La
intelectualidad socialista sólo podrá pensar en realizar una labor fecunda
cuando abandone sus ilusiones y empiece a apoyarse en el desarrollo real de
Perú, y no en el deseado; en las relaciones económicosociales reales y no en
las probables. Su labor TEÓRICA deberá, además, dirigirse al estudio concreto
de todas las formas de antagonismo económico existentes en Perú, al estudio de su conexión y de su desarrollo
consecuente; deberá descubrir ese antagonismo, allí donde se encuentre
encubierto por la historia política, por las particularidades del orden
jurídico, por los prejuicios teóricos establecidos. DEBERÁ ofrecer un cuadro completo de nuestra
realidad, como sistema determinado de relaciones de producción, señalar cómo la
explotación y la expropiación de los trabajadores son la esencia de este
sistema, señalar la salida del régimen actual, indicada por el desarrollo
económico.
Esta teoría,
basada en el estudio detallado y minucioso de la historia y de la realidad peruanas,
debe dar respuesta a las demandas del proletariado, y si satisface las
exigencias científicas, todo despertar del pensamiento rebelde del proletariado
conducirá inevitablemente dicho pensamiento al cauce del socialpartidismo.
Cuanto más avance la elaboración de esta teoría, tanto más rápidamente crecerá
el socialpartidismo, ya que los más astutos guardianes del régimen actual no
pueden impedir el despertar de la conciencia del proletariado; y no pueden
porque ese régimen lleva aparejada, necesaria e inevitablemente, una acentuada
expropiación creciente de pequeños productores, un crecimiento cada vez mayor
del proletariado y de su ejército de reserva, y esto al lado del aumento de la
riqueza social, del enorme desarrollo de las fuerzas productivas y de la
socialización del trabajo por el capitalismo. Por mucho que quede todavía por
hacer para la elaboración de esta teoría, los socialistas lo harán; ello está
garantizado por la difusión entre ellos del materialismo, el único método
científico que exige que todo programa sea una formulación exacta de un proceso
real; está garantizado por el éxito del socialpartidismo, que ha adoptado estas
ideas, éxito que ha inquietado hasta tal punto a nuestros liberales y
demócratas que sus revistas mensuales, como observó un marxista, han dejado de
ser aburridas.
Al subrayar así
la necesidad, importancia y magnitud de la labor teórica de los socialpartidistas,
en manera alguna quiero decir que dicha labor deba tener prioridad respecto de
la labor PRÁCTICA (Todo lo contrario, la
labor práctica de propaganda y agitación debe tener siempre prioridad, porque,
en primer lugar, la labor teórica sólo da respuesta a los problemas que surgen
de la segunda. Y, en segundo lugar, los socialpartidistas se ven obligados con
tanta frecuencia, por circunstancias que no dependen de ellos, a limitarse al
solo trabajo teórico que valoran mucho en cada momento en que es posible la
labor práctica); y mucho menos que la segunda sea aplazada hasta
la terminación de la primera. A tal concepción podrían llegar sólo los exégetas
del “método subjetivo en sociología” o los partidarios del socialismo utópico.
Por supuesto, si se supone que la tarea de los socialistas consiste en buscar
“otros caminos (que no sean los reales) de desarrollo” del país, entonces es
natural que la labor práctica se haga posible sólo cuando los filósofos
geniales descubran y muestren esos “otros caminos”; y por el contrario, una vez
descubiertos y mostrados, termina la labor teórica y comienza la de quienes
deben dirigir la “patria” por el “nuevo camino” “recién descubierto”
De manera
completamente distinta se plantea el problema cuando la tarea de los
socialistas reside en ser los dirigentes ideológicos del proletariado en su
lucha efectiva contra los enemigos verdaderos y actuales que existen en la vía real del presente desarrollo
económicosocial. Con esta condición la labor teórica y la labor práctica se
funden en una sola labor que con tanto
acierto ha definido el veterano socialdemócrata alemán Liebknecht con estas
palabras:
Studieren,
Propagandieren, Organisieren
Estudio,
Propaganda, Organización
No se puede ser
dirigente ideológico sin la labor teórica antes señalada, como tampoco es
posible serlo sin dirigir dicha labor de acuerdo con las exigencias de la
causa, sin propagar los resultados de esta teoría entre los obreros y ayudarlos
a organizarse.
Este
planteamiento de la tarea preserva al socialpartidismo de los defectos de que
tan a menudo adolecen los grupos socialistas: de dogmatismo y de sectarismo.
No puede haber
dogmatismo allí donde el criterio supremo y único de la doctrina es su conformidad
con el proceso real del desarrollo económicosocial; no puede haber sectarismo
cuando la tarea consiste en contribuir a la organización del proletariado;
cuando, por consiguiente, el papel de la “intelectualidad” reside en hacer
innecesaria la existencia de dirigentes intelectuales especiales.
Por eso, a pesar
de que existen divergencias entre los marxistas en diferentes problemas
teóricos, los métodos de su actividad política han permanecido siempre
invariables desde la aparición misma del grupo y continúan siendo hasta ahora,
los de antes.
La actividad
política de los socialpartidistas consiste en contribuir al desarrollo y
organización del movimiento del movimiento obrero en Perú, a hacerlo salir del
estado actual de tentativas de protesta, “motines” y huelgas esporádicos y
privados de una idea directriz, convirtiéndolo en una lucha organizada de T O D
A L A
C L A S E obrera peruana, dirigida contra el régimen burgués y tendente
a la expropiación de los expropiadores, a la destrucción del régimen social
basado en la opresión del trabajador. Base de esta actividad es el
convencimiento, común a los marxistas, de que el obrero peruano es el único y
natural representante de toda la población trabajadora y explotada de Perú.
Natural, porque
la explotación del trabajador en Perú es en todas partes capitalista por
esencia, si se dejan de lado los restos agonizantes de la economía del régimen
de servidumbre; lo único que ocurre es que la explotación de la masa de pequeños
productores es dispersa y no desarrollada, mientras que la explotación del
proletariado fabril es grande, está socializada y concentrada. En el primer
caso la explotación se encuentra todavía envuelta en formas medievales,
recargada de diferentes aditamentos, artificios y subterfugios políticos,
jurídicos y convencionales, que impiden al trabajador y a sus ideólogos ver la
esencia del sistema que oprime al trabajador, ver dónde y cómo hallar la
salida. Por el contrario, en el último caso la explotación ya está
completamente desarrollada y aparece en su forma pura, sin ninguno de los
aditamentos que confunden la cuestión. El obrero no puede ya dejar de ver que
lo oprime el capital, que hay que
sostener la lucha contra la clase de la burguesía. Y esta lucha, encaminada a
la satisfacción de sus necesidades económicas más inmediatas, a la mejora de su
situación material, exige inevitablemente la organización de los obreros, se
convierte inevitablemente en una guerra, no contra los individuos, sino contra
la clase, esa misma clase que no sólo
en las fábricas, sino en todas partes oprime y subyuga al trabajador.
(LENIN escribiendo acerca del PERÚ)
Nota.-
Este fragmento está en QUIÉNES SON LOS
AMIGOS DEL PUEBLO, (1894, final del cap. III) Sólo se ha puesto Perú (por
Rusia), socialpartidismo (por socialdemocratismo), socialpartidistas (por
socialdemócratas)
¿Vale
este análisis marxista? ¿Nos sirve así, o no?
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