miércoles, 1 de febrero de 2023

PUNO: BANDERA DE MIS RECUERDOS

PUNO: BANDERA DE MIS RECUERDOS
El mismo día que llegué hasta tus puertas,
Puno de mi esperanza,
me saliste a recibir con una tempestad de tambores,
con un huracán de zampoñas
con un ramillete altipampa de waynos y pandillas.
Yo me traje en los brazos
un retazo de sol de mis quebradas
para prenderlo como un poncho
sobre sus hombros,
Yo te traje mis versos como rugidos
o como blasfemias
o como lámparas.
Yo te dejé encendida una lámpara sobre la frente.
Hace mil siglos que te soñé en el corazón,
Puno de mis latidos,
y ahora no he hecho más que transitar
por tus afectos,
caminar por los viejos rincones de mi cariño.
Yo me metía a puñados
un ventarrón de jilgueros
dentro del pecho.
Yo hice cantar a tus kitulas prisioneras
hasta encender un paisaje de trinos
bajo el cielo de mis manos.
Yo dejé una brasa de kellunchos
en el dulce fogón de tus imillas.
Y crecí con orgullo y en vuelo como los cóndores
cuando conocí a Francisco Chukiwanka Ayulo,
el gran Yatiri de tu nueva estirpe.
Yo sentí nacerme un alarido
cuando el viento mensajero de la altipampa
desplegó su boletín de noticias
anunciándome la muerte de mis camaradas
Leonor Martínez y Carlos More.
Yo dejé anclado en mi corazón
en los ojos pandilleros de tus cholitas.
Ya adorné con canciones
el pecho de tu cerrito Wajsapata.
Desde las cumbres de chucuito,
disparé mi serpentina de ternura
sobre el corazón azul de tu lago sagrado.
Y me hice un collar de cascabeles
con la risa cholera de tu Simuquita.
Y amé al compás de tus pandillas bandoleras
y me amaron hasta embrujarme en tu vagabundo corazón serrano.
Yo amé a la balserita que se iba a Capachica
y la otra se venía de Amantaní
le quemé los senos con mi charango.
En tus maizales en flor
dejé tiritando mis besos
y mis waynos cusqueños.
Y me dormí un sueño
al borde de tu Malikita saltarina
mientras que una brasa de deseos
le quemaba la boca y la cintura.
Todas las noches me iba a Lago
y en sus orillas, entre beso y lágrimas,
dejaba sangrando una promesa
y deshojaba para siempre
una frágil kantuta de tus breñales.
Por los caminos,
cuando lejanas ardían las estrellas,
me gustaba cantar con mis amigos
hasta que el vino de los afectos
me embriagaba la enamorada bandurria del corazón.
Puno, tierra de mis camaradas,
corazón guerrillero del indio Pako,
yo te dejé mis versos entre las manos
y recogí un mensaje de tu costado.
Podrán pasar dos mil silencios,
llegará a caminar por tus calles
el canto de libertad de nuestros kollas,
pero tú me alumbrarás para siempre en el corazón,
como una herida!
Luis “Cholo” Nieto Miranda
03/marzo/1944

 

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