Muñoz inició consultas con varios sectores políticos del país para discutir la querella boliviana.
Chile tiene un plazo de tres meses para presentar excepciones preliminares, entre ellas la opción de pedir la inhabilitación de la CIJ, una postura que gana adeptos, destacó días atrás el diario La Tercera.
Según el rotativo, la clase política chilena coincide en que el Tratado de 1904, que definió los límites entre Chile y Bolivia, se firmó previo al Pacto de Bogotá en 1948, que obliga a los países firmantes a reconocer la competencia de La Haya.
Pero La Paz afirma que el pacto firmado hace 110 años garantizaba a Bolivia una salida soberana al mar, lo cual nunca se cumplió.

de: ARGENPRESS <argenpress@gmail.com>
lista de distribución: argenpress.googlegroups.com
fecha: 25 de abril de 2014, 12:34
enviado por: googlegroups.com
firmado por: googlegroups.com
            Nota.-
El litigio Bolivia-Chile y el litigio Perú-Chile van de la mano. La posición de Chile es una muestra de la aplicación de los “tratados desiguales” Todo país invasor, luego de su victoria militar ha impuesto en el pasado este tipo de tratados.
            Cuando Inglaterra invadió China en la conocida “guerra del opio” de bárbaros occidentales, venció al país y le impuso tratados humillantes. Luego del triunfo de su revolución, China volvió a ser dueña de su destino. Al señalar a Inglaterra la devolución de Hong Kong, la “dama de hierro” Margaret Tatcher, pretendió la vigencia del tratado desigual. Y el gobierno chino sólo respondió que si no hay acuerdo al respecto, “China tomará su propia decisión” Ya era obvio que la diferencia de poder era favorable a China. Por eso Inglaterra “se amansó” y devolvió Hong Kong en ceremonia especial con el retiro a capa caída del cuerpo militar inglés y la entrada marcial del cuerpo del Ejército del Pueblo. El pueblo chino reivindicó sus derechos ante el mundo entero.
            La situación ha cambiado con el surgimiento del gobierno de Evo Morales y la situación jurídica internacional. Chile sólo tiene como respaldo la firma por Bolivia del tratado desigual. La oligarquía boliviana y la oligarquía peruana cedieron ante la prepotencia de la oligarquía chilena. Pero Bolivia está construyendo su propio camino y el gobierno actual ya no es el gobierno de antes, lacayo por fuera y represor por dentro. Por eso, bien puede lograr un acuerdo favorable a su reclamo. O seguir preparándose hasta lograr el cambio de correlación de fuerzas. ¡Aprendamos la lección!
                                                Ragarro
                                                06.05.14

No hay comentarios:

Publicar un comentario