sábado, 8 de enero de 2022

POR QUÉ EXIGENCIA MUNICIPAL

                                           -0-

16 .      POR QUÉ EXIGENCIA MUNICIPAL

 

 

En 1821 el pueblo peruano rompió las cade­nas de la dominación-explotación-opresión-represión colonial, e inició una nueva vida. Pero todo viene y todo pasa. Todo nace-madura-envejece. Después de más de siglo y medio de Independen­cia, de liberación nacional, ahora el Perú sufre la peor crisis de su historia republicana. Es una cri­sis general y generalizada y que ya tocó el fondo del fondo. Sí lustros atrás el salario mínimo equi­valía a 100 dólares, poco tiempo después equiva­lía a 30 y hasta menos. Cundía el desempleo y subempleo. Y quien conseguía trabajo se sacaba la lotería, aunque los millones que percibía al mes no le sirvieran ni para una semana de malvivir.

 

Pero el Perú es un país privilegiado en los tres reinos de la naturaleza, y cuenta con una laborio­sa población que apenas pasa de 20 hbts por km2 (cinco veces menos que muchos países europeos) No se trata entonces de que el Perú es un país pobre en recursos naturales o de que todo está ya hecho, de que es un país superpoblado o de que su población es perezosa. La verdad es que el sis­tema logrado con la Independencia, con la libera­ción nacional, ha agotado ya sus posibilidades de desarrollar el país. Entonces, en lugar de "libera­ción nacional”, consigna trasnochada cine sólo sir­ve de señuelo para desviar las luchas del pueblo, ahora se impone la consigna de liberación de las Fuerzas productivas. Un país con tanta riqueza potencial no tiene por qué estar en la miseria. Una población tan laboriosa, que ha demostrado a lo largo de su historia lo que es capaz de hacer por   cuenta propia, no tiene por qué seguir de "mendi­go sentado en banco de oro"

      

A grandes niales grandes remedios, dice el pueblo. Es tal la crisis del país, que para liberar sus fuerzas productivas el pueblo tiene que cam­biar el sistema vigente. Pero, ¿tiene algo que ver el municipio con el cambio social? Tiene que ver y mucho, y ahora más que nunca. En la liberación nacional el municipio, reunido en Cabildo Abier­to, jugó un rol primordial y protagónico. En la li­beración de las fuerzas productivas, en la eman­cipación del trabajador, el municipio no sólo juga­rá nuevamente este rol primordial y protagónico sino será la clave en la organización del nuevo sis­tema social. Por eso es que debemos estudiar e investigar, comprender y promover los aspectos básicos de la exigencia vecinal, de la exigencia del pueblo, de la exigencia municipal.

 

1.            - MUNICIPIO - VECINDARIO - INDIVIDUO

Todo municipio necesita lo que necesita su vecindario. Y los vecinos necesitan lo que necesi­ta el individuo. ¿Qué necesita el ser humano? Pro­gresivamente, a partir del hombre más primitivo hasta llegar al hombre más civilizado, tanto indi­vidual como familiar y socialmente necesita:

PRIMERO                            SEGUNDO                     TERCERO

Alimentación                        Vivienda                          Trabajo

Comunicación                      Vestido                             Educación

Descanso                              Recreación                       Salud

Cuando la especie humana logró su seguridad vital, se diferenciaba muy poco de cualquier otra especie. Todo animal se alimenta de lo que encuentre, se comunica así sea a gritos con sus con­géneres, y descansa donde lo coja el cansancio. Los seres humanos que ahora tienen este nivel de vida (desempleados, parias, lumpen), están degra­dados a su animalidad primaria. ¿Puede el buen vecino ser indiferente ante este cuadro, que au­menta pavorosamente día a día?

 ­

Cuando el hombre avanzó en su evolución y alcanzó su dignidad social, dejó la caverna y cons­truyó vivienda apropiada, cubrió su desnudez con vestido decente, y sacó tiempo a la jornada para el juego y la recreación. Pero ahora los hacinamien­tos humanos que no asentamientos humanos, los haraposos casi desnudos, las cantinas y prostí­bulos como válvulas de escape ante la cruda reali­dad, ¿no están indicando acaso la degradación a que ha llegado el poblador peruano? ¿Puede el buen vecino ser indiferente ante este cuadro, que aumenta pavorosamente día a día?

 

El trabajo ha hecho al hombre, sin educación no hay calificación laboral, y bien se sabe que mente sana en cuerpo sano. El pleno empleo, la capacitación laboral, el cuidado de la salud, son el prerrequisito para el progreso de los pueblos. Pero ahora el pueblo peruano quiere trabajar y se le cierran el campo, la fábrica, el comercio; quiere estudiar y se le cierran la escuela, el politécnico, la universidad; quiere ser sano y se le cierran el consultorio médico, la policlínica, el hospital. Y cunden el desempleo, el analfabetismo, la insalu­bridad. ¿Puede el buen vecino ser indiferente ante este cuadro, que aumenta pavorosamente día a día?

 

Basta conocer cualquier "villa miseria", que no otra cosa son en su mayoría los asentamientos humanos, para constatar la postración del Perú, de sus departamentos, de sus provincias, de sus distritos.

 

El trabajo es, pues, la primera exigencia del individuo, del vecindario, del municipio. Y es lo que más falta en el Perú. Sin trabajo no hay edu­cación ni salud: no hay vivienda, vestido ni recrea­ción; y menos puede haber siquiera alimentación, comunicación y descanso.

 

2.             - MUNICIPIO - DISTRIBUCIÓN - DIRECCIÓN

Sin luchas no hay victoria. La jornada de 8 horas y el salario mínimo, el derecho de huelga y la jubilación, la dispensa por maternidad y el sa­lario igual por trabajo igual, el reconocimiento de la enfermedad profesional y el seguro social obli­gatorio, todas sus conquistas las ha logrado el tra­bajador a costa de inmenso esfuerzo y heroísmo, jamás como limosna o graciosa concesión. Pero son conquistas logradas sobre la base de recono­cer el sistema imperante. Se enmarcan entonces en la lucha por la distribución de lo producido. en la lucha por la reivindicación salarial, por ele­var el ingreso per capita en relación a la produc­ción nacional en conjunto, a lo producido por to­dos los trabajadores. Pero ahora es esta produc­ción nacional la que está paralizada y por eso to­das las conquistas logradas devienen letra muer­ta y se vienen al suelo. Es que el sistema domi­nante ha dejado de coincidir con el progreso, y la clase dominante se muestra caduca inepta y co­rrupta como su sistema mismo. Este sistema es la principal traba para el desarrollo de las fuerzas productivas, para defender y desarrollar las conquistas del pueblo trabajador. Por eso. de la lucha por la distribución de lo producido hay que pasar ineludiblemente a la lucha por la dirección de la producción, expresión de la liberación de las fuer­zas productivas encadenadas.

 

­


Y si en 1821 el pueblo, reunido en Cabildo Abierto, luchó por lograr la dirección del país, ¿acaso no puede luchar ahora por lograr la direc­ción de la producción? Bien se sabe que no se puede dirigir el país sin dirigir la producción. La bancarrota del país, la paralización de sus fuer­zas productivas indican claramente que no se está dirigiendo el país porque no se está dirigiendo la producción. Por eso el pueblo trabajador, agrupa­do básicamente en su municipio, tiene que pasar de la lucha por la distribución de lo producido a la lucha por la dirección de la producción. Para ello tiene que reivindicar ante todo su derecho al trabajo, base para lograr nuevamente la prosperi­dad nacional. Sin trabajo no logrará.satisfacer nin­guna otra exigencia municipal. Por eso, las elec­ciones municipales pueden dar la pauta para atre­verse a alcalizar este salto cualitativo,- no olvidan­do jamás que la conquista de la dirección de la producción la logrará también el pueblo trabaja­dor a costa de inmenso esfuerzo y heroísmo, ja­más como limosna o graciosa concesión.

 

3.      MUNICIPIO ELECCIÓN - GOBIERNO

Desde 1980 se ha estabilizado el sistema elec­toral presidencial y se ha iniciado él sistema elec­toral municipal. Y de ser un país muy primitivo en el circo electoral, de golpe ahora el Perú es uno de los países cuya mecánica electoral abre amplias perspectivas a las luchas del pueblo trabaja­dor.­


En primer lugar, el Perú es uno de los pocos países del mundo que tiene elección presidencial y municipal con voto directo-universal-secreto- obligatorio (sistema DUSO) Es uno de los pocos países cuyo censo electoral incluye el voto mascu­lino. femenino, juvenil e iletrado, abarcando así a más del 50% de la población. Ahora más que nun­ca el sufragio universal bien puede ser el índice de la madurez del pueblo, lo que es más que sufi­ciente para promover el cambio social. Y en se­gundo lugar, en el Perú no existe el bipartidismo, llave maestra para engañar permanentemente al pueblo con el cuento de la "oposición" Así, el "lí­der carismático” de turno no es sino el bufón soli­tario, cuyas poses no le duran más de los "tradi­cionales" cien días, sea entreteniendo con su son­risa fabricada o enterneciendo con sus lágrimas de cocodrilo.

 

En este panorama el municipio puede insur­gir enarbolando no un "plan de gobierno” sino un PROGRAMA DE CAMBIO SOCIAL, comenzando por cuestionar precisamente el sistema electoral vigente. ¿Por qué un período municipal de dos o tres años? ¿Por qué un período presidencial de cuatro o cinco años? ¿Por qué una gestión muni­cipal desligada de la gestión presidencial? Este sistema indica precisamente que el Perú está de cabeza. ¡Hay que ponerlo de pie!

 

En el Perú puesto de pie, la gestión municipal no tiene por qué ser menor que la gestión presi­dencial. Ambas gestiones forman parte de la planeación general para impulsar el progreso del país;

por tanto, ambas tienen igual importancia y de­ben estar interligadas entre sí.

 

Si la planeación a largo plazo para lograr el Resurgimiento del Perú abarca toda una gestión generacional (25 años), la gestión a corto plazo no puede abarcar menos de cinco años, el mínimo corto plazo. Por eso, un período electoral de seis años es el más apropiado, porque así cada cierto tiempo el inicio de un período coincide con el ini­cio de un plan a corto plazo (lustro o quinquenio) Así. las elecciones municipales son las elecciones “primarias”, básicas y donde se prueba a todos los elegidos para un posible cargo nacional (diputados, ministros, presidente, etc.) Al tercer año de la elec­ción municipal se realizan las elecciones “genera­les”, nacionales. En pocas palabras, cada tres años hay una elección, y los elegidos tienen siempre un período de seis años (por supuesto que revocables por la soberanía popular) Y las elecciones genera­les dependen de las elecciones primarias. No hay lugar así para que surja una capa social privilegia­da, una “clase política" desligada de la planeación general e indiferente al progreso nacional.

 

Así el municipio puede reivindicar su verda­dero rol de célula económica de la sociedad.

 

4              - MUNICIPIO - PROVINCIA - REGIÓN

En 1821 la Independencia, la liberación na­cional se basó en la familia como célula económi­ca de la sociedad. En este sistema, unas cuantas familias propietarias progresaron; pero en cam­bio muchas familias trabajadoras sólo heredaban más trabajo y más pobreza, y ahora la mayoría se debate en la miseria absoluta.

 

Por eso, la liberación de las fuerzas producti­vas sólo puede basarse en la comuna como célula económica de la sociedad. En más de siglo y me­dio de Independencia, la familia como célula bio­lógica y el municipio como célula económica se han debilitado hasta casi desaparecer. Por un lado, familias destruidas, mujeres discriminadas, niños abandonados, ancianos desamparados. Por otro lado, poblaciones rurales asfixiadas por el latifun­dio y poblaciones urbanas convertidas en tugu­rios, sin servicios indispensables para la vida co­munitaria.

 

Ante este panorama la familia tiene que recu­perar su dignidad de célula biológica, y el muni­cipio tiene que reivindicar su rol de célula económica. El municipio como célula económica tiene antigua tradición. Los egipcios lo conocían como sepet, los griegos como nomo, los aztecas como calpulli. los incas como ayllu. Reivindicada su ca­tegoría de célula económica, el municipio (ayllu) deviene unidad básica de la actividad social, tan­to en el sector primario (agricultura) como en el sector secundario (industria) y en el sector tercia­rio (servicios) Resulta así también la unidad bási­ca del cálculo económico para la planeación gene­ral. El municipio, célula económica defensiva, ju­dicial, electoral, es pues la unidad básica de pro­ducción, administración y gobierno, función que de ninguna manera puede desempeñar la familia, célula biológica.

 

Diferenciando la célula biológica de la célula económica, se fortalecen tanto la familia como el municipio. Y diferenciando la liberación nacional de la liberación de las fuerzas productivas, se for­talecen tanto la reivindicación del municipio como el Resurgimiento del Perú.

 

El sistema administrativo actual sigue el es­quema impuesto desde 1821: departamento-pro­vincia-distrito. Con este sistema el Perú está de cabeza. Liberando sus fuerzas productivas el Perú queda de pie: y por eso su nuevo sistema admi­nistrativo parte del municipio y establece la pro­gresión municipio (ayílu)-provincia (marka)-región (suyu), como unidades de triple integración de la producción, administración y gobierno. Por eso es que la lucha por el nuevo municipio es el “por dónde empezar" de la lucha por el cambio social, por el Perú puesto de pie, por el Perú nue­vo dentro del mundo nuevo.

 

5.              - MUNICIPIO - PARROQUIA - DISTRITO

Tan olvidado está el rol primigenio del muni­cipio (ayllu) como célula económica, que actual­mente no se aprecia la diferencia entre el munici­pio democrático, la parroquia teocrática y el dis­trito burocrático. El municipio, población que asu­me tareas de producción, administración y gobier­no, tiene innegable origen democrático, en tanto democracia significa gobierno del pueblo (demos = pueblo, cratos = gobierno) El municipio demo­crático es pues expresión primera del gobierno del pueblo.

 

Cuando surgió el cristianismo, impuso su teo­cracia (gobierno de Dios) a través de la parroquia, jurisdicción territorial con la cual la Iglesia asfixió al municipio (ayllu) El cura párroco, como vicario de Cristo (representante de Dios en la tierra) lle­vaba el registro de matrimonios, nacimientos, de­

funciones. Así llevaba la contabilidad de la pobla­ción para cobrar los diezmos y primicias. Además, la Iglesia controlaba hospicios, hospitales, cemen­terios, montes de piedad (préstamos usurarios), escuelas, universidades. Quien no fuera católico no tenía derecho al registro de matrimonio y naci­miento, a la salud, a la sepultura digna, ni mucho menos a la limosna. Con la Independencia este poder omnímodo declinó; pero aún se conoce más al vecindario por la parroquia "a que pertenece" que por el municipio en el que está inscrito.
 

Con la Independencia se impuso el distrito, ju­risdicción territorial con la cual el Estado asfixia al municipio: distrito de aguas, distrito industrial (zona industrial), distrito militar, distrito policial, distrito judicial, distrito electoral, etc. etc. Y así, parroquia y distrito son jurisdicciones territoria­les ajenas a la comunidad y por encima de ella.

 

Por eso, el municipio democrático es o debe ser absolutamente independiente de la parroquia teocrática y de cualquier otra jurisdicción religio­sa. Por otra parte, puesto el Perú de pie, el distri­to burocrático del viejo Estado desaparece ante el municipio democrático del nuevo Estado.

Así, este nuevo panorama favorece ampliamen­te tanto a la célula biológica como a la célula eco­nómica. Respecto a la célula biológica, la mujer es la primera beneficiada pues queda emancipa­da del régimen machístico, tanto del régimen teo­crático como del régimen burocrático que la dis­criminan por igual. Y respecto a la célula econó­mica, se reinicia el desarrollo nacional a través del trabajo solidario.

 

Aunque nuestro país está configurado longitu­dinalmente por la Cordillera de los Andes, demo­gráficamente está configurado transversalmente, y hay mayor movimiento migratorio entre este y oeste que entre sur y norte. Aún más, por la mi­gración interna ahora en Lima se habla y se escu­cha más quechua que en Cusco.

Cuando la IG-SR a la Casa de Mariátegui afluían de todo el país, y hasta había reuniones vernacula­res con toda su vistosidad de vestimenta y lodo el esplendor de su música representativa. (El idio­ma quechua y la música andina son grandes apor­tes de nuestro pasado precolombino) Fue así como JCM pudo escribir acerca del país sin haber sali­do del Salón Rojo. Ese contacto-conversación lo convirtió en viajero incansable no obstante su dis­capacidad física. Y por eso pudo señalar la nece­sidad del Estado de nuevo tipo basado en el mu­nicipio de nuevo tipo, en el ayllu ancestral donde estaba vigente el ayni (trabajo recíproco), llank'ay (trabajo individual), minga (trabajo colectivo) ,

Con la Gran Conmemoración, 07.10.08, se ha reanudado este estilo de activista. Su centro es el vecindario, barrio, el Municipio donde se pue­de practicar la democracia participativa, no el Parlamento donde campea la democracia repre­sentativa. De la división anterior ayllu-marca-suyu aún quedan toponimias antiguas, como Cajamar­ca en el norte. Ancomarca en el sur. Mangomarca en el centro. Son un llamado para seguir luchan­do por un Perú Integral. Y es que nuestro país lo tiene todo, sólo le falta organización. La solución está en el trabajo municipal. Y, “para aprender a nadar hay que meterse en el agua”


Entonces, la exigencia municipal está a la or­den del día, tanto que ahora la voz de orden en el municipio, a lo largo y ancho del país, bien puede ser:

¡EL MUNICIPIO PARA EL BUEN VECINO!

¡EL BUEN VECINO PARA EL MUNICIPIO!


 

 

Ramón García R.

ragarro2002@gmail.com

 

 Del libro Socialismo Peruano Hoy, de la página 139 a la 150

No hay comentarios:

Publicar un comentario