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El engaño cepalino
VENEZUELA Y LA CEPAL
SUS EXPORTACIONES, NUESTRA DEPENDENCIA
A
quienes acusan al Gobierno de acabar con una industria mitológica y a
quienes insisten en la sustitución de importaciones les recuerdo que
Venezuela ha sido, y aún es, un país capitalista dependiente que lucha
por avanzar hacia un socialismo participativo y comunitario.
Nuestro
país, al igual que el resto de la región, adoptó la política de
sustitución de importaciones promovida por la CEPAL, ideada por los
Estados Unidos para garantizar su acumulación de capital y acogida por
los gobernantes de turno como vía ideal para pasar del “subdesarrollo”
al desarrollo.
Decisión
que en el caso de Venezuela estuvo precedida al menos por tres
fenómenos derivados del hallazgo del petróleo: el abandono del campo, la
importación de bienes de producción inexistentes en el país para
desarrollar la industria petrolera, y la configuración de un patrón de
consumo definido por la imitación del modelo de organización social
capitalista, así como por una amplia y elitista demanda de bienes
importados.
Fenómenos
que marcaron la dependencia de un proceso industrial, fundamentalmente
privado, sustentado en la importación de maquinaria y equipo
correspondientes al desarrollo de las fuerzas productivas del país
exportador.
Importación
que además conllevaba (*) la adquisición de insumos; el endeudamiento
con la agencia de exportación del país exportador; la cancelación de
cuotas anuales fijas; el pago de porcentajes sobre las ventas, el valor
de la producción y el valor agregado; la obligación de comprar
materiales y los equipos a los dueños de las patentes; el
condicionamiento de la producción; la fijación de los precios de venta;
la delimitación del mercado, etc.
Medidas
leoninas tratadas de compensar por gobiernos al servicio de los
empresarios que les otorgaron toda clase de incentivos, les permitieron
trasladar al consumidor los costos de la dependencia, absorbieron sus
pérdidas e, incluso, asumieron su deuda.
Esfuerzos
inútiles pues luego de décadas de esta política, castradora de
cualquier intento de desarrollo científico, tecnológico y productivo
nacional, Venezuela siguió dependiendo del petróleo y, en vez de
convertirse en un país exportador de bienes, se convirtió en un país
exportador de capital. Fracaso reconocido por segunda vez oficialmente en el Octavo Plan de la Nación
De
allí la necesidad de conocer en detalle estos antecedentes para no
repetir errores. De allí la necesidad de aprovechar el boicot a que nos
tienen sometidos para “Pensar desde América Latina” y liberar de
desviaciones perversas a los programas y proyectos que se están
instrumentando con el fin de reactivar nuestra economía, especialmente a
la Gran Misión Abastecimiento Soberano y demás programas destinados a
la distribución y la producción local de bienes básicos para el buen
vivir de la población.
(*)
CONICIT, Diagnóstico de la Actividad de la Actividad de Investigación y
Desarrollo Experimental que se Realiza en el País, varios autores. 1973
Mariadela Villanueva
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Nota.-
Engaño cepalino: sustitución de importaciones por sustitución de
exportaciones. Por eso se sigue exportando materias primas sin valor
agregado (extractivismo neocolonial del neoliberalismo)
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
5 de septiembre 2016
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