UNO:
EL
ENGAÑO DEL “CAPITALISMO RENTÍSTICO”
Por razones
académicas tuve que revisar el capítulo 10 del texto Teoría económica del
capitalismo rentístico, del economista Asdrúbal Baptista, quien es, según los
principales aduladores de la élite de economistas y especialistas en temas
financieros, un “venezolano universal” y quizá el economista vivo más importante
de Venezuela con prestigio ganado a lo largo y ancho del mundo por sus
trabajos.
Él plantea en el
referido capítulo lo que son los “principios de la dinámica del capitalismo
rentístico en Venezuela” distinguiendo que en una economía convencional los
capitalistas, entiéndase empresarios, dueños de industrias, sector privado, etc.,
acumulan capital partiendo de una condición indispensable que establece que la
productividad debe ser mucho mayor que los salarios reales (lógica capitalista rígida).
Es decir, los empresarios en cualquier parte del mundo producen cualquier bien
para que al venderlo puedan cubrir los costos de producción entre los que se
incluyen el pago de salarios y les quede un excedente como ganancia.
Como en
Venezuela no se produce lo que consumimos, con sus contadas excepciones, parte
de la renta petrolera debe destinarse a la adquisición de bienes de consumo en
el mercado internacional para satisfacer la demanda interna. Según él, esta
presencia de bienes de consumo importados trae consigo consecuencias de enorme
significación para la práctica económica de la sociedad perceptora de la renta.
La lógica
capitalista rígida en la que la productividad debe sobrepasar los salarios
reales se desvanece con la aparición y distribución doméstica de una renta internacional.
La exigencia que la acumulación capitalista impone sobre el mercado de trabajo,
a saber, que la productividad exceda siempre el salario real (eficiencia), se
debilita con la presencia de un provento rentístico captado del mercado
mundial, miles de millones de dólares baratos, y que circula dentro de la
economía interna.
Finalizando el
capítulo, Baptista expone que “la renta sustituye, pues, el requerimiento de la
generación de excedentes como condición indispensable para la inversión, y en
tal sentido toca el núcleo más fundamental de la estructura capitalista de
producción”.
En este último
enunciado hay un error metodológico, científico y conceptual gravísimo porque
el autor le atribuye a la “renta” cualidades biológicas. Según Baptista, los
miles de millones de dólares que le entran al país por concepto de la venta del
petróleo tienen vida propia.
Este chorro de
petrodólares decide por sí mismo lo que quiere hacer como si fuera un ser vivo
capaz de tomar decisiones.
Con este enfoque,
que distorsiona la percepción real de la situación, se estructura la idea de
que el petróleo es el problema de la economía en Venezuela, capacidad de tomar
decisiones. La distorsión la generan los capitalistas holgazanes y delincuentes
quienes pervierten y contaminan el sistema económico de la nación apropiándose
de la renta fraudulentamente sin producir nada a cambio.
CAPITALISMO
PARASITARIO
Si no se identifica
con claridad el problema y sus causas, jamás lograremos solucionar las
consecuencias adversas que experimentamos en el país. La falacia del “capitalismo
rentístico” debe ser erradicada y entender que en Venezuela lo que persiste es
un capitalismo parasitario. Al hacerlo así, vislumbramos con certeza el origen
de nuestros principales padecimientos a nivel económico y financiero.
Según mi punto
de vista, el capitalismo parasitario coexiste con el socialismo bolivariano
porque los principios que rigen su dinámica aún permanecen en la realidad del país.
El capitalismo parasitario parte de las siguientes premisas claramente identificadas:
1) Existencia de una burguesía parasitaria
y apátrida que domina un gran sector de la economía y controla una gran porción
de las relaciones de poder político;
2) Alta penetración de la burguesía
parasitaria en las esferas de la administración pública, principalmente en
instancias de toma de decisiones vinculadas al sector financiero y económico;
El citado autor
coloca el gráfico “Productividad y salarios reales: Venezuela, 1950-2008” en
donde se observan picos muy pronunciados en la categoría “Salario real” coincidentes
con los periodos de bonanza petrolera en el país, vale decir, cuando al país le
han entrado mayores ingresos por concepto del petróleo los salarios se han
disparado a diferencia de la productividad que se mantiene prácticamente inmutable.
Pero resulta que
Baptista no coloca, para complementar, la gráfica de la “Fuga de capitales en
Venezuela (1950-1999)”, reflejada en un trabajo de Emilio Medina publicado
también por el BCV en donde se constata que los mayores robos de divisas a la
nación venezolana también se han producido cuando al país le ha entrado mayor ingreso
por concepto de la venta del crudo. Se observa un pico espeluznante entre los
años de 1975 y 1985 en donde las riquezas de todos los venezolanos fueron expatriadas
llenando las cuentas en el exterior de empresarios privados.
En los años
recientes, se calcula que la “fuga de divisas” en el periodo 2001-2010 ha
totalizado más de 153 millardos de dólares.
Yo no entiendo
por qué los economistas llaman “fuga de divisas” a un robo que se le hace a la
nación. Las divisas no se meten por sí mismas en una maleta y se van corriendo
despavoridas del país. Nuevamente vemos cómo la jerga económica distorsiona la
percepción respecto a una realidad. En definitiva, el robo descarado al pueblo
de Venezuela continúa.
¿HAY UN
“CAPITALISMO RENTÍSTICO” EN VENEZUELA?
Con este
rimbombante y eufemístico término se exculpa a quien funge como actor clave en
la dinámica económica del país: la burguesía parasitaria. El problema no es que
Venezuela tenga una “maldición” por culpa del petróleo que surge “gratis” de
nuestro suelo y no “nos cuesta nada” como nos quieren hacer ver los
especialistas en el área de la economía.
Los recursos que
le entran al país por concepto de renta petrolera no son el problema. El
problema tiene su eje fundamental en los actores que dominan la escena de la
economía y las relaciones de poder. La renta no es un actor sino un factor. El problema
no es el dinero que se obtiene, sino lo que se hace con el dinero que se
obtiene. El capitalismo, así como el mal llamado “libre mercado”, no es un ente
autónomo que se rige por sí mismo, que tiene vida propia independiente de
cualquier interés particular. No hay una “mano invisible que todo lo arregla”
como decía nuestro comandante Hugo Chávez, esto es mentira. El capitalismo se
mueve porque existen capitalistas que ven en la acumulación de capital su fin
último, la supremacía del individualismo, el lucro.
La renta, por su
parte, no genera ningún tipo de distorsión por sí misma. La renta no es un
organismo vivo que tiene
3) Existencia de centros de pensamiento neoliberales
como el IESA que promueven enfoques distorsionados que generan anclajes académicos
e ideológicos, imponiendo rémoras cognitivas que nublan el entendimiento
certero y real de las relaciones de poder;
4) Élite de asesores y especialistas en
el área de la economía con tendencia reformista cuyos análisis son tomados como
valederos;
5) Altos niveles de corrupción en el
aparato del Estado, propiciada por la burguesía parasitaria;
6) Ausencia de control y revisión del
retorno en producción de sectores que reciben financiamiento del Estado;
7) Lenidad ante ilícitos cambiarios,
estafas, etc., y,
8) Medios de comunicación en manos de la
burguesía parasitaria que imponen representaciones sociales tendentes a considerar
que nuestra “maldición” es el petróleo y no quienes se roban y desangran a la
Patria.
Cuando estos
principios sean atacados en su totalidad y su existencia sea revertida podremos
enrumbarnos como país hacia la cristalización de una economía fuerte que sea
predominantemente socialista.
@CyberRevol
Caracas
CORREO del ORINOCO
La Artillería del Pensamiento
N° 1487 Jueves 31de octubre de 2013
P. 23 Opinión Libre
Revolucionando ando
El engaño del “capitalismo rentístico”
Por Kenny García Ortega
DOS:
¿PANFLETO
POR ENGAÑO?
Quiero comentar
un artículo reciente del compañero Kenny García Ortega titulado “El engaño del
capitalismo rentístico”, que fuese publicado el pasado jueves 31 en el presente
diario.
Las condiciones
económicas propiciadas por la guerra de baja intensidad emprendida contra
nuestro país han desatado un arduo debate sobre las causas y propuestas en
torno a las medidas necesarias para superar dichas condiciones. Entre otros, se
ha creado un frente que aboga por el desmontaje del anclaje cambiario (Víctor Álvarez),
uno que apuesta por el establecimiento de una central de importaciones (Manuel
Sutherland), y otro que toma en cuenta los factores de poder y no solo los
modelos económicos (Simón Andrés Zúñiga).
La postura del
compañero García intenta posicionarse en este último frente, pero desvirtúa el
análisis económico y termina haciendo un mal proselitismo de talante
panfletario que en nada ayuda, ni a la comprensión de las causas económicas y
políticas de la pugna por la renta petrolera, ni a rebatir las propuestas de
alguno de los otros frentes, especialmente el del desmontaje del tipo de cambio
al que parecieran dirigirse sus críticas.
Démosle una de
cal y una de arena.
Es cierto que en
la pugna por el control de la renta petrolera operan factores de poder que no
pueden obviarse a la hora de tomar decisiones en materia económica; uno de
estos factores es la así bautizada “burguesía parasitaria”.
Pero esta
afirmación es huera si a su vez se afirma –como hace García– que la renta no es
un problema, lo que es igual a decir que no importa su existencia en el campo
económico.
¿Qué parasita la
burguesía? La renta petrolera, pero si no hay capitalismo rentístico, tampoco
habrá renta que parasitar y, por tanto, tampoco habrá burguesía parasitaria. El
argumento de García es contradictorio.
En el artículo
comentado se mal interpreta a Asdrúbal Baptista y su Teoría del capitalismo
rentístico, que si bien no tiene la última palabra en la discusión, al menos se
cuida de ser riguroso con los términos. No se trata de que la renta tenga
“cualidades biológicas”, como dice García. Sino que las relaciones sociales de
producción que se establecen a partir de una determinada forma de división
social del trabajo, desarrollan una dinámica propia con ciertas tendencias y
características que pueden ser estudiadas y analizadas.
Y esto es lo que
hace Baptista: crea un modelo teórico para analizar el comportamiento de la
renta petrolera como factor determinante del modo de producción venezolano.
¿Que se puede
estar en desacuerdo con Baptista?, sí. Pero negar la condición rentista de
nuestra economía es salirnos del debate y caer en opiniones de cafés y
tabernas.
Por demás, decir
que la “renta” pueda tener comportamientos que no están en mano de los actores
económicos ni al alcance inmediato de su conciencia no es un error
“metodológico, científico y conceptual gravísimo”. El mismo Marx ya había
desarrollado su teoría del “fetichismo” cuya premisa (sintetizada) es que las
cosas se comportan como sujetos y los sujetos como cosas.
Marx muestra
cómo en el capitalismo los actores económicos ya no deciden de manera autónoma,
sino que es la lógica metabólica del capital la que impone las reglas y
determina la conciencia. Recomendamos al amigo García revisar El Capital.
Si la discusión
fuera tan sencilla como se plantea, de pensar que la dinámica propia de la
renta no importa y lo que importan son los actores, bastaría con planificar la
circulación y ¡listo!, problema resuelto, pero no lo es. Así como no hay una
“mano invisible” que todo lo arregla, tampoco hay una planificación perfecta que
todo lo controla.
Hablemos con una
metáfora para ver otro error de García. Yo puedo querer asir un chorro de agua
con la mano; pero si no conozco las características del agua, el estado
material en el que se encuentra, el origen del chorro o cuál es su curso, puedo
intentar mil veces y nunca lograré asirla, ¡ni con las dos manos!
Análogamente, yo
puedo querer utilizar la renta petrolera –para un proyecto socialista como es
el caso de la Revolución Bolivariana– pero si no comprendo dónde se origina la renta,
cómo está determinada su circulación, qué relación tiene con los otros factores
de producción: capital y trabajo, etc., nunca podremos evaluar con un mínimo de
certeza empírica qué mecanismo son más o menos efectivos para su redistribución
e inversión de acuerdo con el proyecto nacional de inclusión social. Mucho
menos sabremos cómo impedir que la burguesía continúe parasitando la renta o,
algo mucho más complejo, cómo superar la condición rentista de nuestra
economía.
No se trata de
“engañar” al pueblo y hacerle creer que “el problema es el petróleo”. Se trata
de analizar en su justa medida las características de la economía venezolana y
su actual modo de producción; y en esta discusión, la cuestión de la renta
ocupa un lugar igual de fundamental como los factores de poder que luchan por
obtenerla.
“No nos llamemos
a engaño –dice nuestro comandante Hugo Chávez en el plan de la patria– la
formación socioeconómica que aún pervive en Venezuela es de carácter
capitalista y rentista”.
Tengamos
cuidado, porque igual daño hacen, tanto el engaño de modelos económicos vacíos
de contenido, como los panfletos vacíos de fundamentación.
Caracas
Correo del Orinoco
La Artillería del Pensamiento
N°1489 2 de noviembre de 2013
P. 16 Opinión Libre
¿Panfleto por engaño?
Roger Landa
Caracas
-.o0o.-
Nota.-
En
sus históricos y ahora más actuales que antes 7 Ensayos de Interpretación de la realidad Peruana, JCM señaló que “El
capitalista, o mejor el propietario criollo, tiene el concepto de la renta
antes que el de la producción”, que “El hacendado no se preocupa de la
productividad de la tierra. Sólo se preocupa de su rentabilidad”, que
-reiterando- “este latifundista no se preocupa de la productividad sino de la
rentabilidad de la tierra” (COC. T. 2, págs. 34, 94, 103, 7 de octubre 1928)
En
su Programa Patria, ahora más actual
que antes, Hugo Chávez Frías, como candidato presidencial señaló que “No nos
llamemos a engaño: la formación socioeconómica que todavía prevalece en
Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas
ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Éste es un
programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una
radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a
paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo. (Presentación, 11 de junio 2012)
Ocho
décadas median entre afirmación y afirmación. Y el problema del capitalismo
parasitario y rentista, de hecho recién se está enfocando de manera central.
Aparte
del capitalismo transnacional de los países dominantes está el capitalismo marginal
de los países políticamente independientes pero económicamente coloniales. (Independencia-emancipación
por un lado, semifeudal-semicolonial por otro lado)
Por supuesto,
hay también dos burguesías en el Poder, la burguesía transnacional y la
burguesía marginal. Esta burguesía marginal es la burguesía que analizó JCM
desde sus orígenes. Burguesía parasitaria, burguesía rentista.
En nuestro país
no se volvió a debatir al respecto, no se volvió a centrar el debate en este
concepto fundamental. Pero ahora en Venezuela se debate acerca de esta realidad
de lucha entre capitalismo y socialismo. Y cuál es la economía actual del país.
Debemos seguir
con atención este debate, del cual podemos extraer más de una enseñanza. Si
centramos el debate en nuestro país, acerca del capitalismo marginal
parasitario y rentista, acerca de la economía colonial, haremos la distinción
tajante entre izquierda democrática y nacionalismo étnico por un lado, y Socialismo Peruano por otro lado. Así
daremos al traste con el engaño del “crecimiento
superior a China”, simple actualización del “¡Vale un Perú!” que sólo nos dejaron, nos dejan y dejarán miseria
y atraso. Cuán vigente está Economía Colonial, sustento de 7 Ensayos
Y si el
capitalismo transnacional está en crisis
terminal, ¿no está también en crisis
terminal el capitalismo marginal parasitario y rentista de nuestro país?
Ragarro
19.11.13
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