lunes, 8 de noviembre de 2021

Construcción de Perú Integral TRABAJO PROPIO

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Construcción de Perú Integral

 

TRABAJO PROPIO

 

  El Bicentenario de la república ha pasado como cualquier otro año y ha comenzado como cualquier otro año. Le acompaña un inmenso pasivo para los sectores productivos en el campo como en la ciudad convertido, en cambio, en un gran activo para los capitales transnacionales. Los albazos de los fuegos artificiales, serenatas y retretas al promediar la medianoche han sido, hoy como ayer, para ese sector dominante en la economía nacional. Y el Perú sigue hundiéndose.

  Se discute mucho de tácticas y estrategias, pues bien, comencemos por “conócete a ti mismo” y plantear la lucha en terreno propio. Pues bien, estas líneas tienen el modesto trabajo de sugerir en ese sentido.

  Para el capitalismo rico de otras latitudes poco le importa la crisis de pueblos sumidos en las condiciones de una economía retardada, como lo es el capitalismo marginal dependiente del capital transnacional. Tan es así, que del ego del capitalismo internacional autodenominado del “primer mundo”, se deriva el despectivo aprecio de llamar a aquellos pueblos o sus traspatios, países “del tercer mundo”, sumida en “eterna vía de desarrollo”. El presente del Perú es uno de aquellos países tercermundistas.

  Doscientos años de pasividad reaccionaria como la ostentación en la superficie de cierta modernidad formal en el Perú, solo puede complacer a una clase dominante parasitaria, que si las condiciones que le rodean fueran más baja de las que ahora le sustentan, seguro que se avendrían a ser esclavos de cualquier amo que le toque en turno. No son creativas en nada. Todo lo que disponen como su medio de lucha contra las masas productoras, no son más que calco y copia, y hasta vergonzantes, de otras latitudes de la acción reaccionaria.

  Las fuerzas productivas, el trabajo creador del proletariado de la ciudad y el campo, no se avienen con aquellas condiciones de esclavitud sugeridas por aquellas clases dominantes parasitarias y sus instituciones caducas. Durante estos doscientos años han luchado una y otra vez. Han tenido éxitos como reveses, temporales. Siempre ha vuelto a la lucha y cada vez más preparadas e ilustradas por las experiencias del engaño de uno u otro Gobierno entrante que usa como asta de sus plataformas electorales el flameo en las elecciones de la bandera del “promeserismo”, según la dirección con que sopla el viento, ya de derecha o de izquierda, conforme a los intereses del poder detrás del trono para terminar saliendo por la puerta falsa como “uno más de lo mismo”. Y esta constante en cada paso de su acción le sugiere a las masas productoras el sentimiento de estar próximo a la  lucha final.

  Así es como ingresa a este bicentenario las fuerzas productivas acrecidas, no disminuidas, por la crisis, pues esta no es su crisis, son sus cadenas que le atan a un sistema anacrónico en el orden económico, político, social. Por tanto, no es en este caduco orden social donde las masas productoras encontrarán su salud material como espiritual. Doscientos años de lucha, generación tras generación es su mejor respaldo histórico. Jamás se puso por encima de la contienda. Jamás tomó partido por aquellos defectos de otros sectores nihilistas, pesimistas, conformistas sanchopancescos. De una derrota o un fracaso, saca el tesoro de la victoria. Y es que ese tesoro se guarda en lo profundo de esa inmensa montaña: Las Masas productoras. Esto dice mucho de la Moral de los Productores.

  Con esa clarividencia mirando al futuro decía el Amauta José Carlos Mariátegui. EL DESTINO DEL HOMBRE ES LA CREACIÓN. Y EL TRABAJO ES CREACIÓN, VALE DECIR, LIBERACIÓN. EL HOMBRE SE REALIZA EN SU TRABAJO. Para ponerlo en el pórtico de ingreso en nuevo escenario histórico de Epopeya del trabajo. Indudablemente se trata de un nuevo orden social, cuya lucha se resuelve sobre las bases de un Programa de Acción sólidamente enraizado en la reivindicación: TRABAJO-EDUCACIÓN-SALUD, como ingreso a un Programa Máximo o Programa Prospectivo. Por eso, para el paso a esta nueva realidad concreta, sin dudas ni murmuraciones, se necesita de modo ineludible: LA PREPARACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN PARA EL CAMBIO SOCIAL. Y téngase presente que se está hablando de Organización y no de cualquier organización, ni mucho menos de ninguna constitución, reconstitución, fundación, de ningún partido Es la siembra y cosecha propia de la organización de los trabajadores y pueblo todo con carácter netamente clasista sobre las bases sólidas de un Programa de Cambio Social. Dejemos que la acción reaccionaria se hunda en su miseria material, espiritual.

 

Héctor Félix D.

 <hecfeldam56@yahoo.com>

06.11.21

 

COLECTIVO PERÚ INTEGRAL

 

                                                  8 de noviembre 2021

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