domingo, 26 de abril de 2020

PANDEMIA Y REALIDAD SUPERFICIAL

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PANDEMIA Y REALIDAD SUPERFICIAL
 
  La pandemia, de pesadilla que puede parecernos, más bien nos despierta de una pesadilla. Nos descubre una realidad de la que antes habíamos vivido ausentes.
  El hecho de que en estos momentos centenares de compatriotas dejan Lima para regresar a los alejados puntos de las provincias del país, de donde proceden, como consecuencia del bloqueo económico interno y ocupación interna (cierre de los centros laborales, y por ende, de todo medio productivo, con multas y sanciones) provocado por el Gobierno a raíz de un mal temporal, y muy superficial para la propaganda del pánico que se le hace.   
  Debido a la existencia de una clase dominante y un Estado al  servicio de sus intereses precarios, con sus funcionarios pletóricamente remunerados como ineficaces en la solución de los problemas económico sociales, ha dependido que la economía nacional sea hoy una economía colonial, que se da por satisfecha con ser y hacer del país, un frágil depósito de materias primas y mercado para sus productos del capital transnacional. En el mundo de las grandes transacciones económicas, ni siquiera aparece como un color del mapa. De este hecho depende la desindustrialización-desagrarización-informalidad laboral, como fuerzas productivas estancadas o frenadas en su desarrollo, por la existencia de esa clase parasitaria y su Estado, las mismas que en interminables luchas, las masas trabajadoras la han denunciado por sus atropellos, injusticias y crímenes. Y hoy, con mayor realismo.
  El sistema dominante se mueve ligero para inmunizarse de la crisis a costa del sacrificio de las masas trabajadoras. Ya se dio por decreto la “Suspensión Perfecta de Labores”, que de un tajo completa, la obra iniciada por el régimen “fuji-montesinismo”. Entonces, ¿Quién es el que tiene que ser cambiado ya? Y, ¿Quién, el que tiene que tiene el deber de conquistar el primer plano y el poder en el Resurgimiento del Perú?
  En esta cruda, limitada, realidad, la burocracia o bancocracia, despliega toda la arbitrariedad de un cacique con poderes artificiales. Su incapacidad a una solución raya con la ignorancia más absoluta.
  No es posible, pero lo es hoy, que durante décadas, nuestros jóvenes de todo el Perú vengan a Lima a postular a una de sus universidades. Si logran el ingreso, su permanencia depende hasta donde le alcanza su apretado presupuesto. Cientos de estos jóvenes que vinieron a Lima con ese propósito, hoy se encuentran cogidos por la cuarentena y tienen que vivir en la calle, esperando, más piedad, que ayuda, para volver a sus lugares de origen. En esa misma situación se encuentran centenares de familias que se desempeñaban en la capital bajo el frágil tutelaje de la constante y cada vez más creciente, del subempleo y desempleo o trabajo ambulatorio.
  No es posible, que los que padecen alguna enfermedad, vengan, desde muy lejos de la capital, a recibir tratamiento en los hospitales de Lima. Y este hecho ha sido todo el tiempo, por lo que, hasta antes de la pandemia, los hospitales estaban ya colapsados,  no solo por la falta de ambientes, sino, sobre todo, por la falta de materiales sofisticados y modernos para el tratamiento y mejora de la salud de los pacientes. Tal es así, que muchos enfermos venidos de lugares de interior del país, ya dados de alta en los hospitales limeños, se han quedado varados por la cuarentena y sufren las mismas consecuencias de los demás compatriotas. Desesperados de como volver a sus lugares de origen.
  El Perú superficialmente tiene 24 regiones. Muchas de estas regiones, en kilómetros cuadrados de su superficie, superan a Lima y lucen hoy despoblados. Así, superficialmente, con las reservas del caso, ¿cada una de esas regiones no puede contar acaso, siquiera con dos o tres de buenos hospitales para atender a su población? ¿No pueden tener acaso, excelentes y productivos colegios o universidades para sus jóvenes, que operen en el lugar como productores que incentiven el desarrollo de la economía nacional? Por supuesto, jamás esto ha sido el propósito de las clases dominantes parasitarias. Estas han creído siempre que teniendo a Lima, tienen los poderes del Estado y sus Gobiernos para disponer en un solo puño de todo el Perú. Continúan en lo económico, político y social, la obsoleta tradición virreinal, heredado de sus antecesores los encomenderos o terratenientes feudales, que puede resumirse en “Lima es el Perú”. Hoy vemos que esta realidad no es otra que el encadenamiento de las fuerzas productivas.
   A lo largo de la historia de la humanidad universal, como la historia particular de humanidad peruana, en las grandes crisis y dramáticas situaciones, el pueblo ha encontrado sabiamente la solución. Por eso, Cesar Vallejo, sabía lo que decía cuando sentenciaba: “Todo acto o voz genial, viene del pueblo y va hacia él”. Lo que ocurre hoy en día no es una excepción.
No se puede afirmar ideas nuevas si no se rompe con las ideas viejas, señalaba el Amauta José Carlos Mariátegui. Que sentencia inmortal, propio de que todo lo humano no nos es ajeno.
  Por eso, si se piensa el cómo cambiar a esta vieja realidad, afirmemos una idea nueva. En esta tarea resuelta, hoy más que nunca, continuamos la afirmación de la idea nueva, próxima a cumplir su centenario (2028): la lucha por del Cambio Social. Preparar la Organización, es el finalismo hacia el Socialismo Peruano.
  Héctor Félix D.
23.04.2020
 
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
                                                                                                      23 de abril del 2020
 
 
 
 
 
 





 

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