La avalancha de violentas marchas de protesta el pasado año, estremeció a los países latinoamericanos pertenecientes a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) como Venezuela, Ecuador, Bolivia y a las naciones que eligieron el camino progresista-nacionalista: Argentina y Brasil.
"Si no tienen cuidado, los periódicos lograrán que odien a los oprimidos y amen a los que les oprimen"
(Macolm X, 1925-1965)
En todos estos países donde se creía que
habían elegido un camino seguro tras largos años de lucha, se mezclaron
de un momento a otro los derechistas confesos, izquierdistas soñadores,
neofascistas al estilo europeo, indígenas manejadas por las
Organizaciones No Gubernamentales (ONG), demócratas desilusionados,
políticos oportunistas e inclusive la gente que salió de la pobreza
gracias a los programas públicos de asistencia social gritando al
unísono "¡Fuera Correa!" "¡Fuera Maduro!" "¡Fuera Cristina!" "¡Fuera
Dilma!" "¡Fuera Morales, Fuera!" "¡Qué se vayan todos!".
Al
observar el odio que mostraban sus participantes hacia los líderes que
se atrevieron a desafiar la hegemonía de Washington y tratar de enrumbar
a sus países hacia un camino diferente y alternativo al neoliberalismo,
uno se pregunta sobre este fenómeno social y cómo se logró articular
los movimientos de descontento prácticamente simultáneos en estos cinco
países y qué poder estaba detrás de la ola de violencia y protesta en
Ecuador, Venezuela, Bolivia, Argentina y Brasil. En realidad es producto
de una incansable labor de los medios de comunicación globalizados
internacionales al servicio de Norteamérica y sus socios menores los
oligarcas nacionales.
En toda América Latina el grueso de los
medios de comunicación está actuando como un partido político de
oposición tratando de desorientar, confundir, distraer, desinformar a la
opinión pública justificando siempre el proceso de idiotización de la
población que crece día a día.
Lo interesante es que la intensidad de este
método de presión depende de la cantidad de recursos naturales y en
especial de hidrocarburos que poseen los países que son señalados por la
mano no tan invisible de Washington y del grado de desobediencia que
muestran sus líderes hacia la única superpotencia en el mundo.
Analizando el proceso de descontento "popular" en Argentina donde el
kirchnerismo perdió las recientes elecciones presidenciales, en
Venezuela que resultó en la derrota del chavismo en la Asamblea Nacional
y actualmente los intentos de intensificación de la protesta en
Bolivia, Brasil y Ecuador, podría confirmar este planteamiento.
La mayoría de estos países poseen enormes
recursos energéticos. Las reservas confirmadas de petróleo en Venezuela,
que alcanzan 297 mil millones de barriles frente a 268 mil millones en
Arabia Saudita y las no confirmadas de unos 600 mil millones de barriles
convierten a este país en una presa anhelada por todas las
transnacionales y en especial por las estadounidenses que sueñan con
poseerlas del todo. El reciente descubrimiento de yacimientos de
petróleo en agua marina frente a la ciudad Angra dos Reis en Brasil y
que alcanzan casi 100 mil millones de barriles, se considera en el país
carioca como "un regalo de Dios" y coloca a la nación en el noveno lugar
en el mundo en este rubro. Bolivia ocupa el décimo primer lugar a nivel
mundial por sus reservas de gas que llegan a 0,74 millones de millones
de metros cúbicos. Ecuador posee cerca de siete mil millones de barriles
de petróleo y Argentina casi tres mil millones, agregando sus 400 mil
millones de metros cúbicos de gas.
Aquel momento del creciente descontento fue
hábilmente usado por la derecha, tanto en Argentina como Venezuela. El
candidato ultraderechista argentino Mauricio Macri lanzó la idea de la
necesidad de "cambio" en el país, hábilmente promovida en el 2014-2015
por sus especialistas en mercadotecnia quienes, con el apoyo
incondicional del Grupo mediático Clarín, lograron convencer a los
votantes que Macri era el candidato que necesitaba el país. Y Argentina
consiguió a su nuevo presidente olvidándose de su prontuario y decenas
de juicios contra él en la ciudad de Buenos Aires, tampoco le importó su
fama de autoritario y de pocos escrúpulos. Así, en un mes Argentina se
convirtió en un país diferente donde según la revista Noticias "nació un
nuevo relato. El presidente perfecto".
Esto significa, la concentración del poder por el presidente a costo
del Congreso y formando una alianza entre el Grupo Clarín, el partido de
Macri Podemos y el Poder Judicial. El actual presidente del Banco de la
Nación, Carlos Melconian, anunció hace poco el rumbo que tomará el
país, afirmando que "con este nivel de salarios, Argentina es inviable:
sólo vamos a crecer bajándoles a los trabajadores un 40 por ciento de
ingresos y la única forma de negociar una baja real con estos
sindicatos, es llegar a un desempleo superior al 15 por ciento". Al
dejar el poder Cristina Kirchner el desempleo era del 6.6 por ciento. El
paso de Mauricio Macri ya se siente pues hay más de 10.000 despidos en
el sector público, para febrero ya están anunciados aumentos de tarifas
de gas y luz en 200 por ciento, los canales de televisión ya no
transmiten noticias sobre la violencia, la palabra devaluación quedó
minimizada, la palabra ajuste se convirtió en "sinceros aumentos para
corregir la herencia recibida".
El presidente está gobernando por decretos
cerrando programas de radio y televisión críticos al gobierno e
informando a la ciudadanía que la policía tiene derecho de pedirles
documentos en cualquier circunstancia y lugar. Los ministros, a la vez,
están creando las condiciones para las transnacionales. El hombre de
Shell, el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, hizo
eliminar la regulación de la actividad petrolera. El de Cultura, Pablo
Avelluto, dio un golpe de gracia a las casas editoras nacionales
ordenando apertura sin restricciones a la importación de libros. La
represión en todo el país está tomando fuerza, lo que confirma la
detención de la fundadora del movimiento Tupac Amaru y dirigente de la
red de organizaciones sociales en Jujuy, Milagro Sala.
Frente a todos los cambios, al estilo kafkiano y la época de los
gobiernos militares, que se vienen produciendo en el país, parece que la
misma madre naturaleza empieza a revelarse, siete provincias están
sufriendo el peor ataque de langostas en los últimos 50 años lo que está
afectando los cultivos y campos de pastoreo de más de 700.000
hectáreas.
En
Venezuela, la oposición que ganó la mayoría calificada en la Asamblea
Nacional, empezó su labor el 5 de enero pasado con gran torpeza. Su
presidente Henry Ramos Allup anunció ese día que su labor sería
"deconstruir la revolución bolivariana" con el apoyo del Tribunal
Supremo de Justicia y para empezar ordenó de inmediato sacar los
retratos de Simón Bolívar y Hugo Chávez de la Asamblea Nacional.
Enceguecido por el triunfo electoral hizo mal cálculo respecto al
pensamiento del pueblo que sigue en su mayoría chavista y no quiere
cambiar de República, la respuesta no se hizo esperar y salieron
multitudinariamente a la calles a protestar por la medida, apoyados por
todos los estamentos, entre ellos las fuerzas armadas. En realidad, su
voto no significó la adhesión a la oposición, sino una llamada de
atención a las autoridades que hay que poner orden en casa y terminar
con el desabastecimiento, la especulación y el acaparamiento de los
artículos de primera necesidad.
Hace poco la economista venezolana,
Pascualina Curcio, publicó un estudio titulado "Desabastecimiento e
Inflación en Venezuela" donde prueba que el origen del problema se debe a
una lucha política. "No es por la disminución de la producción. Se han
entregado las divisas al sector importador para todos los rubros, sobre
todo alimentos y medicamentos y sin embargo persiste la escasez". Para
la especialista, la razón principal consiste en el acaparamiento de
bienes de primera necesidad cuya producción y distribución está a cargo
de monopolios y oligopolios. En este contexto los intereses políticos
que buscan la desestabilización del país superan los intereses de
maximizar los beneficios". En condiciones cuando la oposición, desde los
tiempos de Hugo Chávez, siempre rechaza el diálogo
con el gobierno lo que queda al poder ejecutivo es acudir al pueblo
formando comités populares, Asamblea Popular y hacer guerra a la
burocracia y a la corrupción que están corroyendo la República, elemento
utilizado por los promotores de la guerra mediática.
En Ecuador el fenómeno de protesta es
realmente ilógico, allí la tasa de desempleo es la más baja en la
región: 4,7 por ciento y donde durante nueve años de Revolución
Ciudadana se ha formado una sólida clase media. Ahora, como por arte de
magia esta clase media se convirtió en acérrimo enemigo de Rafael Correa
quien desilusionado por el rechazo, o tal vez recordando la vergüenza
ecuatoriana de lo que le pasó en 1912 a su paisano el presidente
constitucional Eloy Alfaro, el más grande benefactor del país, quien fue
linchado y arrastrado su cadáver por su propio pueblo, ya anunció su
retiro de la política al terminar su mandato en 2017. Hasta los artistas
que han sido beneficiados por el actual gobierno se convirtieron en
iracundos enemigos del "correísmo". Azuzados por la derecha se olvidaron
de repente de la crisis de 1999 cuando el gobierno declaró el feriado
bancario que empobreció a millones de ecuatorianos y a otros millones
los expulsó de la patria. Precisamente con Rafael Correa, que asumió la
presidencia en 2007, se consolidó la economía nacional dando prioridad
al ser humano y no al capital. Con Correa fue recuperada su soberanía y
el orgullo nacional pues en Ecuador imperaba Estados Unidos y la CIA
hacía tabla raza de sus leyes. También los 200 centros de investigación
sirven de testimonio de los logros de la Revolución Ciudadana. Tal vez
en algún momento de lucidez el pueblo gritará: ¡Los Golpistas no
Pasarán!
En Brasil, las protestas exigiendo juicio
político a la presidenta Dilma Rousseff por la corrupción en Petrobras,
también tienen carácter político y donde los intereses norteamericanos
coinciden con los de la oligarquía nacional que quiere la privatización
de Petrobras, es decir, tomar el control de 100 mil millones de barriles
de petróleo localizados frente a las costas de Rio de Janeiro por parte
de la Shell, BP y Chevron. No hay que olvidar que después del
descubrimiento de petróleo frente a la ciudad Angros des Reis, los
buques de la IV Flota se desplazaron inmediatamente a la zona donde se
calcula hay posiblemente otros 100 mil millones de petróleo. Fue
precisamente aquel descubrimiento que motivó una campaña de protesta
contra el gobierno de Dilma Rousseff para sacarla del poder y entregar la presidencia a Aécio Neves, el Mauricio Macri brasileño.
La actual arremetida de la derecha
neoliberal contra todas las manifestaciones, aunque incipientes, del
socialismo, democracia, populismo y nacionalismo en Latinoamérica es
parte de lo que los globalizadores "iluminados" llaman "Golpe Blando",
"Revolución de Colores", "Guerra de Cuarta Generación". Y quién sabe
cuántos métodos más están en proyectos de la Agencia de Seguridad
Nacional norteamericana (NSA, por sus siglas en inglés) que está
vigilando día y noche los recursos energéticos de cada país y determina
la fecha y la magnitud de protestas, disturbios o supuestas revoluciones
para cada país cuyos recursos energéticos representan "interés para la
seguridad nacional de EEUU".
Para lograr este propósito y confundir la opinión pública se utiliza un sistema sofisticado de engaño y desinformación.
Para lograr este propósito y confundir la opinión pública se utiliza un sistema sofisticado de engaño y desinformación.
Por algo decía Mark Twain que "es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada".
Fuente: Sputnik
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