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FEDERACIÓN DEPARTAMENTAL DE INSTITUCIONES REGIONALISTAS DE APURIMAC EN LIMA
PRONUNCIAMIENTO
En estos días de pandemia, de sustos, de muertes en
el mundo. Nuestra organización, necesita manifestar su opinión en
defensa de la vida, como respuesta ante la pregunta: ¿cuál es el sentido
común que prevalecerá y de qué manera va a influir
en esta dolorosa etapa en la conciencia de los pueblos?
No pretendemos hacer un pronunciamiento político ni
técnico. Pero, socialmente somos parte de la población de emigrantes,
que afrontamos los diversos problemas que hay en la capital-Lima. Por lo
que, estamos envueltos en el debate de la
crisis actual, expresada en el tema: es prioritario salvar la economía o
a la gente, especialmente a la gente más desprotegida.
Es incierto el mundo pos-coronavirus. Si la era
pos-coronavirus nos acerca un poco a la humildad colectiva, habrá
mejores posibilidades de salir adelante. Esperamos que en medio de la
crisis haya continuidad de los debates sobre los temas
fundamentales de la sociedad. La cultura andina tiene en este debate
una propuesta que debe ser la alternativa de vida, que es la necesidad
de que los pueblos del mundo adopten el modelo de organización de las
comunidades nativas e indígenas. Donde la propiedad
no es de nadie y es de todos.
Como ya es sabido, el ayni y la minka, son dos
formas colectivas de trabajo desde las sociedades pre-Chavín.
Actualmente continúa practicándose en algunas comunidades y ha
transcendido el concepto a un plano político, al organizarse socialmente
para la reivindicación de sus derechos, la denuncia y la reflexión
frente a su situación actual.
En el marco de la expansión de políticas
neoliberales y de la inversión privada en zonas rurales, las comunidades
vuelven a ser actores en la vida nacional. Desde las perspectivas del
gobierno y los inversionistas, las comunidades empiezan
a ser vistas como un obstáculo para sus objetivos. Por un lado,
participan visiblemente en numerosas protestas a lo largo del país,
clasificadas las más de las veces como conflictos “socio ambientales”
referidos a disputas por el uso de recursos como agua
y tierra, pero también por contaminación ambiental y oposición a
proyectos de inversión minera en sus territorios.
La misma necesidad de afirmación de lo comunal, se
pone de manifiesto en las nuevas generaciones de comuneros, el interés
de prepararse para iniciar su gestión generacional y dirigir
exitosamente a sus comunidades en la época pos-coronavirus.
Siendo, una de esas tareas el de superar las tensiones y problemas que
enfrentan las empresas comunales, que poco a poco se diversifican para
terminar cubriendo ámbitos tan amplios como la producción ganadera, el
comercio, los servicios, la minería el turismo
y otros.
Todos estos temas, nos reafirman a los federalistas
en la necesidad de continuar en la línea de trabajo con que se fundó la
FEDERAL un 15 de febrero de 1980. Que es el de luchar por la
reivindicación de los derechos fundamentales de los
pueblos de Apurímac. Partiendo del análisis de los múltiples temas de
debate que competen a las comunidades mismas, al Estado y al conjunto de
nuestra sociedad, en marcos institucionales que combinan política,
trabajo, educación, salud, propiedad, etnicidad,
descentralización, inversión, desarrollo, historia e identidad.
El ideal humanista del libre desarrollo individual
está más cerca ahora que en cualquier fase anterior de la historia, aun
en esta forma tan deshumanizada y evidentemente contradictoria.
La Humanidad superó, supera y superará sus contradicciones.
¡VIVA LA UNIDAD DE LOS PUEBLOS DE APURÍMAC!
Lima, 11 de abril de 2020.
Domingo Suárez Soria
PRESIDENTE
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