“Me
iré con tiempo cumplido
y
partido terminado”
RFR
LA FRAGUA: 1921 – 1944
Hace un año partía don Reynaldo, comunero de Rauma, escolar de Canta, Secundario en el Guadalupe, preparado como trabajador de la enseñanza en el Pedagógico de Lima. Una simple reseña como ésta nada dice o dice mucho. Muchos tienen un derrotero similar. Pero la diferencia radica en el ejemplo del hogar, en la influencia de su tiempo, y sobre todo en su propia decisión. El haber perdido a su madre temprana edad fue su primera conmoción; pero así conoció del esfuerzo paterno, que lo supo guiar para enfrentar la dura realidad. La muerte de un gran visionario conmocionó el país hasta es sus más pequeños rincones, y es de seguro que el niño hasta se preguntara por el significado del vocablo Amauta, que se difundía sin traducción. Ya joven, pensando en el terruño y la mejor opción para colaborar en su desarrollo, tomó su propia decisión de orientarse al magisterio. Encinas, Mariátegui, Makarenko fueron sus mejores maestros en el poema pedagógico que lo guiaba. Así se graduaba, pleno de vocación, energía y entusiasmo en 1944.
EL
TRABAJO: 1945 – 1960
Dos años de ardua labor
renovadora lo hicieron merecedor del cargo de Director de Escuela. Y
comenzó a integrar una pléyade de ilustres maestros, luchadores por
la enseñanza nueva como Germán Caro, José Contreras, Marcos
Godiño, Raúl Córdova, y otros más de singular talla y empuje. En
su propio medio luchó (trabajar es luchar) por mejorar la
infraestructura escolar (aulas apropiadas, campos deportivos, huertos
escolares, talleres de aprendizaje), y alegrar el estudio con
concursos de emulación y recreaciones sanas. Su guía era el método
de la nueva educación, tanto de estudio y trabajo como de
coeducación. Precisamente, La Escuela de Estudio y Trabajo en
Coeducación es la mejor síntesis de este esfuerzo conjunto.
LA
VISIÓN: 1960 – 1970
La Escuela Nueva es el
Proyecto para el Perú Nuevo en el Mundo Nuevo. Pero su implantación
desde el viejo orden es la mejor vitrina de exhibición de lo que ha
de ser el Perú Nuevo en la sociedad nueva. Por eso, esta lucha
esforzada tenía que plasmarse, y se plasmó en organización. El
Frente Clasista Magisterial dio un vuelco en la visión del maestro,
de “apóstol” sufriente en la vieja sociedad a combativo
trabajador de la enseñanza que lucha, en pensamiento y acción por
el cambio social. Don Reynaldo supo estar en las primeras filas de
esta labor organizadora. Así el trabajo de docencia se amplía con
su participación gremial activa (FCM, SUTEP) y reivindicativa social
en el frente de masas. Y es que sólo los visionarios son capaces de
vislumbrar una realidad potencial, una realidad superior, una
realidad imaginaria, y de luchar por hacerla realidad concreta.
EL
ENSUEÑO: 1970 – 1985
La gestión de la
generación de don Reynaldo, en 1970 daba paso a una nueva
generación, a una nueva promoción. Pero ningún luchador social se
jubila. Sólo cambia de lugar en la escena, de primer a segundo
plano. Sólo cambia de la visión al ensueño, pues “los jóvenes
tendrán visiones, los viejos tendrán ensueños” dice un antiguo
proverbio. Aún con gran vitalidad y experiencia adquirida, don
Reynaldo continúo su trabajo, dando ejemplo y dando consejos, cuando
la situación del país no era propicia, por la desesperación de la
reacción y por la desesperación de parte de la población. En años
aciagos es cuando más se requiere del trabajar soñando. Sólo en el
85 culminó su trabajo profesional, para continuar su trabajo más
allá de la escuela, más allá de su Rauma querida, más allá, más
allá.
LA
INVITACIÓN: 1985 – 2002
Don Reynaldo se graduaba
en 1944, justo cuando aparecía la segunda edición de los 7 Ensayos
de Interpretación de la Realidad Peruana. Lo adquirió de inmediato,
y fue su libro de cabecera, el más apreciado de tantos otros libros
importantes que adquirió, estudió, y cuidó de sistemáticas
requisas. Esa segunda edición señalaba la preparación de otro
libro del Amauta, Invitación a la Vida Heroica, que precisamente por
el 85 concitó la mayor atención como trabajo esencial para
comprender el papel del individuo en la historia. De no haber sido
por esa adquisición y conservación, el trabajo de sistematización
de la obra de JCM hubiera tardado más. Y la vida de don Reynaldo y
de todo luchador es siempre esa invitación.
Cuando Jenny Von
Westfalen, compañera de vida y de lucha de Carlos Marx, falleció,
Engels comentó: “También el Moro ha muerto”. Efectivamente,
Marx no resistió mucho tiempo la soledad. Y cuando doña Julia
Damián Suárez, su compañera de vida y de lucha, falleció, también
don Reynaldo comenzó a partir. “ Hoy no hago sino soportar el
dolor que me aqueja”, declaró. Al poco tiempo partió “con
tiempo cumplido y partido terminado”.
Ésta es una vida de
trabajo, de lucha, que debemos recordar siempre.
Ramón García R.
Bogotá-Colombia, 30
Marzo 2003.
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