La influencia decisiva que la economía tiene en la gestación, nacimiento, desarrollo y caducidad de los fenómenos sociales desde que el método marxista le diera un carácter fundamentalmente científico, está por demás demostrado en la teoría como en los hechos por los maestros del proletariado y las revoluciones proletarias victoriosas en el mundo.
Valiéndome de esta vasta experiencia de la lucha del
proletariado hoy, más vigente que nunca, sirvan estas líneas, muy modestas por
cierto, como un interés consciente que conduzca a la reflexión a los activistas
del Cambio Social en el país.
Comenzaré por poner en el debate el tema tantas veces
soslayado intencionalmente por los profesionales y políticos del intelecto
burgués: El tema del carácter colonial de la economía del Perú. En ese sentido,
comenzaremos por señalar un hecho histórico del cual solo se habla de sus
efectos superficiales a modo de ignorar su realidad profunda. Se trata de la
Revolución de la Independencia. Hasta ahora, en cada fecha de su recordación,
solo se trae a la memoria su carácter épico superficial de la liberación de un
pueblo de su dependencia extranjera, pero se ignora que esa liberación no era
otra que el cambio a otra dependencia extranjera, más moderna, que hasta hoy
pesa ya casi dos siglos; cuál es si no la dominación y dependencia del capital
extranjero.
Históricamente, la economía peruana ha continuado anclada a
un nuevo colonialismo correspondiente a las nuevas condiciones impuestas por el
desarrollo de la producción y mercados del capitalismo extranjero. Ante esta
realidad, las clases dominantes, los herederos de los terratenientes feudales
dieron nacimiento al fenómeno del Gamonalismo, hoy ocupando el poder político
del Estado y sus instituciones representativas puestos por encima del pueblo
trabajador como sus gobernantes despóticos y por debajo, ubicados como fieles
servidores mendicantes, del poder del capital extranjero. Esta clase dominante,
parasitaria, tiene una doble moral.
En nuestros días, los profesionales del intelecto académico
no ahorran saliva para propalar a todos los vientos del ¡crecimiento económico!
del Perú. Es un globo que por cualquiera de sus lados se desinfla si lo
pinchamos con la realidad concreta de que la economía peruana es una economía
colonial; por tanto, el absurdo cuento de “crecimiento económico”, acorde con
la idea planteada, más debería decir que se trata de un “crecimiento (si es que
puede ser llamado así siguiendo su lógica) de nuestra dependencia económica del
poder del capital” y que traducido a nuestra realidad concreta se expresa en:
DESINDUSTRIALIZACION, DESAGRARIZACION, INFORMALIDAD LABORAL, con sus efectos
inmediatos del desempleo, subempleo; pobreza y extrema pobreza, en que se
encuentra sumida la clase productora, trabajadora del país.
Finalmente, no hay modo como podamos conocer y definir los
problemas peruanos si no consideramos como premisa fundamental para su
conocimiento y definición para el Cambio Social, el carácter colonial de la
economía peruana, basamento material de todo el andamiaje del Estado y sus
instituciones, por más que estos se crean al modo de la bravuconada gamonal,
“libres e independientes”, sin capacidad siquiera para conocer la superficie de
un país donde se sienten extranjeros, y tengan que recurrir a un Tribunal
extraterritorial para conocerlo.
Creo que si ubicamos el debate de los problemas peruanos en
la premisa fundamental de que el carácter de la economía nacional es el de una
economía colonial, seguro que daríamos un gran paso hacia la organización del
Cambio Social. Por eso, asimilemos, desarrollemos y defendamos la clarividencia
del Amauta José Carlos Mariátegui cuando señalaba respecto al poder del Capital
extranjero en el Perú: “La economía del Perú es una economía colonial. Su
movimiento, su desarrollo, están subordinados a los intereses y a las
necesidades de los mercados de Londres y de New York. Estos mercados miran en
el Perú un depósito de materias primas y una plaza para sus manufacturas”
(JCM-COC-T-11-pág.130). Más claro no puede estar definido el carácter colonial
de la economía peruana del cual depende la postración del país y el ser solo un
color en el mapa del mundo.
Finalmente, ¿la mentalidad colonial de los intermediarios
del capitalismo extranjero no se complace hoy en servirle cuando dice que el
Perú es un país minero, y se asustan cuando la propina baja como consecuencia
de la caída de los precios en el mercado mundial de las “exportaciones
invisibles” de las materias primas de la minería? Ahí lo tienen, ese es el
Estado caduco y corrupto, que deber ser cambiado.
Por eso, para revertir esta realidad de postración del
país, no queda otra solución que PREPARAR LA ORGANIZACIÓN PARA EL CAMBIO
SOCIAL. En esta lucha, la duda es estéril. Y nadie que viva en este país, puede
ponerse por encima de la contienda.
Héctor Félix D.
29.12.13
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