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ASOCIACIÓN
ESCUELA DEL TRABAJO “GERMAN CARO RÍOS”
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CONMEMORACIÓN
DEL 115° ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL MAESTRO G.C.R
1905
– 28 DE MAYO -2020
GERMÁN CARO RÍOS
MAESTRO INTEGRAL (*)
Maestro entrañable e
insustituible, ejemplar militante y dirigente socialista, nació el
28 de mayo de 1905, en la comunidad de Huayopampa, que
pertenecía a la provincia de Canta, que hoy es capital del distrito
de Atavillos Bajo, de la provincia de Huaral, en la región Lima.
Germán es el mayor
de ocho hermanos, cuyos padres fueron don Daniel Caro Espinoza y doña
Genadia Ríos Poma. Desde los primeros años de su vida tenía una
concepción humanista y ecológica, coincidente con la raigambre
andina de defensa y cuidado de la naturaleza y del trabajo; porque,
como nos dice su hijo mayor en la biografía que le ofrendó: “Su
infancia transcurrió sana y normal en el ambiente de su comunidad;
como todos los niños del medio rural ayudó a sus laboriosos padres
en las faenas agrarias, conociendo desde muy temprano el don de la
tierra: da sus frutos a quien sabe cuidarla y protegerla.” Vida
de un Maestro / Daniel Vladimir Caro Rossel
Desde muy joven fue
mostrando sus dotes de organizador y líder de su pueblo, al
denunciar en periódicos murales, pintas y volantes los abusos de
gamonales y autoridades. De igual modo, promovía la organización
juvenil en clubes deportivos y culturales; y hasta ahora, el pueblo
recuerda que la juventud huayopampina de ese tiempo, encabezada por
Germán, tomó, por acción directa de las masas, un terreno para
convertirlo en campo deportivo, el mismo que con el correr de los
años se ha transformado en el Coliseo Deportivo de Huayopampa.
Germán anhelaba, apasionadamente,
ser Maestro, y para costear sus estudios, se vio obligado a
laborar como yanacón en la hacienda Hualcará, en Cañete. El
sufrimiento de los campesinos y las crueldades que contra ellos
cometían los capataces y terratenientes, van a calar en lo más
hondo de sus sentimientos, y también a decidir el derrotero de su
vida: siempre al lado de los pobres y explotados.
Una vez instalado en
Lima, no sólo se preocupa de su formación profesional, sino que
también se propone llegar hasta las raíces de los males del país.
Por ello se convierte, a la vez que alumno del Instituto Pedagógico
Nacional, en participante de la histórica Universidad Popular Manuel
González Prada, en la que su alma proletaria se fue forjando con
las enseñanzas socialistas recibidas de su principal
docente-promotor, el Amauta José Carlos Mariátegui. Precisamente
fue él quien resaltaba la gran misión del Maestro, al decir que:
“De todas las victorias humanas, les toca a los maestros, en gran
parte, el mérito. De todas las derrotas humanas, les toca, en
cambio, en gran parte, la responsabilidad.” Esta certera máxima
fue haciéndose carne de su carne y sangre de su sangre en el
joven estudiante Germán Caro Ríos, quien, consciente de su destino,
continuó con mayor fervor el estudio de la experiencia social y
educativa de la revolución rusa y, especialmente, la ardorosa
lectura de las obras de Antón Makarenko, así como de toda
información de la nueva Educación soviética que llegaba a su
manos. De ahí que, en todo su ulterior trabajo práctico y teórico,
adhirió a la Educación Politécnica como pilar de la transformación
revolucionaria de la Educación, y en función de ella basó toda su
prédica y accionar. Pero es necesario recalcar que, siguiendo las
enseñanzas del Amauta Mariátegui, Germán Caro Ríos investigó la
realidad y desarrolló sus ideas creadoramente, de acuerdo al
análisis de la situación concreta, lo que se reflejó,
singularmente, en sus estudios de la comunidad de Huayopampa y sus
propuestas de cambio para ella y la Educación de su niñez y
juventud.
Nuestro Maestro
Germán Caro Ríos insistía siempre en que: “El papel que juega el
Maestro en la comunidad es trascendental. De su acertada actuación
depende el futuro inmediato, no sólo de los niños, sino también
del pueblo y de la patria entera.” Así se expresó
en su obra mayor, Las Escuelas de Estudio y Trabajo en
Coeducación, editada por Derrama Magisterial, en 1991. Es
decir, vinculaba la función y responsabilidad no sólo de transmisor
de conocimientos y valores, sino de liderazgo social que le compete
al Maestro preparado moral e intelectualmente; quien, por tanto,
debe ser un estudioso permanente, incansable investigador y
eternamente comprometido con el pueblo y la patria. Esta obra
magistral es comparable a otra no menos genial: Un ensayo de
Escuela Nueva en el Perú, del Maestro José
Antonio Encinas.
La investigación
ocupó parte fundamental de su vida, porque consideraba que el
conocimiento cabal de las características de la comunidad y de la
escuela ayudaba a encontrar la pista y las alternativas más
viables. Consecuente con ello, afirmó: “Para avanzar hay que
conocer el camino. Por eso, el trabajo docente se traza así:
Investigar primero, enseñar y trabajar para transformar después.”
Germán Caro Ríos
comenzó a laborar en la docencia oficial en 1930, pasando
rápidamente a formar parte de la Internacional de Trabajadores de la
Enseñanza, Sección Peruana. Por su activa participación en un
mitin popular contra la dictadura de Sánchez Cerro, que se realizó
en Lima en 1931, fue subrogado al igual que 2,000 maestros. Junto a
los demás educadores despedidos, lideró la constitución del Comité
de Maestros Desocupados, que se constituyó también en un organismo
difusor de las ideas sindicales y políticas clasistas en el seno del
magisterio.
Las numerosas y
valientes muestras de solidaridad de los artistas, intelectuales,
obreros, estudiantes, y fundamentalmente la lucha de los propios
maestros, logró la reposición de los docentes despedidos; sin
embargo, no fueron repuestos en sus mismas plazas. La patronal se
ensañó contra los educadores más resueltos, y para desactivar el
núcleo de maestros dirigentes, éstos fueron enviados a distintos y
alejados lugares del país, tocándole al ilustre colega Germán
Caro Ríos la comunidad campesina de Víñac, en la provincia de
Yauyos, región Lima. Los habitantes de esta comunidad son testigos
de su denodada labor tanto en la escuela como junto al pueblo. Y
como consecuente abanderado del sindicalismo magisterial clasista,
desde allí también continuó combatiendo resueltamente contra las
ideas, métodos y formas perniciosos del sindicalismo amarillo o
propatronal; considerando que “Las dificultades y los accidentes
son cuestiones inherentes a todo trabajo, pero la opresión
económica, social y política es inherente sólo a la sociedad
dividida en clases explotadas y clases explotadoras. Y esto no se
resuelve con medidas demagógicas ni normas legales, ambas ilusorias,
sino luchando hasta su erradicación definitiva.” / “Y es esta
situación la que une a todos los maestros, la que nos obliga a
organizarnos para defender nuestros intereses comunes y vitales; y no
sólo entre maestros, sino solidariamente con todos los obreros y
campesinos que padecen opresión patronal.”
En torno al vínculo
que debe existir entre el maestro y la comunidad, entre el educador y
el pueblo, era tan categórico e inconmovible como en su convicción
sobre el sindicalismo clasista y la política renovadora, socialista:
“El trabajo educativo no puede desligarse de la vida
comunal, porque en ella están los motivos, los medios, las
aplicaciones y la comprobación de las enseñanzas.” Por ello
insistía en que “El criterio para diferenciar a un buen maestro de
otro que no lo es, será su comportamiento frente a las masas: si se
integra a ellas o se aísla.”; sometiéndose él, antes que todos y
por propia decisión, a esta prueba decisiva, de la que siempre salió
airoso, triunfante.
Frente a la división
del magisterio, que en esos tiempos se encontraba (des)organizado en
sindicatos por niveles, y aún más, atomizado por el paralelismo
dentro de un mismo nivel, fue un propiciador convencido, directo e
irreductible de la unificación magisterial, y junto a otros
maestros-luchadores sociales destacados fue forjando el Frente
Clasista Magisterial, que, por su significado y accionar, se
convertiría en uno de los gérmenes del SUTEP.
Germán Caro Ríos
desarrolló y armonizó dialécticamente la lucha gremial magisterial
popular, la lucha política socialista y la vida profesional
y social del Maestro. Coherente con ello, y por ello, fue un
sobresaliente dirigente sindical-popular y político socialista, a la
vez que un brillante educador. A partir de 1944, en la comunidad de
Huayopampa -a la que amó como se ama lo más preciado, y de la que
es hijo predilecto-, particularmente en las Escuelas 434 y 455,
inicia su más señera etapa de maestro-líder. Logra la fusión -de
hecho- de ambas instituciones educativas, las que así se organizaron
mejor, tanto administrativa y, sobre todo, pedagógicamente, pero
siempre en coeducación, derrotando al oscurantismo de las
autoridades educativas y de los “notables”, porque el pueblo y
sus maestros defendieron los aires de renovación que germinaban en
la escuela unificada. Esta experiencia vital es expuesta así por su
inspirador y más ferviente realizador: “El maestro de
Huayopampa, desde 1944, formaba un núcleo sindical que defendía
consecuentemente los intereses del magisterio y de la comunidad.
Fue el sostén principal de la nueva orientación dada a la enseñanza
en dicha localidad, luego en el distrito y más tarde en toda la
provincia. Y quedó demostrado que sólo un magisterio organizado
puede garantizar la eficacia de la enseñanza, al mismo tiempo que
alcanzar mejores condiciones de trabajo y de vida.”
La novedad
transformadora se sintetizaba en combinar el trabajo intelectual con
el trabajo práctico y concreto. De ahí que:“Los métodos de
trabajo y de organización de estas escuelas fueron peculiares, de
tal manera que los profesores, alumnos y padres de familia las
bautizaron, acertadamente, con el nombre de Escuelas de Estudio y
Trabajo.”, porque planteaban y, sobre todo, hacían realidad, como
base y vértice de su Proyecto de Desarrollo Institucional
-expresándonos en la terminología actual-, la educación
integral de los alumnos: intelectual, politécnica, física,
artística y moral.
En el huerto de la
escuela se empezaron a cultivar las plantas de mayor rendimiento
económico, las que se generalizaron a toda la comunidad; lo mismo se
hizo con la crianza de animales y su cuidado veterinario, que también
se fueron haciendo de uso general en todo el ámbito comunal. Los
niños, los hombres y las mujeres de Huayopampa tenían conciencia
de los bondades de los abonos, de las vacunas y medicinas, de los
insecticidas, del cuidado de las plantas y animales, de la crianza y
administración. Incluso, y con suma facilidad, estaban en
condiciones de hacer disertaciones sobre cualquiera de estos asuntos,
porque la educación en esa comunidad había dejado de ser formal y
cerrada, habiéndose convertido en una acción de masas, en una
movilización total, la misma que, como por arte de magia, erradicó
el analfabetismo.
A partir de la acción
vivificante de su Escuela de Estudio y Trabajo, la comunidad
se transformó, porque elevó su nivel económico, social y cultural.
Venció al atraso y se convirtió en una comunidad próspera al
mejorar su agricultura y su ganadería, al haber construido su
carretera, la posta médica, los medios de transporte comunal, el
agua potable y el alumbrado eléctrico, etc.
Su clara inteligencia y su capacidad
educadora mostraron en él, por otra parte, caracteres de prodigiosa
versatilidad, que le permitieron desempeñarse con excelencia como
Maestro Integral: ante el alumnado, los profesores, la escuela y
la comunidad, en el gremio y en la política, en la cultura. En
él, era natural y congruente el decir y hacer. Y no pretendemos
idealizarlo, ni menos decir que Germán lo hiciera todo; ni que sin
él nada hubiera sido posible. Pero también nadie puede negar que en
él y su obra estuvo el germen y el plan maestro que logró la
transformación de la escuela y la comunidad, y que, por tanto, debe
ser imprescindible referencia nuestra, haciéndola nuestra en nuestro
tiempo, con audacia y creatividad, con gratitud al Maestro y hermano
mayor.
En el Centenario de
su nacimiento, es imperativo remarcar que Germán Caro Ríos, en
todas partes donde cumplió su misión, ha dejado imborrables huellas
de organizador y constructor, de luchador de base y conductor de
masas, rasgos totalmente ajenos y contrarios a los del anarquismo,
del violentismo y del divisionismo.
En Germán Caro Ríos
se hacen realidad las dos apasionadas, fervientes búsquedas y
realizaciones que deben orientar siempre la vida de un Maestro:
integrar la pedagogía más progresista y la política más
renovadora. Y para comprender mejor su pensamiento hay
que vivir junto al pueblo. En la obra citada, discurren sus ideas
pedagógicas y sociales; donde no se observa contraposición alguna
entre el trabajo manual e intelectual; pero también se comprueba el
énfasis que pone en la necesidad insustituible de buenos maestros,
buenos libros, buenos métodos, buena dirección y amplia
participación democrática de maestros, alumnos, padres de familia y
comunidad toda. Es la escuela-taller la que utiliza los recursos de
la comunidad, y en esa escuela-laboratorio se implementan -de acuerdo
a la realidad concreta de Huayopampa-, los principios de la Pedagogía
científica; que considera que el niño es el centro de todo y que
es capaz de todo; que el secreto del éxito está en reconciliar el
estudio y el trabajo, de ahí que era natural que en las ferias
escolares los alumnos expusieran sus trabajos y productos para el
deleite y beneficio de la comunidad.
Germán Caro Ríos falleció el 19 de
octubre de 1971, a los 66 años de fructífera existencia. Nos dejó
teniendo a su lado, como en toda su apasionada y heroica vida, a su
digna compañera y esposa, la señora Eugenia Rossel Castro. Su
deceso ocurrió cuando, en todo el Perú, los maestros y sus más
esclarecidos y combativos dirigentes se aprestaban a terminar, de una
vez por todas, con la desorganización y atomización que lo
aherrojaban, que le restaban valía profesional y social. Este hecho
histórico ocurrió el 6 de Julio de 1972, con la realización, en el
Cusco, del Congreso Fundacional del SUTEP, obra trascendental de la
que él también fue -¡y sigue siendo!- actor protagónico, y que
inauguró una nueva etapa en el devenir del Magisterio Peruano, de
sus apasionadas y heroicas luchas sindicales y políticas junto al
pueblo por transformar la Educación y alcanzar un Perú
nuevo en un Mundo Nuevo.
Es propicio recordar que, además de
la edición de su obra fundamental, Derrama Magisterial hizo
posible, en coedición con el Instituto de Pedagogía Popular, IPP,
la obra Maestro Pueblo, de autoría colectiva, que nos ofrece
un audaz, creativo, fidedigno e inspirador intercambio de
opiniones entre los Maestros José Carlos Mariátegui, José
María Arguedas, José Antonio Encinas y Germán Caro Ríos, sobre
los temas más fundamentales de la Educación, del Maestro y del
Perú, que precisamente cada uno de ellos trataron de modo tan
profundo como exacto y, sobre todo, de innegable y admirable
vigencia. Y también que, en la primera edición del Concurso
Nacional de Educación HORACIO, en 1990, el Maestro Germán Caro Ríos
fue distinguido con el Premio HORACIO In Memóriam, junto a
los maestros José Antonio Encinas y José Iberico Zárate. En esta
memorable efemérides, y haciendo viva realidad el mejor Homenaje a
él y su obra, Patrimonio del Magisterio y del Pueblo del Perú,
sigamos pues, colegas Maestras y Maestros, por el anchuroso
camino y el Magisterio transformador-revolucionario de nuestro gran
Maestro Germán Caro Ríos.”
…………………………………………………………………………………………….
(*) Este artículo se difundió el 28
de mayo de 2005, en la conmemoración del Centenario del nacimiento
del maestro Germán Caro Ríos. Autor: Jaime Guadalupe Bobadilla,
reconocido dirigente estudiantil de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, activista social, escritor, difusor de la obra literaria
del gran escritor Manuel Scorza –
Lima, 28 de mayo de 2020
Asociación Escuela del Trabajo “Germán Caro Ríos
Manuel Montañez V.
Educador
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