CAPÍTULO
III
3.4
CONCLUSIONES FINALES
El
condicionamiento histórico del proceso de interpretación de la realidad peruana
presupone la concientización de la estructura y relaciones del pasado desde la
perspectiva del materialismo histórico, lo que implicaba de hecho un replanteo
conceptual de la naturaleza o fisonomía de las relaciones pre capitalistas en
el Perú y el proceso complejo y contradictorio de fragmentación cultural o
superposición de culturas sintetizado en la noción de nacionalidad en
formación. Esto constituye un esfuerzo intelectual pionero de un representante
del marxismo en Latinoamérica por desentrañar el entramado social que explicaba
la estructura y relaciones del pasado de un país situado en las llamadas áreas
periféricas tercermundistas.
El
papel del condicionamiento económico se convierte en el hilo conductor base del
cuadro teórico de la realidad específica. Sin embargo, el diseño de definición
de la realidad nacional está presentado con una visión de totalidad
incompatible con el tratamiento maniqueo de la interconexión base
económica-superestructura, lo que casi siempre desemboca en la acomodaticia
posición teórica del reduccionismo mecanicista. A pesar de que Mariátegui no se
propone revelar la historia de las formas ideológicas específicas va a tener en
cuenta la lógica particular del funcionamiento de las mismas. Su propósito
central es diseñar una realidad concreta regida, en última instancia, por un
hilo conductor base que fija la sustancia del presente histórico peruano en su
imbricación con la estructura y relaciones del pasado.
De
igual manera, dicho cuadro teórico quedaba sujeto a la dinámica del proceso
histórico, es decir, no era presentado de manera cerrada como un esquema
teórico absoluto, válido para cualquier circunstancia histórica. Aparece sujeto
al papel modificador de las condiciones histórico-concretas al nivel local,
regional e internacional. No es casual que más de una vez el autor patentizara
la necesidad de volver de nuevo sobre cada uno de los ensayos de la obra 7 ensayos de interpretación de la realidad
peruana con el objeto de perfeccionarlos y enriquecerlos.
Por
otra parte, el proceso de validación del diseño de definición de la realidad
nacional está indisolublemente vinculado a la orientación que recibe la
indagación social. El cuadro teórico de dicha realidad no representa tan solo
la superación de los enfoques precedentes sobre la historia peruana;
representa, sobre todo, la fundamentación intelectual que concientiza la
necesidad del cambio social. Esto resulta de suma importancia, pues está
directamente conectado a una de las aristas principales de la problemática
filosófica mariateguiana: la conformación de un proyecto revolucionario de
modificación profunda de la realidad específica.
La
exégesis mariateguiana del determinismo marxista se sustenta en la explicación
de la relación dialéctica entre determinismo económico y factor subjetivo.
Dicha interconexión resulta clave para demostrar teóricamente por qué la
concepción materialista de la historia de Marx no obedecía a un determinismo
pasivo y rígido. En este sentido se aprecia una lectura que reivindica el papel
de los factores subjetivos en el Marxismo y, por otra parte, se aprecian las
huellas de Nietzsche, Bergson, Unamuno, Gobetti, Sorel y Freud que, sin lugar a
dudas, enriquecieron la visión del autor en torno a la subjetividad, en
particular lo que concierne al papel activo de la voluntad y al lugar del poder
de la creación y la acción heroica de las multitudes en las convulsiones
político-sociales.
La
reflexión filosófica mariateguiana no tiene en su centro de atención una
teorización dirigida a enriquecer las acepciones del concepto de libertad. En
este sentido el itinerario de la meditación se concentra en la dimensión histórico-concreta
de dicho concepto y en la defensa de la opción socialista frente al discurso
ideológico y la praxis política que servía de base a la democracia y la
libertad burguesas. Para el autor, el análisis histórico-concreto de la
libertad incluye las determinaciones económicas que, en última instancia,
explican los grados de libertad alcanzados en el devenir de las distintas
formaciones sociales. Si bien no existía una libertad abstracta general y
ahistórica, tampoco existía una libertad agitada al vacío desprovista de la
“sustancia” económica clasista.
Por
otro lado, en Mariátegui la opción por la revolución social resulta una
consecuencia de la asunción del proyecto político del marxismo clásico y de la
teoría revolucionaria de los líderes de la Revolución bolchevique. A su vez, la
opción por dicha revolución explica la propia configuración de los trazos que
identifican la problemática filosófica mariateguiana. La crítica al gradualismo
y las corrientes socialdemocráticas se realizan desde la reivindicación de la
revolución social como la vía que expresaba la vitalidad de la salida
revolucionaria frente a la Crisis Mundial de la posguerra.
Para
el autor, la concreción de una voluntad de acción revolucionaria en el Perú de
la década del veinte del siglo XX presupone la puesta en tensión de los
factores subjetivos en función de la transformación social. El despliegue de
dichos factores implicaba la tarea de construir un nuevo sujeto revolucionario
con base en la fusión de las demandas proletario-urbanas con las indígenas
agrarias en el contexto de una educación político-cultural y de una
organización autónoma. La praxis política de concreción de una voluntad
colectiva para el cambio social se deriva de una fundamentación metafísica que
privilegia el papel activo de la subjetividad en los procesos
político-sociales.
La
imbricación que Mariátegui establece entre socialismo e indigenismo se revela
como una cuestión clave a la hora de fundamentar los trazos creativos del
proyecto socialista. Dicha imbricación brotaba del concepto de creación heroica
que expresa el grado de eficacia y genio con que el sujeto del cambio social y
en particular su élite política re-crearan la teoría general del socialismo en
plena sintonía con las exigencias de la realidad específica. Sólo mediante la
creación heroica se arribaría a un socialismo auténtico en el Perú y en
Iberoamérica. Para el peruano, en las condiciones específicas del país andino,
la asimilación de la problemática indígena -desde una perspectiva revolucionaria-
implicaba desentrañar, tanto las confluencias de las tradiciones comunitarias
con el ideal socialista moderno como las potencialidades revolucionarias del trabajador
y campesinado indígenas.
Libro,
págs. 221-224
Nota.-
Si toda la
investigación del marxista cubano es importante, se puede señalar que el Cap. III de su obra es sencillamente
sobresaliente. Ahí, en La realidad
nacional estudia el condicionamiento histórico del proceso de
interpretación de la realidad peruana, el diseño de definición de una realidad
nacional. En Determinismo y libertad
estudia el determinismo filosófico marxista, la libertad en su dimensión
histórico-concreta. En Revolución social
y socialismo estudia la revolución social en el contexto de interconexión
crítico-electiva y problemática filosófica, consideraciones sobre el proyecto
socialista mariateguiano, la concreción de una voluntad de acción revolucionaria,
socialismo e indigenismo. Un párrafo de esta investigación es:
“La tesis
mariateguiana acerca de la coexistencia, en el Perú de la época, de elementos
pertenecientes a tres economías diferentes no puede interpretarse de manera
esquemática, lo que supone el tratamiento del asunto desde un supuesto
equilibrio o inercia de los componentes que conforman la simbiosis que
prevalece en el espectro económico peruano. La lógica crítico-explicativa sobre
el particular, privilegia la dinámica de desarrollo de los trazos
contradictorios vista en sus interconexiones, superposiciones y
determinaciones, en última instancia, en su acepción marxista. De dichas
interconexiones brotará la asociación de intereses; las superposiciones, por su
parte, expresarán las relaciones de subordinación, y las determinaciones el
dominio y la hegemonía.
De
estas interconexiones entre el poder económico de la Costa y la Sierra brotaba
una asociación de intereses de dominación entre la burguesía capitalista y los
terratenientes que expanden su dominio sobre el campesinado y consolidan todo
un sistema de poder político local y regional, bajo el nombre de “caciquismo” y
de “gamonalismo”. De esta forma, el Estado peruano de los años veinte del siglo
XX representaba dicha asociación de intereses que, por determinadas razones
históricas puntualmente clarificadas por Mariátegui en su interpretación de la
fisonomía de las relaciones precapitalistas de producción en el Perú, clases
que como la burguesía y los terratenientes señoriales o gamonales son, en la
totalidad histórica, conflictivas, aparecerán durante un período articulando
sus intereses en el seno mismo del Estado. Es así como este evidencia su
naturaleza oligárquica, sin dudas, uno de los rasgos de la superestructura
política del tejido social local que más importancia le atribuye el autor en la
interpretación del presente histórico.
Sin
embargo, tanto la burguesía capitalista nacional como los terratenientes
quedarán subordinados a la burguesía imperialista, pues son los intereses de
esta clase los predominantes en la base de la formación social peruana de la
década de los veinte del pasado siglo. Se produce así una superposición
jerárquica de los intereses económicos de estas clases en el interior del
Estado oligárquico que, en modo alguno contradice la articulación
contradictoria de los intereses de clases conflictivas. Dicha superposición
expresa las relaciones de subordinación mediante las cuales Mariátegui explica
el dominio del capital extranjero en la vida económica del país andino. En
síntesis, la tesis mariateguiana no se sustentaba en el equilibrio entre los
elementos de las tres economías diferentes que tipificaban el espectro
económico peruano; por el contrario, en la lógica reflexiva quedaba
clarificada, por una parte, la hegemonía de la costa en la economía peruana
debido a un acelerado crecimiento de la fortuna privada nacional y, por otra
parte, el papel determinante, en última instancia, de los intereses de la
burguesía imperialista en el régimen económico y, por ende, en la estructura de
poder político. El cuadro económico de la realidad nacional se sustenta en una
presentación cuidadosa de la dialéctica entre la base económica y la
superestructura como una vía efectiva para desentrañar el conjunto de
regularidades, tendencias, desarrollo y funcionamiento de las relaciones
económicas, políticas, sociales e ideológicas
de la sociedad peruana de los años veinte del pasado siglo” (Págs.
180-181) Por eso en sus consideraciones finales resume el marxista cubano que
“La imbricación que Mariátegui establece entre socialismo e indigenismo se
revela como una cuestión clave a la hora de fundamentar los trazos creativos
del proyecto socialista”
Así
Antonio Ambrosio Bermejo Santos muestra que JCM hace una Invitación a la Vida Heroica para la Creación Heroica de un Perú
Integral, de un Perú nuevo en el
mundo nuevo, de un Perú Socialista
en el Mundo Socialista.
Ragarro
23.12.13
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