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DIARIO UNO. 2 DE ABRIL 2023.
ALFREDO TORERO Y LOS IDIOMAS DEL PERÚ
José Luis Ayala.
Conocí al Alfredo Torero en el pequeño departamento de Desirée Lieven en París. Estaba de paso a Madrid, pero decidió visitar a su antigua como querida amiga. Fue en el verano de 1972. Torero llegó acompañado de Julio Ramón Ribeyro. Inmediatamente Desirée ordenó que no se dejara pasar a nadie más. “Quien quiera que sea díganle que estoy ocupada”. De hecho el primer tema abordado fue Elva Huara. Torero mostró una enorme preocupación respecto al archivo de Gonzalo More. “Helva tenía varios textos de Vallejo. Ojalá hayan llegado a manos de Georgette –dijo.
Alfredo Torero se mostró muy contento con los trabajos académicos que venía realizando: “Los antiguos peruanos –dijo– fueron además creadores de idiomas, capaces de expresar pensamientos abstractos. No hay mucha fuente de información, los españoles se encargaron de borrar las lenguas que encontraron. El quechua fue impuesto como idioma oficial por los incas, aunque respetaron las lenguas de los pueblos vencidos”.
Alfredo Torero no era precisamente un escritor, un científico social que cada cierto tiempo publicara libros destinados a divulgar sus trabajos de investigación. Era más lo que se llama un intelectual de divulgación científica. Es por esa razón que solo publicó dos libros: El quechua y la historia social andina (1974) y uno último que es un trabajo que recoge prácticamente toda su producción: Idiomas de los Andes. Lingüística e Historia (2002).
En Alfredo Torero se da el caso singular que importa muchos más la calidad de sus trabajos antes que la cantidad. Su innata vocación de recuperar antiguos idiomas ha servido para reconstruir la memoria intelectual. En otras palabras, ha hecho hablar a antiguos peruanos para demostrar la capacidad de lo que fuimos, como creadores de varias culturas. Consecuentemente somos una sociedad con una maravillosa capacidad de haber inventado varios idiomas.
Alfredo Torero nació en Huacho el 10 de setiembre de 1930. Empezó estudiando Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Luego decidió estudiar en la Universidad de París IV. La Sorbona de París, (1963-1965), obtuvo el título de Licenciado en Letras y el grado de Doctor en lingüística con la tesis “El puquina, la tercera lengua general del Perú” en 1965.Trabajó como corresponsal de la Agencia France Press en Lima (1954-1960) y en París (1961-1965).
De regreso al Perú fue docente en las Universidades San Marcos y Agraria de La Molina, dictó cursos de lingüística, al mismo tiempo que investigó acerca de la lengua quechua y las formas dialectales en el ámbito andino y costeño del Perú, además de otras que se han dejado de hablar. Trabajó acerca del quechua de Chachapoyas con el método llamado glotocronología, demostrando una evidente diversificación de lenguas en Jaén antiguo. Un aporte singulares su estudio acerca de la reconstrucción de la lengua costeña mochica (yunga).
En lo que se refiere a los aportes de Alfredo Torero, como dice Gustavo Solís Fonseca: “La producción científica de Alfredo Torero no es realmente vasta, pero sí profunda y significativa para el conocimiento de nuestra realidad de lenguas así como para el conocimiento de la formación histórica de la sociedad peruana. Torero no se preocupó por escribir libros; lo que él hacía con obsesión era investigar y luego dar a conocer mediante artículos los logros alcanzados. Todos sus artículos tienen seriedad y profundidad que inspiran respeto y confianza pues son sólidos en todos sus aspectos”. 1
Bien se podría decir que la historia de las lenguas del Perú se divide en antes y después de Torero. Una pregunta que se han hecho especialmente los lingüistas y antropólogos es: ¿cuál era el quechua que hablaba Torero? Hablaba de modo más fluido el quechua llamado ayacuchano. Sin embargo, su interés central estaba en la evolución de la glotocronología, que es una técnica para calcular la separación temporal o divergencia, entre dos lenguas que se suponen emparentadas. Está basada en el porcentaje de palabras o cognados que son substituidos por otras palabras a lo largo del tiempo.
“Un interés manifiesto de Torero es dar cuenta del proceso de ocupación del territorio peruano y de la distribución de los idiomas. Dicho interés hace que se indague por los lugares de más remota asociación con la lengua determinada desde los cuales los idiomas respectivos se difunden; esto significa en la práctica inquirir por los eventos de expansión o desplazamiento de los grupos humanos asociados con los idiomas implicados” –señala– Gustavo Solís Fonseca
Durante muchos años hubo una apasionada polémica en referencia al lugar de nacimiento o surgimiento del quechua. La Academia Cusqueña del Quechua, conformada por docentes de la Universidad San Antonio Abad, defendió durante muchos años la tesis de que el quechua nació en el Cusco. Quilku waraqa, el mayor poeta del quechua solía decir:” No importa donde haya nacido. Es un idioma dulce para escribir poesía. El quechua también sirve para filosofar”.
Con referencia al quechua. “Torero propone –dice– Gustavo Solís Fonseca, que el área de la protolengua se ubica en la costa central peruana, pudiendo ahora precisarse, como la cuna del idioma quechua, a aquel espacio que corresponde al sitio arqueológico de Caral, en el valle del río Supe, al norte de Lima. Este sitio arqueológico constituye, entonces, el espacio específico de la Costa Central desde donde el quechua se irradia a otros ámbitos en sucesivos periodos de nuestra historia”. 2
1.- Alfredo Torero. Cuestiones de lingüística e historia andinas. Tomo 1. Gragraficaimagen. Pág.1. 2011. Huacho.
2.- Alfredo Torero. Cuestiones de lingüística e historia andinas. Tomo 1. Gragraficaimagen. Pág.3. 2011. Huacho.
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