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José Carlos MariáteguiJosé Pizarro Padilla
Un día como hoy 16 de abril de 1930, hace 92 años fallecía el Amauta José Carlos Mariátegui La Chira, una de las mentes más lúcidas del pensamiento político, social y cultural en el Perú del siglo XX, un hombre de pensamiento claro y propósito definido.
“No soy un espectador indiferente del drama humano. Soy, por el contrario, un hombre con una filiación y una fe”, había dicho en su libro "La escena contemporánea".
En 1928 escribió una de sus obras cumbres los "Siete ensayos de Interpretación de la realidad peruana", una descripción histórica penetrante del Perú en sus múltiples manifestaciones sociales, donde analiza los procesos de la economía, la historia y la literatura peruana, libro imprescindible en cualquier debate serio sobre la realidad nacional. Había escrito en la introducción como advertencia "Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, de mis pasiones. Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano".
El numen vigoroso de uno de los grandes pensadores marxistas también dió vida a la gran revista "Amauta" ese faro del pensamiento libre, iconoclasta e irreverente donde confluyeron una pléyade de intelectuales que marcaron la escena social y cultural del siglo pasado.
Mariátegui fue un gran observador de la escena contemporánea, no sólo le interesó el Perú, sino que, también, el continente americano y el desarrollo de la problemática mundial. Un hombre como pocos, que supo hacer coincidir la transparencia de su pensamiento con la acción política. Todo le fue adverso, de niño un accidente lo postró en la cama situación que lo llevó a iniciar una formación autodidacta ejemplar, ya que no pudo ni siquiera acabar su primer año de primaria, la economía familiar también le era adversa y supo enfrentarla trabajando desde muy joven.
Fundó el Partido Socialista del Perú y fue el propulsor de la creación de la Confederación General de Trabajadores del Perú CGTP. A los 35 años el corazón de este egregio personaje dejó de latir, interrumpiendo una trayectoria intelectual fecunda y cargada de enorme proyección de cambio social, pero su fe inquebrantable en sus principios y su doctrina lo llevó a ser un faro de luz en la penumbra del caos social de esos tiempos que aún brilla con la esperanza y el reto que el verbo se haga carne.
JPP.
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