Por Joséluis Vázquez Domènech*, (Ojos para la Paz)/ Resumen Latinoamericano/ 9 febrero 2017. –
*Sociólogo, miembro del colectivo internacional Ojos para la Paz.
Es indudable que entre la seguridad y la libertad, han optado desde
hace ya mucho tiempo por la primera. Sobre todo, cuando se trata de
preparar una nueva injerencia o una nueva acción delictiva contra el
mundo.
Y dicha seguridad tiene la particularidad de que no se instaura como
un principio de defensa, sino como una verdadera maquinaria que no cesa
en su empeño de llevar la iniciativa.
Estados Unidos y la Unión Europea, con la inestimable ayuda y
respaldo de la OTAN se han vuelto expertos en desencadenar nuevos tipos
de contiendas; instigan y provocan lo que se vienen llamando
revoluciones populares, claro está, en países perfectamente escogidos
para sus propios intereses, y con dicha justificación, se lanzan a la
conquista del universo, como patrocinadores (encima) de los derechos
humanos.
Para ello, en perfecta sincronización con diferentes grupos sociales u
organizaciones propias, exportadoras de la democracia y no
gubernamentales que dicen trabajar por los derechos humanos, activan
movimientos para encender la mecha. La mecha acaba convirtiéndose en
grupos terroristas dirigidos a derrocar a los presidentes que Estados
Unidos tiene en su particular agenda. No se trata de eliminar a los
dictadores porque éstos reprimen a su pueblo, tan solo se trata de
esbozar una imagen siniestra del jefe de estado hostil para los
intereses norteamericanos, y se va preparando el terreno para la
invasión.
Esta forma de actuar es letal porque es sencilla y está perfectamente
ejecutada. Primero se dinamita el gobierno. Sin gobierno no hay
ejército. Y sin ejército se crea el caos, que es el mejor terreno para
sus intereses, que no son sino pescar en río revuelto.
Paralelamente, entran en juego dos operaciones sin las cuales no
habría probabilidad de éxito. Por un lado están los personajes
utilizados para ejercer de mandatarios, de líderes, de empresarios o de
políticos que tienen asignadas las tareas a realizar. Estos sujetos,
normalmente están en conexión directa o guardan relación con entidades o
asociaciones que tienen un control exhaustivo de lo que está sucediendo
en nuestro particular mundo.
Por otro, están los denodados periodistas en nómina y tertulianos,
que guían con sus artículos y sus “opiniones” las ideas de miles de
personas, influyendo poderosamente en una falsa percepción de lo que
está sucediendo. Pero dentro de ésta estrategia es importante recordar
la capacidad que tienen para llevarnos al engaño a través, precisamente,
de estos analistas que tienen un perfil próximo al buen-rollismo y, por
tanto, con una buena acogida social. Este grupo es uno de los resortes
principales de la propaganda mediática, colaborador necesario para que
las injerencias parezcan enfrentamientos religiosos, y para que la
liquidación de presidentes se identifique con el furor de las masas
enardecidas por las masacres de sus gobiernos.
Las cosas así, tenemos completado el mecanismo de destrucción masivo
más sofisticado de este nuevo siglo. Pero para que no quede mucha duda
al respecto y para contribuir a la pedagogía política, vamos a enumerar
con precisión cómo se establece el calendario de lo que podríamos llamar
“invasiones de guante blanco”.
01- Nada como identificar al supuesto enemigo, del que se quieren
obtener pingues beneficios, y acusarlo reiteradamente, en todos los
medios, a todas horas, y de todas las formas, de dictador, asesino y, si
algo falla, de contrabandista o ladrón.
02- Difundir las noticias que mejor puedan cristalizar la imagen
deseada, mentir hasta la saciedad, inventar cuantas más atrocidades
mejor, y hacer de la prensa y la televisión el lugar perfecto para ello.
03- Crear situaciones insostenibles en los territorios que se desea
conquistar. Esto pasa por introducir agentes secretos, militares, grupos
terroristas, violadores y, a ser posible, rebeldes con causa. Éstos
últimos como los verdaderos buscadores de la resolución del conflicto
que ellos mismos generan.
04- Ante coyuntura tan sobrecogedora y dramática, responder desde
altas instancias para acabar cuanto antes con semejante panorama, dando
paso a organizaciones no gubernamentales (como AI. o HRW) para narrar
los acontecimientos en su primera persona y, después, abrir las puertas
de los cielos para que la OTAN haga justicia con sus bombas amigas.
05- Nuevamente valerse de la propaganda mediática para informarnos
debidamente de que todo lo que está aconteciendo, es decir, una
invasión, se realiza para defender a la población civil, castigada
indiscriminadamente por sus propios mandatarios.
06- Recordar que no se quiere la guerra, pero que la situación
requiere de una urgente determinación, y tal es así que incluso un buen
número de intelectuales y artistas reclaman que no se puede esperar más y
que es hora de entrar en acción. (La sociedad no puede permanecer
callada y convocamos una manifestación)
07- Después de tan ardua defensa, instalar un nuevo poder amigo de
los liquidadores, que vaciará las arcas de los bancos y dejará al país
en una merma de difícil solución.
08- Saquear hasta el agua, privatizar los bienes básicos, adjudicar
los contratos de reconstrucción a las empresas del país invasor, vender
medio país a las grandes multinacionales, y hacernos creer que ya queda
inaugurada una nueva democracia.
09- Dejar en la cuneta todos los cadáveres sin distinción, y comenzar la rehabilitación de la mano del olvido y la compasión.
10- Los grandes periodistas, con más de un premio todos ellos, hacen
las maletas y nos trasladan con sus grandes reportajes a un nuevo foco
de atención.
Y del mismo modo que pueden trasladarnos, no viene mal recordar que
este decálogo, lo que viene a hacer no es sino ratificar las cuatro
coordenadas que guían a la mayoría de los medios de in-comunicación;
mentir, ocultar, censurar e inventar.
No a la OTAN, no a las Guerras |
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