jueves, 13 de enero de 2022

POR QUÉ DERECHO POBLANO

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20.      POR QUÉ DERECHO POBLANO

I.              - LITERATURA BÁSICA

1.     - BIBLIA Y TRABAJO

Génesis 3:19 Con el sudor de tu rostro come­rás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado: ya que polvo eres y al polvo volverás.

2a Tesalonicenses 3:10 Y mientras estuvimos entre vosotros, os advertíamos que el que no quiere trabajar no coma. 11 Porque hemos oído que al­gunos viven entre vosotros en la ociosidad, sin hacer nada, sólo ocupados en curiosearlo todo. 12 A estos tales les ordenamos y rogamos por amor del Señor Jesucristo que. trabajando sosegada­mente, coman su pan.

2.     - MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA

El siervo, en pleno régimen de servidumbre, llegó a miembro de la comuna, lo mismo que el pequeño burgués llegó a elevarse a la categoría de burgués bajo el yugo del absolutismo feudal. El obrero moderno, por el contrario, lejos de elevar­se con el progreso de la industria, desciende siem­pre más y más por debajo de las condiciones de vida de su propia clase. El trabajador cae en la miseria, y el pauperismo crece más rápidamente todavía que la población y la riqueza. Es, pues, evidente que la burguesía ya no es capaz de seguir desempeñando el papel de clase dominante de la sociedad ni de imponer a ésta, como ley regulado­ra, las condiciones de existencia de su clase.

Marx-Engels. 1848

3.                    - DERECHO AL TRABAJO

A.     - En el primer proyecto de Constitución, redac­tado antes de las jomadas de Junio, figuraba todavía el drolt au travall, el derecho al traba­jo, esta primera fórmula, torpemente enuncia­da, en que se resumen las reivindicaciones re­volucionarias del proletariado. Ahora se con­vertía en el drolt á l’assistance, en el derecho a la asistencia pública, y ¿qué Estado moder­no no alimenta, en una u otra forma, a sus pobres? El derecho al trabajo es. en el sentido burgués, un contrasentido, un mezquino de­seo piadoso, pero detrás del derecho al traba­jo está el poder sobre el capital, y detrás del poder sobre el capital, la apropiación de los medios de producción, su sumisión a la clase obrera asociada, y, por consiguiente, la aboli­ción tanto del trabajo asalariado como del ca­pital y sus relaciones mutuas. Detrás del “de­recho al trabajo” estaba la insurrección de Junio. La Asamblea Constituyente, que de he­cho había colocado al proletariado revolucio­nario hors la lol. fuera de la ley, tenía, por prin­cipio, que excluir esa fórmula suya de la Cons­titución, ley de las leyes; tenía que poner su anatema sobre el “derecho al trabajo". Pero no se detuvo aquí. Lo que Platón hizo en su Re­pública con los poetas lo hizo ella en la suya con el impuesto progresivo: desterrarlo para toda la eternidad.

B.     - Lo que da, además, a nuestra obra una impor­tancia especialísima es la circunstancia de que en ella se proclama por vez primera la fórmu­la en que unánimemente los partidos obreros de todos los países del mundo condensan su demanda de una transformación económica: la apropiación de los medios de producción por la sociedad. En el capítulo segundo, a pro­pósito del “derecho al trabajo" del que se dice es la “primera fórmula”, torpemente enuncia­da, en que se resumen las reivindicaciones re­volucionarias del proletariado, escribe Marx; "Pero detrás del derecho al trabajo está el po­der sobre el capital, y detrás del poder sobre el capital la apropiación de los medios de pro­ducción, su sumisión a la clase obrera asocia­da, y por consiguiente la abolición tanto del trabajo asalariado como del capital y de sus relaciones mutuas". Aquí se formula, pues - por primera vez-, la tesis por la que el socia­lismo obrero moderno se distingue tajantemen­te de todos los distintos matices del socialis­mo feudal, burgués, pequeño-burgués, etc., al igual que de la confusa comunidad de bienes del comunismo utópico y del comunismo obre­ro espontáneo.

A: Marx. La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850

B: Engels, Prólogo a la edición de 1895

4.                    - DERECHO A LA PEREZA

La moral capitalista, esa parodia de la moral cristiana, anatematiza la carne del trabajador. El ideal que ha adoptado es el de reducir al produc­tor al más ínfimo mínimo de sus necesidades, el suprimir sus alegrías y sus pasiones y el conde­narle al papel de máquina productora de trabajo sin tregua ni piedad. (...)

En la sociedad capitalista, el trabajo es la cau­sa de toda propensión a la degeneración intelectual del individuo, de toda deformación orgánica. (...)

Y entre tanto, el proletariado, la gran clase que abarca a todos los productores de las naciones civilizadas, la clase que emancipándose emanci­pará a la humanidad del trabajo servil y hará del animal humano un ser libre, el proletariado digo, traicionando sus instintos e ignorando su misión histórica, se ha dejado pervertir por el dogma del trabajo." (...)

Nuestra época es, dicen, el siglo del trabajo; en efecto, estamos en el siglo del dolor, de la mise­ria y de la corrupción. (...)

Trabajad, trabajad, proletarios, para engran­decer la fortuna social y vuestras miserias indivi­duales; trabajad, trabajad, para que, haciéndoos cada vez más pobres, tengáis más razones para trabajar y ser miserables. Esta es la ley inexora­ble de la producción capitalista. (...)

Pero si las crisis industriales siguen a los pe­ríodos de sobretrabajo tan fatalmente como la noche al día, arrastrando tras ellas el desempleo forzado y la miseria, también conllevan la banca­rrota inexorable. (...)

Una buena obrera sólo hace, con la ayuda del huso, cinco madejas por minuto; ciertos telares circulares para tricotar hacen treinta mil en el mismo tiempo. Cada minuto de máquina equiva­le, por lo tanto, a cien horas de trabajo de la obre­ra; o, dicho de otro modo, cada minuto de trabajo de la máquina concede al obrero diez días de des­canso. (...)

Bajo el antiguo régimen, las leyes de la Iglesia garantizaban al trabajador 90 días de descanso (52 domingos y 38 festivos) durante los que esta­ba estrictamente prohibido trabajar. (...) Bajo la Revolución, cuando esta burguesía se hizo dueña de la situación, abolió los días festivos y reempla­zó la semana de siete días por la de diez días. Li­beró a los obreros del yugo de la Iglesia para so­meterlos mejor al yugo del trabajo. (...)

El proletariado enarboló la consigna “¡Quien no trabaja, no come!"-, en 1831 Lyon se alzó pi­diendo “¡Armas o trabajo!” y en 1871, en mayo, los federados titularon su levantamiento una "Revolución del Trabajo" (...)

Por eso, para evitar tal desgracia, los capitalis­tas se rodearon de pretorianos, policías, magistra­dos y carceleros, (...) Hoy no es posible ya conser­var ilusión alguna sobre el carácter de los ejércitos modernos: su única razón para existir permanen­temente es comprimir al "enemigo interior”; (...)

Para obligar a los capitalistas a perfeccionar sus máquinas de hierro y madera, hay que elevar los salarios y disminuir las horas de trabajo de las máquinas de carne y hueso. (...) Pero, ¿cómo pedir a un proletario corrompido por la moral capitalista, que tome una resolución viril? (...)

Y sin embargo, Aristóteles preveía que: “(...) si por ejemplo las lanzaderas de los tejedores tejie­ran solas, el encargado del taller no necesitaría ya más ayuda ni el amo más esclavos” (Política) El sueño de Aristóteles es nuestra realidad. Pero (...) todavía no comprenden que la máquina es la re­dentora de la humanidad, el dios que rescatará al hombre de los sordidae artes (oficios) y del traba­jo asalariado, en una palabra el dios que le dará ocio y libertad,

Paul Lafargue, El Derecho a la Pereza. 1880

Editorial Grijalbo, S.A., México 1970, 160 págs. 11.5 x 18 cms.

5.                    - ALGO PARA UNA LEY DE INSTRUCCIÓN

La manía de imitar irreflexivamente lo que se hace en otros países ha hecho que se trate de im­plantar entre nosotros el sistema universitario de Francia, olvidando que la prudencia aconseja dar tiempo al tiempo y aguardar a que se reúnan cier­tas condiciones y circunstancias que hagan pro­vechoso en Lima lo que aún es discutible si es bueno en París. (...) En Algo para una ley de ins­trucción (del doctor don Manuel Pasapera, cate­drático de la Universidad de Lima, con seudóni­mo T. L. S) vemos más que un libro de doctrina, una obra de polémica, (...)

Al hablar de la llamada Escuela de Artes y Ofi­cios, cuya actual organización combate, entra el autor en importantísimas consideraciones sobre la gran cuestión que hoy trae convulsionada a Eu­ropa. “Hay en la Internacional -dice- un hecho que no debe despreciarse: la miseria de los obreros que quieren trabajar para vivir y que no tienen trabajo, y la de los que trabajan sin un provecho proporcionado. De este hecho han abusado los ateos, socialistas y comunistas, y los demagogos, que nada respetan, siempre que se les franquee el camino hacia el poder. No somos partidarios de la Internacional, porque, para nosotros, lá Biblia es el único código completo de moral y de derecho: el culto, necesidad individual y social; la herencía, la salvación de la familia; y sin impuestos, sin fuerza pública, sin gobierno, sin religión, es im­posible la sociedad. Pero la Internacional descan­sa en un hecho en el que hay, cuando no un fondo de justicia, una loable aspiración"

Perdone el ilustrado señor T. L. S que no este­mos de acuerdo con su opinión. Creemos que no hay aspiración loable si ante todo no está basada en la justicia. Convenimos en que el obrero tiene derecho al trabajo; pero no aceptamos que para hacer práctico este derecho le sea, no diremos lí­cito sino excusable, recurrir a la violencia y al des­quiciamiento social. Para nosotros, ese desnivel funestísimo en la cuestión capital del trabajo no es más que, valiéndonos de una frase del mismo señor S. “una desigualdad racional e inevitable”, y no la obra de la injusticia humana.

Ricardo Palma (1833-1919), Parrafadas de Crítica, s.f.

6.     - URSS Y TRABAJO

El esquema de la constitución rusa es el si­guiente: Principio: Quien no trabaja no come. Fin : supresión de la explotación del hombre por el hombre.

JCM 14a Conferencia 19.10.23:

Exposición y Crítica de las Instituciones del Régimen Ruso.

7.     - MENSAJE AL CONGRESO OBRERO

Un proletariado sin más ideal que la reduc­ción de las horas de trabajo y el aumento de los centavos del salario, no será nunca capaz de una gran empresa histórica. Y así como hay que ele­varse sobre un positivismo ventral y grosero, hay que elevarse también por encima de sentimientos e intereses negativos, destructores, nihilistas. El espíritu revolucionario es espíritu constructivo. Y el proletariado, lo mismo que la burguesía, tienen sus elementos disolventes, corrosivos, que incons­cientemente trabajan por la disolución de su pro­pia clase.

JCM, enero de 1927

8.     - EL NUEVO DERECHO

En su libro Materiales de una teoría del pro­letariado, Sorel expone una idea -la de que el de­recho al trabajo equivaldrá en la conciencia proletaria a lo que es derecho de propiedad en la con­ciencia burguesa- mucho más importante y sustancial que todas las eruditas especulaciones del profesor Antonio Menger. Pocos aspectos, en fin, de la obra de Proudhom -más significativa tam­bién en la historia del proletariado que los discur­sos y ensayos de Jaurés- son tan apreciados por Sorel como su agudo sentido del rol del sentimien­to jurídico popular en un cambio social.

JCM, El Nuevo Derecho, de Alfredo Palacios, 30.06.28

9.     - EL PROCESO DE LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA

El destino del hombre es la creación. Y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se realiza en su trabajo.

JCM. 7 Ensayos, Ideologías en Contraste, -.07.28

10.      - REIVINDICACIONES INMEDIATAS

Se dirá, por algunos, que quienes trabajamos en el Perú por el socialismo, no tenemos reivindi­caciones inmediatas y, por consiguiente, nos ale­jamos de las necesidades presentes, concretas, de las masas. Pero esto no es exacto. Reivindicamos el derecho de las masas obreras y campesinas a la libertad de asociación, a la organización sindi­cal. Reivindicamos para las comunidades y para los campesinos el derecho a la tierra. Los indios saben que estamos contra la conscripción vial, contra todas las formas de servidumbre subsis­tentes, contra la feudalidad latifundista.

JCM. Respuesta a entrevista de Rafael Maluenda, —.03.29

11.      CONTRADICCIÓN PRODUCCIÓN-PRODUC­TIVIDAD

Nada caracteriza mejor las relaciones de los obreros con la producción capitalista que la tris­temente conocida anécdota: El hijo de un obrero minero pregunta a su madre:

-Madre, hace frío. ¿Por qué no enciendes el fuego?

-Porque no tenemos carbón. Tu padre está sin trabajo y no podemos comprarlo.

-¿Y por qué está sin trabajo?

-Porque hay demasiado carbón.

Amauta N° 30, abril-mayo 1930, pág. 59 ¿Qué es el Plan Quinquenal?

12.      - REFRANERO POPULAR

Si el trabajo diera riqueza, hasta el burro ten­dría chequera.

II.- INTRODUCCIÓN AL TEMA

En nuestro país tanto el castellano como el quechua son idiomas oficiales. ¿Qué relaciones expresan respecto a la actividad humana encami­nada a un fin? En uno existe el término trabajo: en otro hay tres términos: ayni. llank’ay. minga o mink’a. Examinemos.

Trabajo viene de tripaliare, torturar: este tér­mino viene de tripalium, instrumento de tortura. Entonces, es término acuñado por el esclavismo. Y no es casual que al comienzo la Biblia enfatice "con el sudor de tu rostro" y al final sentencie que "quien no quiere trabajar, no coma” En desuso este origen, ahora sólo significa cotidiana actividad humana.

Cronistas e historiadores se asombraron de que el pueblo precolombino trabajaba con alegría, y que no había pobres, haraposos ni mendigos a lo largo y ancho del país. No podían comprender que las grandes construcciones megalíticas precolombinas habían sido ejecutadas por trabajo creador y no por esclavos, lo que confirma la sociología actual. Sólo el dominio colonial impuso masivamente el trabajo servil, de provecho privado.

Como señala el Manifiesto Comunista, el tra­bajador cae en la miseria, y el pauperismo crece más rápidamente todavía que la población y la ri­queza, El esclavista sostenía a su esclavo: el feudalista dejaba una parcela misérrima al siervo; el capitalista, ¡ni eso! Por eso concluye que "la exis­tencia de la burguesía es, en lo sucesivo, incompa­tible con la de la sociedad" Y ahora más que enton­ces ese dominio deshumaniza al ser humano.

Ayni es actividad recíproca, llank’ay es activi­dad individual; minga es actividad colectiva. La actividad laboral, pues, tenía tres aspectos ínti­mamente relacionados entre sí. Las tres se basan en la solidaridad, iniciativa, colaboración del pue­blo trabajador. Sin Ayni no hay solidaridad entre vecinos. Sin Llank’ay no se expresa la iniciativa individual. Sin Minga no es posible la colabora­ción en toda actividad colectiva. Esta actividad la­boral triple sigue vigente aún. y contrasta visible­mente con el trabajo asalariado que anula toda so­lidaridad, toda iniciativa, toda colaboración. Es la base para diferenciar trabajo emancipado de tra­bajo servil, sobre todo ahora en medio de la crisis general y generalizada del sistema dominante.

Fue el marxismo el que visualizó el trasfondo del derecho al trabajo: “el poder sobre el capital, y detrás del poder sobre el capital la apropiación de los medios de producción, su sumisión a la clase obrera asociada, y por consiguiente la aboli­ción tanto del trabajo asalariado como del capital y de sus relaciones mutuas” ¡De eso se trata!

De 1811 a 1816 actuaron los "luditas", des­truyendo en Inglaterra las máquinas que despla­zaban al trabajador. Recordaban a Ned Ludd, que en 1779 destruyó máquinas de fabricar medias. Al fracasar, se orientaron al anarquismo, Y es que la máquina no era el enemigo, sino el aprovecha­miento privado de la relación producción-produc­tividad, trabajador-máquina. Esta relación ya la señalaba Aristóteles, malgrado ser el teórico del esclavismo. Por eso señala Lafargue que "la má­quina es la redentora de la humanidad” La huma­nidad, poco a poco ha ido avanzando en la com­prensión de esta relación básica. Pero, con el apro­vechamiento social de esta relación queda atrás el ocio festivo y se abren las puertas al descanso

creativo, al paso del reino de la necesidad al reino de la libertad.

En sus “Objetivos del Milenio", ONU señala el “trabajo decente” Y toda plataforma electoral lo repite con el mismo u otro nombre. Pero ahora trabajo “decente" es simplemente trabajo chata­rra. informalidad laboral que expresa “la miseria de los obreros que quieren trabajar para vivir y que no tienen trabajo, y la de los que trabajan sin un provecho proporcionado" Sin embargo, todo trabajo es digno pero no todo trabajo digno es tra­bajo creativo. Por eso, término equivalente de tra­bajo creador es trabajo emancipado.

Entonces, si tenemos siempre presente el pen­samiento más valioso del Socialismo Peruano: El destino del hombre es la creación. Y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se realiza en su trabajo, podremos diferenciar nítidamente lo que es ese trabajo "decente”, servil y lo que es trabajo creador, emancipado.

Este trabajo creador, este trabajo emancipado es ahora más necesario que nunca. No se trata, pues, de "exigirle” a la clase dominante que dé trabajo, si en las últimas décadas ha llevado al país a la ruina con su desagrarización, desindus­trialización, informalidad laboral. En pocas déca­das el pueblo trabajador ha perdido todos sus lo­gros alcanzados tras duras luchas durante el si­glo pasado: jornada laboral de ocho horas, sala­rio nocturno, horas extras, riesgo profesional, ac­cidente de trabajo, derecho de huelga, jubilación, salario igual por trabajo igual, dispensa por ma­ternidad, reconocimiento de enfermedad profesio­nal, seguro social obligatorio, y tantas más que paliaban el dominio de clase.

El derecho al trabajo emancipado es, pues, parte principal de las reivindicaciones inmedia­tas, del derecho del pueblo trabajador. Y, como se recuerda, este derecho al trabajo equivale al de­recho de propiedad en la clase dominante. Esta contradicción entre derecho privado y derecho po­blano está ahora más vigente que nunca.

Este derecho al trabajo es el principal del De­recho Poblano. Pero, ¿por qué Derecho Poblano? El derecho define a la clase dominante o que quiere dominar. En la clase dominante el principal es el derecho de propiedad que se resume en el cono­cido jus utendi et abutendi, derecho de uso y abu­so. Y bien se sabe que la presencia de propiedad es el bien, su ausencia es el mal (lo contrario) Popular, del pueblo, poblano son términos equi­valentes. Pero popular es término impreciso (la guerra popular puede ser impopular en sus inicios) Del pueblo, requiere de la preposición del para su explicación, y la norma recomienda economía de palabras. En cambio, en poblano el sufijo ano in­dica genitivo, pertenencia (americano = de Améri­ca, peruano = del Perú, poblano = del pueblo) Pero, ¿por qué el Derecho al Trabajo es el prin­cipal? Trabajo-Educación-Salud son parte esen­cial del Derecho Poblano. Pero si la vida existe antes del ser humano, es por medio de la activi­dad consciente que el animal humano se ha he­cho hombre (Engels, El papel del Trabajo...) Pero la hipócrita moral sexual parte del "derecho a la vida” y rasga sus vestiduras ante el aborto de una menor por violación, ante el aborto por malfor­mación del embrión, ante el aborto por peligro de muerte de la gestante. Aquí se pone a prueba la moral de productores y la moral de reproducto­res, Y es esta moral de reproductores la que reco­noce como válido el enriquecimiento por apropia­ción del trabajo ajeno.

Es menester reiterar que el trabajo ha hecho al hombre, sin educación no hay calificación la­boral, y bien se sabe de mente sana en cuerpo sano. El pleno empleo, la capacitación laboral, el cuidado de la salud, son el prerrequisito para el progreso de los pueblos. Pero ahora el pueblo pe­ruano quiere trabajar y se le cierran el campo, la fábrica, el comercio; quiere estudiar y se le cie­rran la escuela, el politécnico, la universidad; quie­re ser sano y se le cierran el consultorio médico, la policlínica, el hospital. Y cunden el desempleo, el analfabetismo, la insalubridad. Por eso, basta conocer cualquier “villa miseria”, que no otra cosa son en su mayoría los asentamientos humanos, para constatar la postración del Perú, de sus de­partamentos, de sus provincias, de sus distritos.

Por eso, el trabajo es la primera exigencia del individuo, del vecindario, del municipio. Y es lo que más falta en el Perú. Sin trabajo no hay edu­cación ni salud; no hay vivienda, vestido ni recrea­ción; y menos puede haber siquiera alimentación, comunicación y descanso. Por eso la reivindica­ción del Programa Mínimo, del Derecho Poblano.

En el proceso electoral se contrastan dos polí­ticas. La política criolla es la misma que denun­ciaba Lafargue en 1880 en su “Farsa Electoral: delante de electores con cabeza de borrego y ore­jas de burro, los candidatos burgueses, vestidos de payasos, bailarán la danza de las libertades po­líticas, frotándose la cara y el culo con sus progra­mas electorales de múltiples promesas, y cantan­do las miserias del pueblo con lágrimas en los ojos y las glorias de Francia con la voz aflautada"

La política creadora convierte este engaño en instrumento de emancipación y enarbola su Pro­grama Mínimo, íntimamente ligado a su Progra­ma Máximo,

Reivindicado el Socialismo Peruano, con su Manifiesto del Poder Cívico y su Derecho Poblano reinicia su actividad para gravitar en la escena po­lítica peruana.


 

Ramón García R.

ragarro2002@gmail.com

 

 Del libro Socialismo Peruano Hoy, de la página 172 a la 185



 

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