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DECLARACIÓN FINAL DE LA
CUMBRE DE LAS AMÉRICAS DE LOS TRABAJADORES
Tijuana, 10 al 12 de junio 2022
Las trabajadoras y trabajadores reunidos, en Tijuana, México desde el 10 al 12 de junio de 2022, con motivo de la CUMBRE DE LAS AMÉRICAS DE LOS TRABAJADORES en solidaridad con los pueblos soberanos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, luego de las deliberaciones efectuadas expresamos:
Existe una crisis sistémica y estructural del capitalismo y de su fase imperialista. Es en sí misma una crisis civilizatoria. Esta crisis se mantiene actualmente, transformándose en una Larga Depresión, también debe ser vista como expresión de por lo menos tres componentes fundamentales:
1. La disputa económica estadounidense y europea ante la competencia industrial del bloque de países del sur global encabezados por China.
2. El agotamiento del neoliberalismo como régimen socioeconómico institucional e ideológico prevaleciente a escala internacional.
3. La crisis de hegemonía del imperialismo estadounidense en el mundo, en el marco económico, social político y cultural.
La crisis pandémica del COVID, que comenzó a finales de 2019, aceleró el proceso de crisis del capitalismo y mostró su verdadera cara: primero es el capital y después el ser humano. A partir de aquí se incrementó, aún más, la desigualdad, la explotación y el control sobre los pueblos. Fue una oportunidad para el capital de controlar a las trabajadoras trabajadores y pueblos del mundo utilizando la desmovilización de las luchas populares.
Tras la superación relativa de la pandemia, debido a la virtual paralización de la producción, se ha generado a finales de 2021 la elevación de los precios de las materias primas (recursos energéticos, alimentos y metales) provocando un alza en la inflación a nivel mundial. Pero además produjo una crisis de las cadenas de suministro globales de las transnacionales que afectó y afecta al desenvolvimiento del capitalismo en la actualidad.
Esta situación de crisis del capitalismo en las cadenas de suministro de valor no debemos perderla de vista ya que es de suma gravedad si observamos que estas controlan el 50% del comercio mundial.
El imperialismo: preservar la hegemonía a costa de la destrucción del planeta
Para preservar su hegemonía el imperialismo estadounidense viene desplegando un proceso en donde a la vez que desarrolla fuerzas productivas, realiza un inaudito desarrollo de la Fuerzas destructivas que afecta al hombre y a la mujer y a la naturaleza.
Esto se demuestra en el desarrollo del complejo industrial militar, el gasto de presupuestos de armamento, las guerras y destrucciones de países en los últimos años, la misma pandemia del COVID 19 y la creación de diferentes tipos de virus en laboratorios biológicos secretos para exterminar tanto humanos, animales, como a la misma naturaleza. Por último, el cambio climático forma parte de este proceso de destrucción de fuerzas productivas para crear otras de donde el capitalismo obtenga más rentabilidad aun a costa del género humano y del planeta.
El imperialismo estadounidense y sus socios, la Unión Europea, Canadá, Australia y Japón para mantener esta hegemonía utilizan su brazo militar: la OTAN. Se han dedicado a desarrollar una estrategia de cerco, con bases militares y misiles, a países que ellos consideran sus enemigos (China, Rusia, Irán), además de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Debemos recordar que Colombia es un socio global de la OTAN y Argentina y Brasil colaboran con esta organización de la destrucción humana.
Las diferentes administraciones desde Obama hasta Biden por medio de la OTAN azuzaron la crisis en Ucrania como instrumento para evitar que la Unión Europea se articule en el proyecto del mundo multipolar. El imperialismo, en esta etapa, comienza una expansión de la OTAN a nivel mundial. Provocando la guerra entre Rusia y Ucrania.
El Imperialismo también utiliza la guerra económica, realizando bloqueos y aplicando medidas coercitivas unilaterales como parte de los instrumentos para destruir a los países y sus procesos soberanistas: Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Ahora no se trata de Venezuela, Cuba o Irán sino de China y Rusia a quienes “sancionan”.
Toda esta serie de medidas del imperialismo afectarán, sin duda alguna, al desempeño del desarrollo capitalista y a profundizar futuras crisis en el mundo, las cuales no podemos imaginar cómo serán, pero sí sabemos que serán las trabajadoras y trabajadores y el pueblo quienes las sufrirán.
Consideramos que todos estos procesos que se están desarrollando y que expresan una crisis hegemónica del imperialismo, tienden a complicar aún más las aspiraciones del imperialismo de controlar el mundo.
Pensamos que existen muchos factores que frenan la recomposición de la hegemonía del imperialismo y sus socios, consideramos que los más importantes serían:
1. La conformación de una nueva correlación de fuerzas, a nivel de las grandes potencias capitalistas en la tendencia a la construcción de un nuevo orden multipolar.
Consideramos que existe una lucha por la hegemonía capitalista entre un sector unipolar, bajo el predominio del neoliberalismo y liderado por EEUU y sus aliados la Unión Europea, Canadá, Australia y Japón, y un sector multipolar conformado por un grupo de países heterogéneos y desiguales, opuestos en diferentes formas al neoliberalismo liderado por China y Rusia.
Creemos que la conformación un nuevo orden mundial multipolar, posibilitará nuevas vías para el desarrollo de las luchas populares por la soberanía y autodeterminación de los pueblos a partir de la acumulación histórica de fuerzas en la lucha común de hoy contra el neoliberalismo.
2. Profundización del ciclo de luchas de clases en el siglo XXI
Debemos destacar que el nuevo siglo viene precedido por las luchas de los pueblos originarios que se desarrollaron en América Latina en los años noventa, la lucha de los zapatistas, la lucha por el agua en Bolivia, los levantamientos insurrecciónales de los pueblos originarios en Ecuador y la revuelta argentina en 2001. Estos eventos marcaran el proceso de lucha de clases en el mundo en el siglo XXI.
Durante la crisis capitalista de 2008 podemos apreciar dos oleadas muy importantes de lucha de clases desiguales, asimétricas y discontinuas en sus aspectos políticos y culturales que se extendieron a nivel internacional. La primera, como respuesta directa a los efectos de la Gran Recesión, tuvo su punto más alto en las rebeliones árabes, contra los gobiernos pronorteamericanos que se generan por el alza en el precio del petróleo. Esta oleada tuvo su expresión en Europa con el movimiento de los indignados en el Estado español y las decenas de huelgas generales en Grecia, capitalizados mayormente por nuevas formas orgánicas partidistas: Podemos y Syriza.
La segunda oleada se inició en Francia en 2018 con la movilización de los “chalecos amarillos” (mouvement des gilets jaunes) contra el alza de los combustibles, transformada posteriormente en lucha política contra el gobierno de Macron. Esta oleada llegó a América Latina con el levantamiento de Ecuador (contra la subida de combustibles ordenada por el FMI), las protestas y paros nacionales en Colombia y la revuelta en Chile de octubre de 2019, que se transformó en una revuelta política cuya principal petición era la conformación de una asamblea nacional constituyente popular.
Las luchas de las trabajadoras y trabajadores de las plataformas digitales de reparto globalizadas en el 2020, contra la precariedad del trabajo en América Latina como en Europa y Australia se extendieron durante toda la pandemia. Una de las respuestas a esta pandemia fue la organización a nivel internacional mediante sindicatos de base, alianzas con sindicatos tradicionales ya existentes, asociaciones amplias con consumidores y usuarios y la realización de 5 paros internacionales.
Igualmente, en el 2020 se generaron protestas en EE. UU. por la muerte de George Floyd a
manos de la policía blanca y racista de Minneapolis. Se conformaron y consolidaron movimientos de masas antirracistas y anticoloniales como el BLM (Black Lives Matter).
En Europa se desarrolló una lucha sugerente, la lucha de los migrantes; los “sin papeles”. Los procesos de luchas obreras en EE. UU. en octubre-noviembre denominada Striketober. Entre otras, John Deere (United Auto Workers, UAW), los trabajadores de comunicaciones (CWA) de Frontier Communications en California, Kellogs sindicato (sindicato BCT & GMU), 21.000 enfermeras y otros trabajadores de la salud en Kaiser Permanente en California, IATSE, el sindicato de trabajadores en la producción de películas, Volvo, Frito-Lay, Nabisco, la Universidad de Nueva York, la Universidad de Columbia y programas de televisión, maestros y profesores, camioneros. Todas estas huelgas se desarrollaron desde las bases de sus sindicatos mediante la aprobación en asambleas de la huelga como instrumento de lucha.
A todo esto, hay que unir los conflictos en África en formas de golpe de estados (Sudán, Mali, Guinea, Chad y otros). Por lo menos en Sudán y Mali se han movilizado grandes contingentes de trabajadoras y trabajadores y pueblo en general. Igualmente, las luchas por los territorios y de liberación nacional que enfrentan el pueblo saharaui y el Frente Polisario contra la ocupación colonial de Marruecos, que actúa como agente de los intereses imperiales de la Unión Europea. La lucha del pueblo Palestino en Cisjordania y Gaza contra el ocupante colonial de Israel apoyado por el imperialismo de EE. UU. y su socio la Unión Europea.
Pensamos que este ciclo de lucha de clases se caracteriza por un proceso de clase superior y más violenta en sus formas de lucha, con una represión del sistema capitalista no vista hasta ahora en las “democracias” imperialistas.
La CUMBRE DE LAS AMÉRICAS DE LOS TRABAJADORES – TIJUANA 2022 convoca a la unidad programática de las trabajadoras y trabajadores del continente americano a la reflexión, el debate y la producción de propuestas de acción contra el imperialismo colonial, con el objetivo estratégico de combatir la violencia laboral y social aplicada a nuestros pueblos por el imperialismo de EEUU y Canadá; pero también combatir al imperialismo en todo el mundo.
Presenciamos un proceso de recolonización sobre nuestros pueblos, expresadas en el crecimiento desmesurado del racismo, la pobreza, el desempleo y precariedad del trabajo, el deterioro ambiental de los territorios, la violencia de género y cultural, y la criminalización de la migración.
Consideramos que el sindicalismo y los movimientos sociales que necesitamos en la actualidad deben ser de clase, internacionalista, feminista y que luche por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos y naciones; pero por sobre todo debe ser de combate y movilizador de todas las luchas del pueblo. En definitiva, un sindicalismo y un movimiento popular antimperialista, anticolonial y antipatriarcal.
Creemos que la clase obrera del siglo XXI sólo podrá jugar un papel independiente y central si además de luchar por las reivindicaciones más sentidas del movimiento obrero, asume el combate contra el patriarcado junto al movimiento feminista, la lucha de los pueblos originarios y contra el cambio climático y la defensa de la biosfera, en conjunto con la juventud y el amplio espectro de profesionales y científicos.
Debemos reconstruir articulaciones y alianzas en la que estructuremos nuestras fuerzas comunes para una lucha única y global contra el imperialismo colonial. Mundializar las luchas. Construir nuevas formas orgánicas de la clase obrera desde lo político-cultural hasta lo socioproductivo, para superar el capitalismo y construir el socialismo.
Se necesita un internacionalismo robusto para prestar una atención adecuada e inmediata a los peligros de la extinción: extinción por la guerra nuclear, por la catástrofe climática, y por el colapso social.
Afirmamos que lo anteriormente planteado nos permite demostrar que la lucha de clases es un hecho incontestable y que la emancipación de la humanidad del capitalismo opresor y del imperialismo será solo obra de la humanidad misma.
Esta Cumbre de las Américas de los Trabajadores – Tijuana 2022 lucha contra la IX Cumbre de la Américas, fachada del imperialismo otanista, por la exclusión de países soberanos como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Ante esto proponemos:
1. Crear un encuentro anual de trabajadores y trabajadoras por la solidaridad y articulación de las luchas antimperialistas, anticoloniales y antipatriarcales en el continente americano que sirva de ejemplo a nivel mundial.
2. Impulsar la solidaridad activa con los pueblos y naciones soberanas (Cuba, Nicaragua y Venezuela) y los demás pueblos del mundo “sancionados” y agredidas con el bloqueo económico y medidas coercitivas unilaterales del imperialismo estadounidense y sus socios.
3. Exigir la liberación inmediata de Alex Saab, diplomático venezolano, quien fue secuestrado por los EE.UU. y se encuentra ilegalmente detenido en su territorio desde el 16 de octubre
de 2021, acción que arremete contra la inmunidad diplomática, un derecho garantizado por las leyes internacionales a todo funcionario diplomático en el ejercicio de sus funciones.
4. Impulsar la integración regional de la clase obrera antimperialista de Nuestramérica y la participación en el fortalecimiento del ALBA TCP, la CELAC y UNASUR.
5. Impulsar una campaña contra las políticas de injerencia y expansionismo por parte de los EEUU, la OTAN y su socio global Colombia y luchar por la implantación de la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz para toda Nuestra América.
¡¡SOLO LA LUCHA DE LAS TRABAJADORAS Y TRABAJADORES SALVARÁN A LA HUMANIDAD, LA NATURALEZA Y EL PLANETA!!
de: Víctor Manuel Matiz <vimas04@gmail.com>
para: Víctor Manuel Matiz <vimas04@gmail.com>
fecha: 12 jun 2022, 17:36
asunto: DECLARACIÓN FINAL
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