VACANCIA PRESIDENCIAL, PEDIDO DE CONFIANZA, CIERRE DE CONGRESO

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VACANCIA PRESIDENCIAL, PEDIDO DE CONFIANZA, CIERRE DE CONGRESO

 

  LA VIEJA DEMOCRACIA, SUS DOLENCIAS Y PALIATIVOS.

 

  A ocho meses de nuevo Gobierno de turno, la vieja democracia de una minoría parasitaria sostenida por la pasividad de una mayoría, y de prácticas obsoletas, carecen de solvencia para mantener con vida a un Estado caduco y corrupto si no es echando mano en el diversivo social y perdida de perspectiva de las organizaciones de los trabajadores con el abuso y desuso de la diatriba, insultos, persecuciones judiciales, mutuos, etc. entre las fuerzas retrogradas que hunden el Perú.

  Un Estado caduco bipolar. Por un lado, tiene un Ejecutivo que sin el pedido de “confianza” de la mayoría del Congreso, se siente abandonado y sin ningún poder de acción. Por otro lado, un Congreso, que, si se niega en dos oportunidades el pedido de “confianza” de parte del Ejecutivo, tampoco tiene poder para sostenerse. Los dos poderes se anulan recíprocamente. La doble personalidad de un Estado obsoleto y caduco pone a la “vieja democracia” como un balancín de entretenimiento del pueblo trabajador peruano, que se ve llevado al precipicio apoyando al “mal menor elegido”. ¿Y cómo lo hace? Un gran sector popular marcha por las calles con las arengas “cierre del Congreso, Asamblea Constituyente y Nueva Constitución”. El otro sector minoritario denominado los “golpistas”, utilizan al don “dinero” para convertir al lumpen en mercenario pagado para que se movilicen con la arenga “vacancia presidencial”.

  Este es el panorama superficial de entretenimiento de la opinión pública, hoy en el Perú y diariamente difundido por la prensa y con el aderezo que nunca falta: la corrupción.

  LA REALIDAD PROFUNDA Y ORGANIZACION PARA EL CAMBIO SOCIAL.

  La realidad profunda ocupa el subconsciente de las masas trabajadoras. La desocupación asciende cada día en sus porcentajes, y en esa misma medida el submundo antisocial, como producto de aquel, aumenta de modo galopante. Las viejas instituciones de la obsoleta democracia representativa o vieja democracia, se paralizan como estatuas de sal. Nada pueden hacer para contenerla. La razón está en el TRABAJO, que lucha en el mundo desde hace más de un siglo por su reorganización sobre bases netamente sociales, cuyo alto ideal es: la Creación de una Sociedad de Trabajadores.

 La segunda honda razón está en la EDUCACION. Los viejos y caducos cánones de la educación actual, divorciado del trabajo, donde impera el “yoismo” vestido de “meritocracia “y donde el talento aparece como el más soberbio parasitismo, son las pruebas más contundentes del hundimiento del Perú. La única salida de esta vieja realidad no puede ser sino: La Escuela del Trabajo con MORAL DE PRODUCTORES.

  La tercera honda razón es LA SALUD. El hundimiento del Perú por esa clase dominante parasitaria no ha necesitado de una “pandemia” para darse cuenta que los hospitales donde se atienden las masas trabajadoras no son centros para recuperar la salud, sino son centros donde se acaba con la salud. Y no es de ahora, es de siempre. Es la prueba más elocuente del desprecio a la salud del productor, del trabajador peruano. Es la transgresión vil, bárbara, al principio humano de: Un país así sea un pedregal, su mayor riqueza es su factor humano.

  Una sociedad de productores con moral de productores se realiza como: “mente sana en cuerpo sano”.

  Una sociedad de trabajadores con moral de productores corresponde perfectamente a un ESTADO TIPO COMUNA.

CONCLUSION.

  Aquí están las razones del por qué un Programa Mínimo Reivindicativo: TRABAJO-EDUCACIÒN-SALUD, no es un programa cualquiera, ni mucho menos un trasnochado, obsoleto, “plan de Gobierno”. No. Es un programa de amplia y grande perspectiva histórica. Para su realización necesita perentoriamente hacerse carne en las organizaciones de las masas de productores como una gran ORGANIZACIÒN PARA EL CAMBIO SOCIAL, que es precisamente, que, por su ausencia, hoy menudean en el escenario político nacional de izquierda a derecha y viceversa, el diversivo de oponer frases a una realidad cuyos dictados no se hacen aún conscientes en la lucha organizativa de las masas trabajadoras.

Héctor Félix D.

14.03.22