Liu Chang
Mientras los políticos de ambos partidos
políticos estadounidenses siguen mudándose entre la Casa Blanca y el Capitolio,
sin llegar a un acuerdo viable para lograr la normalidad al cuerpo político del
cual se jactan, es quizás un buen momento para que el confundido mundo empiece
a considerar la construcción de un mundo desamericanizado.
Emergiendo del baño de sangre de la Segunda
Guerra Mundial como la nación más poderosa del mundo, Estados Unidos desde
entonces ha estado tratando de construir un imperio global, imponiendo un orden
mundial de posguerra, alimentando la recuperación en Europa, y fomentando el
cambio de régimen en los países que Washington considere inamistosos.
Con su poderío económico y militar, aparentemente
sin igual, Estados Unidos han declarado que tiene intereses nacionales vitales
que proteger en casi todos los rincones del mundo, y está habituado a
entrometerse en los asuntos de otros países y regiones alejadas de sus costas.
Mientras tanto, el Gobierno de EEUU ha
ido a todos los lugares del mundo afirmando su única superioridad moral, mientras
secretamente hace cosas que son tan osadas como la tortura de prisioneros de
guerra, matar a civiles en ataques con aviones no tripulados y espiar a los
líderes mundiales.
Para empezar, todas las naciones tienen que
ceñirse a los principios básicos del Derecho Internacional, incluido el respeto
por la soberanía y mantener las manos fuera de los asuntos internos de los
demás.
Además, la autoridad de las Naciones Unidas
en el manejo de los problemas globales candentes tiene que ser reconocido.
Bajo lo que se conoce como la Pax-Americana,
no vemos un mundo en el que EEUU esté ayudando a calmar la violencia y los conflictos,
a reducir la población pobre y desplazada, o lograr una paz real y duradera.
Más aún, en lugar de honrar sus
obligaciones como una potencia líder responsable, un egoísta Washington ha abusado
de su condición de superpotencia al inducir aún más caos en el mundo al inyectar
riesgos financieros en el extranjero, instigar las tensiones regionales por disputas
territoriales, y luchar guerras injustificadas con la cobertura de mentiras
descaradas.
Como
resultado, el mundo se arrastra hacia un desastre económico gracias a las
voraces élites de Wall Street, mientras que los bombardeos y los asesinatos se
han convertido en rutina casi diaria en Iraq, años después de que Washington afirmó
que había liberado a su pueblo de la tiranía.
Más recientemente, el estancamiento cíclico
de Washington para una solución bipartidista viable del presupuesto federal y
una aprobación para elevar el techo de la deuda han dejado que los enormes activos
en dólares de muchas naciones estén en peligro y dejan a la comunidad internacional
muy angustiada.
Estos días alarmantes, cuando los
destinos de muchos están en las manos de una nación hipócrita, tienen que
terminar, y un nuevo orden mundial debe ser puesto en su lugar, por medio del
cual todas las naciones, grandes o pequeñas, ricas o pobres, le sean respetados
y protegidos sus intereses en igualdad de condiciones.
Para ello, varias piedras angulares
deben establecerse para apuntalar un mundo des-americanizado.
Eso significa que nadie tiene el derecho
de emprender cualquier tipo de acción militar en contra de los demás sin
mandato de la ONU.
Aparte de eso, el sistema financiero del
mundo también tiene que adoptar algunas reformas sustanciales.
Las economías de los mercados emergentes
y en desarrollo deben tener más voz en las principales instituciones
financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional, para que puedan reflejar mejor las transformaciones del panorama
económico y político mundial.
Lo que también puede incluirse como una
parte clave de una reforma eficaz es la introducción de una nueva moneda de reserva
internacional que se cree para reemplazar al dominante dólar de EEUU, así la
comunidad internacional podría quedar permanentemente fuera de la agitación política
en Estados Unidos.
Por
supuesto, el propósito de promover estos cambios no es echar completamente a
Estados Unidos, lo que es también imposible.
Más bien, es para animar a Washington a jugar
un papel más constructivo al abordar los asuntos mundiales. Y entre todas las
opciones, se sugiere que los políticos, en el camino, pongan fin al pernicioso
impasse.
(Cortesía Agencia de Noticias Xinhua News)
Beijing / China
CORREO del
ORINOCO
La artillería del pensamiento
Caracas - Venezuela
Nº 1.479
Miércoles 22 de octubre de 3013
p. 20 Opinión Libre
-.o0o.-
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