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LA REDENCION DE LA MUJER POR EL TRABAJO
Las experiencias teóricas y prácticas a lo largo de la historia de la humanidad, respecto a una sociedad determinada, informan que es el TRABAJO del hombre el principal generador de las revoluciones de la estructura social, y por ende, de su superestructura. El sostenimiento como en el paso en estos trascendentales cambios o revoluciones sociales, el binomio del varón y la mujer han sido decisivos, determinantes.
El ascenso de la clase burguesa y su preponderancia en la sociedad capitalista, revolucionando la organización laboral en las gigantescas usinas, procrearon a un nuevo tipo de soldado productor: el varón obrero y la mujer obrera. Crearon las condiciones materiales como espirituales de la aurora de una nueva civilización humana. En este duro trance, nadie puede ignorar el rol histórico de la organización de los trabajadores en sindicatos, como única institución colectiva de su defensa, donde el varón como la mujer obreros, se une en la lucha común contra el poder explotador del capital.
Fueron al calor de las condiciones de opresión y explotación del capital donde se incubaron las grandes gestas proletarias en el mundo. Son estas gestas multitudinarias contra el trabajo explotado que hacen imposible la separación de la mujer y varón proletarios en su lucha emancipadora de clase. El absurdo y superficial querer separar al varón de la mujer para debilitar sus fuerzas organizadas con el pretexto de los maltratos del varón, productos, precisamente, de la opresión y explotación capitalistas, no prosperaran, a pesar de los decretos e instituciones ñoños dadas para disimular las causas que lo originan para justificación de la existencia de una justicia ciega que ve todo el mal porque es mantenido por él.
Hoy, que el capitalismo vive los estertores de una crisis terminal, ya no ve hacia adelante. Sus energías se han agotado y carecen de fuentes para renovarse, por tanto, su camino es el retroceso. Comienza a desandar lo recorrido por sus viejos principios, administrando viejos y deshechos conceptos, viejas creencias, las mismas de las que en su juventud renegaron y combatieron.
Hoy, la lucha colectiva de hombre nuevo, estimulando la ciclópea responsabilidad de la Mujer en el parto de una nueva realidad, pone en primer plano lo que es hoy un principio universal: “…el grado de emancipación de la mujer en unas sociedad dada es el barómetro natural por el que se mide la emancipación general” (Charles Fourier).- Tomado de Antiduhring, de Federico Engels.
Las palabras escasean, solo la acción existe, para rendirle el homenaje que se merece ese cincuenta por ciento de trabajo de la humanidad: LA MUJER.
Héctor Félix D.
08.03.21
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