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Centenario del Socialismo Peruano (10)
Centenario del Socialismo Peruano (10)
SOCIALISMO
PERUANO
PANORAMA
ACTUAL
II
EL
FACTOR TRABAJO
El destino del hombre es la
creación. Y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se
realiza en su trabajo.
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
7 Ensayos de Interpretación
de la Realidad Peruana
El Proceso de la Instrucción
Pública, 07.10.28
|
JCM siempre
centró su actividad para la transformación de la realidad peruana en la concientización,
organización y movilización del pueblo trabajador. Como se recordó en el tema
anterior (CSP-09), explicaba que “El error y el pecado de los profetas del
progreso peruano y de sus programas han residido siempre en su resistencia o
ineptitud para entender la primacía del factor biológico, del factor humano
sobre todos los otros factores, si no artificiales, secundarios” (09.10.25)
Luego señaló que “En un país donde no se puede contar a los hombres, menos aún
se puede contar la producción. Se desconoce el primero de sus factores: el
factor humano, el factor trabajo” (01.01.26) En el anterior tema se ha tratado
acerca del Factor Humano. Resta ahora tratar acerca del Factor Trabajo, el otro
aspecto del mismo tema, del Factor Biológico.
De este factor
biológico, humano, el factor trabajo es lo más ajeno a la oposición
protestataria de la izquierda oficial y del nacionalismo étnico. Para no ir
lejos, basta repasar sus planes y promesas electorales. En cambio, para la
oposición contestataria del Socialismo
Peruano es y será siempre la piedra basal de su política entendida como
ciencia de la producción.
En su polémica
con Luis Alberto Sánchez señala que “La reivindicación que sostenemos es la del
trabajo. Es la de las clases trabajadoras, sin distinción de costa ni de
sierra, de indio ni de cholo” (11.03.27) Abre sus 7 Ensayos señalando que en el Tawantinsuyu “se vivía con bienestar
material” y que “El trabajo colectivo, el esfuerzo común, se empleaban
fructuosamente en fines sociales” Aun más, en su cuarto ensayo, acerca del
proceso de la instrucción pública, labra el pensamiento más profundo de peruano
alguno, y que abre este tema y esta página.
En verdad, el
destino del hombre es la creación. Precisamente el aporte del marxismo, de la
concepción materialista de la historia, lo confirma. Y lo muestra precisamente
JCM en su producción acerca del Socialismo
Peruano. Artículos específicos del tema son, entre otros, El 1º de Mayo y el Frente Único, Mensaje al
Congreso Obrero, Principios Programáticos del PSP, Admonición del 1º de Mayo,
Manifiesto a los Trabajadores de la República, La Confederación General de
Trabajadores del Perú, Estatutos de la CGTP, La Anécdota Laborista. (Ver
JCM, COC, T-13) Recordemos también su labor de Activista en Amauta y Labor. Así se inició el Socialismo
Peruano, tomando como guía la verdad universal del proletariado.
En esta guía, acerca
del trabajo, actividad humana encaminada a un fin, los Maestros del Proletariado
han escrito temas fundamentales. Marx, incluso desde antes de El Manifiesto Comunista y de El Capital, había escrito Trabajo Asalariado y Capital (XII-1847),
Salario, Precio y Ganancia (VI-1865),
republicados después con ejemplares prólogos de su gran amigo, compañero,
camarada. Engels escribió El sistema del
trabajo asalariado (VIII-1891) Y en 1876 había escrito específicamente El papel del trabajo en la transformación
del mono en hombre, publicado en 1895, medular y orientador análisis acerca
del rol del trabajo en la humanización primero y deshumanización después, de la
especie humana, que había tratado de manera global en El Origen de la Familia,… (1884)
El aporte de
Engels al respecto es la síntesis de la obra ciclópea de los dos grandes
Maestros. Comienza señalando que el trabajo “Es la condición básica y
fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto
punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre” Después de un
prolijo análisis de este proceso de creación en un período de transición de
muchos miles de años, analiza cómo el trabajo ha dado origen a la mano humana,
y cómo la necesidad de comunicación ha dado origen al lenguaje articulado.
Puntualiza que “El trabajo comienza con la elaboración de instrumentos” Y
subraya que “el desarrollo del trabajo, al multiplicar los casos de ayuda mutua
y de actividad conjunta, y al mostrar así las ventajas de esta actividad
conjunta para cada individuo, tenía que contribuir forzosamente a agrupar aún
más a los miembros de la sociedad” Se puede formar un cuadro respecto a estos
tipos de trabajo:
Ayuda
Mutua
|
Reciprocidad
|
Compañero
|
Mutualismo
|
Ayni
|
Actividad
Conjunta
|
Cooperación
|
Cooperador
|
Cooperativismo
|
Minga
|
Actividad
Individual
|
Promoción
|
Promotor
|
Pionerismo
|
Llankay
|
Este triple
aspecto de la actividad laboral, al comienzo formaba una unidad en la vida
cotidiana de la sociedad humana. El buen vecino era un compañero (de cum panis = compartir el pan), al nivel
básico de la relación humana. Le seguía la actividad colectiva en provecho de
la comunidad, de la región, del país. Y se destacaba la actividad individual,
que poco a poco se expresó en la propiedad individual. Sin embargo, su
desarrollo dio lugar a que “la propiedad individual basada en el trabajo de uno
mismo se convierta necesariamente, al desarrollarse, en la desposesión de los trabajadores
de toda propiedad” aparte de la propiedad de su fuerza de trabajo. Así, con el
surgimiento de la propiedad privada el derecho de propiedad basado en el
trabajo propio pasó a ser derecho de propiedad basado en la apropiación del
trabajo ajeno (esclavismo, feudalismo, capitalismo)
Respecto a la
cooperación simple, señala Marx que su eficacia “Se acusa con rasgos colosales
en las obras gigantescas de los antiguos asiáticos, egipcios, etruscos, etc.” Y
que “La cooperación en el proceso de trabajo, que es la forma imperante en los
comienzos de la civilización, en los pueblos de cazadores, o en la agricultura
de las comunidades indias, se basa, de una parte en la propiedad colectiva sobre las condiciones de producción y de otra
parte en el hecho de que el individuo no ha roto todavía el cordón umbilical
que le une a la comunidad o a la tribu de la que forma parte como la
abeja de la colmena” (El Capital, T.
1, S. IV, Cap. X) Este concepto es muy aplicable al Perú precolombino (restos
preincas, andenes, construcciones megalíticas)
Al estudiar la
mecánica interna de la comunidad en Bharat, India, señala que junto a la masa
entregada a una ocupación homogénea “nos encontramos con el vecino principal, juez, policía y
recaudador de impuestos en una pieza; con el tenedor de libros, que lleva la contabilidad agrícola, (…); un tercer funcionario, que persigue a los
criminales (…); el guardador de fronteras
(…); el vigilante de aguas; el brahmán (…); el maestro de escuela (…); el brahmán del calendario, que señala como
astrólogo las épocas de siembra y cosecha y las horas buenas y malas para las
faenas agrícolas; un herrero y un carpintero, (…); el alfarero (…); …” Y
que “Al aumentar el censo de población, se crea una comunidad nueva y se
asienta, calcada sobre la antigua, en tierra sin explotar” (Cap. XII) Esta
descripción es muy aplicable al Perú precolombino, sobre todo en el análisis
del ayllu ancestral (paqtachaq, yupaykamayoq, khipukamayoq, yachachiq, mitmay;
juez, contador, relator, maestro, colono)
El trabajo
comienza, pues, con la elaboración de instrumentos. Al analizar los tres
elementos de la actividad laboral, Marx pasó de la alienación del trabajo (cuando
el trabajador, según el capitalismo, no es una persona en sí misma sino una
mano de obra que puede representarse en su equivalente económico) al análisis
de la plusvalía (apropiación del trabajo ajeno), al análisis de la cooperación
forzada que se da al interior de la fábrica. Y, muy importante, al análisis del
desarrollo de los instrumentos de trabajo en máquinas y maquinarias, tema de
gran actualidad. (Capítulo XIII)
En nuestra etapa
precolombina se conocieron instrumentos, herramientas, armas, (chanpi, puska, chakitaklla,
maqana; hacha, huso, arado, porra), pero no máquinas como la más primitiva, el
molino de viento. Por eso, aún se conservaba unida la triple actividad laboral.
En la cooperación simple, es más productivo pasar unos bultos de mano en mano
que llevarlos cada uno del inicio al lugar final. En el viejo mundo esta
cooperación generó el paso de la manufactura a la gran industria. “Toda
maquinaria un poco desarrollada se compone de tres partes sustancialmente
distintas: el mecanismo de movimiento, el mecanismo de transmisión y la máquina-herramienta
o la máquina de trabajo”, señala Marx. Si antes la fuerza motriz fue el hombre,
luego la bestia o el viento, con la máquina de vapor se pasó al motor, inicio
de la gran revolución industrial. Se pasó del taller a la fábrica, a la cooperación
forzada del obrero asalariado, con lo que se impuso el trabajo social y la
apropiación privada Y aunque la máquina, la maquinaria, por ser capital
constante no produce valor, produce plusvalía relativa con la superproducción
que incrementa la riqueza por un lado y la miseria por otro lado. Este Capítulo
XIII del primer tomo de El Capital (Maquinaria y Gran Industria, 122
páginas) poco se difunde pero debería ser de estudio detenido por el
trabajador, sobre todo en nuestro medio donde poco se difunde el por qué de las
vicisitudes del trabajo asalariado y por qué estamos como estamos con el
capitalismo marginal en bancarrota. Termina este capítulo señalando que “Por
tanto, la producción capitalista sólo sabe desarrollar la técnica y la combinación
del proceso social de producción socavando al mismo tiempo las dos fuentes
originales de toda riqueza: la tierra y
el hombre” Es lo que ocurre hasta la actualidad, ¿o no?
Por eso la
primera reacción fue la destrucción de la máquina por el trabajador que quedaba
sin empleo (luddismo) Marx señala que el empleo capitalista de la maquinaria,
por una parte “crea motivos poderosos que determinan la prolongación
desmesurada de la jornada de trabajo”, y de otra parte, pone a disposición del
capital nuevos sectores de la clase obrera “dejando en la calle a los obreros
desplazados por la máquina” Por eso recuerda que “Si las herramientas -soñaba
Aristóteles, el más grande de los pensadores de la antigüedad-, obedeciendo a
nuestras órdenes o leyendo en nuestros deseos, pudiesen ejecutar los trabajos
que les están encomendados, como los artefactos de Dédalo, que se movían por sí
solos, o los trípodes de Hefestos, que marchaban por su propio impulso al
trabajo sagrado; si las canillas de los
tejedores tejiesen ellas solas, como esos mecanismos, el maestro no
necesitaría auxiliares ni el señor esclavos” (Cap. XIII) Desde esos tiempo, pues,
el problema era la propiedad sobre los medios de producción.
Luego surgió la
lucha por “el derecho al trabajo” Señala Marx que “El derecho al trabajo es, en
el sentido burgués, un contrasentido, un mezquino deseo piadoso; pero detrás
del derecho al trabajo está el poder sobre el capital, la apropiación de los
medios de producción, su sumisión a la clase obrera asociada y, por
consiguiente, la abolición tanto del trabajo asalariado como del capital y de
sus relaciones mutuas” (Las luchas de
clases en Francia, XI-1830) Y Engels, en su Prólogo a esta obra comenta que
“Aquí se formula, pues -por primera vez-, la tesis por la que el socialismo
obrero moderno se distingue tajantemente de todos los distintos matices del
socialismo feudal, burgués, pequeñoburgués, etc., al igual que de la confusa
comunidad de bienes del comunismo utópico y del comunismo obrero espontáneo”
(1895)
En su polémico El Derecho a la Pereza (1880), Paul
Lafargue, analizando el “derecho al trabajo” trata el tema desde otro ángulo.
Analiza “Un dogma funesto”, sigue con
“Una moral perversa”, continúa con “Efectos del exceso de producción”,
plantea “Menos horas de trabajo” y en
“Palabras a los moralistas” reitera
la cita de Marx y concluye que “El sueño de Aristóteles es nuestra realidad.
Nuestras máquinas alentadas por el fuego, dotadas de miembros de acero,
infatigables, fecundas e inagotables, desempeñan dócilmente, por sí mismas, su
trabajo sagrado. Pero, no obstante ello, el genio de los grandes pensadores
capitalistas permanece dominado por el prejuicio del asalariado, por la peor de
las esclavitudes: todavía no comprende que la máquina es la redentora
de la humanidad, el dios que rescatará al hombre de los sordidae artes (oficios) y del trabajo
asalariado, en una palabra el dios que le dará ocio y libertad” Es evidente que
no se refería al ocio festivo sino al descanso creativo.
Entonces, todo
depende de si la máquina es propiedad privada o propiedad social. Es el tema
cardinal de ahora, con el agotamiento del sistema capitalista. Así como detrás
del reclamo del “derecho al trabajo” está la apropiación de los medios de
producción, detrás del derecho al trabajo digno está la misma “expropiación de
los expropiadores” Hoy más que ayer el trabajo digno es la reivindicación
elemental, cuando se sufre el empleo precario, el desempleo, la “tercerización
laboral”, cuando han desaparecido las conquistas laborales logradas tras
denodados esfuerzo de generaciones de trabajadores. El derecho al trabajo digno
es la expresión de la moral de productores en la que tanto insistió JCM. Es la
reivindicación básica, elemental del Socialismo
Peruano.
Resumiendo, de
la actividad humana Occidente no recordaba sino el trabajo esclavista, el
trabajo servil, el trabajo asalariado. Incluso en castellano trabajo es término
esclavista; proviene de tripaliare =
torturar, y éste de tripalium =
instrumento de tortura. Pero, antes del esclavismo, ¿cómo se desarrollaba la
actividad humana? Para más de un investigador era un misterio cómo se
desarrollaron culturas como la egipcia. Pero está finalmente comprobado que en
Egipto no se conoció la moneda ni el trabajo esclavista generalizado. Como en
el Tawantinsuyu.
En Sudamérica,
el Tawantinsuyu era la etapa superior del socialismo primitivo. Por esta etapa
superior, Despotismo, habían pasado antes en el viejo mundo culturas como
Egipto. Despotismo es arbitrariedad, tiranía, pero etimológicamente es sinónimo
de Señorío, y si una acepción expresa el carácter negativo otra expresa el
carácter positivo del mismo fenómeno, de la misma etapa de desarrollo de la
humanidad. Incluso un cronista escribió acerca de El Señorío de los Incas, refiriéndose al Estado incaico.
Acerca de este
régimen “teocrático y despótico” JCM señaló que “No es posible hablar de
tiranía abstractamente. Una tiranía es un hecho concreto. Y es real sólo en la
medida en que oprime la voluntad de un pueblo o en que contradice y sofoca su
impulso vital. Muchas veces, en la antigüedad, un régimen absolutista y
teocrático ha encarnado y representado, por el contrario, esa voluntad y ese
impulso. Este parece haber sido el caso del imperio incaico” (18.09.25) Es muy
actual este esclarecedor análisis.
Truncado el
proceso autónomo, desapareció la organización estatal con sus relaciones
internas propias (Ayllu-Marka-Suyu-Tawantinsuyu) pero supervivió la comunidad
humana que se reorganizaba en ayllus y que fueron incorporados al nuevo sistema
como comunidades adscritas a los feudos. En estas comunidades supervivió y
supervive hasta el presente la forma específica de actividad laboral
precolombina, de la cual no queda vestigio histórico en otras latitudes. Esta
actividad triple es: ayni-minga-llankay.
Una expresa reciprocidad, otra expresa cooperación, otra expresa iniciativa.
¿Tiene actualidad este concepto laboral?
Pues, ¡Sí! Esta
trilogía reciprocidad-cooperación-iniciativa es la solución del socialismo a la
actividad laboral humana cuando la máquina sea propiedad social. Y es la base
para comprender la diferencia abismal entre el municipio de viejo tipo de la
organización social construida “de arriba abajo” y la organización social de
nuevo tipo construida “de abajo arriba” Pero para difundir estas ideas, hay que
centrar la propaganda y agitación en el interior de los municipios actuales
“hasta que el termómetro del sufragio universal marque el punto de ebullición”
tanto para los explotados como para los explotadores.
La primera
experiencia duradera de construcción del socialismo no pudo abolir el esquema
heredado de trabajo asalariado (zarabótnaia plata), pero introdujo el subbotnik
(sábados comunistas) y el stajanovismo (trabajo de punta por iniciativa
individual) El Soviet era el “municipio de nuevo tipo”, surgido en un Estado
feudal donde no se conocía municipios como en España ni comunas como en Francia,
y que no pudo concretizarse por causas históricas conocidas. Pero marca un paso
de la Comuna de París (1871) al Soviet Proletario (1917) Incluso la Comuna
Popular con la Revolución China (1949) tampoco pudo concretizarse. Sin embargo,
la idea pervive y ahora se presenta una nueva oportunidad ante la crisis terminal del sistema dominante
transnacional y marginal. Y nuestro país puede hacer su aporte basándose en sus
propias tradiciones. Todo reside en atreverse a pensar por cuenta propia,
siguiendo el ejemplo de nuestro Amauta Mariátegui y de los grandes
revolucionarios.
Entonces, el
futuro que aguarda a nuestro país con el Socialismo
Peruano es:
“…frente a la vieja
sociedad, con sus miserias económicas y su delirio político, está surgiendo
una sociedad nueva, cuyo principio de política internacional será la paz, porque su gobernante nacional será el mismo en todas partes: ¡el
trabajo!”
Carlos Marx, 23 de julio de
1870
|
Un
mensaje de JCM abre el presente tema. Y un mensaje de Marx lo cierra. Y en
ambos el eje central es el trabajo. Sin trabajo emancipado no hay paz posible
en nuestro país, en el mundo entero.
Por
eso, la paz en lo internacional, el trabajo en lo nacional, es el futuro
glorioso que nos ofrece el Socialismo Peruano.
Por
eso, en nuestro país de todas las
sangres,
¡HAY, HERMANOS, MUCHÍSIMO QUÉ HACER!
|
Ragarro
13.05.14
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