Los Uros, pobladores de las islas flotantes sobre el Lago Titicaca, también alzaron su voz esta semana en las protestas de Perú que piden la renuncia de la presidenta Dina Boluarte. «No estamos en guerra, estamos unidos» contra el Gobierno, proclaman en las pancartas de una manifestación en las alturas.
Entre banderas peruanas atadas a las balsas a motor y tradicionales embarcaciones conocidas como «caballitos de totora», cientos de uros navegaron por más de dos horas en las aguas del Titicaca, el lago fronterizo entre Perú y Bolivia, para sumarse a las protestas en la ciudad de Puno, la parte continental en esta zona del altiplano andino.
Desde las islas de Uros y Taquile salieron a expresar su descontento con el gobierno de Boluarte por las 46 muertes de la crisis, que ha convertido a Puno en epicentro de las protestas más furiosas que sacuden Perú desde hace seis semanas.
En las aguas del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo a 3.812 metros de altura, esta comunidad ancestral emparentada con el pueblo aymara, también pidió la renuncia Boluarte, quien asumió el poder el 7 de diciembre tras la destitución del presidente izquierdista Pedro Castillo, de origen indígena y de provincia, que prometió mejoras en derechos sociales para estas regiones del sur, olvidadas y pobres.
Lejos de las calles, esta particular protesta sobre las aguas, quiso dejar claro que no desean «ser ajenos a esta lucha», dijo a la AFP Rita Suana, artesana de la comunidad Uru.
Suana fue una de las decenas de personas de su comunidad que el martes abordó alguna de las balsas y pequeñas lanchas que siguieron un «caballito de totora» más grande, repleto de manifestantes con pancartas y banderas de Perú.
«Por eso, nos unimos y salimos a marchar dejando nuestras islas y salimos en marcha para poder aunarnos a esta lucha», apuntó Suana.
Kevin Huatta, residente de la isla de Taquile, afirmó que no quieren a la presidenta Boluarte. «En estos más de 40 días de huelga nos está perjudicando a la isla Taquile. Nosotros prácticamente vivimos del turismo. Pedimos la renuncia», dijo a la AFP.
«Nos ha hecho quedar mal porque ella ha dicho: ‘Cuando salga Castillo, yo me voy con él, renuncio’. Pero, hasta ahora, no ha renunciado», recordó.
Los manifestantes Uros llegaron hasta la Plaza de Armas de Puno, se juntaron también a las puertas de una iglesia y expresaron su enojo con la situación que atraviesa el país, que tras más de 40 días de manifestaciones con bloqueos de carreteras y 46 muertos, ha golpeado particularmente al sector turístico de estas zonas andinas del sur, consideradas joyas de la cultura prehispánica.
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