Dos Bicentenarios y algo más (2-3)
FEDERICO ENGELS
Datos Biográficos
Orígenes y juventud
Nació el 28 de noviembre de 1820, en Barmen, hijo de Friedrich Engels y su esposa Elise Marice, prósperos industriales textiles renanos. La familia, asentada en Renania desde finales del siglo XVI, había comenzado a prosperar en tiempos del bisabuelo de Engels, quien se había instalado en Barmen y creado una industria de blanqueo de hilados. El padre de Engels había perdido el negocio familiar por disputas familiares y había fundado uno nuevo de hilatura de algodón con nuevos socios holandeses en Mánchester, Barmen y Engelskirchen. La familia —formada por el matrimonio y sus ocho hijos, la mitad mujeres y la otra mitad varones— mostraba una religiosidad cercana al calvinismo muy extendida en la época en la región, caracterizada por un cierto puritanismo, ascetismo, reserva e industria, que la familia inculcó al joven Engels
Tras estudiar en la escuela local, a los catorce años se le envió al gimnasio de Elberfeld —uno de los mejores de Prusia—, donde se alojó con un pastor luterano de la localidad.11 Allí y gracias a sus lecturas de antiguos mitos y romances germanos, se vio influenciado por el nacionalismo romántico alemán. El patriotismo cultural que adquirió en esta época le acompañó toda su vida. A pesar de sus buenas notas y su deseo de continuar sus estudios y quizá dedicarse a la poesía, su padre lo sacó del instituto para que comenzase a aprender sobre el negocio familiar.
Aprendizaje mercantil y primeros escritos en Bremen
Autorretrato de Engels con diecinueve años, durante su periodo de aprendizaje mercantil en Bremen, meses antes de trasladarse a Berlín a cumplir el servicio militar. En el puerto hanseático comenzó a escribir en diversas publicaciones, aún con pseudónimo.
Después de acompañar a su padre en un viaje de negocios a Gran Bretaña en el verano de 1838, se instaló en Bremen para aprender sobre la industria textil. Aunque útil para su carrera futura, este aprendizaje sobre el funcionamiento del capitalismo mercantil resultó tedioso para el joven Engels, más interesado en aprovechar el ambiente —más liberal que el de su localidad natal— del gran puerto. Duelista, bailarín, viajero y aprendiz de canto además de importador de literatura política prohibida, compensaba con estas actividades el aburrido trabajo en las oficinas mercantiles. Pronto mostró sus simpatías por los «jóvenes alemanes», movimiento que exigía reformas políticas radicales basadas en el patriotismo progresista, opuesto al feudalismo y a las monarquías que dominaban en aquel momento Alemania. Engels simpatizaba entonces con el republicanismo antirreligioso y liberal que había expresado Percy Shelley años antes.
Llegado a Bremen, se había mostrado cada vez más insatisfecho con la religión de predestinación y condena de su región natal y había adoptado una posición cada vez más crítica y racionalista. A finales de 1839 e influido por las críticas a la religión establecida y al cristianismo de David Friedrich Strauss entre otros, abandonó la fe religiosa y se interesó cada vez más por las teorías de Hegel.
Comenzó además a publicar con pseudónimo —para evitar disgustos familiares— en algunos periódicos. Especialmente destacable, entre artículos críticos escritos para burlar la censura, fueron sus Cartas desde Wuppertal en las que realizó una aguda crítica de las misérrimas condiciones de vida del proletariado de la región, que había visitado para obtener información de primera mano con que redactarlas.
Intelectual radical en Berlín
A comienzos de 1841, se había cansado de su trabajo en Bremen y regresó al hogar paterno. Pocos meses más tarde, en septiembre, harto también del ambiente en su localidad natal, decidió realizar el servicio militar en una compañía de artillería en Berlín. A pesar de que se trasladó a la capital prusiana para servir en el Ejército, dedicó todo el tiempo que pudo a asistir a la universidad donde, a pesar del ambiente reaccionario, se mostró partidario de Hegel, por entonces atacado por Schelling por encargo de la corte prusiana.
Orgulloso de su uniforme pero aburrido pronto de la vida militar y gracias a su holgada situación financiera, pasaba sus días en conferencias, salas de lectura y tabernas. En estas se unió a otros jóvenes intelectuales radicales que renegaban de la religión y de la moral y convenciones burguesas.
En noviembre de 1842, tuvo su primer encuentro, desagradable, con Marx, en las oficinas del Rheinische Zeitung, del que este era redactor. Marx reprobaba los artículos extremistas de los intelectuales radicales entre los que se contaba Engels, pues creía que podían poner en peligro el periódico, propiedad de unos comerciantes liberales de Colonia. Antes de su traslado de Berlín a Mánchester —decidido por su padre para tratar de introducirle en la gestión del negocio familiar y de que abandonase su radicalismo político una vez acabado su servicio militar de un año en octubre de 1842—, Engels, como parte de los «jóvenes hegelianos», comenzó a sentir la influencia del análisis social del capitalismo de Moses Hess, que orientó al grupo del reformismo político al comunismo. Visitó a Hess poco antes de partir a Gran Bretaña, lo que acentuó su inclinación hacia las teorías comunistas de este.
Industrial en Mánchester
En Mánchester Engels se interesó por los movimientos socialistas locales, los owenistas y los cartistas. Forjó amistad con George Julian Harney, miembro extremista de los cartistas y con James Leach, antiguo obrero y azote de los industriales. A pesar de continuar trabajando en la fábrica paterna, abandonó la compañía de la burguesía en su tiempo libre y comenzó a frecuentar los ambientes obreros, empezando por las sedes owenistas. Por otro lado, Thomas Carlyle, sabio reaccionario pero único intelectual británico admirado por Engels, le influyó por su dura crítica del capitalismo, que comparaba desfavorablemente con el pasado medieval que idealizaba. En algunas de sus obras, Engels utilizó citas literales de las obras de Carlyle contra el capitalismo.
Engels conoció la miseria de la vida de los obreros industriales en el gran centro textil británico de Mánchester, donde trabajaba en la fábrica paterna.
La guía de Engels en el mundo obrero de Mánchester —complemento esencial a las teorías filosóficas aprendidas en Alemania— fue su amante y primer gran amor, Mary Burns, trabajadora de origen irlandés nacida alrededor de 1823 y a la que conoció a comienzos de 1843. Ella le introdujo en la dura vida de la inmigración irlandesa y le hizo conocer las condiciones de vida de la clase trabajadora de la ciudad. El conocimiento de los dos mundos que se encontraban en la ciudad (el de los industriales y el de la clase obrera) tuvo una notable influencia en su evolución de la filosofía a la economía política, que se reflejó ya en una primera obra de comienzos de 1843, publicada en el Deutsch-französische Jahrbücher de Marx: el artículo Elementos de una crítica de la economía política. En esta, analizaba las contradicciones económicas y las crisis sociales europeas, utilizando tanto su conocimiento de las teorías filosóficas alemanas (el concepto de alienación de Feuerbach) como su experiencia de la vida obrera de Mánchester. Para Engels en esta obra, la raíz del proceso de alienación que sufrían los desfavorecidos del sistema capitalista era la propiedad privada, tesis influida por la obra de Proudhon de 1840 (¿Qué es la propiedad?), que debía desaparecer. Con el fin de esta debía llegar el de la avaricia y el de la explotación humana. En 1845, publicó una obra más amplia y dura sobre la miseria del sistema capitalista tal como se reflejaba en las fábricas de Mánchester: La situación de la clase obrera en Inglaterra. Mezcla de historia, estadísticas —muchas de ellas extraídas de documentación oficial— y aceradas críticas, este libro era una acusación a la burguesía británica por sus métodos. El escrito —el último de teoría socialista de Engels en solitario en treinta años— sirvió para forjar la estructura del socialismo científico gracias a la unión del concepto de alienación heredado de Hegel con las observaciones sobre la situación material de la población obrera de la urbe industrial. Muchas ideas marxistas como la naturaleza de la división en clases, la inestabilidad intrínseca del capitalismo industrial, la creación por la burguesía de su clase antagonista y lo inevitable de la revolución socialista, se encontraban ya en esta obra de Engels.
Acabado su aprendizaje en Mánchester, regresó a la casa paterna en el verano de 1844, no sin antes realizar una corta visita a Marx en París, donde este le recibió cordialmente, a diferencia de su anterior encuentro. A partir de entonces, Engels se entregó a la colaboración con este.
Colaboración con Marx
La amistad con Marx, al que reconocía una superior capacidad teórica y mayor originalidad en las ideas, duró cuarenta años de estrecha colaboración. En adelante Engels se convirtió en el sostén de Marx, al que mantuvo junto a su familia, durante los años en que se dedicaba a elaborar El capital. Su primera obra en común fue un opúsculo, Crítica de la crítica crítica: contra Bruno Bauer y compañía, conocida por el título La sagrada familia, en el que los autores atacaban a los restos de los «jóvenes hegelianos» idealistas y oponían a este el materialismo que habían adoptado.
En la primavera de 1845, con Marx viviendo precariamente en Bélgica, después de que se le deportase de París por su actividad política, a punto de ser detenido por la policía prusiana y sin desear empeorar la relación con sus padres con un arresto, se reunió con aquel en Bruselas. Juntos se trasladaron casi de inmediato a Mánchester para documentarse para una nueva obra y regresaron a Bélgica a finales del verano. De esta primera colaboración surgió un libro, La ideología alemana, que abandonaron sin publicar —se publicó póstumamente, en 1932—, pero que sirvió como etapa de su evolución desde el hegelianismo al materialismo a través de una dura crítica a Max Stirner, crítico a su vez de Feuerbach. Aunque aceptaban la crítica de idealismo de Stirner a Feuerbach, rechazaban sus conclusiones individualistas. Por primera vez, la obra mostraba la visión de Marx y Engels de las estructuras sociales —las religiones, los sistemas políticos o las clases sociales— como derivadas de las condiciones económicas y tecnológicas. Esta interpretación materialista de la historia les llevó a proponer que las distintas civilizaciones no eran sino expresiones de los métodos de producción del momento; su ideología, su política o su forma de Estado —las «superestructuras»— dependían de la base económica en la que se sustentaban a través de la propiedad —las «reglas de producción»— La evolución de esta llevaba inevitablemente a choques con las relaciones de propiedad y las superestructuras derivadas de la economía basada en las anteriores fuerzas de producción, momento en el que podían tener lugar las revoluciones. El desfase entre la base económica y las superestructuras que se derivaban de ella, como los sistemas políticos, obligaban, en opinión de los autores, a que estas se adaptasen a la nueva situación económica, a menudo a través de dolorosas transformaciones. La oposición violenta contra los defensores del antiguo orden a través de la lucha de clases era, además, inevitable. Para Marx y Engels, el siguiente conflicto debía enfrentar a la burguesía con el proletariado, la clase que representaba la nueva economía industrial y que debía asegurar el advenimiento del comunismo y con él el fin de lo que consideraban alienación del ser humano bajo el capitalismo.
Más tarde, en Bruselas, lugar de refugio de muchos izquierdistas europeos, participó activamente con Marx en la Liga de los Justos, convertida pronto en la Liga de los Comunistas. La organización había surgido en París en la década de 1830 y la gestionaban unos sastres alemanes exiliados en Gran Bretaña tras el frustrado golpe de Louis Auguste Blanqui de 1839. Marx y Engels trataron de fundar una red de organizaciones comunistas europeas de la que la Liga debía ser la representante británica. Para coordinar la red, crearon un «comité de correspondencia comunista». De ese momento hasta 1848, defendieron la expansión de los regímenes burgueses en Europa como método de eliminar el poder de la nobleza y como etapa necesaria para la implantación futura del comunismo. La alianza sería, en todo caso, temporal. Para tratar de imponer su visión, tuvieron que eliminar a los distintos competidores comunistas y socialistas, empezando por el popular Wilhelm Weitling, que defendía una variante de comunismo con tintes cristianos y milenaristas, más dado a la acción que a la teoría y análisis que preferían Marx y Engels. Weitling trató en vano de ganarse el apoyo del comité bruselense, que le rechazó a instancias de Marx y Engels. Este último se encargó de lograr la expulsión de uno de sus partidarios del comité de correspondencia que había defendido la postura de Weitling entre los inmigrantes alemanes en Estados Unidos. Era la primera vez en la que Engels asumía el papel, que desempeñó durante las décadas siguientes, de defensor de lo que él y Marx consideraban la ortodoxia comunista y la disciplina del partido. Al mismo tiempo que se enfrentaban a Weitling y sus partidarios, chocaron con Proudhon y los suyos, a pesar de un tibio intento inicial de cooperación. Para Marx y Engels, Proudhon y sus seguidores defendían una filosofía pequeñoburguesa incapaz de comprender el papel fundamental del proletariado en la supresión del capitalismo y la implantación del comunismo. Para aquellos, Proudhon apenas proponía más que una reforma del sistema capitalista dirigida principalmente a los artesanos perjudicados por la creciente industrialización.
En París contra Proudhon
Pierre-Joseph Proudhon, el rival francés de Marx y Engels al que este trató de arrebatar sus seguidores entre el proletariado parisino a mediados de la década de 1840.
Para tratar de ganarse el apoyo de las organizaciones parisinas, generalmente favorables a Proudhon, Engels se trasladó a la capital francesa en agosto de 1846. En competencia con las diversas variantes socialistas presentes en la ciudad, trató de atraerse a los emigrantes alemanes del distrito de Saint Antoine, conocidos como straubingers. Con gran habilidad política, mezcla de denuncias, intimidación, amenazas y división de los posibles adversarios, logró hacerse un hueco en las reuniones políticas de los emigrados, hasta entonces inclinados a la postura de Proudhon y, más tarde, lograr el apoyo a sus posiciones. Vigilado pronto por la policía, se dedicó asimismo a satisfacer sus deseos carnales en París, incluso a costa de la esposa de su antiguo mentor Hess, lo que supuso el fin de su relación.
Infringiendo las reglas de la asociación, logró que le eligiesen delegado a la conferencia de la Liga que se celebró en Londres en junio de 1847. Durante el congreso, la Liga cambió de nombre y adoptó el de Liga de los Comunistas al tiempo que abandonaba su antiguo lema de «Todos los hombres son hermanos» por el de «Trabajadores de todos los países, ¡uníos!». Se encargó a Engels escribir un «catecismo revolucionario» que expresase la ideología de la liga y que aún incluyó una mezcla del socialismo utópico que tanto criticaba y sus propias posiciones. Había escrito dos borradores, el primero un proyecto de Catecismo o Profesión de fe (comunista), que seguía las costumbres de la época. El segundo texto Principios del comunismo, hacía más hincapié en el materialismo, además de llamar a la revolución proletaria y una serie de pasos de transición hacia el socialismo.
El segundo congreso, celebrado en noviembre en una taberna londinense, respaldó la posición de Marx, que esta vez había podido asistir. El congreso encargó a ambos la redacción de un manifiesto que se basó en el Catecismo y en los Principios del comunismo redactados para este congreso. Publicado finalmente con el título de Manifiesto del partido comunista (o Manifiesto comunista) llegó a tiempo de traducirse y difundirse por Europa antes de los movimientos revolucionarios de 1848, pero no tuvo ninguna repercusión en ese momento.
Las revoluciones de 1848
Escena de la Revolución francesa de 1848 en París. Marx y Engels defendieron la cooperación entre campesinos, obreros y burgueses para eliminar a las monarquías absolutistas y el poder de la nobleza, opinión que más tarde abandonaron al fracasar las revoluciones europeas.
Al estallar la Revolución francesa de 1848, Marx y Engels trataron de que esta se extendiese a Bélgica pero el rey Leopoldo cortó de raíz sus planes de agitación expulsando de inmediato a Marx a comienzos de marzo, al que Engels siguió poco después. Escépticos sobre la posibilidad de éxito de las bandas armadas de los emigrados alemanes en Francia contra Prusia, defendieron la implantación de un régimen burgués para eliminar así el poder de los terratenientes. Con una estrategia de propaganda y organización de las fuerzas contrarias a los terratenientes —burgueses, obreros y campesinos—, crearon una organización, la Sociedad de Trabajadores Alemanes, que infiltró clandestinamente a unos trescientos activistas comunistas en Alemania. Crearon un nuevo periódico, el Neue Rheinische Zeitung que, a pesar de su moderación y defensa de objetivos burgueses, no atrajo a los inversores que esperaban. Engels no logró el respaldo de su propia familia o de la burguesía de su valle natal al diario, a pesar de acudir en persona a solicitar inversiones.
La contrarrevolución en Francia, victoriosa en el verano de 1848 y descrita por Engels en el periódico a pesar de su lejanía de los acontecimientos, facilitó la reacción también en Alemania, donde las autoridades comenzaron a hostigar la publicación. Tras una gran manifestación obrera en septiembre, las autoridades proclamaron la ley marcial y la policía publicó una orden de captura de Engels, que huyó a Bélgica, donde las autoridades le deportaron inmediatamente a París, en octubre. En medio de la grave situación de los revolucionarios en toda Europa, Engels se dedicó, sin embargo, a dirigirse a pie a Suiza, disfrutando por el camino de los placeres —incluyendo el vino y las mujeres— de las distintas regiones francesas que atravesaba, sin preocuparse por la revolución. Alcanzó Suiza a principios de noviembre y pasó a Berna donde se unió a la asociación obrera local y se puso al día de los acontecimientos, sin atreverse a regresar a Colonia donde le esperaba una acusación de alta traición. Por entonces se interesó por la Revolución húngara, que defendió a pesar de su faceta nacionalista y antieslava, que compartía. En esta época expresó en diversas ocasiones su desprecio por las naciones sin Estado, que consideraba estorbaban el proceso revolucionario y se aliaban con las fuerzas reaccionarias y un cierto nacionalismo alemán a propósito de la crisis de Schleswig.
De vuelta finalmente en Colonia en enero de 1849 y desengañado de su anterior predilección por la alianza con los burgueses moderados, Engels abogó por radicalizar la revolución y enfrentarse a las fuerzas prusianas mediante una guerra de guerrilla, inspirado por los húngaros de Luis Kossuth. Marchó a su valle natal a unirse a la revuelta que había estallado allí contra las autoridades prusianas en mayo de 1849, pero su radicalismo fue mal visto por el Comité de Seguridad Pública local, mucho más moderado, que le obligó a abandonar pronto la zona. Controlada Colonia de nuevo por las autoridades y clausurado el Neue Rheinische Zeitung, Marx y Engels se desplazaron a distintas localidades para respaldar levantamientos, supuestamente a favor de la nueva Constitución pero, en realidad, con propósitos más radicales. Convencido de que el único lugar donde aún podría surgir una sublevación triunfante era Baden y el Palatinado, Engels se dirigió allí con Marx, a pesar de que las autoridades de la región adoptaban una actividad fundamentalmente pasiva frente a los prusianos. Desesperado por la falta de espíritu revolucionario, Marx abandonó la zona y regresó a París. Cuando Engels se disponía a hacer lo mismo, un oficial prusiano sublevado, August Willich, al frente de una columna de ochocientos obreros y estudiantes, le ofreció el puesto de edecán, que decidió aceptar. Participó en diversos enfrentamientos con valentía, pero los revolucionarios acabaron siendo derrotadas por las fuerzas prusianas, varias veces más numerosas. Los restos de las fuerzas revolucionarias se retiraron a Suiza. Deseoso de reunirse de nuevo con Marx, que había pasado a Londres, cruzó el Piamonte para tomar un barco en Génova que le llevase a la capital británica. Engels residió en el Reino Unido los cuarenta años siguientes.
Industrial en Mánchester, el sostén de Marx
En Londres, en 1850, contribuyó a la Nueva Gaceta Renana, editada por Marx y publicada en Hamburgo. También dio a la imprenta la primera edición de Las guerras campesinas en Alemania, estudio desde un punto de vista materialista extremo que matizó en su vejez. Aunque más tarde tachó de simplificación de la tesis que habían defendido él y Marx la presentación de la historia como basada exclusivamente en la situación económica del momento, su versión de las guerras campesinas del siglo XVI alemán se acercaban a esta posición. La obra no solo le sirvió para realizar una crítica por paralelismo con la fracasada revolución de 1848, sino que también le condujo al estudio de la guerra, en el que se imbuyó con rigor. Con el tiempo, se convirtió en un destacado comentarista militar de los conflictos de la época, como la guerra de Crimea o la guerra franco-prusiana; durante esta última predijo con notable acierto la evolución del conflicto. Su tino respecto a esta última le otorgó el sobre nombre de «el General», que perduró entre la comunidad socialista, tanto por sus conocimientos militares como por su porte como por su disciplina personal y dedicación a los objetivos socialistas.
Partida de caza. La doble vida de Engels en Mánchester como respetable industrial y teórico revolucionario incluyó su participación en las actividades de la clase alta de la región, como la caza.
Engels regresó a Mánchester, a la fábrica en la que había trabajado y de la que se convirtió años más tarde en copropietario. Viendo como única salida para financiar las investigaciones de Marx la reconciliación con su familia y el ingreso en el negocio paterno, aceptó durante veinte años —de 1850 a 1870— una actividad que le desagradaba profundamente, pero que le permitía sostener a Marx y su familia. El acuerdo con su padre, en principio temporal hasta que lograse otra fuente de ingresos, acabó durando dos décadas. Aunque Marx permaneció en Londres eso no les impidió mantener una estrecha colaboración, basada en una correspondencia casi diaria. No solo apoyaba financieramente a Marx y su familia y colaboraba con su obra sino que, en ocasiones, también le escribía los artículos periodísticos que le encargaban a este, tarea que prefería delegar en ocasiones. Marx solicitaba a menudo datos prácticos sobre economía que no podía encontrar en las obras que consultaba para redactar El capital y que podía conseguir de la experiencia práctica de Engels en la industria y el comercio. La contribución de Engels no se limitaba a estadísticas y ejemplos prácticos, sino que también contribuía con su propia opinión, que Marx recababa bien por carta o en persona en las diversas visitas que se intercambiaron. El sacrificio personal de Engels no se limitó al sostenimiento financiero de los Marx o a la contribución de las obras de este: Engels reconoció oficiosamente al hijo bastardo de su amigo, concebido con su joven ama de llaves en una ausencia de su esposa, tanto por motivos personales como políticos. La crisis más grave entre ambos tuvo lugar por la muerte de la compañera de Engels, Mary Burns, acontecimiento que Marx trató con frialdad. Poco después y ante la disculpa de este, la relación volvió a estrecharse, más aún cuando Engels tomó a la hermana de Mary, Lizzy, como pareja y esta forjó una duradera amistad con las hijas de Marx, para las que Engels había sido casi un tío o un segundo padre.
Friedrich Engels en 1868, meses antes de abandonar la actividad mercantil y trasladarse a Londres para retomar la colaboración directa con Marx y la actividad socialista.
A finales de la década de 1850, Marx y Engels abandonaron su anterior actitud favorable a la extensión del colonialismo como método favorecedor del desarrollo capitalista en comunidades atrasadas —un instrumento de modernización por la fuerza— y comenzaron a describirlo como una manera por la que la burguesía europea reforzaba su poder mediante la explotación de las materias primas y los mercados coloniales. En un análisis que tuvo gran difusión durante las luchas anticoloniales del siglo XX, asociaron la suerte del proletariado con la liberación nacional de los pueblos, tanto los europeos —aquellos sin Estado propio, que antes Engels había despreciado—, como los de otros continentes. Así, Engels defendió a polacos (enfrentados a los alemanes), irlandeses (opuestos a los británicos), congoleños (explotados por los belgas), jamaicanos (alzados contra los británicos) o chinos (que lucharon contra los británicos en las guerras del Opio) en los diversos conflictos de la época. Entre 1851 a 1852, Engels a petición de Marx (escribió) la serie de artículos Revolución y contrarrevolución en Alemania para el New York Daily Tribune, los cuales no fueron editados al público hasta 1896 por Eleonora Marx, hija de Marx.
Durante su larga estancia en Mánchester, auguró equivocadamente la inminencia del estallido de la revolución en la región en distintas ocasiones, coincidiendo con diversos periodos de crisis, en especial, la de la guerra civil estadounidense, que privó a la región de gran parte de su suministro de algodón y llevó al desempleo y desamparo a cerca de doscientos mil obreros. A pesar de la dureza de la crisis, el proletariado inglés mostró su renuencia a desencadenar la revolución, para desilusión de Engels.
Los años de Mánchester supusieron una dura prueba para Engels, obligado a llevar una doble vida, la del gran industrial y burgués respetable y la del de socialista y aficionado a la vida nocturna de las clases bajas. Durante las dos décadas, mantuvo un constante cambio de residencias, la oficial y la oficiosa, en la que albergaba a las hermanas Burns, desconocidas para su familia y sus conocidos del ambiente «respetable».
La publicación de El capital en 1867 supuso un gran alivio para Engels, que vio por fin recompensados su sacrificios y comenzó a sopesar el abandonar la empresa familiar. La obra contenía una teoría materialista de la historia, una crítica de la civilización capitalista por su explotación y alienación de la humanidad, el augurio de su hundimiento por sus contradicciones internas y del advenimiento del comunismo y del fin de la evolución histórica y, principalmente, la teoría de la plusvalía, que Engels consideraba el descubrimiento fundamental de Marx junto con el del materialismo histórico. Para asegurar la difusión de la obra, Engels se entregó a redactar recensiones del libro para distintos diarios europeos y americanos, desde distintos puntos de vista y a contemplar incluso la denuncia del mismo con tal de conseguir atraer la atención del público.
Londres, la Internacional y de nuevo con Marx
Deseoso de librarse de su empleo en el comercio y a punto de caducar su contrato con la empresa familiar en junio de 1869, Engels comenzó a negociar su salida de la compañía —que también deseaban sus socios holandeses— a cambio de una suma de dinero que le permitiese mantenerse como rentista y, a la vez, seguir financiando las actividades de Marx y el sostenimiento de la familia de este. Ansioso por abandonar la empresa, aceptó una oferta menor de lo esperada pero pudo por fin librarse del odiado comercio en julio de ese año.
Decidió trasladarse a Londres en el verano 1870, haciendo aún más intensa la colaboración hasta la muerte de Marx en 1883 y decidido a retomar el activismo que había tenido que aparcar durante las dos décadas anteriores. Elegido inmediatamente secretario de la Primera Internacional para diversos países europeos, se encargó de coordinar a los afiliados gracias tanto a sus grandes dotes lingüísticas —era capaz de entender y responder a sus interlocutores en gran número de idiomas, desde el cataĺán al rumano o al ruso— como a su habilidad para la organización, además de tratar de asegurarse de encauzarla de acuerdo a los puntos de vista de Marx y de eliminar cualquier corriente considerada heterodoxa. Su residencia en Regent's Park Road —muy cercana a la de Marx— se convirtió pronto en centro de peregrinación de socialistas, comunistas y anarquistas —además de emigrados u oportunistas— de toda Europa. A estas tareas se añadió la de editor y revisor de las traducciones de las obras de Marx, que revisaba y corregía.
Fue uno de los más denodados opositores de Mijaíl Bakunin, que deseaba unir su Alianza Internacional de la Democracia Socialista —con importante respaldo en Suiza, España o Italia— a la Internacional, de mayor tamaño. Rechazó las teorías libertarias del ruso e insistió en mantener la Internacional como una organización que tomaba decisiones políticas y no se limitaba a coordinar los distintos grupos nacionales, como hubiese preferido Bakunin. Engels identificaba la postura de Bakunin con la falta de organización —causa, según él, del fracaso de la Comuna de París— necesaria para enfrentarse a sus enemigos de clase. Dirigió la expulsión de Bakunin y sus partidarios en el congreso de la Internacional en La Haya en 1872, pero no pudo evitar que la organización recibiese una notable influencia de los seguidores de Bakunin; para evitarla, Marx y él decidieron trasladar su sede a los Estados Unidos, maniobra que fracasó y resultó en la disolución del organismo cuatro años más tarde. Otro importante rival al que se enfrentó Engels fue el socialista alemán Ferdinand Lassalle, fundador de la Asociación General de Trabajadores Alemanes. Desde el punto de vista de Marx, Lassalle era un reformista, mezcla de idealismo estatalista hegeliano, cooperativismo proudhoniano y reformismo político cartista, más interesado en modificar el sistema capitalista que en eliminarlo. Engels, dado al ataque personal —sin descartar el uso de las deformidades físicas, las manías o los posibles escándalos sexuales de sus adversarios—, criticó con dureza a Lassalle, especialmente cuando se conocieron sus negociaciones secretas con Bismarck para forjar una alianza antiburguesa entre socialistas y aristócratas prusianos, que no cuajó por la repentina muerte del filósofo en un duelo. Culturalmente inclinado al prejuicio cultural, religioso o racial —criticaba a Bakunin por ruso o a Lassalle por judío—, defendió políticamente siempre la oposición al antisemitismo, la liberación de los esclavos estadounidenses o de los colonizados.
El mayor éxito de la postura de Marx y Engels fue la formación del gran Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, fundado en 1869 por August Bebel y Wilhelm Liebknecht y que adoptó un socialismo cercano al de los dos exiliados. Estos se opusieron, sin embargo, a la unión del partido con la organización de Lassalle, que tuvo lugar en 1875. La unión, a pesar de la oposición de Marx y Engels, que temían la influencia de los partidarios de Lassalle, preocupó a Bismarck que, tres años más tarde, promulgó las leyes antisocialistas que ilegalizaron al partido.
Engels publicó o preparó en esos años algunas de sus obras más notables, como Contribución al problema de la vivienda, El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, La revolución de la ciencia de E. Dühring (obra polémica contra las teorías del anarquista alemán Karl Eugen Dühring, más conocida como Anti-Dühring), Del socialismo utópico al socialismo científico o El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. En esos años Engels aparecía como un miembro más de la familia en casa de Marx, cuyas hijas le llamaban «El General»..., o también y mejor, «secretario general» (término que usaría Lenin posteriormente).
Después de la muerte de Marx
Engels se opuso al radicalismo izquierdista, pero tampoco concilió con la evolución reformista del movimiento revolucionario, reeditando la Crítica al programa de Gotha o Las guerras civiles en Francia y finalmente publicando la Crítica al programa socialdemócrata (alemán) de 1891. Dio lugar así a la revisión que condujo al Programa de Erfurt, con el que sí se identificaba. Su colaborador Eduard Bernstein y otros dirigentes condujeron a la socialdemocracia alemana hacia el reformismo parlamentarista, extrayendo del legado de Engels una legitimidad que es negada por otra parte del movimiento, la que condujo a la formación de los partidos comunistas y la III Internacional.
Engels no solo aplicó el materialismo histórico en sus escritos, sino que desarrolló y aplicó también el materialismo dialéctico, que llegaría a ser la filosofía oficial del movimiento comunista después de la Revolución rusa de 1917. Elementos importantes de sus últimas concepciones filosóficas se encuentran en Dialéctica de la Naturaleza, aunque muchos de sus análisis o ejemplos habían perdido ya valor cuando se publicaron en 1925, en un marco de crecimiento explosivo de la ciencia natural y de debate epistemológico.
Muerte
A las once y media de la noche del 5 de agosto de 1895 su corazón dejó de latir debido a su cáncer de esófago. Su funeral fue el 10 de agosto en la sala de espera de la estación ferroviaria de Waterloo, Westminster Bridge. Entre los presentes se encontraban alrededor de 80 personas, además de algunos miembros de la familia de Engels, las siguientes personas: Edward Anseele, Eleanor Marx-Aveling, Edward Aveling, August Bebel, Eduard Bernstein, el holandés van der Goes, Karl Kautsky, Sergei Mijailovitch Kravchinski (Stepniak), Paul Lafargue, Friedrich Lessner, Wilhelm Liebnecht, Stanislaw Mendelson, Samuel Moore, el dirigente obrero inglés Harry Quekch, Vera Ivanovna Sassulitch, Paul Singer, el dirigente sindical inglés William James Thorne y tres delegaciones, una del Centro cultural obrero de comunistas londinense, otra de la Socialist League y una tercera de los obreros berlineses. Ante el féretro hablaron, además de un sobrino de Engels y Samuel Moore, Wilhelm Liebknecht en nombre del movimiento obrero alemán, August Bebel en nombre del francés, Eduard Anseele como representante del partido obrero belga, van der Goes por los socialistas holandeses y Edward Aveling por los ingleses. Además fueron leídos telegramas de Rusia, Hungría, Dinamarca, Italia y otros países.
El féretro cubierto de coronas y flores fue conducido en un tren especial hacia el crematorio de Woking. Engels había deseado que sus cenizas fuesen arrojadas al mar. El 27 de agosto de 1895, cumplieron su última voluntad en las cercanías de Eastbourne, aproximadamente a cinco millas marinas de la costa, Eleanor Marx, Edward Aveling, Eduard Bernstein y Friedrich Lessner. De él diría, a su muerte, el líder revolucionario Vladimir Lenin, escribió:
"¡Honremos siempre la memoria de Federico Engels, gran luchador y maestro del proletariado!" Influencias
Las propias creencias de Engels fueron influenciadas por Charles Fourier. De Fourier, deriva cuatro puntos principales que caracterizan las condiciones sociales de un estado comunista.
El primer punto sostiene que cada individuo podría desarrollar plenamente sus talentos al eliminar la especialización de la producción. Sin especialización, a cada individuo se le permitiría ejercer cualquier vocación de su elección durante el tiempo que desee. Si los talentos lo permitieran, uno podría ser panadero durante un año e ingeniero al siguiente.
El segundo punto se basa en el primero: con la capacidad de los trabajadores de desplazarse por los diferentes trabajos de su elección, la base fundamental de la división social del trabajo se destruye, y la división social del trabajo desaparecerá como resultado. Si alguien puede emplearse en cualquier trabajo que desee, entonces claramente ya no hay divisiones ni barreras de entrada para el trabajo. De lo contrario, tal fluidez entre trabajos completamente diferentes no existiría.
El tercer punto continúa desde el segundo: una vez que la división social del trabajo haya desaparecido, la división de clases sociales basada en la propiedad se desvanecerá. Si la división laboral pone a un hombre a cargo de una granja, ese agricultor posee los recursos productivos de esa granja. Lo mismo se aplica a la propiedad de una fábrica o un banco. Sin la división del trabajo, ninguna clase social puede reclamar derechos exclusivos sobre un medio de producción en particular, ya que la ausencia de la división del trabajo permite que todos lo usen.
Finalmente, el cuarto punto concluye que la eliminación de las clases sociales destruye el único propósito del estado y dejará de existir. Como Engels declaró en su propia escritura, El único propósito del estado es disminuir los efectos de los antagonismos de clase. Con la eliminación de las clases sociales basadas en la propiedad, el estado se vuelve obsoleto y se logra una sociedad comunista, al menos a los ojos de Engels.
Obras principales
Fue secretario de la Primera Internacional obrera (la Asociación Internacional de los Trabajadores o AIT) desde 1870, y participó también en la fundación de la Segunda Internacional. Intervino, por sus responsabilidades, en la vida política de los partidos afiliados a la Internacional en el sur de Europa (España, Portugal, Italia) y en el este (Rumanía, Rusia), escribiendo libros y artículos al respecto. Entre estos destacan:
La Sagrada Familia (1844)
Escrito por Marx y Engels en noviembre de 1844. El libro es una crítica sobre los jóvenes hegelianos y su tendencia de pensamiento, que era muy popular en los círculos académicos de la época. El título fue una sugerencia del editor y pretende ser una referencia sarcástica a los Hermanos Bauer y sus partidarios.
La condición de la clase obrera en Inglaterra (1845)
La condición de la clase obrera en Inglaterra es una descripción detallada y un análisis de las terribles condiciones de la clase obrera en Gran Bretaña durante la estancia de Engels en Mánchester y Salford. El trabajo también contiene pensamientos seminales sobre el estado del socialismo y su desarrollo.
Principios del Comunismo (1847)
Es uno de los proyectos preliminares del Manifesto Comunista de la Liga de los Comunistas, conteniendo 25 cuestiones sobre el comunismo y presenta las ideas centrales del marxismo como el materialismo histórico, lucha de clases, y revolución obrera.
Anti-Dühring (1878)
La revolución de la ciencia del Sr. Eugen Dühring, conocido popularmente como Anti-Dühring, es una crítica detallada de las posiciones filosóficas de Eugen Dühring, filósofo y crítico alemán del marxismo. En el curso de responder a Dühring, Engels revisa los avances recientes en ciencias y matemáticas que buscan demostrar la forma en que los conceptos de dialéctica se aplican a los fenómenos naturales.
Del socialismo utópico al socialismo científico (1880)
En lo que presentó como una pieza extraordinariamente popular, Engels critica a los socialistas utópicos, como Fourier y Owen, y proporciona una explicación del marco socialista para comprender el capitalismo, y un resumen de la progresión del desarrollo social y económico desde perspectiva del materialismo histórico .
Dialéctica de la naturaleza (1883)
Dialéctica de la naturaleza es una obra inacabada de 1883 de Engels que aplica las ideas marxistas, particularmente las del materialismo dialéctico, a la ciencia. Fue publicado por primera vez en la URSS en 1925.
Obra después de Marx
Engels se aplicó a corregir y preparar para publicación los manuscritos que Marx había dejado inconclusos en su preparación de El Capital. El segundo tomo vio la luz en 1885 y el tercero en 1894. Esta obra fue el centro de sus esfuerzos hasta su muerte, que ocurrió antes de que pudiera dar a la luz lo que habría sido un cuarto tomo. El nombre de Engels no figura en forma alguna en la autoría de esos volúmenes, pero es indudable que hay mucho de su mano en ellos.
Engels siguió publicando artículos militantes en La Nueva Gaceta así como obras originales, como El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, que trata sobre materialismo histórico basado parcialmente en las notas de Karl Marx y el antropólogo estadounidense Lewis Henry Morgan, y Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, una críticamente la filosofía alemana desde una posición materialista dialéctica.
Legado
Engels no tuvo solo un protagonismo propio como teórico del socialismo, a pesar de lo contradictoria que nos aparece su doble condición de empresario y revolucionario, sino que siguió participando activamente en el movimiento socialista y comunista. Previó además el peligro de una inminente guerra mundial en Europa y en 1893 en una serie de artículos en Vorwärts, en los cuales intentó iniciar una reducción de los ejércitos permanentes.
Friedrich Engels, en calidad de teórico y fundador del socialismo científico, contribuyó a definir formulaciones acerca de la lucha de clases, así estuviesen "embozadas". Su categorización de las acciones de los anabaptistas y su líder Thomas Müntzer, entre otras, así como de las confrontaciones religiosas (taboritas de Bohemia) sirvieron de puntal al "desvelamiento" de las contradicciones violentas de clase. Aparte, habría que señalar que Engels fue un cabal heredero del Renacimiento, al quedar comprobado que hablaba y escribía en ruso, italiano, portugués, irlandés, español, polaco, francés, inglés y milanés.
A diferencia de Marx, Engels sólo desarrolló sus concepciones filosóficas más tarde, cuando se ocupó intensamente de las ciencias naturales, especialmente en lo que respecta al problema de la dialéctica. Aunque Engels puso la mayor parte de su trabajo teórico y práctico al servicio de Marx, abrió áreas de la teoría marxista a las que Marx prestó poca atención. En particular, en las disciplinas clásicas de la filosofía, como la epistemología, la ontología,antropología y la filosofía de la historia.
Según Isaiah Berlin, las obras de Engels, en lugar de las de Marx, fueron la fuente principal del materialismo histórico y dialéctico de Plejánov, Kautsky, Lenin, Stalin, Mao e incluso Trotsky.
Lenin escribió de él:
"Después de que su amigo Karl Marx (quien murió en 1883), Engels fue el mejor erudito y maestro del proletariado moderno en todo el mundo civilizado [...] En sus trabajos científicos, Marx y Engels fueron los primeros en explicar que el socialismo no es la invención de los soñadores, sino el objetivo final y el resultado necesario del desarrollo de las fuerzas productivas en la sociedad moderna. Toda la historia registrada hasta ahora ha sido una historia de lucha de clases, de la sucesión del gobierno y la victoria de ciertos grupos sociales. clases sobre otros".
En el verano de 2017, como parte del Festival Internacional de Mánchester, el escultor Phil Collins instaló una estatua de Engels de la era soviética, trasladada desde Ucrania, en Tony Wilson Place en Mánchester.114
Tomado de Wikipedia
27.11.20.
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
27 de noviembre de 2020
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