viernes, 15 de julio de 2022

14 DE JULIO DÍA NACIONAL DE FRANCIA GEORGETTE EN SANTIAGO DE CHUCO

 

4 de julio. Día Nacional de Francia. Georgette en Santiago de Chuco.

14 DE JULIO
DÍA NACIONAL DE FRANCIA
GEORGETTE
EN SANTIAGO
DE CHUCO
Danilo Sánchez Lihón
“Amor constante
más allá de la muerte”.
Francisco de Quevedo
1. Vuelve
Vallejo
Hoy día en nuestro pueblo, como es Santiago de Chuco, se vive un júbilo inmenso. Desde el amanecer se escuchan las cornetas por los contornos y ya el sol estalla en las cumbres de los cerros. Y pronto se cubre con todo su esplendor el suelo de esta comarca.
Ayer hemos dejado lista en el corredor de nuestra aula de clases la banderola con que desfilaremos hoy, que dice: “César Vallejo vuelve hoy a Santiago de Chuco”, que nuestra escuela lucirá en el pasacalle de recibimiento. Los gallos cantan entrelazando los bordes de los tejados y en las huertas de las fincas el trino de los gorriones hace estallar más flores en los rosales.
Camino hacia la escuela, ya en lo alto de las calles, se cruzan esta mañana de pared a pared toda clase de guirnaldas y banderas del Perú y de Francia, porque sentimos que hoy día 4 de octubre del año 1952, vuelve César Vallejo en la persona de su esposa francesa
Regresa el hijo predilecto de nuestro pueblo, el autor genial de Los heraldos negros, Trilce, Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, a quien desde muy pequeños nuestros mayores nos han enseñado a querer y venerar porque ha logrado la presencia más cimera del Perú en la poesía universal.
Georgette en la Hacienda Roma, camino a Santiago. de Chuco
2. Vuelve
hoy
Poeta además que amó entrañablemente a nuestra tierra, la recordó siempre y la llevó clavada en el alma; quien sufrió y luchó por superar la condición de injusticia en que vive el hombre y que murió afligido en la cruz de su pasión por España, donde se luchó por construir un mundo justo. Y quien, lejos del lugar natal, había escrito:
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París –y no me corro–
talvez un jueves, como es hoy, de otoño.
Y, como lo predijo, murió en París el 15 de abril del año 1938, a la edad de 46 años. Entonces, ¿cómo es que vuelve hoy a Santiago? Regresa, ¡sí!, pero en la persona de su esposa, quien ha hecho el peregrinaje de venir desde París al Perú, 13 años después de su muerte.
Y para enrumbar luego sus pasos hacia nuestra tierra, enclavada entre abruptas cordilleras; hecho que nos conmueve y nos embarga de profunda emoción, de alegría y también de honda pena en el alma.
Santiago de Chuco
3. Viene
desde lejos
A primera hora de la tarde de hoy, ya en la escuela, ajusto las correhuelas de mi tambor, lustro la franja que bajará desde mis hombros hasta ceñirse en mi cintura; y así, todo el alumnado del plantel se afana haciendo algo: pegando banderas de los dos países: de Francia y del Perú.
Se alisan los estandartes, se tiemplan las pancartas, se acicalan las insignias y escarpines. Y así damos inicio al desfile hacia las afueras del pueblo para recibir a Georgette Philippart.
Es ella la esposa de César Vallejo, el poeta a quien nacimos amando y respetando por ser quien con su obra y, sobre todo, la conducta de su vida, ha ganado para nuestro pueblo un laurel de gloria imperecedera.
Él ha muerto en París, pero su esposa viene desde ese lugar lejano, hecho que nos parece muy valeroso, auténtico y de lo más fiel, llegando hasta nuestras cumbres encrespadas, a nuestros ríos que bajan precipitándose en cascadas impetuosas.
Llega a nuestras noches intrincadas y a nuestro frío inclemente que ahuyentamos con el fuego de nuestros corazones. Y viene trasponiendo jalcas, abismos y soledades.
César Vallejo y Georgette
4. Arrobado
y pensativo
Y con ella César Vallejo vuelve, hecho más tangiblemente poesía, en una dimensión quizá más tierna, más asequible para nuestro afán de retener, de cobijar y proteger, como es su esposa; ¡y más aprehensible para nuestro anhelo de mostrar cariño y amar!
– ¿Cómo será ella? –Me pregunta Manuel, mi compañero en la fila de los que tocamos los tambores. Y lo dice lleno de inquietud y de ilusión.
– ¡Es linda! ¡Preciosa! –Afirmo yo.
– ¿Y cómo sabes?
– ¡Porque es como el país de donde viene! ¡Es como Francia!
Me escucho decir, aún más efusivo, alegre y entusiasmado; recordando todo lo que he leído y visto para hacer la asignación que nuestro profesor, Arnulfo Enríquez, nos ha encomendado hacer.
Monografía que abarca: “El viaje de Vallejo a París, la identidad de su esposa y cómo se conocieron”; y para lo cual he devorado los libros que me ha ido facilitando mi padre, y a quien he leído después mi composición, que ha escuchado en silencio, arrobado y después pensativo.
Espigas de trigo
5. Trigo
y cebada
– Y, ¿cómo es Francia?
Vuelve a preguntar, obsesionado, Manuel; mientras caminamos silenciosos y sujetando firmemente con una mano los redoblantes, pegándolos al costado de nuestros muslos para que no bamboleen. Mirando los sembríos florecidos a la vera del camino, y a su vez carretera, le contesto:
– Mira, es así como esas espigas de trigo y de cebada. –Tallos que justo en este instante se mecen con el soplo de la brisa que ulula en la curva de “La Piedra Bruja”, por donde estamos pasando.
– ¡Ah! –Y mira los campos–. Y nosotros, ¿cómo somos?
Indaga ingenuamente, mirándome detenidamente a los ojos para que yo le diga. Sin saber yo responderle corrige su pregunta, queriendo hacerla más fácil, para más bien decir:
– ¿Cómo era César Vallejo?
Buscando alrededor algo con lo cual compararlo, ensayo una aproximación:
– Mira, ¡como esas montañas y como esos abismos! –Y le señalo las cumbres y las hondonadas de pavor y de miedo que hace la cañada del río Patarata, que está a nuestro frente y a nuestros pies.
Georgette Philippart
6. Asoman
veloces
Manuel mira las rocas de granito y los precipicios que descienden en vertical hacia el río empequeñecido. Después se queda contemplando las espigas de trigo y cebada que están cerca del camino por donde pasamos.
Cuando divisamos por las alturas de Chollagueda los dos automóviles en que viene la comitiva, según el informe telegráfico recibido, la banda de músicos del pueblo arranca a tocar una marinera en son de diana, y los cohetes empiezan a subir y reventar en el aire azulado.
Y lo hacemos más por corresponder con el regocijo reinante de nuestros corazones, antes que por lo que pudieran ver y escuchar los viajeros aún distantes. Todos haciendo el esfuerzo por seguir, colocando como visera nuestras manos, la trayectoria de los dos vehículos que aparecen y desaparecen entre los cerros, las curvas y los bosques de eucaliptos.
Cuando asoman veloces los dos autos por el caserío de Huayatán, las filas dispersas de los alumnos de los diferentes centros educativos somos convocados de inmediato para formar en dos columnas, una a cada lado del sendero, para arreglar las pancartas, para coger los banderines y afinar los instrumentos de las Bandas de Guerra.
Camino de ingreso a Santiago de Chuco
7. A la vera
del camino
Se escucha y se eleva una algarabía intensa de voces. Se corean los lemas largamente ensayados, y una alegría diáfana aflora en todos los rostros. El hecho de que ella llegue hasta nuestro pueblo tiene para nosotros un significado y un encanto profundos.
Ya en la curva de “Las Guitarras” se detienen los dos vehículos. Baja la comitiva entre quienes se encuentran, además de Georgette, viuda de César Vallejo, los señores Héctor Centurión Vallejo, Carlos H. Berríos, Wilfredo Torres Ortega y Oswaldo Vásquez Vallejo, sobrino carnal del poeta, entre otras personas que los acompañan.
Las autoridades de la provincia, como son: el alcalde, el subprefecto, el Inspector de Educación y el Juez de Primera Instancia, le extienden ramos de flores. Después de los saludos y abrazos, cuando vemos venir al grupo de viajeros, nuestros tambores y cornetas empiezan a resonar alborozados mientras niños y niñas agitan las banderas del Perú y Francia, dando ¡vivas! a ambos costados de la carretera.
Y para nosotros es como si los demás se hubieran detenido y solo a ella la viéramos avanzar yendo adelante, preciosa y elegante. Y la vemos como es: fina, delgada y con sus ojos transparentes que resaltan aún más con los alcanfores y las pencas azuladas a la vera del camino y con el cielo iluminado hacia arriba.
Pileta de la Plaza de Armas
8. Mar
de la eternidad
Delante de mis ojos veo pasar a Georgette de Vallejo, tal y como son las niñas que amamos en nuestros sueños. Cargada de flores, envuelta en un traje oscuro que a mí me parece de luto, y que resalta su tez de ámbar.
De rostro agraciado donde fulguran sus ojos vivaces y brujos; menuda de talla, delicada como una mariposa, o una flor en un seto de luces.
¡Hasta en eso nos vemos representados por César Vallejo! ¡Hasta en eso él ha concretado nuestros anhelos, ilusiones y sueños!
Haciendo sonar mi tambor yo avanzo por la carretera que da a “La Pamplona”, habiendo visto pasar encabezando la comitiva a la niña que encarna nuestras aspiraciones, consolándome en mirar la hondonada del río Patarata.
Mis labios entonces musitan aquellos versos que dicen:
Como el río que nace entre picachos fríos
y soberbio muere desafiando el mar.
Indudablemente, en el caso de César Vallejo, el mar de la eternidad.
Georgette Phillipart
9. Una luz
fulgurante
La comitiva, de varias cuadras de extensión, la acompañamos hasta el Municipio Provincial ubicado en la Plaza de Armas, donde recibe el homenaje de nuestras autoridades.
Después, algunas delegaciones, escoltas y bandas de guerra, la acompañamos a la casa de doña María Jesús, la hermana mayor del poeta, en donde se ha previsto que ella se aloje.
Hoy día 5 de octubre los personajes importantes y la familia Vallejo en pleno le brindan un almuerzo en la casa materna donde vivió el poeta.
Al ingresar por primera vez en esta casa, Georgette pregunta por el cuarto dónde nació el poeta. Desde allí mira el patio, el corredor, los muros, las puertas y tejados, y dice:
– En esta casa y sin Vallejo. –Y ruedan las lágrimas por sus mejillas.
En los días siguientes en que ella permanece en Santiago de Chuco, sentimos como si tuviéramos en nuestro firmamento una luz fulgurante, un tesoro inmenso, una joya invalorable, porque estamos convencidos que Vallejo está presente, y con nosotros.
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