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PERÚ. EL MIEDO LA DEVORA
Por Gustavo Espinoza M.
Diario UNO / Dominmgo 4 de febrero 2024
Usualmente
ocurre que una dictadura busca paralizar a una población infundiéndole
miedo. La intimida a través de procedimientos violentos que la acallan.
Usa la represión desenfrenada, la amenaza constante, la legislación
punitiva y la carcelería permanente.
Está
persuadida que, de ese modo, la gente se abstendrá de actuar y acatará
en silencio cualquier disposición que emane del Poder.
Sucede,
sin embargo, que muchas veces esta política expresa un contrasentido.
Vale decir que, en lugar de generar temor, refleja el miedo que la
autoridad siente cuando percibe la movilización ciudadana, el rechazo y
la protesta.
La
dupla que detenta el Poder en el Perú -Boluarte / Otárola- siente más
miedo que aquel que busca proyectar sobre la ciudadanía. Recurre
entonces a procedimientos perversos, pero ellos reflejan su propio
temor, y no el que siente el hombre de la calle.
Este
último reacciona con la burla y el desprecio, pero no se asusta. Muchas
veces, se ríe de las autoridades porque no las toma en serio. En todo
caso, sabe que todas las amenazas que lanza el régimen, sólo reflejan su
impotencia y orfandad.
Es
conocido el hecho que todas las encuestas de opinión recogen menos del
10% de adhesión a Dina Boluarte, y menos de 6% al Congreso de la
República. Esa es una realidad que no la cambia nadie y que no se habrá
de modificar con ninguna de las bravuconadas que nos repara el núcleo
que hoy está al mando.
Lo
que ocurre es que las instituciones encargadas de “asustar” a la
población, hacen cotidianamente el ridículo. Los hechos lo demuestran.
Los
Altos Mandos Policiales, hacen cada día “ruedas de prensa” para
informar a la ciudadanía acerca de los “éxitos” logrados por la
institución. Objetivamente, no logran ninguno.
Sergio
Tarache, el delincuente venezolano que asesinó salvajemente a una
muchacha peruana en la Plaza 2 de Mayo el año, nunca fue capturado aquí.
Cometió su crimen y luego salió del país como cualquier turista. Fue
capturado por la Policía colombiana, la de Gustavo Petro.
Lo mismo ocurrió con Wanda del Valle. Ella cometió delitos y estuvo prófuga de la justicia. Después se fue, y cayó en Colombia.
Es claro que en estos casos la “Benemérita” no tuvo nada que ver.
Tampoco
tuvo que ver en el caso del sobrino de Pedro Castillo. Él se “entregó”
en el Puente de Desaguadero, en la frontera con Bolivia, en medio de una
campaña de prensa que busca presentarlo como “colaborador” de la
Fiscalía.
En
cambio, sí la Policía Nacional tuvo que ver con otros fenómenos. En el
trascurso del año pasado, 1000 de sus efectivos estuvieron involucrados a
graves delitos. Y no se trató de simples policías sino de Generales,
Coroneles, Mayores, Capitanes y otros.
El
nuevo jefe de la institución, fue acusado recientemente en Arequipa por
supuestos delitos; y el viceministro recién nombrado, está acusado de
contubernio con la minería ilegal en Lambayeque.
Esto
es lo que daña a la institución, y no las caricaturas de Carlín Eso, y
el hecho que se sancione a La República y se busque una Ley de
”Amnistía” que borre los delitos de los uniformados.
Tanto
va el agua al cántaro materia de Delitos que ya no se sabe si los
últimos fueron cometidos por delincuentes disfrazados de policías, o por
policías disfrazados de delincuentes.
A
esto hay que añadir el tema de las armas y municiones peruanas que
relucieron en la reciente crisis del Ecuador. La versión oficial es que
no salieron de FAME, la empresa estatal de armas y municiones peruanas,
sino de FAMESA, una empresa privada. Cabe preguntarse entonces cómo
salieron del Perú. quién permitió que se fueran.
Numerosos
casos vinculados a Boluarte (hermano y hermana) y a Otárola, se han
registrado en forma cotidiana, o han sido denunciados por redes
sociales, la Tele o programas dominicales. Sin embargo, el Gobierno ha
negado los hechos pretendiendo tapar el sol con un dedo.
Ahora,
la dictadura asegura que Dina Boluarte no irá a Puno a la fiesta de la
Candelaria. Nunca fue invitada. No obstante, ha anunciado la decisión
inmisericorde de enviar a sus ministros, para atenuar el descontento. No
ha precisado qué caramelos llevarán los pobres para “contentar” a la
población. Mejor sería que los proteja.
Eso
de “repartir caramelos” en Ayacucho no fue solo una estupidez. También
fue una provocación. Ocurrió, sin embargo, que se perdió el control de
la situación, y por eso la jalaron de las mechas.
La
secuela fue risible. Cayó la línea policial vinculada al MINTER, pero
quedó casi intacta la Casa Militar, responsable de la seguridad
presidencial. Al jefe, lo patearon para arriba, vale decir, le dieron un
puesto más alto.
Mientras
eso ocurría, el General Angulo cantaba algunas cosas claras y dejaba
otras a contraluz. Eso, inició un pleito ante el cual hay que situarse
en Palco Preferencial para verlo mejor.
Finalmente,
la dictadura ha anunciado que “jueces sin rostros” sancionarán delitos
pareciera que, en ese espíritu, José Luis Gil, Baella y otros ex jefes
de la DIRCOTE se vestirán de jueces con capucha para dictar sentencias.
En definitiva, el miedo los devora. (Fin)
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