lunes, 23 de diciembre de 2013

Un Tema de Actualidad YAHVEH

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Yahveh (en hebreo ה ו ה י «HWHY», de derecha a izquierda) y sus variantes conjeturales Yahweh, Yahvé, Jah, Yavé, Iehová, Jehovah y Jehová, es el nombre propio utilizado en la Biblia para designar a la deidad suprema de las religiones judeocristianas (en adelante Dios). En su forma hebrea (sin que se sepa su pronunciación exacta) es, en el Antiguo Testamento, la frase que utiliza Dios para referirse a sí mismo, siendo su significado una descripción de su propia naturaleza.
El tetragrámaton en alfabeto hebreo moderno es ה ו ה י
Leído de derecha a izquierda es:
-י        yod;
-ה       he
-ו        wo
-ה       he
            Yod: י En la mitología egipcia, ŶED es amuleto egipcio (llamado a veces TAT o DAD), que se ha querido interpretar sucesivamente como un altar de cuatro gradas, un nilómetro, o la representación en perspectiva de las cuatro columnas que sostienen el cielo. (Simbolizaba las ideas de duración y de estabilidad. Posiblemente reproducía el tronco del árbol desgajado que al parecer fue el fetiche primitivo del dios Osiris)
El Nilo aparece representado como un hombre desnudo que lleva en la cabeza un rollo de papiro. Por su carácter de genio fecundador posee pecho andrógino. El nilómetro, pozo de comunicación con el Nilo, que permite conocer el nivel de éste. Está graduado y permite medir la altura alcanzada por la crecida del Nilo.
He-Wo-He ה ו ה:
Término similar a Eva: Del hebreo חַ וָּ ה, ḥavvâ. Es, según el Mito de la Creación de las religiones Abrahámicas, la primera mujer que Dios creó sobre la Tierra y la mujer de Adán, el primer varón.
Este trisílabo existe en griego y latín. Evohé. (Del lat. evoe, y este del gr. Euazein) Interjección. Grito de las bacantes para aclamar o invocar a Baco.
Spaldin describe una bacanal hecha "por las mujeres que asistieron a estos partidos (…) portando antorchas. Gritando desde Evoi! Evoi! (origen del carnaval grito Evoé!), en honor a Evan, epíteto de Baco, haciendo sonar las flautas y los tambores junto con platillos y castañuelas unidas a las prendas”
EVOÉ, EUOÉ, o EVOHÉ, EUHOÉ, grito ceremonial y litúrgico de las bacantes que proviene de las bacanales ya que se pronunciaba de forma repetida en las festividades de Baco o Dionisos en memoria de nuestra madre Eva.
De evoé procede la palabra ovación, ceremonia de honor menor que la de triunfo, por evolución de ovare, estar contento, sentir orgullo, derivado a su vez del griego euazein, gritar de alegría, formado por la interjección euoi que se usaba en honor a Dionisos y que hoy día en el portugués de Brasil, evoé es un grito de alegría que se pronuncia como señal de triunfo o de júbilo, como en el Carnaval.
Evohé se cree que fue la exclamación de valor empleada por Júpiter para animar a su hijo Dionisos mientras luchaba contra los Gigantes en la Gigantomaquia. Uno de los muchos apodos con los que se conoce a Baco-Dionisos, el dios del vino.
En Grecia, según Fulcanelli, las bacantes eran llamadas Eva, palabra también derivada de Evohé con el que las lúbricas bacantes o ménades y los sátiros, ebrios de vino, invocaban la presencia de Baco.
Las seguidoras de Dionisos, las bacantes, aparecen en las calles de Tebas, van ataviadas con la vestimenta del dios, la piel de corzo, y empuñan el tirso, especie de caña coronada de yedra, parra o lana. Llevan un largo recorrido pero son felices pues acompañan al dios, y muestran su gozo con el grito ritual del evohé: “desde la tierra de Asia, dejando el sacro Tmolo, corro en pos de Baco, dulce esfuerzo, fatiga placentera, lanzando el báquico evohé”
Las bacanales eran fiestas orgiásticas para los iniciados en el culto secreto del dios, y traen su origen en los ritos desenfrenados a Cibeles, Baco, Atis y Sabacio que se celebraban en Frigia y en Tracia. Los tracios, especialmente, adoptaron el antiguo culto de Baco y lo dotaron de características bárbaras.
“Alternativamente, magas, seductoras y sacrificadoras sanguinarias de víctimas humanas, tenían sus santuarios en valles salvajes y remotos. ¿Por qué encanto sombrío, por qué ardiente curiosidad, hombres y mujeres eran atraídos a esas soledades de vegetación lujuriante y grandiosa? Formas desnudas, danzas lascivas en el fondo de un bosque..., después risas, un gran grito y cien bacantes se arrojaban sobre el extraño para dominarlo. Debía jurarles sumisión y someterse a sus ritos o perecer. Las bacantes domesticaban leones y panteras que hacían aparecer durante sus fiestas. Por la noche, con serpientes enroscadas en los brazos, se prosternaban ante la triple Hécate; después, en rondas frenéticas, evocaban el Baco subterráneo, de doble sexo y cabeza de toro. Pero, ¡desgraciado del extraño, desgraciado del sacerdote de Júpiter o de Apolo que viniera a espiarlas! Era descuartizado”
Las bacantes se vestían con pequeños trozos de piel de tigre o de pantera, que ceñían a sus nerviosas cinturas con sarmientos verdes. Cada una llevaba su tirso-báculo coronado de hojas de parra o hiedra, y su tea encendida. Al compás de tamboriles, címbalos, flautas y otros ruidosos instrumentos de percusión y de aire, las bacantes iniciaban sus danzas hasta alcanzar ese estado que los griegos llamaban enthusiasmo (es decir, poseído de un dios), durante el cual las mujeres gritaban el nombre místico del dios, Iacos, o bien ¡Evohé!, que, según los iniciados, era el grito de aliento que Júpiter-Zeus dirigió a su hijo durante la gigantomaquia. Se supone que Evohé equivalía a: ¡Valor, hijo mío!”. (De Evohé derivó Evan, uno de los tantos sobrenombres del dios del vino)
Las bacanales lograron una gran difusión en el ámbito del Mediterráneo, incluida la monoteística Palestina y la Siria seléucida y greco-romana posterior.
Comentando al escritor H. Jeanmaire, Emile Mireaux dice que “en la Grecia primitiva existió una sociedad de mujeres, en la que se progresaba de iniciación en iniciación. Esas iniciaciones se hallaban vinculadas, en su origen, con los cultos de las grandes divinidades femeninas: Hera, Artemisa, Atena, Deméter, herederas más o menos directas de la Gran Diosa del mundo egeo, diosa del árbol y de la vegetación, dama de las fieras y de la naturaleza salvaje. Habían de ser acaparadas progresivamente y asimiladas por el culto de Dionisos. Iban acompañadas de danzas frenéticas y acompasadas por la flauta, que pronto llevaban a las bailarinas al estado de trance y éxtasis, con la boca abierta, la nuca doblada, todo el cuerpo tenso y echado atrás, en actitudes que evocan las de las clásicas crisis de histeria. Incluían alocadas carreras en procesión, a la luz de antorchas, a través de zonas boscosas y montuosas. Las iniciadas de las más antiguas categorías llevaban sin duda, en esa ocasión, al menos en el culto de Dionisos, la nébrida, la piel de cervatillo, del animal sacrificado para ellas en el curso de una iniciación anterior, sacrificio que iba acompañado generalmente de laceración. Es verosímil, por fin, que algunas de esas iniciaciones, principalmente la que se hacía en la época de la pubertad, exigían un tiempo de retiro a veces bastante prolongado, durante el cual las futuras iniciadas eran sometidas a pruebas, se aislaban y por grupos se escondían en la naturaleza salvaje.
Las bacanales se introdujeron en Roma y desde el sur de la península italiana a través de Etruria. Eran secretos y sólo asistieron mujeres durante tres días al año. Más tarde, los hombres se les permitía a los rituales y celebraciones tuvieron lugar cinco veces al mes. Para invadir las calles de Roma, el baile, dejando caer gritos y atraer adeptos del sexo opuesto en números crecientes, la bacanal causando tales desórdenes y escándalos. Las Bacanales en Roma y las Dionisíacas en Grecia, eran las fiestas en honor a Dionisos. Eran fiestas en las que predominaba la desinhibición de los sentidos mediante el efecto del vino. Se refiere a los fuertes gritos con los que se adoraba al dios en las bacanales, frenéticas celebraciones en su honor. Estos hechos, supuestamente originados en las fiestas de la naturaleza primaveral, llegaron a ser ocasión de embriaguez y de actos licenciosos y disolutos, en los que los celebrantes danzaban y bebían. Las bacanales se hicieron cada vez más desenfrenadas. Por esa razón, el Senado romano las prohibió en el año 186 a.C.
            Nota.- Por eso la Biblia señala:
            Gé 1:26 Y Dios pasó a decir: “Hagamos al hombre a nuestra imagen según nuestra semejanza, (…) 27 Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volantes del cielo y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra”

MOISÉS
Gé 2:5 Después de un rato la hija de Faraón bajó para bañarse en el río Nilo, y sus criadas de compañía iban andando por el lado del río Nilo. Y ella alcanzó a ver el arca en medio de las cañas. En seguida envió a su esclava para que lo consiguiera. 6 Cuando la abrió, pudo ver al niño, y resultó que el muchachito estaba llorando. Ante esto, ella tuvo compasión de él, aunque dijo: “Éste es uno de los niños de los hebreos” Entonces, la hermana de él dijo a la hija de Faraón: “¿Quieres que vaya y que especialmente llame una nodriza de entre las hebreas para que te críe el niño?” 8 De modo que la hija de Faraón dijo a ésta: “¡Ve!” Al instante, la doncella se fue y llamó a la madre del niño. 9 entonces la hija de Faraón dijo a ésta: “Llévate a este niño y críamelo, y yo misma te daré tu salario” Por consiguiente, la mujer se llevó al niño y lo crió. 10 Y creció el niño. Entonces ella lo trajo a la hija de Faraón, de modo que él vino a ser para ésta su hijo; y ésta procedió a ponerle por nombre Moisés, y a decir: “Porque lo he sacado del agua” (Nota. Por consiguiente, Moisés es nombre egipcio y no hebreo. Como Ramsés, Tutmosis, y otros con igual o similar terminación)

JOSUÉ
Josué o Yehoshúa (en hebreo: יְ ה וֹ שֻׁ עַ‎) es el nombre del sucesor de Moisés, cuyo significado es Yahve salva o Yahve de salvación. Josué es un personaje bíblico, cuya vida es narrada en el Libro de Josué. El nombre "Josué" es el equivalente hebreo de "Jesús".
            Según los textos bíblicos, fue el sucesor de Moisés en las campañas militares llevadas a cabo por los hebreos (habiru/apiru/hapiru) en la conquista de Canaán. Se llamaba originalmente Oseas y era hijo de Nun, de la tribu de Efraín. Nació en Egipto, y tenía probablemente la misma edad que Caleb, con quien suele relacionársele. Participó en los acontecimientos narrados en el Éxodo como ayudante de Moisés.

EMMANUEL
            Isa 7:14 Por lo tanto, Jehová mismo dará a ustedes una señal: “¡Miren! La doncella misma realmente quedará encinta, y está dando a luz un hijo, y ciertamente le pondrá por nombre Emmanuel”

JESÚS
            Mt 1:20 José, hijo de David, no tengas miedo de llevar a María tu esposa a casa, porque lo que ha sido engendrado es por espíritu santo. Dará a luz un hijo, y tienes que ponerle por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados (…) 22 Todo esto realmente pasó para que se cumpliera lo que Jehová había hablado por su profeta, que dijo: 23 ¡miren! La virgen quedará encinta y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: “Con Nosotros Está Dios”
            Lc 1:30 De modo que el ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado favor con Dios; 31 y ¡mira! concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo, y has de ponerle por nombre Jesús.
            Lc 1:46 Y María dijo: “Mi alma engrandece a Jehová, 47 y mi espíritu no puede menos que llenarse de gran gozo causa de Dios mi Salvador
            Lc 2:11 porque les ha nacido hoy un Salvador, que es que es Cristo Señor, en la ciudad de David.
            Jesús (Yavé es salvación): nombre propio de nuestro Salvador. (Nacar Colunga)
            Jesús es la forma latinizada del griego Ιησοῦς (Iesoûs), con el que es mencionado en el Nuevo Testamento, escrito en griego. El nombre deriva del hebreo Ieshú, forma abreviada de Yeshúa, la variante más extendida del nombre Yehoshúa, que significa ‘Yahveh salva’, y que designa así mismo a Josué, un conocido personaje del Antiguo Testamento, lugarteniente y sucesor de Moisés.
Se sabe que era un nombre frecuente en la época, ya que en la obra de Flavio Josefo son mencionados unos veinte personajes de igual denominación. La forma de este nombre en arameo -el idioma de la Judea del siglo I- es la que con toda probabilidad usó Jesús: Ieshuá (י שׁ ו ע, Yēšûaʿ)
En Marcos y Lucas, Jesús es llamado Iesoûs hó Nazarēnós (Ιησοῦς ὅ Ναζαρηνός); en Mateo, Juan y a veces en Lucas se utiliza la forma Iesoûs hó Nazoraîos (Ιησοῦς ὅ Ναζωραῖος), que aparece también en Hechos de los Apóstoles. La interpretación de estos epítetos depende de los autores: para la mayoría, ambos hacen referencia a su localidad de origen, Nazaret; otros, interpretan el epíteto nazoraîos (‘nazoreo’) como compuesto de las palabras hebreas neser (‘retoño’) y semah (‘germen’);  según esta interpretación, el epíteto tendría un carácter mesiánico; otros, en cambio, lo interpretan como Nazareo (separado para Yahveh). El diccionario de la lengua española de la RAE, recoge para la palabra "Nazareno" la descripción: "Hebreo que se consagraba particularmente al culto de Dios, no bebía licor alguno que pudiese embriagar, y no se cortaba la barba ni el cabello"  En tiempos de Jesús hubieron unos cuantos hombres más que actuasen de esta manera como servicio religioso.

            Nota.-
Datos tomados de Wikipedia, de la Biblia (Nuevo Mundo), de la Biblia (Nácar Colunga), del Diccionario Larousse (11 tomos)
                                                         Ragarro
                                                                    20.12.12

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