viernes, 8 de octubre de 2021

Religión y Panenteísmo CREENCIA ANCESTRAL (PANENTEÍSMO) SERAPIO MUCHA YAROS

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Religión y Panenteísmo

 

CREENCIA ANCESTRAL

 

(PANENTEÍSMO)

 

SERAPIO MUCHA YAROS

 

Introducción

 

En las instituciones comunistas, en especial dentro de la vanguardia del proletariado, circulan tres posiciones sobre la religión: es el reflejo fantástico en la cabeza de las personas sobre los poderes materiales que gobiernan su vida cotidiana; es la expresión de la miseria real y a la vez una protesta contra ella; es el opio de los pueblos. Con esta consideración, desde una interpretación de la estructura y el rol de las instituciones eclesiásticas, combaten la creencia, la religiosidad y la espiritualidad.

Todas las investigaciones sobre la religión desde el materialismo dialéctico, la concepción metafísica del proletariado, plantean que la creencia surge y aparece a consecuencia de la impotencia del salvaje en su lucha contra la Naturaleza. La tesis clásica que enarbolan los postulantes de la transformación del viejo orden histórico clasista es la siguiente: el marxismo siempre ha considerado a todas las religiones e iglesias y a todas las organizaciones religiosas como instrumentos de la reacción.

A tal tesis, los teólogos de la liberación, desde la adopción del método dialéctico como su instrumento de análisis, pretenden responder con tres procedimientos: la aceptación de la existencia del comunismo en la Biblia, la participación de los cristianos en los movimientos armados y el acompañamiento en la marcha al porvenir procurando subsumir al proletariado en la fuerza histórica de los pobres. Desde el denominado diálogo cristiano-marxista, los diversos grupos que aceptan al socialismo que despliega el minimalismo, intentan imponer la moral, la ética y los valores del cristianismo en la lucha por la nueva sociedad.

Con dichos procederes, los social-aventureros, pretenden mostrar que el cristianismo no es un instrumento de la burguesía. No obstante, en el centro de la doctrina de las tres vertientes del cristianismo: el catolicismo romano, la iglesia ortodoxa y el protestantismo altamente ramificado, se halla un planteamiento que choca frontalmente con el colectivismo: la defensa del sistema de propiedad privada de los medios de producción.

La sociología, la antropología, la historia y la filosofía de la religión son las sapiencias disciplinarias de mayor uso en la interpretación de las instituciones, las agrupaciones y las asociaciones confesionales. La mayoría de los estudios que se ejecutan, por el enraizamiento profundo de la ideología del proletariado en la sociedad actual, emplean el criticismo  histórico introduciendo algunos conceptos del materialismo dialéctico e histórico. Estas interpretaciones pueden clasificarse en cuatro tipos: la defensa de la religión, la crítica de la religión, la innovación de las instituciones religiosas y la reestructuración de las relaciones entre la iglesia y el Estado. En los países latinoamericanos, por la influencia de la teología de la liberación, prevalece la postura de defensa del cristianismo en la razón utópica.

José Carlos Mariátegui, el fundador de la vanguardia del proletariado peruano, es el único comunista que interpreta desde la dialéctica universal la creencia ancestral. Frente a las interpretaciones que oscilan entre la teología y las ciencias sociales que se caracterizan por justipreciar la creencia ancestral desde la racionalidad cientificista y la confesionalidad eclesiástica parametrada, aplicando creadora y desarrollantemente la ideología del proletariado, penetra en la cosmogonía primigenia.

Cuatro planteamientos son esenciales en la interpretación de Mariátegui sobre la creencia ancestral: el naturalismo, el organicismo y el vitalismo en la lucha por la vida y la subsistencia; la ausencia de las doctrinas abstractas; el panenteísmo como creencia central; la inseparabilidad de la creencia de las reglas comunitarias (7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana; Peruanicemos al Perú; Ideología y Política).

Mariátegui es el continuador de la crítica marxista de la religión por un lado, y por el otro, el propulsor de la razón mítica como la metafísica del proletariado. En esto reside su autenticidad, singularidad y originalidad.

Pero es el tópico donde recibe los mayores ataques, negaciones y usurpaciones. Señalando como heterodoxo, idealista y seguidor del pensamiento reaccionario, sus atacantes abiertos y disimulados, presentan a un Mariátegui utópico, populista e indigenista.

El proletariado y su vanguardia, si realmente quieren construir la sociedad nueva sin las clases sociales, tienen que atenerse a esta regla de Mariátegui: “Y el sujeto de la historia es, ante todo, el hombre. La economía, la política, la religión, son formas de la realidad humana. Su historia es, en su esencia, la historia del hombre” (Temas de Nuestra América). Las razas y las clases sociales oprimidas, por la imposición de las siete doctrinas desde el esclavismo: filosóficas, religiosas, políticas, económicas, morales, jurídicas y esotéricas, formal y realmente, son religiosas en grados e intensidades diferentes. La creencia externada en la religiosidad, la moralidad y en la clericalidad ocupan el yo, la conciencia, la mente y la voluntad de las poblaciones jurisdiccionadas. La libertad de conciencia y de creencia, aunada a la libertad de culto y la asociación, pero aclimatada por la libertad de expresión y comunicación, legitima y sedimenta a la religión. El derecho burgués sigue atado y anclado en el derecho esclavista que autoriza, reconoce y permite la existencia, la extensión y la persistencia de la religión.

Tres tipos de creencia religiosa coexisten y se cruzan en el capitalismo imperialista planetarizado: las religiones que se consideran mundiales, las religiones de los pueblos originarios y las doctrinas de la llamada ciencia oculta. Las religiones mundiales y las prácticas esotéricas, en todos los espacios y tiempos, apuntan a controlar, utilizar y reconvertir a la creencia ancestral. Con el colonialismo, la creencia primigenia, entra a tres situaciones que Mariátegui anota: la asimilación por el cristianismo en sus expresiones multiculturales, la persecución con finalidades de destrucción o desaparición y la reconfiguración en su contenido y forma con la introducción de las doctrinas exógenas (El Alma Matinal y Otras Estaciones del Hombre de Hoy; Peruanicemos al Perú; Ideología y Política; 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana).

Lucien Henry tiene la razón cuando plantea que el lugar y el rol de la religión hay que interpretar con la dialéctica materialista (Los orígenes de la religión). Es Mariátegui quien proporciona las pautas científicas para tal tarea: “El socialismo, conforme a las conclusiones del materialismo histórico –que conviene no confundir con el materialismo filosófico-, considera a las formas eclesiásticas y doctrinas religiosas, peculiares e inherentes al régimen económico-social que las sostiene y produce. Y se preocupa por tanto, de cambiar éste y no aquéllas. La mera agitación anticlerical es estimada por el socialismo como un diversivo liberal burgués” (7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana).

Bajo esta indicación y perspectiva metodológica, CREENCIA ANCESTRAL (PANENTEÍSMO), presenta la religiosidad primigenia que surge y corresponde a la economía natural de subsistencia que tiene como base económica a la Naturaleza y el Universo condensados en el sistema de propiedad comunitaria de la tierra. Es con la creencia ancestral, antigua y primigenia que viven las dos grandes instituciones permanentes: la familia y el colectivismo.

Desde el vivir comunitario, donde no sucedió la penetración del cristianismo en sus tres vertientes, interpretando con transformación a las informaciones vertidas por los cronistas que son selectivas, fragmentarias, utilitaristas y succionantes, se comunica el pensar, el creer y el saber cosmogónico, mítico y alegórico del colectivismo primigenio. A la llamada religiosidad popular actual, un arropamiento del cristianismo con las indumentarias de los pueblos originarios, no se considera parte de la creencia ancestral. Porque no es el sincretismo religioso, sino el proceso de despojo y saqueo de las disponibilidades de las comunidades que operan el sistema de propiedad colectiva de la tierra que usurpan la creencia, la cosmogonía y el saber ancestral.

Las distintas deformaciones, alteraciones y recomposiciones de la creencia ancestral en las tres etapas del modo de producir clasista, pero con mayor saña y complejidad en el capitalismo imperialista planetarizado, se interpreta con otra pauta de Mariátegui: “La táctica de la conquista también se ha modificado en muchos casos.... Puesto que a la civilización capitalista no le importa que los indígenas de sus colonias muden de creencias religiosas, deja que los pueblos conquistados conserven su religión y sus ritos. Tolera igualmente que, en lo que no se opone a los derechos del Imperio, guarden sus instituciones y sus gustos políticos. Los ingleses no necesitan en este tiempo como los españoles en el de la conquista de América obligar a los indígenas de sus colonias adoptar sus ideas y su confesión religiosa. El dominio del espíritu los tiene, más o menos, sin cuidado. Lo que les interesa es el dominio de la materia” (Figuras y Aspectos de la Vida Mundial, tomo I).

A la vez se combate la trilogía moral que afirman pertenece al colectivismo primigenio: AMA LLULLA, AMA SUWA y AMA QILLA (no mentir, no robar ni haraganear). A estos traficantes con el decálogo y la moral clasista, por provenir de la teología moral impuesta, se responde con Engels: “A partir del momento del desarrollo de la propiedad privada sobre los bienes tenía que llegar a ser un mandamiento moral común a todas las sociedades: no robes, no escondas, no engañes y no digas falsedades” (Carlos Marx y Federico Engels, Obras, tomo 20).

La creencia ancestral atacada desde diversos frentes, acorralada con las diferentes doctrinas clasistas y ridiculizada por los científicos que profesan el ateísmo burgués se tiene que buscar, ubicar e interpretar no con las informaciones de los colonialistas, sino con la cosmogonía original que se encuentra escondida en las rocas, las piedras y en los cerros de los Andes.

Mariátegui afirma así: “Hay que buscarlo en la piedra. En el Tawantisuyu, la vida brota de los Andes” (Peruanicemos al Perú).

Serapio Mucha Yaros

Texto: 81 páginas

 

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Date: jue, 30 sept 2021 a las 10:29

Subject: documento

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8 de octubre 2021

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