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BUENOS SON LOS FRIJOLES, PERO NO TANTO
Por: Ernesto Torres Gonzales.
Va este relato como homenaje póstumo a don Abel Pariona, uno de los personajes más reideros de Chaupis.
Calendarios
atrás, cuando todavía no se sospechaba el reinado del melocotonero, los
“duros” andaban tan escasos que se guardaban en pañuelos con veinte
nudos y “por si las moscas” debajo del colchón. Razón suficiente para
que las gentes, de preferencias jóvenes, emigraran temporalmente a las
calcinadas tierras de la costa a prestar las fuerzas de sus músculos y
hacerse merecedores a un magro jornal que de alguna manera sacaban del
apuro.
En las haciendas
tenían por costumbre a la hora del “rancho” servir un colmado plato de
frejoles con arroz y una buena taza de té. El frejol-recordamos tiempos
idos-era compañero de las mesas humildes de ahí su honorifico título de
“plato del pueblo”. Hoy, viaja por las nubes y se le saborea a bolsillo
lleno y tirando ritmo en lujosos salones de la gran Lima. A estas
alturas vale la pena ponerle tinta a un dicho que las abuelitas a menudo
suelen mentar: “Bueno es culantro, pero no tanto”. En efecto, el
culantro, digo el frejol se servía religiosamente los 365 días del año
sin faltar uno al punto que los “cholos” ya tenían la bolsa más dura que
una…piedra y con el agravante de no poder chistar sopena de volver a su
sitio más pelados que un pollo carioco. Aquí entra en escena nuestro
personaje: Abel. Por toda semblanza les podría decir que era mediano de
estatura, escaso de carnes, nariz un tanto aguileña –(plato)-, de ojos
adormilados y se manejaba una chispa de la patada. Nada menos que le
vino en ganas y capricho variar el potaje. Una mañana, premunido de la
conseja: “no hay peor cosa que no intentar” …y “ras” le dio de comer a
las gallinas del patrón. Ya ustedes imaginan lo que significa embuchar y
ron a un tiempo. Las candidatas perdieron “el tornillo” y deambulaban
sin freno alguno- Vistas por el asiático, perplejo exclamo: ¿que pasao
con gallina? Ah! Seguro dao peste. Botao, botao,….
Abel, solícito contestó: No, paisano. En mi pueblo se come botando cabeza y pata.
Replico el japonés: tu seguro querer morir como gallina. Botao, botao…
Abel,
seguro de lo que hacía, dio cuenta de las aves hasta acabar. No del
todo satisfecho y usando el mismo sistema puso en línea de mira a los
chanchos y realmente nos sabemos que otros puntos se anotó.
Contrariamente
de lo que se piensa: si el criollo se la da de vivo y pendejo; el
serrano parco y calmo, jamás tonto, como Abel, se pasa.
Nota.
– Transcribo este jocoso relato nacido de las penurias del peón del
ande en el patrón de la costa escrito por el maestro Ernesto Torres
Gonzales que fuera difundido por “VOZ PERLEÑA”, Órgano Trimestral de la
“Asociación La Perla-chaupis”, editado en Lima- marzo-1976-Año I- Nº1,
dirigido por el Maestro: José Félix Damián.
Sea
esta un homenaje y recordando al Maestro Ernesto Torres, muy estimado y
querido en el pueblo en su labor de preceptor y Director del Colegio
“Los Atavillos” en la comunidad campesina de “La Perla Chaupis” durante
la década del 70 del siglo pasado. Un gran maestro dentro y fuera de las
aulas.
SUMARIO DE LA VOZ PERLEÑA.
. Editorial
. Breve historia de la Asociación
. Electricidad para La Perla
. Biografía de don Faustino Pariona
. Bueno son frejoles, pero no tanto
. Cultura popular
. Solidaridad con el pueblo
. Notas informativas
. Humor perleño
. ¿Cómo vamos en deporte?
. El hechizo de La Perla.
HFD
24.06.23
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