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25 AÑOS DE VENEZUELA BOLIVARIANA
Por Gustavo Espinoza M.
Nuestra Bandera / 2 de febrero 2024
El 2 de
febrero de 1999. hace 25 años, se instaló en Caracas el primer gobierno
del Comandante Hugo Chávez Frías, figura legendaria del Movimiento
Emancipador Latinoamericano, y que hoy vive en le memoria de millones.
La
elección de este Jefe militar en la Patria de Andrés Bello fue para
muchos una sorpresa. No obstante, era un hecho previsible a partir de
dos acontecimientos que coincidieron en el escenario de nuestra región:
la descomposición del sistema de dominación capitalista que implicó la
quiebra de sus representantes partidistas; y el ascenso de nuevas
fuerzas patrióticas que asumieron compromisos con sus pueblos en el
empeño de preservar las riquezas básicas de los Estados y encarar los
retos descomunales que aún agobian a las poblaciones-
El duro escenario continental
La
crisis se hizo evidente en América Latina con la Revolución Cuba, en
1959, pero se agravó por la mezquindad y el egoísmo de la clase
dominante que se cerró en defensa de sus privilegios y el afán
imperialista de asumir sus intereses de dominación como parte de sus
estrategia continental.
Por
eso puede situarse en este periodo, el surgimiento de grandes procesos
sociales de corte democrático y antiimperialista en distintos países de
la región en la segunda parte del siglo pasado.
La
insurgencia de los militares peruanos liderados por Juan Velasco, en
1968; la victoria de la Unidad Popular en Chile, con la elección de
Salvador Allende; y el triunfo -aunque temporal y transitorio- del
movimiento progresista de Juan José Torres, en Bolivia; fueron eslabones
que abrieron camino a profundos cambios sociales en tierras de América.
Venezuela en el escenario
Pero
Venezuela no fue ajena a este convulso proceso de luchas y victorias,
En Puerto Cabello y Carúpano valerosos oficiales de la Armada y el
Ejército, se alzaron contra el régimen reaccionario y profundamente pro
norteamericano de Rómulo Betancourt, y sembraron con su ejemplo una
semilla que germinó más tarde. También en los cuarteles venezolanos,
alumbró una luz de victoria consustancial al pensamiento del Libertador.
El
surgimiento del proceso bolivariano que encarnara Hugo Chávez no fue,
entonces, casual, ni se produjo por una simple coincidencia de fechas y
valores. Fue una voluntad que maceró pausadamente en la mente de hombres
que entendieron el reto que tenían por delante y que se mostraron
dispuestos a encararlo cuando otro gobierno igualmente reaccionario y
pro imperialista -el de Carlos Andrés Pérez- enfiló sus baterías contra
el pueblo un trágico 27 de febrero de 1989 cuando la fuerza del pueblo
golpeó y, de paso, asestó un duro golpe al Pacto de Punto Fijo que
garantizaba la alternancia en el Poder de los Partidos más
reaccionarios.
“El
Caracazo”, se llamó a la circunstancia que preludió a la convulsión
social bolivariana. Un estallido popular de enorme trascendencia, que
comprometió a miles de personas en la capital venezolana y que se
extendió pronto a otras ciudades del país; fue como un grito de guerra
que alertó a quienes estaban llamados a protagonizar el cambio social.
La figura de Hugo Chávez
Por
eso se produjo la insurrección de Chávez que si bien resultó una
inicial derrota militar, se convirtió por su propio peso en una victoria
política Y es que abrió paso a la movilización ciudadana más intensa de
la época.
La
carcelería que cumpliera en esa circunstancia Hugo Chávez, fue el
preámbulo de una acción que hoy cumple 25 años: el surgimiento del
primer gobierno revolucionario en el Palacio de Miraflores.
Un pensamiento propio
Como
lo recuerda el propio Comandante, uno de los instrumentos básicos para
la formación del pensamiento revolucionario de la +época fue el “Libro
Azul”, una suerte de compendio de planteamientos esenciales que los
núcleos bolivarianos crearon en aquella coyuntura, en la tarea de
identificar los retos principales que habrían de encarar, y las acciones
a emprender.
De
este modo, el “Libro Azul” se convirtió en fuente inagotable de
iniciativas, propuestas y proyectos políticos sobre todo a partir de
febrero del 1999.
Buscar
un pensamiento propio para esta batalla, no fue una tarea fácil,. Pero
estaba planteada a partir del legado de los Libertadores, pero también
del ejemplo de quienes, antes y después de ellos, forjaron conciencia y
patria, Simón Rodríguez, Max Robinson y otras figuras. alentaron ese
proyecto liberador en diversas confrontaciones en las que el espíritu de
combate de un pueblo aguerrido, salió siempre a flote.
La aguda confrontación social
Es
claro que no fue fácil el camino. Tampoco estuvo exento de peligros y
acosos provenientes de una oligarquía parasitaria, envilecida y en
derrota, que buscó afanosamente dar al traste con el proceso
emancipador, haciendo uso de todos las herramientas a su alcance; y
valiéndose también del papel protagónico del gobierno de los Estados
Unidos en la región, a cuya sombra se ubicaron con creciente servilismo.
Quizá
si el episodio más funesto en esta ofensiva de los enemigos de
Venezuela, fuera el fallido Golpe de Estado de abril del 2002. Cuando
los enemigos del proceso emancipador venezolano se alzaron para derribar
al gobierno legítimamente electo de Venezuela.
Como
se recuerda, inicialmente los facciosos tuvieron éxito episódico.
Lograron apoderarse del Palacio de Miraflores y hasta de la persona del
Primer Mandatario, al que confinaron en un presidio castrense con la
idea de aislarlo de la ciudadanía, doblegarlo y finalmente someterlo.
Es
claro que el “éxito” no les duró. El pueblo de Caracas se volcó a las
calles y acorraló a los alzados, capturando a varios de ellos y
obligando a huir a otros, en tanto que militares patriotas se sumaron a
la defensa de la constitucionalidad. Hugo Chávez fue liberado y
restituido en el Poder tras 72 horas de agudas tensiones. Finalmente, se
impuso o la voluntad ciudadana El Proceso Emancipador afirmó su sentido
revolucionario.
Construyendo la nueva Venezuela
Desde
entonces el pueblo llanero no ha conocido derrotas. Ha vencido en
sucesivas elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales. Y su
gobierno se ha puesto a la cabeza del sentimiento nacional haciendo
frente a todos los retos que impuso la realidad concreta.
Se
ha buscado, por cierto, construir una nueva Venezuela que responda a
los requerimientos de nuestro tiempo. El énfasis primordial estuvo
orientado a cambiar la estructura productiva del país, tradicionalmente
mono productor y petrolero, para convertirlo en una estructura
productiva diversificada, capaz de atender las necesidades primordiales
de la población.
Los
programas de Vivienda, Salud. Y Empleo, alcanzaron particular
notoriedad al tiempo que se libró una dura batalla de ideas destinada a
ganar la conciencia de millones de venezolanos secularmente sometidos a
estrategias de dominación oligárquica y pro imperialista.
El
desarrollado y el aliento a la cultura popular, la difusión del
pensamiento y el debate político más amplio, estuvo en la base de los
cambios sociales alentados por el Comandante Hugo Chávez. Se trataba,
como él mismo lo dijera en el acto de constitución del Partido
Socialista Unido de Venezuela, de ”construir un nuevo paradigma”
Nada
de esto pudo hacerse en un productivo ambiente de concertación social.
La ultra derecha no descansó nunca y jamás le dio tregua a la Revolución
Bolivariana. Por el contrario, recurrió a todos los procedimientos
posibles para obstruirla; y, en el extremo, pidió apoyo al gobierno de
los Estados Unidos demandando incluso una intervención militar yanqui en
suelo venezolano- Esta práctica traidora se repite hoy cuando en la
perspectiva de un nuevo proceso eleccionario, la Casa Blanca busca
imponer la candidatura de una obsecuente servidora del Imperio
La Confianza del pueblo
Las
transformaciones sociales fueron posibles gracias a la confianza del
pueblo, que renovó su adhesión al Proceso Bolivariano y al Comandante
Chávez en sucesivos comicios. Incluso en octubre del 2012, cuando debió
afrontar las elecciones aquejado por una grave dolencia, supo ganar el
apoyo multitudinaria de la población.
Cuando
el 5 de marzo del 2013 se apagó la vida del Comandante, el pueblo
reafirmó su compromiso con la historia. Por eso, Nicolás Maduro Moros,
al frente del Gobierno Bolivariano, mantiene en alto los mismos ideales y
similares propósitos. Y hoy, Venezuela lucha contra los mismos enemigos
de antes, pero cuenta con la solidaridad de todas las fuerzas dentro y
fuera de Venezuela.
Un Proceso Internacional e internacionalista
La
experiencia bolivariana configura hoy un proceso internacional pero
también un fenómeno internacionalista. Forma parta del combate mundial
en la lucha contra la estructura de dominación capitalista que busca
doblegar a los pueblos y someterlos secularmente a su dominio. Por eso,
la lucha contra el Imperialismo constituye la primera bandera de la
Revolución Bolivariana en nuestro tiempo.
A
partir del acceso de fenómeno venezolano al Poder -hace 25 años-
Nuestra América -la de Bolívar, Martí y Mariátegui- ha ido afirmando su
propio derrotero. A comienzo del siglo XXI diversos gobiernos
progresistas de nuestro continente, izaron banderas liberadoras y
crearon las bases para el desarrollo de un nuevo escenario continental.
La
Unidad de los pueblos posibilitó el surgimiento del Foro de Sao Paolo,
creado por iniciativa de Fidel Castro, Hugo Chávez y Luis Ignacio Lula
Da Silva y el esbozo de conceptos básicos que se denominaron las bases
para el Socialismo del Siglo XXI- Ambas herramientas, espantan hoy a las
oligarquías parasitarias en todos los países.
La
batalla del Imperio continúa y se torna crecientemente peligrosa en la
medida que las administraciones norteamericanas buscan obsesivamente
“cerrar” América Latina para asegurarla -al igual que antaño- como su
“patio trasero”, su granero, o su despensa,.
Washington
parte de la idea de que una tercera guerra mundial está ad portas, y
que en ella, habrá de enfrentarse a China y Rusia. Para este efecto,
busca crear focos de tensión que alienten el espíritu guerrerista y
promuevan el comercio de las armas: Ucrania, Palestina, el Medio Oriente
y el Mar Rojo, asoman hoy como sus expresiones preferidas.
Pero
necesita -en ese mismo juego bélico, acabar con Cuba, destruir a la
Venezuela Bolivariana, derrumbar al régimen Sandinista de Nicaragua y
desalentar cualquier proceso emancipador que asome en el continente.
Este es el reto que tienen al frente nuestros pueblos-
Para enfrentar esta creciente amenaza, urge desplegar la más amplia movilización solidaria.
Defender
a la Venezuela de hoy, en el 25 aniversario de su victoria, constituye
un deber esencial. Forma parte de la lucha mundial por un orden social
más humano y más justo en el que se hagan realidad los sueños de los
Libertadore (fin)
Lima, 1 de febrero 2024
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