lunes, 5 de febrero de 2024

LOS NUEVOS DESAFÍOS EN EL AÑO 2024

 

Movimiento por el Socialismo  Voz Socialista
 05 de Enero 2024
Ante la crisis política persistente y la decadencia total de la sociedad.
LOS NUEVOS DESAFÍOS EN EL AÑO 2024
El año 2023, que acaba de culminar, cierra el excepcional periodo político que se inició con la victoria electoral de Pedro Castillo en las elecciones del 2021. Este 2024, se vislumbra como un año de mayores crisis e incertidumbres, lo que exigirá a las fuerzas populares y progresistas definiciones más claras.
LA VICTORIA ELECTORAL DE PEDRO CASTILLO Y LA DEBACLE DE SU GOBIERNO
El 2021, como producto de la profunda crisis de la sociedad peruana, del desprestigio de las élites dominantes, de la crisis estructural agudizada por la pandemia, sorpresivamente, llegó al poder un campesino, un profesor rural como Pedro Castillo. Desde el punto de vista del desarrollo general de la historia del Perú, este hecho fue progresivo porque expresaba la primera victoria electoral de los campesinos y los pueblos originarios de nuestra Patria.
Pese a ese avance, el gobierno de Pedro Castillo, instaurado el 28 de julio del 2021, fue extremadamente caótico, errático y, rápidamente, fue devorado por las entrañas de la corrupción del Estado y la sociedad.
El gran problema de esa victoria popular-campesina es que, históricamente, fue extemporánea.
Inesperadamente, en un contexto general de crisis integral de la superestructura de la actual sociedad capitalista, se instauró un gobierno pequeñoburgués de raíces campesinas que, desde el inicio, estuvo predispuesto a favorecer a todo tipo de emergentes -los nuevos capitalistas- y a mantener los fundamentos del poder de la gran burguesía tradicional y las transnacionales.
Desde esa posición, dominado por las ambiciones de cualquier emergente, eludió de manera sistemática la constitución de un Gobierno Popular Progresista de frente único. Así fue su praxis, a pesar de su prédica “radical”, “popular” que, políticamente, se concentraba en su reiterada promesa de “convocar a una Asamblea Constituyente”.
Por su condición de Presidente de la República, Pedro Castillo fue el principal responsable de esa política errática de su Gobierno que, en la apariencia, representaba al pueblo; pero que, en lo profundo, expresaba, ante todo, los intereses emergentes, y, en particular, las aspiraciones de sus capas primarias.
Pero, además de él, los responsables directos de la crisis y la debacle de ese Gobierno fueron los personajes “radicales” y “populares” que lo acompañaron, quienes lo tenían rodeado y “encapsulado”. Asimismo, ciertamente, también tuvieron responsabilidades todos los partidos y líderes que, desde afuera, lo alentaban ilusamente para “cerrar el Congreso” y dar el “gran paso histórico” de convocar a la Asamblea Constituyente.
En el desastre del Gobierno de emergentes pequeñoburgueses y burgueses, encabezado por Pedro Castillo, también, fue decisivo el papel de los numerosos Caballos de Troya que actuaron en su seno desde el principio.
La experiencia del gobierno de Pedro Castillo, y de los “radicales populares” que lo acompañaron, culminó de manera abrupta con el “golpe fantasioso” anunciado por el mismo Presidente. Con este acto político suicida, Pedro Castillo le dio la oportunidad a las fuerzas más reaccionarias del país para ejecutar su ansiado golpe de Estado el 7 de diciembre del 2022. De esta manera, en cuestión de horas, las fuerzas sociales y políticas que perdieron las elecciones del 2021, se hicieron del poder. Y los seguidores de Pedro Castillo fueron defenestrados de todas las instancias del Estado.
Contrariamente a lo que podían pensar algunos sectores democráticos liberales, la experiencia ha demostrado que el golpe de Estado reaccionario no solo afectó a los que estaban en el gobierno de Pedro Castillo, sino también representó una severa derrota para el pueblo y todas las fuerzas progresistas.
DEL GOLPE DE ESTADO DEL 7 DE DICIEMBRE del 2022 A LA CAIDA DE LA FISCAL DE LA NACION
El golpe de Estado reaccionario y derechista fue promovido desde el inicio del gobierno de Pedro Castillo. Los promotores fueron las diversas fuerzas sociales y políticas que, en última instancia, respondían a los intereses de la gran burguesía tradicional y de los sectores más reaccionarios de la burguesía emergente.
Con los recientes destapes de la Fiscalía, en particular de la red mafiosa de la Fiscal Benavides, se ha demostrado de manera mucho más nítida la naturaleza de los conspiradores del 7 de diciembre del 2022: su reaccionarismo, su conservadurismo y sus vínculos con las viejas redes de corrupción del Estado.
No solo ha desnudado a la Fiscalía, sino también al Parlamento, ya que se han develado las relaciones mafiosas de casi todos sus integrantes: FP, Renovación Popular, Avanza País, APP, AP, Podemos, los “radicales populares” del Bloque Magisterial y Perú Libre y otras agrupaciones menores; así como la participación activa de personajes de los viejos partidos, como el APRA o el PPC, en esta trama de conspiración y corrupción.
Esta última crisis en las alturas, desmoronó el poder que había acumulado la señora Patricia Benavides en la Fiscalía de La Nación.
Patricia Benavides, que llegó a la Fiscalía de la Nación con serios cuestionamientos, actuó, expresando la soberbia torpe de una emergente recién llegada a las cimas del poder, con una gran dosis de arribismo. Tenía razones personales, familiares y respondía a las viejas redes de corrupción del Estado, entre las que destacan los apristas, algunos elementos del PPC y los actuales parlamentarios. Esta Fiscal de la Nación, con un espíritu mafioso, les planteó a los parlamentarios “limpiarlos” judicialmente con la finalidad de posibilitar la salida de Fiscales peligrosos para sus ambiciosos planes arribistas y colocarse, plenamente, al servicio de los más poderosos del país.
La reciente crisis en las alturas, también, ha descubierto las precariedades de los golpistas, del gobierno de Dina Boluarte y del Congreso. Los destapes son consecuencia de esas luchas fratricidas que se han desencadenado en el seno de esas fuerzas.
Aparentemente, los primeros en alentar la caída de la Fiscal Benavides están vinculados -de manera directa o indirecta- a ciertos núcleos de la gran burguesía tradicional, o son muy próximos a los demócratas liberales que, por años, han luchado contra las fuerzas conservadoras.
El gobierno de Dina Boluarte-Otárola, que actúa más acorde a los intereses de la gran burguesía -pese a los orígenes y naturaleza emergente de Dina Boluarte-, también, ha jugado un papel decisivo en la desgracia de la Fiscal Benavides. Este Gobierno, que es muy consciente de la responsabilidad que tiene en la muerte de más de 60 peruanos, tenía un interés especial en evitar cualquier “descontrol” en la Fiscalía.
Los diversos núcleos parlamentarios, como si hubiesen sido descubiertos, en su mayoría, han actuado de un modo ambiguo, como esperando el desenlace para alinearse. Los fujimoristas, por su parte, han tenido un comportamiento más misterioso y sospechoso: ellos, estaban más interesados en sacar provecho del “desorden en las alturas” para conseguir la libertad de Alberto Fujimori.
NUEVAS PUGNAS ENTRE LA GRAN BURGUESÍA TRADICIONAL Y LAS CAPAS EMERGENTES
Los impulsores principales del golpe de Estado del 7 de diciembre han sido individuos e instituciones vinculados a los grandes grupos de poder tradicional. Es decir, al statu quo imperante dominado por la gran burguesía tradicional y las transnacionales. Respondiendo a estos intereses, han desempeñado un papel decisivo los grandes medios de comunicación y las Fuerzas Armadas y Policiales, así como los partidos y grupos que representan a esa capa social burguesa.
Pero, en el golpe de Estado del 7 de diciembre, también, tuvieron un papel activo diversos núcleos y miembros de las capas emergentes, representados, ante todo, por los partidos y grupos que, en la práctica, dominan el Congreso. La gran burguesía tradicional sabía que estaba obligada a compartir el poder con esas capas emergentes.
En las capas dominantes, tanto en la clase social como en sus partidos políticos, así como en las instituciones del Estado, impera una profunda fragmentación; situación que se ha profundizado en los últimos lustros y, de manera particular, en los últimos años.
La fragmentación se expresa cotidianamente en infinidad de hechos. Sin soslayar ninguno de los fenómenos episódicos, la causa fundamental de esta aguda fragmentación es la relación conflictiva, y cambiante, entre la gran burguesía y las múltiples fracciones de la burguesía emergente; conflicto que, al agudizarse en las alturas, por lo general, termina en una profunda crisis política.
Los últimos acontecimientos evidencian que la gran burguesía tradicional, en particular el sector que pretende asumir una posición liberal avanzada, ha iniciado una nueva campaña contra los emergentes que actúan en el Parlamento, en otras instancias del Estado y en el conjunto de la sociedad. Pareciera que, algunos sectores de las capas dominantes tradicionales, intentan “sacudirse” de los emergentes que los acompañaron y les sirvieron para materializar el golpe de Estado del 7 de diciembre.
CONTENIDO Y FORMA DEL ACTUAL REGIMEN POLITICO.
La crisis en las alturas es de “contenido” y de “forma”. El poder que ejercen los “golpistas” tiene una forma “constitucional” y “democrática”. No solo eso. Contrariamente a lo normado por la Constitución, en el Perú de hoy, aparentemente, impera un régimen político parlamentarista; pero, en la práctica, se trata de un “poder parlamentario” completamente artificial, que no tiene conexión con el electorado, con la “opinión pública” y, por lo tanto, no tiene ninguna semejanza con los regímenes parlamentaristas de otras latitudes.
Pedro Castillo, con su insensato y fantasioso “golpe de Estado”, les dio a la derecha y extrema derecha la posibilidad de tomar el poder con el falaz argumento de la defensa “constitucional” de la democracia.
Obviamente, el golpe de la derecha no podía materializarse sin la participación de los militares. Estos se prepararon desde el inicio del gobierno de Pedro Castillo.
El aventurerismo verbal de Castillo, así como el discurso aventurero de los grupos radicales que lo acompañaban -y, desde fuera, de casi toda la izquierda-, alertó a los militares desde el principio. Estaban preparados para actuar en defensa del orden social vigente, ya que no había ocurrido nada extraordinario que indicara que podían actuar de otra manera.
Peor aún, con razón o sin ella, importantes sectores de las FFAA y FFPP estaban convencidos de que los “radicales populares”, que rodeaban a Pedro Castillo, eran herederos políticos de los que se levantaron en armas en los años 80. Suficientes motivos para actuar, solo esperaban el momento y este llegó, el 7 de diciembre, con la proclama, aventurera y suicida, de Pedro Castillo.
Las fuerzas derechistas, a pesar de que fueron tomadas por sorpresa, recibieron la noticia con alegría. Sabían que la proclama de Castillo les daba mayores posibilidades para materializar sus planes golpistas.
Cuando el golpe de Estado derechista se concretó, tuvo el carácter de un golpe militar preventivo. La estrategia y táctica aplicada consistió en atacar a los manifestantes como si el país estuviese en un escenario de guerra o de insurrección. El objetivo político estratégico y táctico era muy claro: reprimir militarmente con la finalidad de “acabar” con los ímpetus de los “radicales” y provocar temor, pánico y desmoralización en todo el pueblo.
Contrariamente a esos planes, los pueblos del Sur, que desempeñaron un papel decisivo en el ascenso al poder de Pedro Castillo, ante el golpe derechista del 7 de diciembre, y frente a la ofensiva militar desencadenada, impulsaron una enérgica y sorprendente resistencia que logró frenar las pretensiones de aquellos sectores, más reaccionarios, que intentaban Imponer, abiertamente, un régimen militarista.
A pesar de las ideas fantasiosas de los “radicales populares”, y de las contradicciones que tenía casi toda la izquierda, la lucha de los pueblos del Sur, inocultablemente, fue histórica y heroica. Esta resistencia -que les costó la vida a más de 60 compatriotas- y todas las luchas populares que se desarrollaron a lo largo del 2023, se convirtieron en el muro de contención que impidió la consolidación de las aventuras militaristas y fascistas.
Sin embargo, la resistencia popular que irrumpió en el Sur, y que en algunos momentos se extendió a otras zonas del país, no pudo evitar la instauración ni la continuidad del gobierno de Dina Boluarte y la permanencia del actual Congreso.
Contrariamente a los cálculos de muchos, y a la opinión pública que aparentemente, rechaza en su inmensa mayoría tanto al Gobierno como al Parlamento, estos se mantienen en el poder. Esta realidad política se ha impuesto como un subproducto de los resultados de la lucha: ninguno de los “extremos”, de la contienda fundamental, pudieron imponerse plenamente.
En el momento actual, en medio de esta fragmentación política en las alturas, el poder de los militares es mayor al que tenían en los anteriores gobiernos de los últimos lustros; pero, por ahora, ese poder lo están ejerciendo desde la “sombra”, a diferencia del protagonismo político abierto que tuvieron durante el golpe del 7 de diciembre del 2022 y en los primeros momentos del gobierno de Dina Boluarte. Su poder real en las alturas es gravitante y, por lo tanto, son un riesgo permanente para cualquier posibilidad democrática del país
La crisis política en el Perú es, pues, muy compleja, cuyas raíces históricas y sociales no siempre son bien comprendidas.
Las relaciones entre las diversas clases, capas sociales, instituciones del Estado, partidos y otras entidades, están determinada, en última instancia, por el tipo de capitalismo que impera en el país: un capitalismo que ha logrado evolucionar hasta el nivel de una gran industria moderna, sometida a los poderes de las transnacionales, pero que convive con un capitalismo primario muy extenso.
En esta realidad económica social, la gran burguesía tradicional ejerce la hegemonía; pero, extensivamente, es la burguesía emergente, en sus diferentes niveles y fracciones, la que predomina. En estas condiciones, se impone la fragmentación de las capas dominantes y, por ahora, el pueblo no tiene la capacidad para luchar por emanciparse, plenamente, de esas burguesías tradicionales y emergentes.
EL IMPACTO EN EL PERÚ DE LA LUCHA ENTRE LAS POTENCIAS EXTRANJERAS.
Las acciones de “guerra preventiva” de los militares, también, respondían a los planes de EEUU; en la práctica, han sido movimientos de “posicionamiento” para “detener” el avance de las potencias emergentes -como China- en el Perú y América Latina.
A lo largo del gobierno de Pedro Casillo, algunos sectores sociales, y políticos derechistas, realizaron una sistemática campaña de preparación ideológica para una intervención militar preventiva en contra de los peligros que representan las potencias extranjeras diferentes a la norteamericana.
Sobre la base real de que China, por ejemplo, tiene una influencia creciente en la economía peruana -cuyos principales beneficiarios son los grandes burgueses-, determinados núcleos de la extrema derecha difundieron falsedades como aquella que consideraba a Pedro Castillo, virtualmente, un agente político de los chinos.
Seguramente, los chinos pueden haber mostrado algún interés en las perspectivas del gobierno de Castillo, como lo hacen con cualquier otro gobierno, dispuestos a establecer relaciones de las que puedan sacar provecho y beneficiar sus planes expansionistas. Así actúan en casi todas partes del mundo.
Pedro Castillo, no ha sido ningún “agente” de los chinos, por el contrario, mostrando su condición de emergente común y revelando su ingenuidad política, en varios momentos, evidenció sus ilusiones en los norteamericanos y, más aún, se dejó embaucar por algunos simples e hipócritas halagos.
LA IMPERIOSA NECESIDAD DE ORGANIZAR LA LUCHA POR UN GOBIERNO VERDADERAMENTE PROGRESISTA
Con el arribo al poder de Pedro Castillo y la crisis política durante su gobierno, aunada a la reciente crisis en las alturas provocada por los destapes en la Fiscalía de la Nación, se ha revelado de manera muy dramática -y hasta grotesca- que la crisis de la sociedad y el Estado es muy profunda.
Ante esta difícil situación que atraviesa el Perú, las fuerzas populares y progresistas no pueden limitarse a promover la caída de los actuales gobernantes.
Las condiciones en la que se encuentra nuestra Patria exigen luchar con consciencia por la conquista de un verdadero gobierno progresista de carácter popular democrático y patriótico; reconociendo, en primera instancia, que, luego de un avance histórico progresivo, el pueblo ha sufrido una severa derrota, que lo ha colocado en una situación muy adversa. Tendremos que salir de esta condición actuando con mucho realismo y extraordinaria flexibilidad.
La experiencia política, de más de 20 o 30 años, nos enseña que la gran burguesía tradicional y la mayoría de los núcleos consolidados de la burguesía emergente son los que dominan el país y, por lo tanto, son los responsables principales de la permanente crisis y la decadencia generalizada que corroe a la sociedad peruana, la que, hoy en día, tiene su expresión más dramática y mortal en la creciente, y cotidiana, violencia delincuencial que azota a nuestro país.
Frente esta decadencia generalizada de nuestra Patria, se tendrá que luchar por conquistar un Gobierno Popular Democrático Patriótico, con la participación activa del pueblo organizado..
Ciertamente, esta tarea política es a mediano y largo plazo; pero, por la profundidad de la crisis, cada vez está más claro que el país no podrá lograr ningún avance trascendente e histórico, que lo enrumbe por el camino del progreso, la democracia, y la independencia nacional, si no se instaura este tipo de gobierno.
LA ACTUAL CRISIS MUNDIAL Y LAS PERSPECTIVAS
DE LA LUCHA DE LOS PUEBLOS
Los acontecimientos en el mundo, durante el 2023, estuvieron marcados por la guerra. La primera, en Europa, en Ucrania, escenario en el que se desarrolla la guerra entre Rusia y la OTAN; y la segunda, en el Medio Oriente, en Palestina, en la que se lleva a cabo una brutal ofensiva de los sionistas que gobiernan Israel en contra de los palestinos afincados en la Franja de Gaza y Cisjordania, conflicto que amenaza con extenderse y convertirse en una guerra de mayor escala en todo el Medio Oriente y, por lo tanto, con graves repercusiones en todo el planeta.
El mundo, en su conjunto, está viviendo cambios muy importantes, los que necesitan ser comprendidos en toda su magnitud y complejidad.
Con el colapso de la URSS, el capitalismo logró una victoria estratégica histórica, la que se evidencia en la mayor extensión del capitalismo en el conjunto del planeta y en la utilización intensiva de los avances de la revolución industrial cibernética. Incluso, después de 1991, por un tiempo, EEUU logró imponer su hegemonía mundial casi total. Sin embargo, la historia avanzó ya que, promovidos por los mismos intereses de las transnacionales, se fortalecieron potencias emergentes y, por lo tanto, inexorablemente, el dominio económico norteamericano continuó decayendo pese a su gran poderío militar.
Desde la crisis económica del 2008, el capitalismo ha ingresado a un periodo específico de su crisis estructural, la que, indudablemente, se ha profundizado con la pandemia del Covid 19.
Las recientes guerras son producto de la profundización de esa crisis estructural que vive el capitalismo mundial; y estas guerras, contrariamente a los planes de los imperialistas, profundizan la crisis mundial, en particular del capitalismo occidental, afectando seriamente la hegemonía del imperialismo norteamericano.
Los movimientos y partidos que luchamos por el porvenir socialista de la humanidad, no podemos limitar nuestra lucha a los marcos del llamado mundo multipolar -que, evidentemente, tiende a consolidarse- , ni a la lucha entre las fracciones conservadoras y progresistas de las capas dominantes.
Los socialistas de todo el mundo -y de nuestro país- estamos obligados a profundizar nuestro análisis de la historia y del presente para organizar la lucha por el socialismo, sacando lecciones y superando las limitaciones del pasado. Gracias al desarrollo de la revolución industrial cibernética que, en el momento actual, tiene su más alta expresión en las diversas aplicaciones de la llamada Inteligencia Artificial, podemos vislumbrar que el futuro socialista tendrá avances más sólidos y duraderos. Por ahora, esos avances tecnológicos sirven, ante todo, a las transnacionales y a todos los capitalistas; sin embargo, también, crean condiciones materiales para la lucha por un mundo nuevo. Nada, ni nadie detendrá la historia.
El proletariado y los trabajadores de todo el mundo, gracias a la experiencia vivida y al desarrollo de la ciencia y la tecnología, actuarán en niveles más avanzados y, por tanto, el socialismo logrará triunfar nuevamente.
Tal como nos enseña la historia, los socialistas, luchando por el futuro socialista, estamos obligados a unirnos a todas las fuerzas populares, democráticas y progresistas que luchan contra el fascismo y las guerras alentadas, principalmente, por EEUU y sus variados aliados.
En el Perú, este año 2024, honrando nuestra militancia socialista, continuemos luchando con consciencia y perseverancia, vinculados al pueblo, defendiendo nuestra Patria y uniéndonos a todos los pueblos y naciones oprimidas del mundo y a los trabajadores de todos los continentes, para seguir avanzando hacia la victoria histórica de los trabajadores y de la humanidad.
Movimiento por el Socialismo
5 enero, 2024.

G
M
T
Y
La función de sonido está limitada a 200 caracteres

No hay comentarios:

Publicar un comentario