sábado, 13 de mayo de 2017

“EL GRAN HERMANO TE VIGILA” EN NOMBRE DE LA DEMOCRACIA Y LA LIBERTAD

 




Desde la primera semana de Donald Trump en la Presidencia, se incrementó en 9.500% la venta del libro 1984 de George Orwell. La novela se ubica en el género de ficción distópica: esto quiere decir que se muestra a una sociedad que pretende conseguir la felicidad, al tiempo que subyuga a la población.
En Oceanía, una sociedad imaginariamente del futuro, el gobierno lo ejerce un partido único que controla toda la vida de los ciudadanos. El “Gran Hermano” te vigila, y no lo hace con disimulo a través de la NSA, sino que por todas las calles, con carteles, te lo advierte. Cuando en 2013 se reveló que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos nos espía de un modo indiscriminado, las ventas de la novela 1984 se multiplicaron por siete en Amazon.
Un concepto que plantea Orwell en su obra, que me parece fundamental rescatar para el análisis de hoy, es el doblepensar, la facultad de sostener dos nociones contradictorias simultáneamente, es decir, una estructura pensamiento paradójico:
  • La Guerra es la Paz (en lo real la guerra preventiva, por ejemplo)
  • La libertad es la esclavitud (somos aparentemente libres, pero espiados constantemente) y
  • La ignorancia es la fuerza (mientras menos conozcamos de nuestro opresor, nos sentimos más fuertes y seguros).

No es sólo que te vigilan, sino que te determinan qué conoces

Hace 20 años, la base de datos personal más grande del mundo no la tenía la NSA, la tenía Walmart, la cadena de supermercados estadounidense, y los hacían a través del instrumento de la tarjeta de puntos. Esta denuncia la realiza Marta Periano, periodista y autora del Pequeño libro rojo del activista en la red, cuyo prólogo fue escrito por Edward Snowden.
A la par del control y la vigilancia, recibimos a diario el bombardeo intelectual del mundo según la mirada de los Estados Unidos: nos hablan de democracia y libertad: pero ¿Somos realmente libres?. Toda una maquinaria de la información inocula criterios sobre las personas, sus modos de vida, modos de consumo y esto se amplía hasta forjarnos la percepción de los países dentro y fuera de ellos.
En la vida real, o lo que eso parece, la palabra del año 2016, para el Diccionario Oxford, fue Posverdad y se le relaciona con aquellas circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales.
Los académicos intentan explicar bajo este concepto lo ocurrido en dos eventos electorales del 2016: el Brexit y el triunfo de Donald Trump.
Sin embargo, el origen del concepto, nos obliga a navegar hasta 1992, cuando el dramaturgo serbio-estadounidense Steve Tesich utilizó por primera vez el término en un artículo en el que analizaba los escándalos políticos de las presidencias de Richard Nixon y Ronald Reagan en los Estados Unidos. La conclusión de Tesich era lapidaria:
“Todos los dictadores hasta ahora han tenido que trabajar duro para suprimir la verdad. Nosotros, por nuestras acciones, estamos diciendo que esto ya no es necesario, que hemos adquirido un mecanismo espiritual que puede deshacer la verdad de cualquier significado. De una manera muy fundamental, nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos vivir en un mundo posterior a la verdad.”
La historia reciente así lo demuestra: la guerra “salvar al mundo” de la amenaza terrorista se inició en Afganistán y no ha dejado de expandirse: la guerra preventiva que devastó a Irak por unas armas de destrucción masiva que no existieron, por ejemplo. O Luego en Libia, desde un estudio en Qatar en el que se escenificó un supuesto bombardeo de Gaddafi a una Plaza pública. En Siria, Estados Unidos se alió una filial de sus antiguos enemigos de Al Qaeda para derrocar a Bashar Al Assad: unidos con el terrorismo por la democracia.
Para muchos, el concepto de la posverdad es una forma de mencionar con edulcorante a la mentira, al engaño, a la estafa.
En nuestro idioma se estudió la posverdad como palabra del 2016. Sin embargo, ganó “Populismo”. La elección vino a cargo de la Fundación BBVA, según su coordinador general Javier Lascuráin dibuja mejor “la apelación emotiva al ciudadano y la oferta de soluciones simples a problemas complejos”. Es decir: ambos idiomas fueron marcados en 2016 por la manipulación de la sociedad.
Este es un juego que no deja nada al azar y, la información que recibimos hace un ciclo que empieza y termina en el Pentágono. El gran hermano vigila, determina la información política y social sobre los países, la distribuye y, finalmente ¿la consume?. Como dijo el sociólogo Ralph Keyes, para algunos “la verdad está temporalmente no disponible”

Los Ni-Tan-Freedom

Según la Freedom House, Populistas y autócratas son la amenaza para la democracia mundial en su informe anual. Esta organización, al estilo orweliano del doblepensar, se define a sí misma como una ONG que vigila “la expansión de la libertad y la democracia en todo el mundo”. Somos tan libres en el mundo libre, que nuestra libertad y democracia es juzgada y vigilada.
Según el informe, los últimos 25 años han estado marcados por “los principios de la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho”.
Habría que agregar: Democracia a lo yanqui impuesta por las bombas, genocidios y violaciones masivas de derechos humanos por parte del poder imperial que se ha trazado como objetivo la disolución de los Estados Nación, para hacerse del control de los recursos naturales a través de la corporatocracia.
La llamada ONG, asegura que:
“Barack Obama dejó el cargo con una reducción de la presencia global de EEUU y más incertidumbre en su función de “faro del mundo”. Las posturas de Trump durante 2016 suscitaron los temores de una política exterior separada de los compromisos estratégicos tradicionales estadounidenses con la democracia, los derechos humanos y el orden internacional basado en las normas que ayudó a crear a desde 1945.”
En serio, esta gente no se ha dado un repaso por los acontecimientos mundiales de los últimos 70 años. Sin contar que Barack Obama cerró su ciclo con la presencia de tropas en 138 países lo que equivale al 70% de los países a nivel global.
En el informe, acusan a gobiernos de cabalgar a transiciones dictatoriales por politizar a los medios de comunicación, y querer ejercer el control estatal de la economía.
Sobre Venezuela, en el mundo al revés de la Freedom House se dice lo siguiente: “Maduro, confiando en parte en el control del régimen de los tribunales, respondió a una victoria de la oposición en las recientes elecciones legislativas privando de competencias a la asamblea legislativa y bloqueando un referéndum presidencial revocatorio, lo que eliminó de forma eficaz la única vía para un cambio de liderazgo ordenado.”
La realidad es que la administración de Henry Ramos Allup en la Asamblea Nacional anuló el peso legal del poder legislativo al incorporar en el hemiciclo a tres ciudadanos acusados de fraude electoral. Según la página web del poder legislativo, en 2016 sólo se muestran cuatro leyes sancionadas, pero tres de ellas son inaplicables por su inconstitucionalidad. Así mismo, de las 92 sesiones que se estiman debieron efectuarse el año pasado, sólo hubo 54. Tampoco hace referencia la Freedom House a los intentos antidemocráticos del Poder legislativo de suprimir o anular a los demás poderes públicos del Estado.
Por otra parte, la responsabilidad del revocatorio no es, ni puede ser, de Maduro. Es de la oposición. Y, ante el país, la asumió Capriles. De las firmas que fueron consignadas al CNE, para iniciar el proceso de solicitud de revocatorio 605 mil 727 no cumplieron con los registros establecidos por el CNE, siendo el más grave de los delitos cometidos la inclusión de 10 mil 995 rúbricas de fallecidos. Por el FRAUDE cometido por la MUD no hubo revocatorio en 2016.
En su clasificación ellos otorgan las categorías libres o no libres a los países. Por primera vez, incluyen a Venezuela entre los segundos. Pero veamos si la Freedom House es tan Freedom como declaran. Cada año, Freedom House publica también su informe financiero cumpliendo con las “Normas de Auditoría Gubernamentales, emitidas por la Contraloría General de los Estados Unidos” ¿Whats?.
El último de los reportes data del año 2015. En la página número 16, la mal llamada ONG reconoce que “fue financiada sustancialmente por subvenciones del Gobierno de los Estados Unidos” cuyas donaciones alcanzaron los 26 millones 832 mil 625 dólares lo que representa el 86.6% de los ingresos declarados por Freedom House, que no parece tan freedom, sino más bien, White House. Otros financistas son La unión Europea y la Open Society.
En este mismo informe, ellos reconocen que invierten en los “defensores de los Derechos Humanos en Venezuela”, con la intención de:
1.- Promover el voto (lo cual es muy loco, porque en Venezuela hay elecciones casi todos los años)
2.- Generar confianza y mejorar la participación política (aunque en los EEUU se critica precisamente que la democracia venezolana es participativa y protagónica y ellos prefieren una “representativa a secas”) y
3.- Mejorar el acceso a la información para que los ciudadanos tengan mayor claridad política.
Citamos a Percy Alvarado Godoy:
“Otras agencias dentro de la Embajada administran las diversas partidas secretas del CIA y el Pentágono, muchas veces disfrazadas como ayuda a las ONGs, para financiar la labor subversiva dentro de Venezuela. Son realmente cifras millonarias a repartir a través de la USAID, la NED, el IRI, el NDI, Freedom House y otras ONGs asentadas en el país y cuya finalidad es, a la larga, destruir a la Revolución Bolivariana.”
Estos informes hechos a pedido de los clientes, que son sus financistas, se despliegan por los medios de comunicación. Llegan a los trending Tópics enunciando como verdad a la posverdad (o lo que es igual, la mentira). Se despliegan en cientos de titulares a lo largo y ancho del mundo, inundan las pantallas de televisión, se replican en los mensajes de las actualizaciones de aplicaciones de “noticias” que, se suponen, te informan.
Pero ¿quién está detrás de la clasificación ni-tan-Freedom de Venezuela como un país “no libre”? El jefe para América Latina de la organización Freedom House, es también uno de los fundadores del partido de neoderecha venezolano, Primero Justicia, Carlos Ponce. Así se desprende de una nota compartida a través de la Página WEB “La Tabla”:
“Carlos E. Ponce fue fundador de la agrupación que desde la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) dió origen en 1998 al partido de derecha y proempresarial, Primero Justicia. De hecho, la verdadera jefatura de la organización la tuvieron y compartieron Ponce y Julio Andrés Borges, el actual presidente del parlamento venezolano (SIC), controlado desde diciembre de 2015 por una coalición antichavista.”
Como saben, Venezuela es uno de los pocos países en los que la agencia omite reconocer públicamente a cuáles organizaciones financia.
Fuente: Annurtv

No hay comentarios:

Publicar un comentario