Posted: 01
Oct 2013 01:30 PM PDT
A las
críticas suele concedérseles un significado negativo. Los especialistas, sin
embargo, concuerdan en que es necesario formularlas cuando la intención es
aportar para mejorar. Y eso se logra, claro, cuando las emociones y los sentimientos se dejan a
un lado.
Como eso
no siempre ocurre, la gente tiende a separar las críticas en dos grupos: las constructivas y las destructivas. Ana María Cardona, profesora de la facultad de Psicología de la Universidad
de la Sabana, define las primeras como aquellas que buscan que la
persona pueda mejorar un producto, un resultado o una actitud; las segundas, en cambio, se lanzan cargadas de
rabia, resentimiento o envidia.
“Quien
critica destructivamente, externaliza sus sentimientos negativos. Trata de
desahogar una emoción propia y ponerla en la cabeza del otro”, explica Cardona.
El psiquiatra Rodrigo Córdoba asevera que el ámbito de la crítica es siempre
una relación de dos, “el que la lanza y el que la recibe; dependiendo de los
sentimientos que acompañen, el primero la enunciará de una manera negativa o
positiva”, dice. Pero, ¿qué subyace a las críticas? ¿Con qué intención se
formulan? No siempre –dice Córdoba– se lanzan bajo el loable propósito de
ayudar.
Esta clase
de criticones son incapaces de reconocer que lo son, tampoco el lado bueno de
un desempeño. Sus señalamientos vienen cargados de
resentimiento, frustración y
sentimientos hostiles; en otras palabras, de un ánimo destructivo que no
siempre es consciente”.
Para la
psicóloga Cardona, la hostilidad no es la única razón por la cual a la mayoría
de las personas les cuesta tanto recibir críticas sin afectarse. Tenemos baja tolerancia a la frustración -señala–. Cuando nos dicen que algo no está bien, sentimos que nos
quitan valor. Esto viene desde los sistemas educativos que castigan el error. No lo ven como una posibilidad de crecimiento”.
La
psiquiatra Olga Albornoz dice que una sociedad como esta, dada a sobrevalorar el éxito y a menospreciar el fracaso, es un escenario propicio para las críticas destructivas; “por eso
–afirma– hay que aprender a recibirlas lo mismo que a formularlas y a enfrentar
a quienes quieren hacer daño”.
A lo
anterior Cardona suma el elemento
cultural y admite que hay muchos que critican
por criticar.“Carecemos de la
cultura del silencio, no escuchamos;
por el contrario, cuando nos hablan ya estamos pensando en cómo vamos a
contestar. Le damos un valor
superior al que habla y no al que se queda
callado”, dice.
¿Cómo actuar?
De lo que
se trata es de no empeorar la situación; los especialistas recomiendan tener la calma y la paciencia suficientes para contenerse cuando se recibe una crítica destructiva o cuando va
acompañada de rabia. Si ese es el caso, tan pronto tenga oportunidad pídale al
otro que modere el tono e
invítelo a hablar con tranquilidad sobre el
tema. Escuche.
Ojo: si no está de acuerdo con lo que el
otro le está diciendo, manifiéstelo tranquilamente; también, claro, si el otro
tiene razón. Una cosa distinta es si la crítica hiriente se vuelve persistente
y hace que usted se siente maltratado. Cuanto antes póngale fin a esa
situación. Corte a la persona y pídale que no vuelva a dirigirse a usted en
términos destructivos. Pídale que le hable en forma clara, calmada y
controlada.
Si siente
que la otra persona le formula algún comentario o crítica en un buen tono y con
la real intención de contribuir, no cometa el error de ponerse a la defensiva.
Lo mejor es que escuche y
sea receptivo.
Si siente
que el otro tiene la razón, reconózcalo y
agradézcale su sinceridad. Es muy importante que no eche en
saco roto lo que le dice: piense en ello, analice cómo cambiará eso las cosas y
qué impacto tendrá.
Si es usted quien critica
La
psicóloga Ana María Cardona recomienda desligar a la persona de la crítica (uno
no critica a la gente sino sus actuaciones, sus productos o sus resultados), no tomarlo personal y evitar
unirla a sentimientos o emociones.
Decida si
vale la pena o no formular la crítica; en otras palabras, si se justifica
entrar en conflicto. A veces el efecto puede ser contraproducente.
Elija el
momento, el ambiente y el tono adecuados para formular su observación. Evite
hacerlo en medio de una discusión, en voz alta o a gritos y delante de otras
personas.
Si de
veras quiere aportar con su crítica, proponga una solución. “No está mal lo que
haces, pero qué tal si la próxima vez optas por...”.
Lance su
crítica una sola vez, de manera clara, breve y concisa. Parta de que el otro
entendió y que si no introduce correctivos es porque quizá no comparte sus
opiniones.
GDA
Fuente: José Alejandro
TORRES ROJAS
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