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PERÚ. LO QUE SE VIENE
Por Gustavo Espinoza M.
Diario UNO / Domingo 16 de julio del 2023
Los próximos
días, serán convulsos. En todo el país –y no solo en Lima- se
movilizarán decenas de miles de personas convocadas por un programa
mínimo, hoy reducido a 2 puntos: la renuncia de Dina Boluarte y el
cierre del Congreso. Pareciera que por falta de consenso, no se han
incluido otros: Asamblea Constituyente y libertad para Castillo.
Lo
de Dina Boluarte y el Congreso, resultan obvios. Están en la raíz de la
protesta. Constituyen su esencia y la encarnan. Y son el común
denominador que une a la inmensa mayoría de peruanos, hartos ya de las
iniquidades de nuestro tiempo.
Lo
de la Asamblea Constituyen está relacionado a la construcción de un
nuevo marco constitucional. No es un acto, sino un proceso. Y debe
iniciarse con una consulta destinada a que la población opine en favor
de una nueva Constitución. Sólo así se abrirá paso y marchará.
Lo
de Castillo tiene otra connotación. Algunos la eluden porque creen que
implica identificarse con el Maestro depuesto. No es así. Implica sólo
demandar su libertad para que responda sin coacción, a los procesos
pendientes.
Una
justicia transparente deberá esclarecer los hechos. Por ahora, asoma
sepultado por el inmenso peso de acusaciones fantásticas. Pero está
virtualmente secuestrado, y sin garantías. Debe tener derecho a la
defensa.
El
19 de julio, fecha escogida como inicio de esta jornada, tiene
historia. 46 años del Paro del 1977 contra Morales Bermúdez, que marcó
el inicio de su caída. Por eso se le recuerda. Expresó la voluntad de
millones de peruanos que buscaron evitar la recomposición del Perú
oligárquico.
Esta
vez, la acción prevista no se circunscribirá a lo que ocurra este 19.
Se prolongará hasta las Fiestas Patrias. Y constituirá, por eso mismo,
el más genuino, auténtico y patriótico Saludo a la Bandera que pueda
enarbolar el pueblo.
Formalmente
se ha denominado a lo que habrá de ocurrir como la “Toma de Lima”. En
verdad, Lima fue tomada en un inicio por la aristocracia criolla, que se
dio maña para retener los hilos del Perú Republicano.
Luego,
por el narcotráfico; después por la mafia neoliberal fujimorista; y
finalmente, por la delincuencia. Hoy, está en mano de ella; sólo, que
ella gobierna.
En
buena medida Dina Boluarte y Alberto Otárola, encarnan la esencia de
ese poder que se tomó a la mala el 7 de diciembre; y que busca
perpetuarse a sangre y fuego.
Por
eso acuña dos términos que considera complementarios: violencia y
muerte. Se los atribuye al pueblo, como si éste fuera el responsable de
ambos. }
Es
claro que la violencia se producirá cuando el Gobierno decida reprimir
al pueblo como ya lo hiciera en los meses pasados. Y que los muertos, no
serán policías ni militares, sino pobladores; es decir, manifestantes
que rechacen al régimen. En otras palabras, la violencia la ponen “los
de arriba”; y los muertos “los de abajo”.
Hay
un telón de fondo en todo esto: el miedo que escarapela el cuerpo de
los gobernantes. Les aterra que la gente salga a la calle. Admiten las
encuestas, que les son absolutamente adversas. Pero les invade pánico,
el solo saber
que la gente esté movilizada.
Por
ahora se ufanan diciendo que el Gobierno “se ha estabilizado” por qué
cumplió 7 meses. En Bolivia, Jeanine Añez cumplió 1 año; pero igual, fue
presa. Y hoy está condenada a 16 años tras las rejas ¿tendrá Dina
alguna diferencia? No. Las dos derribaron a un gobierno legítimo e
hicieron “sucesión constitucional”, con el apoyo de “mandos” comprados.
Terminarán en lo mismo.
Por
ahora las autoridades declaran “Estado de Emergencia”. Fichan a todos
los ciudadanos que vienen a Lima. Les toman fotos, graban sus voces,
anotan datos personales, huellas, direcciones y otros.
Pero,
además, bloquean las carreteras poniéndolas bajo control militar. Aun
así, los uniformados no se muestran muy dispuestos a ser víctimas de
nuevos engaños. Ahora exigirán órdenes expresas y escritas, para actuar.
No vaya ser que, después resulten ser los únicos responsables de las
muertes que ocurran.
Por
ahora los llenan de dinero. Destinan millones para diversas partidas,
copiando la modalidad corruptora del fujimorismo ¿les dará resultado?
Perú
21 clama diciendo que la acción del 19, es sinónimo de desgobierno y
caos. Victoria del terrorismo. En esa línea, Dina puede repetir lo de
Luis XV: “después de mí, el diluvio”.
El
Gobierno busca tender cortinas de humo. Asoma en eso “la pestilencia” y
la titular de Cultura. Pero también, la designación de la nueva jefa
del seguro social, que vuelve dichosa a las primeras planas. En verdad
se trata de error tras error. En otras palabras, Dina más Dina.
Lo
que habrá de suceder confirmará una vez más que en todos los peruanos
hay sangre. Unos, las tienen en las venas; y otros, en las manos. Sólo
que, como se sabe, la sangre es más densa que el agua. No coagula
fácilmente. Deja huella. Tendrán que pagar por ella. (FIN
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