Entrevista a Martín Almada, Premio Nobel Alternativo de la Paz y descubridor del “Archivo del Terror” en Paraguay. DEL PLAN CÓNDOR AL ALCA: GLOBALIZACIÓN Y TERRORISMO DE ESTADO
Gracias por concedernos esta entrevista, señor Martín Almada. A mediados de los años 70, usted escribió una tesis doctoral “Paraguay, Educación y Dependencia”. ¿Qué planteaba en esa tesis? y ¿tenia conciencia de que podía ser perseguido de esa forma por sus ideas?
Afirmé en la Tesis fundamentalmente dos cosas. Una, que la educación en el Paraguay solo beneficia a la clase dominante y que estaba al servicio del subdesarrollo y la dependencia. Me inspiré en la obra pedagógica liberadora de Paulo Freire, un gran educador brasileño que también sufrió la persecución política y sufrió el exilio.
En segundo lugar, denuncié lo que constituye para mi la primera vigilancia masiva norteamericana en Paraguay a través del Plan Camelot, un espionaje sociopolítico para medir y pronosticar las causas de las revoluciones e insurgencias. El Proyecto elaborado por los investigadores en ciencias sociales de la Universidad de Washington fue patrocinado por el Pentágono y la CIA. Ese proyecto se centraba en los temas de la contra revolución y la contra insurgencia.
Primero la USAID intentó aplicarlo en Chile, pero en agosto de 1965, el profesor Johan Galtung, un noruego contratado por la FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) denunció el peligro que implicaba la aplicación del Proyecto. Todas las Universidades chilenas se sumaron a la campaña que obligó al gobierno de Chile a cancelar la propuesta de USAID. El Profesor Galting posteriormente fue contratado por la Oficina de la UNESCO para América Latina con sede en Santiago, y fue acusado por la CIA como un activista antinorteamericano.
En aquel entonces Paraguay estaba bajo la feroz dictadura del general Alfredo Stroessner, que brindó su apoyo al Proyecto financiado por USAID, logrando que fuera “todo un éxito” por el año 1970 . Efectivamente, logró evitar estallidos sociales y garantizar la “paz social” hasta que el 2 de febrero de 1989 Washington patrocinó el golpe militar que destituyó a Alfredo Stroessner y fue reemplazado por su propio consuegro, el Zar de la droga, general Andrés Rodríguez.
Cuarenta años después, Edward Snowden reveló en el 2013 los programas de vigilancia mundial de la NSA, denunciando que los proveedores de servicios de telecomunicaciones tenían órdenes por ley de enviar los registros de teléfonos y correos electrónicos al gobierno norteamericano. Eso le costó el exilio.
Mi trabajo se limitó a Paraguay con recursos muy artesanales, pero Snowden lo hizo utilizando la más alta tecnología y a nivel global. Dio la casualidad que por mi lucha contra la dependencia recibí en el Parlamento Sueco en el 2002 el Premio Nobel Alternativo y Edward Snowden también fue laureado con ese premio en el 2014. El no pudo asistir al acto pero su padre lo representó.
Yo tenia plena conciencia de que la ignorancia y la tortura fueron el corazón de la dictadura paraguaya, lo que me provocaba un miedo paralizante. Pero gracias al apoyo que recibí de mi esposa, la educadora Celestina Pérez pude arremeter contra el infernal sistema que pretendió amurallar las conciencias, encarcelar el pensamiento y militarizar a civiles como yo que reclamábamos justicia y libertad.
Usted fue director de escuela, donde puso en práctica los valores de solidaridad y cooperativismo que dio lugar a su detención por la policía política de Stroessner. Su detención, ¿tuvo que ver con el avance de sus proyectos de investigación social? ¿Puede hablarnos más de ellos?
El plan curricular de la educación paraguaya fue preparado por los técnicos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que apuntaba solamente a reproducir el sistema socioeconómico del país. Por ejemplo, las Universidades tenían que formar a profesionales al servicio de la empresa privada y no de la sociedad.
En el Instituto “Juan Bautista Alberdi” a mi cargo iniciamos el cuestionamiento al sistema educativo imperante, a partir del mensaje lanzado por la Iglesia Católica en Medellín y que se resume en estas palabras:
“La educación, en todos los niveles, debe llegar a ser creadora y ha de anticipar el nuevo tipo de sociedad a que aspiramos en América Latina y el Caribe”
Entre nuestros mentores ideológicos figuraban el argentino Anibal Ponce y el brasileño Paulo Freire. También nos inspiramos en algunos documentos producidos por la reforma educativa del Perú, llevada a cabo bajo el gobierno progresista del General Velasco Alvarado.
Sin embargo, el momento político no era el más propicio para una experiencia pedagógica autogestionaria. Basta recordar que en ese mismo año el Partido Colorado “stroessnista” a través de su brazo represor ideológico, el Ministerio de Educación y Culto, distribuyó a todas las Escuelas primarias y colegios secundarios el tristemente célebre “decálogo anti-comunista” en el que se ponía en guardia a todos los educadores contra los supuestos peligros de la ideología marxista.
Cabe destacar que la publicación paraguaya coincide en año y contenido con la publicación hecha por el Ministerio de Cultura y Educación de Argentina con el titulo de “Subversión en el ámbito educativo-Conozcamos a nuestro enemigo” en Buenos Aires en 1977. La resolución ministerial No.538 ordenando su aplicación fue firmada por el Ministro de la Cartera, Juan Jose Catalán.
A nuestro juicio esa coincidencia en año y contenido es la prueba que el texto/proyecto fue enviado por los agentes de Washington para los países miembros del Cóndor (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Uruguay).
Volviendo al Instituto “Juan Bautista Alberdi“ con el fin de definir las grandes orientaciones de nuestra futura acción pedagógica nos reunimos en varias jornadas de reflexión un grupo de profesores (en su mayoría cristianos) ligados por algunas afinidades ideológicas. Influidos también por el mensaje de Medellin y por los acontecimientos de mayo de 1968 en Francia, pensábamos ingenuamente que se podía cambiar la institución escolar en el interior de un sistema político represivo y retrógado.
Decidimos llevar a cabo determinadas acciones tendientes a democratizar nuestra enseñanza. Esto significaba en los hechos que la comunidad educativa (estudiantes, profesores, padres de familia) participaba en la toma de decisiones. Creamos la Comisión de Padres, un Centro de Estudiantes que producía su boletín informativo, también promovimos un concurso en Matemáticas, Física, Química, Filosofía, un curso de oratoria, poesía, bailes típicos paraguayos y latinoamericanos, etc. Lo que provocó la ira del tirano.
Durante todo el tiempo que pasó en la prisión bajo aquella dictadura, ¿en qué momento usted sospechó que había una represión coordinada más allá de su caso personal?
Mi primera sospecha nació cuando estuve preso en la Comisaria Primera, sede de la naciente oficina de la Interpol en mayo de 1975 (seis meses antes de la formalización de la Operacion Cóndor, el 25 de noviembre de 1975 en Santiago de Chile). Compartía nuestra celda un comisario, Mario Mancuello por el delito de no denunciar a su hijo, estudiante universitario de la Universidad de La Plata en Argentina. El hecho de haber integrado el centro universitario, para Stroessner significaba haber abrazado la ideología comunista.
En Paraguay, un país en el que se practicó la más total impunidad entre el 1954 y el 1989, las torturas se hacían a cara descubierta. Conocíamos a todos nuestros torturadores, pero no conocíamos sus verdaderos nombres. Muchos de ellos venían a jugar ping-pong y fútbol de salón para quitarse el estrés. Todos los días me asaltaban las inquietantes preguntas: primero, cómo se murió mi esposa porque me dijeron que se había suicidado; y por qué me sometieron a brutales torturas militares extranjeros de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Uruguay y lógicamente también de Paraguay.
Los sábados se repetían las visitas de los torturadores, a quienes el comisario Mancuello conocía. Le comenté que sufrí la primera tortura en manos de un militar chileno, luego de un argentino, etc. Allí me contestó que “estamos en las garras del Cóndor”. “¿Qué eso?” -le pregunté- “¿ese bicho que vuela?”. “No” -me dijo-, “es una asociación ilícita que crearon Pinochet y Contreras bajo el nombre de Operación Cóndor, para delinquir impunemente en la región”. “Para entender ese entramado” -me dijo- “hay que leer la Revista policial del Paraguay”, donde encontraría informaciones sobre la “Operación Cóndor”.
Agregó que “el coronel chileno se llama Jorge Oteiza Lopez, del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Aéreas de Chile”, y que el argentino que me torturó fue el comisario Hector García Rey, Jefe de Policía de Córdoba, Argentina. Luego ese fue el policía preferido por el entonces Presidente Carlos Menem. Registré en mi “chip” mental la valiosa información.
Luego,castigado, fui enviado al “Sepulcro de los vivos”, la Comisaria Tercera de Alta Seguridad donde estaban todos los miembros del comité central del Partido Comunista Paraguayo. En la celda contigua encontré a un preso político argentino, el abogado Amílcar Latino Santucho, quien me comentó que cayó preso junto con un sociólogo chileno, el dirigente del MIR Jorge Fuentes Alarcón. Finalmente, en septiembre de 1976, fui a parar al Campo de Concentración de Emboscada donde la médica paraguaya de padres alemanes, Gladys M.de Sannemann, me dijo que “somos víctimas del Cóndor”.
¿Qué ha permitido hasta hoy la apertura de esos Archivos del Terror?
A la luz de este histórico descubrimiento hemos tomado conciencia de que la sociedad civil sudamericana confió demasiado en sus Fuerzas Públicas. Aquellos Ejércitos y policías no fueron obedientes a la Constitución, sino que más bien obedecieron las órdenes de Washington. El hecho de que aquellas fuerzas militares y policiales fueran formadas en la Escuela de las Américas, en la zona del Canal de Panamá, un centro de EEUU especializado en represión de la subversión y en la enseñanza de la tortura como instrumento de práctica normal y cotidiana, explica su comportamiento. Esas fuerzas fueron más tarde componentes fundamentales del Terrorismo de Estado aplicado en nuestros países latinoamericanos. Fueron ejecutores de crímenes de lesa humanidad y cometieron genocidios contra pueblos originarios en varios territorios americanos.
Llevaron a cabo la Operación Cóndor para favorecer la aplicación de modelos económicos neoliberales favorables a multinacionales y generadores de hambre. Y para ello utilizaron el exterminio, la tortura y el exilio de sus enemigos civiles y religiosos, preferentemente intelectuales y líderes jóvenes. Consecuencia de ello es que hoy se advierte esa carencia de líderes de fuertes convicciones morales para luchar contra la política de austeridad impuesta por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
También hemos tomado conciencia de que nosotros no hicimos ni un solo curso para ser torturados, mientras que nuestros verdugos, sobre todo con el apoyo de USAID, aprendieron las técnicas más sofisticadas para atacar las partes más sensibles del cuerpo. Hemos encontrado documentos sobre Técnicas de torturas, como mantener vivos a los torturados.
Desde entonces, ¿han podido abrirse procesos judiciales en su país contra los responsables de aquellos crímenes?
El 25 de mayo de 1989 promoví la querella criminal contra Stroessner, sus cómplices y encubridores por la muerte de mi esposa, mi detención y tortura. Hasta la fecha la justicia no se pronuncia. El Juez de la causa dijo que la tortura no estaba tipificada como delito en el Código Penal de la dictadura. Según fuentes oficiales, la mayoría de los torturadores fueron procesados y condenados a la pena máxima, pero eso concierne a oficiales y suboficiales de la Policía, mientras que el Cóndor fue una operación eminentemente militar. El 3 de febrero de 1989 Stroessner fue desalojado del poder, y los militares y civiles que le sucedieron en el poder han perpetuado la Impunidad hasta la fecha.
Según usted, ¿qué papel tuvieron los Estados Unidos en la Operación Cóndor y la coordinación del terrorismo de estado?
En síntesis, la Operación Cóndor funcionó sobre tres pilares.El primero fue Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado norteamericano, cerebro intelectual del mal que asoló la región y que facilitó los recursos económicos y armamentos mas apropiados, supuestamente para salvar la civilización occidental y cristiana de las garras del comunismo ateo y apátrida. Prácticamente, podemos decir que Kissinger lanzó una bomba atómica sobre el Cono Sur de América Latina, dejando más de 100.000 víctimas fatales entre 1975 y 1989 así como ocurrió en Japón durante la segunda guerra mundial, cuando el Presidente Truman ordenó el bombardeo atómico contra las poblaciones civiles inocentes de Nagasaki e Hiroshima con más de 100.000 muertes.
El segundo pilar fue Augusto Pinochet, Presidente de facto de Chile, que tenia que limpiar el aparato de estado, la sociedad civil y política de comunistas, inspirado en el modelo aplicado por Interpol. Y el tercer pilar fue Hugo Bánzer, Presidente de facto de Bolivia, de perfil bajo, ya que en la división del trabajo criminal se encargó principalmente de “limpiar“ la iglesia católica de sus religiosos de izquierda comprometidos con la Teología de la Liberación. Metodología aplicada luego en toda la región.
Recientemente el Papa Francisco le ha recibido a su demanda, para solicitarle formalmente la apertura de los Archivos secretos del Vaticano. ¿Qué importancia tienen esos archivos?
Principalmente que la Iglesia se abra a la sociedad, puesto que sabemos que numerosos documentos de denuncia e informaciones habrían sido enviados de distintas personas hacia las autoridades vaticanas. Son informaciones y solicitudes sobre la trágica situación de nuestros países por aquellos años del Terrorismo de Estado, así como del centenar de ciudadanos/as paraguayos/as detenidos desaparecidos en la Argentina y en el Cono Sur.
Con 85 kilómetros de anaqueles, se trata de una memoria del mundo bastante completa. Los Archivos del Vaticano reflejan la vida de la Iglesia y el acontecer del mundo de los últimos veintiún siglos, convirtiéndose en una de la fuentes de conocimiento mas vastas y seguras de nuestros días, de indudable utilidad para reclamar justicia. También esta apertura posibilitará la consulta de los investigadores sociales, y por todo ello sugerimos que la UNESCO lo declare Memoria del Mundo.
Hemos apreciado su compromiso con los Derechos Humanos al remitir el año pasado al Juzgado de La Provincia de la Rioja, Argentina, los documentos del Vaticano referidos al asesinato del Mons. Enrique Angelelli y otros, que dieron lugar a la condena perpetua de los militares genocidas de la época de la vigencia de ese Pacto Criminal exclusivamente militar.
El 30 de septiembre del 2015 en la sede del Vaticano me despedí del Santo Padre Francisco en la convicción que “No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a descubrirse” (Mateo, 27).
Usted ha indicado que la Operación Cóndor fue solo un aspecto del terror de las dictaduras, y que el otro fue la implantación simultánea del modelo neoliberal. Actualmente se cumplen 10 años del No al Alca. ¿Qué riesgos plantean según usted los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la presencia de decenas de bases militares en la América Latina del siglo XXI?
Sabemos muy bien por experiencia propia que el capital extranjero no viene al país para promover el desarrollo, sino para sojuzgarnos y transformarnos en una mera factoría dependiente. Asi el imperio nos propuso la creación del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) en la que no habría para los países dependientes socios, sino patrones, sobre todo de empresas multinacionales.
Según Héctor Vega, destacado intelectual chileno, en su interesante obra sobre la “Integración económica y globalidad” * el 10 y 11 de diciembre de 1994 se celebró la llamada Cumbre de las Américas en Miami con la presencia de 33 mandatarios en la que se propuso la creación de un solo mercado en el continente americano en el horizonte del 2005, abarcando desde Alaska hasta la Tierra del Fuego en Argentina.
La retórica integracionista relativa a los derechos humanos, democracia y defensa del medio ambiente no era realmente motivo de preocupación del ALCA, sino solo el aspecto comercial apuntando hacia una nueva colonización. Una nueva era de conquista a través del neoliberalismo salvaje y criminal. Nos plantea un mundo donde los inversores especulan con todo.
Como prevenía Ignacio Ramonet: ”El desarme del poder financiero debe convertirse en un objetivo de interés cívico de primera magnitud, si se quiere evitar que el mundo del próximo siglo se transforme en una jungla donde los depredadores impongan su ley”. **
Para la implantación del neoliberalismo, los Estados Unidos tuvieron que recurrir a una enérgica intervención militar en los países del Cono Sur, que dio como resultado un retroceso del movimiento obrero, en el que se impuso una era de Terrorismo de Estado, la destrucción de los espacios de participación democrática, la destrucción física de los militantes y lideres de los movimientos sociales. El Imperio ha hecho posible un modelo de “democracia restringida” en Chile, Brasil y Paraguay.
Ahora, con el triunfo de la derecha en las elecciones de Argentina, mediante una feroz guerra mediática, se pone en peligro otra vez el avance de la integración regional. Para asegurar el control del patio trasero, el imperio sigue recibiendo a militares para aprender técnicas en tortura en la Escuela de las Américas, instalada hoy en el Fuerte Benning, Estado de Georgia. Hay más de 100 bases militares que rodean a Brasil, Argentina, Bolivia,etc. Chile no solo envía a sus militares a los cursos del terrorismo de Estado, sino que también instala una base militar en Concon, en el corazón del país.
Por eso urge la imperiosa necesidad de globalizar las luchas contra la Impunidad del Terrorismo de Estado. El capital depredador se globalizó en estos últimos años. Ahora nos toca a nosotros globalizar nuestras convicciones por una ciudadanía activa, una auténtica democracia adecuada a nuestras realidades, sobre todo a vivir solidariamente para impedir que resucite la moribunda ALCA.
Referencias:
(*) Obra publicada en Ediciones Tierra mía. Santiago de Chile 2001.
(**) Articulo “Desarmar los mercados”, Le Monde diplomatique, 2003, edición chilena.
Léase también la tesis del Profesor Martin Almada, Paraguay, Educacion y Dependencia, Asunción, Paraguay, 2012.
Fuente: http://www.investigaction.net/Del-Plan-Condor-al-ALCA.html?lang=es
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