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TITO LIVIO AGÜERO VIDAL (2023). "“EL INDIO Y/O CAMPESINO EN EL APRISMO AURORAL”. LIMA, 24-VI-2023
“...la
voz de los viejos incas nos llama al deber. Parece que nos dijera: ahí
está nuestra obra destruida, ahí está nuestra maravillosa organización
económica, ahí está nuestro socialismo” (1)
I. Introducción.-
Los orígenes
del término indio tiene un carácter netamente colonial pues ubicaba a
los diversos y múltiples pueblos originarios dentro del sistema
colonial. Era evidentemente una designación para el colonizado en la que
se abstrae de su identidad cultural y regional específica y, por ende,
de las diversas culturas, para contrastarlo en bloque con el
colonizador. Así, indio no ninguna referencia a su identidad primera
sino sólo y exclusivamente a su posición
como grupo subordinado dentro de la sociedad colonial.
Con
los años, especialmente cuando surgen los folkloristas y especialmente
la etnología, antropología y la etnohistoria indio se convierte en una
categoría teórica que busca ser conceptualizada. Por ejemplo, John Goins
sostenía que las características de la sociedad indígena y, por
consiguiente del indio; eran ser refractarias al cambio, eminentemente
conservadoras, habían preservado su existencia misma dentro de su propio
sistema cultural y su conceptualización ponía el acento en un supuesto
espíritu indio (2). Mientras que José Matos Mar escribía que lo
que
lo definía era la mantención de un estereotipo social y cultural,
cargado de prejuicios, de dominación y símbolo de un proceso colonial,
postula un nuevo tipo de racismo, como tal, peligroso e inaceptable pero
también que impide descubrir, analizar, interpretar y definir la
verdadera situación de la sociedad nacional (3). En los últimos años se
ha abandonado el este término y ha comenzado a hablarse de campesinos,
hombres y mujeres andinos y pueblos originarios.
En
el caso de la conceptualización teórica del indio, así como su
conceptualización de su realidad social y económica, como la
conceptualización de la alternativa política en los orígenes del aprismo
puede encontrarse en un conjunto de textos que serán presentados en
orden cronológico.
II. “Teoría y táctica del aprismo” (4).-
La
carta “El problema del indio”, parece que fue escrita en mayo de 1927,
tiene una gran trascendencia a pesar de pocas veces ha sido reconocida
como tal por la llamada crítica porque definitivamente es uno de los
pocos textos donde Haya de la Torre se explaya más amplia y
profundamente sobre la temática del indio peruano. Podemos dividirla en
dos partes: la primera, donde el autor hace una suerte de
conceptualización sobre la situación del indio, y la segunda, en el que
delinea u esboza una alternativa de cambio. Su diagnóstico parte de lo
que ya hace algunos años Manuel González Prada había señalado en "Horas
de Lucha" sobre que la causa central que explica la condición del indio
es de un neto carácter socio-económico y por eso tiene un substrato
clasista (5).
Pero si
bien retoma esta idea de González Prada hay que señalar que en esos años
la perspectiva teórica del joven trujillano era de clara factura
marxista. Es decir, estamos ante un problema fundamentalmente económico y
en tal sentido las tesis que se sustentan desde un paradigma
étnico-racial son totalmente desechados en la medida que ignoran el
hecho indiscutible de la explotación del indio. Pero, la postración del
indio no se limita sólo a los estrictos marcos nacionales sino que tiene
una extensión latinoamericana (6).
Llama
la atención y pensamos que es digno de mencionarse que junto a estos
tres factores -económico, clasista e internacional- existe una
determinada visión de lo que podríamos llamar el carácter o naturaleza
de la sociedad incaica (7). Si bien es cierto que calificar al Imperio
de los Incas como una sociedad comunista o socialista puede parecer a
los ojos de las ciencias histórico-sociales de hoy en día como algo muy
discutible es importante ubicarse en las coordenadas históricas de esos
años y especialmente en el nuevo discurso histórico que surge con la
emergencia de los sectores medios limeños y provincianos en el período
que Alberto Flores Galindo y Manuel Burga, retomando una vieja
denominación basadreana, llaman la crisis de la República Aristocrática.
Una consecuencia de esta lectura histórica es concebir la historia del
Perú como la lucha entre la comunidad indígena y la hacienda (.
Así,
para Haya de la Torre como para casi todos los integrantes de la
generación del 20 el problema del indio podría resumirse en la
existencia y pervivencia del latifundio. Pero, nuevamente nos
encontramos con una serie de temas que en estos momentos serían de
difícil aceptación. Primero, la idea de la comunidad como una
institución autóctona, cuando José María Arguedas nos demostró que esta
institución es más una creación propiamente española que aborigen.
Segundo, que el latifundio es fundamentalmente de carácter hispánico
cuando hoy sabemos que lo que se conoce propiamente como tal apareció en
el siglo XIX justamente cuando los españoles ya no se encontraban en el
Perú. Tercero, que como muchas veces nos recordó Sinesio López es muy
difícil de hablar de un país llamado Perú hasta antes de este siglo,
porque estamos ante un país totalmente desarticulado donde coexisten
diversos espacios geográficos que no se relacionan entre sí en la medida
que no hay algo que los integre -llámese mercado, vías de comunicación,
Estado, etc.- y donde cada uno tiene su propio tiempo histórico. En
otras palabras no había un espacio ni un tiempo propiamente nacional.
Por último, menciona al imperialismo como el último factor que explica
el sometimiento del indio (9).
Ya
entrando al terreno propiamente de las propuestas políticas para dar
por concluido esta situación de opresión y de explotación del indio Haya
propone una alternativa de desarrollo rural que se sustente en las
antiguas formas comunitarias indígenas. La unidad de producción que se
presenta como alternativa a la hacienda tradicional será la cooperativa
agraria de producción (10). Este párrafo merece varios comentarios.
Primero, esta apuesta por la cooperativazación del agro tiene que ver
con el propio clima ideo-doctrinario de los intelectuales peruanos de
esos años pero también con lo que fue su propia experiencia europea en
la que observó las bondades de este modelo empresarial (Inglaterra,
Rusia, etc.). Segundo, si bien su alternativa se asienta en la tradición
andina y que Haya de la Torre a diferencia de los sectores indigenistas
más radicalizados -por ejemplo, cuzqueños y puneños- no piensa en una
restauración del Incario.
III. “Por la emancipación de América Latina (artículos, mensajes y discursos)” (11).-
Este
libro fue publicado en la ciudad de Buenos Aires por Gabriel del Mazo,
quien fuera presidente de la Federación de Estudiantes de Argentina, y
como se indica contiene una serie de documentos donde se abordan una
multiplicidad de temas pero que para efectos del tema que nos convoca se
distinguen los siguientes escritos: “Aspecto del problema social en el
Perú”, “Emiliano Zapata, apóstol y mártir del agrarismo mexicano.
Apuntes de viaje (1924)”, “El monumento a Túpac Amaru (1924)”, “La
realidad del Perú (1925). Carta a Julio R. Barcos, Buenos Aires” y
“Carta a un universitario argentino (Londres, junio-1925)”. Esta última
nos parece que es la más completa porque aborda la problemática del
indio y/o campesino desde una perspectiva peruana, latinoamericana y
mundial.
La carta se
inicia valorando positivamente la experiencia rusa, a propósito del tema
agrario (12). Seguidamente, Haya de la Torre criticara a la revolución
mexicana porque a su entender cometió un gran error al tratar de
solucionar el problema de la tierra fomentó el individualismo al
defender y difundir la pequeña propiedad privada rural (13).
La
identificación de Haya de la Torre con la política agraria de la URSS
adquiere pleno sentido cuando sostiene que las soluciones que se han
diseñado e implementado en el mundo, al margen de la experiencia
mexicana que se desarrollo hasta el año de 1,925, es decir, antes de la
asunción al gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-40), han sido básicamente
dos (14): el colectivismo, que presupone una comunidad de elementos de
trabajo (tractores, arados, carros, útiles, etc.) y la comunidad
agrícola que se sustentara en las comunidades indígenas, es decir, en la
tradición de la organización
indígena latinoamericanas o rusas que existía desde tiempos inmemoriales.
IV. “El antiimperialismo y el Apra” (15).-
Estamos
ante un libro que se caracteriza por ser fundamentalmente un texto
propositivo latinoamericanista por lo que el lector encontrara varias
tesis políticas para hacer frente al imperialismo: la APRA, entendida
como una organización política regional que buscara constituir diversos
partidos políticos apristas en todo el continente, el frente único de
clases explotadas, el estado antiimperialista, el programa máximo, el
régimen económico, la
unidad
política y económica del continente, etc. A pesar que si bien queda
claro que no estamos ante un texto que se caracterice por abordar la
problemática del indio o campesino o de las estrategias de desarrollo
rural o el diseño de políticas agrarias, etc., las encontramos muy
presentes. Para comenzar, Haya de la Torre, muy influenciado por el
nacionalismo chino del Kuo Ming Tan (partido del pueblo) de Sun Yat Sen y
en polémica directa con la III Internacional estalinista, incorpora a
los indios y campesinos en el frente único y en el partido político como
los principales sujetos políticos. Como el frente único y el partido
político son la base del estado antiimperialista, es lógico que los
intereses de los campesinos e indígenas es lo primero que se deberá
defender y luego vendrán los intereses de la clase obrera y finalmente
los de la clase media (16).
V. Conclusiones.-
La
conceptualización aprista sobre la temática indígena, campesina y
agraria está relacionada directamente con su interpretación sobre la
sociedad latinoamericana. Efectivamente, el aprismo aparece como un
análisis y un ideario elaborado desde una de sus muchas periferias o,
para ser más preciso, desde la América Latina. Desde ese punto de vista,
el aprismo es una mirada latinoamericana desde su propia especificidad,
es decir, es un enfoque latinoamericanista que presupone con respecto a
la teoría marxista eurocéntrica un descentramiento histórico y
político. Todo esto lo lleva a plantear una alternativa política para
toda la región que presupone no sólo la integración económica y política
en un solo pueblo continente y con ello el fortalecimiento de una
identidad latinoamericana.
Pero
no sólo fue la producción intelectual de Haya de la Torre, sino también
de Manuel Seoane, Carlos Manuel Cox, Manuel Vásquez Díaz, Luis Heysen,
Alfredo Saco Miró-Quesada, Luis Felipe de las Casas, Pedro Muñiz, etc.
Sin embargo, de todos ellos hubo dos que sobresalieron porque eran los
expertos en esta temática: Heysen y Saco Miró-Quesada. Ambos gozaron de
gran reconocimiento nacional e internacional, participaron en diversos
foros fuera del país e investigaron y publicaron una infinidad de textos
muchos de los cuales fueron publicados en el extranjero (Buenos Aires,
La Plata México, San José de Costa Rica, Washington, etc.). Aunque en el
caso de Sacó Miró-Quesada se debe añadir que tuvo una destacada
participación en México cuando Lázaro Cárdenas realizó una radical
reforma agraria. Por último, el aprismo estableció un espacio cultural
(poesía, narrativa, pintura, música, iconografía, etc.) propiamente
dicho donde una pléyade de artistas apristas dejaran su impronta en una
serie de productos culturales y en el que sobresalen los filósofos,
críticos e historiadores literarios, poetas y los narradores literatos
(Antenor Orrego, Luis Alberto Sánchez, Magda Portal, Alberto Hidalgo,
Ciro Alegría Bazán, Serafín del Mar, Nazario Chávez Aliaga, Guillermo
Mercado, Américo Pérez Treviño, Manuel Scorza, Eduardo Jibaja, Julio
Garrido Malaver, Gustavo Valcárcel, Mario Florián, Abraham
Arias-Larreta, etc.) y los pintores (Felipe Cossio del Pomar, Alejandro
González Trujillo (Apu-Rimak), Macedonio de la Torre, etc.
Notas.-
(1). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). “Sentido de la lucha antiimperialista”. En: "Amauta". Lima, # 8, abril 1927, p. 40.
(2).
GOINS, John. "Consideraciones sobre lo indígena". En: "Perú: identidad
nacional". Varios Autores. Lima: Cedep, 1979, pp. 83-84.
(3).
MATOS MAR, José Matos Mar. “Algunas consideraciones acerca del uso del
vocablo mestizo”. En: "El indio y el poder en el Perú rural". Varios
Autores. Lima: IEP, 1970, p. 201.
(4).
"Teoría y Táctica del Aprismo" no es propiamente un libro en el sentido
convencional del término sino más bien un conjunto de documentos -dos
cartas y un ensayo- y donde sobresale la carta “El problema del indio”,
que está dirigida al grupo indigenista cuzqueño Resurgimiento: HAYA DE
LA TORRE, Víctor Raúl (1927). “El problema del indio”. En: "Teoría y
Táctica del Aprismo". "Obras Completas". Cuarta edición. Lima: Mejía
Baca, 1985, T. I, pp. 179-214.
(5). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., pp. 182-183.
(6). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., pp. 184-185.
(7).
"El indio americano, que en México, Colombia y Perú había llegado a lo
que Joyce ha llamado el barbarismo magnífico ("South American
Archaeology"), con concepciones políticas y sociales realmente
extraordinarias y en cuanto a los Incas se refiere, sin paralelo en su
época y en todos los estados correspondientes de progreso de cualquier
otro pueblo del mundo, vio detenido su camino, avanzando hacia la
civilización, por imposición del feudalismo. El comunismo primitivo en
el imperio incásico había avanzado hacía una organización donde no hubo
pobreza porque el producto de las tierras del Estado, estaba almacenado y
listo para el avituallamiento de una expedición o para aliviar el
hambre en cualquier rincón del imperio y la condición del Perú estuvo
más cerca de los ideales de las doctrinas socialistas que ningún otro
país del mundo, sea que admitamos el concepto de Lewis Morgan aceptado
por Engels y por Payne, acerca del estado medio de barbarismo de las
sociedades indígenas americanas Mexicanos, Chibchas y Peruanos, sea que
admitamos la concepción bien conocida de Spengler ("The Decline of the
West") sobre civilizaciones y culturas, es indudable que Incas y Aztecas
habían llegado a un extraordinario grado de adelanto y lo que Federico
Engels, el genial compañero de Marx escribe en la obra y el capítulo
citado: La Conquista de los Españoles, cortó todo ulterior desarrollo
independiente es una verdad irrefutable (HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl
(1927). Ob., cit., p. 185)”.
(.
“El conflicto económico histórico del Perú desde la destrucción del
estado comunista incaico, está planteado entre la Comunidad,
-institución representativa de la organización social y económica
nacional- y el latifundio -institución representativa de la organización
social y económica extranjera española, impuesta al pueblo peruano por
los invasores-. Si revisamos detenidamente la historia social del Perú
desde la conquista española, nos encontraremos con ese conflicto
permanente: el latifundio contra la comunidad. Repito: el latifundio es
lo extranjero y la comunidad lo nacional; el latifundio representa la
conquista, la invasión, los godos y los neogodos, la clase dominante, en
una palabra el civilismo; y la Comunidad representa la nación, es la
tradición social del Perú, es la vértebra económica de una organización
que perdió poder político que le arrebató el latifundio -los sistemas
feudal o gamonalismo-, tuvo el poder político en el coloniaje y lo
retiene en la república. Latifundistas los Godos y Neogodos. El
latifundio ha tenido y tiene en sus manos todas las instituciones
políticas, el Estado en una palabra. Nosotros no somos país industrial y
nuestra clase capitalista o comerciante, nuestra burguesía nacional
propiamente dicha es débil en sí y depende de la fuerza y del apoyo del
latifundio que sostiene la clase dominante, la minoría privilegiada. De
los cinco millones de hombres que probablemente -carecemos de cifras
exactas- viven en el territorio nacional, no llega a un millón el número
de los habitantes de las ciudades y de los villorrios. Cuatro quintas
partes de la población del Perú las constituyen los labradores
indígenas, escribe nuestro gran escritor Luis Valcárcel. La lucha entre
el latifundio y la comunidad, es, pues, la línea económica central del
proceso histórico peruano, desde la Conquista hasta hoy. El latifundio
es la base económica y el fondo de unidad clásica del civilismo (HAYA DE
LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., pp. 186).
(9). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., p. 190.
(10). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., p. 187.
(11).
HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). "Por la emancipación de América
Latina (artículos, mensajes y discursos (1923-1927)". Buenos Aires:
Gleizer, 1927. Reproducida en "Obras Completas". Cuarta edición. Lima:
Mejía Baca, 1985, T. I, pp. 3-147.
(12). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1925). Ob., cit., p. 80.
(13). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1925). Ob., cit., p. 83.
(14). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1925). Ob., cit., pp. 83-84.
(15).
"El antiimperialismo y el Apra" es el libro más importante que
escribiera Haya de la Torre y que tuvo una enorme resonancia en todo el
continente pues influyo notablemente en los diversos movimientos
nacionalistas y antiimperialistas como el cardenismo (México), en la
revolución del MNR (Bolivia), en el justicialismo peronista (Argentina),
en el Partido del Pueblo Cubano-Ortodoxo y en el Movimiento 26 de
Julio, en el Partido Socialista Chileno, etc. Fue escrito en 1928 y
sufrió algunas correcciones en 1935. Las dos primeras ediciones son de
1936 y salieron en la editorial Ercilla Santiago de Chile. El libro
apareció el Perú recién en 1970 (tercera edición) y en 1972 (cuarta
edición): Reproducida en "Obras Completas". Cuarta edición. Lima: Mejía
Baca, 1985, T. IV, pp. 3-229.
(16).
“Un partido que reúna en sus filas a todas las clases amenazadas por el
imperialismo y que las organice científicamente, no bajo los postulados
de la democracia burguesa sino sobre las bases de una forma clasista de
democracia funcional o económica, ha de ser el único efectivo
instrumento de lucha contra el imperialismo. En este partido de frente
único, las clases que el imperialismo amenaza estarán representadas de
acuerdo con su rol en la producción. Nuestros países feudales, al
emanciparse, tienen que dar preeminencia a la clase campesina, a la
clase productora de la tierra planteando en primer término su
reivindicación. Luego a la clase obrera industrial y a la clase media.
Es claro que si Invirtiéramos este orden, caeríamos de nuevo en el
estado burgués, rueda de la máquina imperialista. Pero afirmando la
organización del partido antiimperialista sobre bases estrictamente
científicas y reconociendo que la lucha contra el imperialismo es lucha
económica, no puede invertirse el orden de la representación de las
clases en el partido primero y después en el Estado (HAYA DE LA TORRE,
Víctor Raúl (1928-1935). Ob., cit., p. 177)”.
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