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China y África
EL PAPEL DE CHINA EN ÁFRICA:
¿IMPERIALISMO O COOPERACIÓN?
Publicado: 30 ago 2019 13:17 GMT
Última actualización: 30 ago 2019 13:34 GMT
Alberto Rodríguez García
La cooperación comercial entre China y África. El renacimiento de
las relaciones para el desarrollo sur-sur al margen de Europa. Hay
quienes lo llaman neocolonialismo, sin embargo, el desarrollo está
siendo bilateral, y al contrario que las potencias
coloniales, los chinos no quitan y ponen gobiernos a su antojo, crean
protectorados y utilizan África como su patio trasero.
Aunque es innegable que las relaciones sino-africanas se basan en
la lógica del mercado y los intereses propios de cada una de las
partes, la relación que se ha creado es de "win to win", logrando
responder a las necesidades de las economías emergentes.
China está en África porque quiere sus recursos, y África abre sus
puertas a China porque necesita sus inversiones.
No es ni justo, ni injusto. Ni bueno, ni malo
El cómo Pekín ha logrado establecerse en el continente africano
no es ni justo, ni injusto. Ni bueno, ni malo. Porque la política no se
entiende así. China recibe recursos a buen precio. A cambio, África
(principalmente Angola, Nigeria, Kenia, Burundi,
Sudáfrica, Egipto, Zambia, Malaui y Etiopía) tiene la posibilidad de
subirse al carro de la globalización y el Siglo XXI. Y parece que ambas
partes están contentas con los resultados. Tal es así que la
colaboración comercial no ha dejado de crecer desde el
2000 hasta los últimos años. Si hasta 2009 la inversión directa de
china era de 48.000 millones de dólares en el África Subsahariana, en la
última década la cifra se ha disparado hasta los 251.000 millones.
Traduciendo los números al sentir popular, de acuerdo
a un estudio realizado por 'Afrobarometer' en 2016, el 63% de la
población africana veía como algo positivo la influencia china en sus
países.
Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente
Medio, propaganda y terrorismo: "Desde una Europa paternalista,
moralmente acomplejada por los siglos de esclavitud negra, es difícil
entender que la lógica de mercado –frente a la humillante
caridad– sea precisamente lo que necesitan los africanos. Pero es lo
que necesitan los africanos".
Si bien África es una de las regiones del mundo con mayor
crecimiento de población, la realidad es que son quienes menor flujo de
Inversión Extranjera Directa per cápita reciben. África necesita
empresas, y ser un lugar en el que nadie explota todo su
potencial, lo que resultó ser muy atractivo para los chinos, que además
partían con la ventaja de haber creado décadas atrás lazos políticos
con muchos países del continente. Desde Pekín tienen tan claro que van a
quedarse en África que en octubre de 2018
anunciaron que invertirían 60.000 millones de dólares en negocios
dentro del continente para su desarrollo. Para tener un poco de
perspectiva, es prácticamente el doble de lo que han invertido
cualquiera de los años anteriores.
Desde una Europa paternalista, moralmente acomplejada por los
siglos de esclavitud negra, es difícil entender que la lógica de mercado
–frente a la humillante caridad– sea precisamente lo que necesitan los
africanos. Pero es lo que necesitan los africanos.
Si en África quieren dinero, deben empezar a producirlo por sí mismos, y
China –insisto que es por interés–, hace esto posible.
Mientras Pekín recibe materias primas necesarias para su
desarrollo industrial, África percibe una mejora de la salud pública, un
desarrollo de la infraestructura, se beneficia de la transferencia de
tecnología china y aumenta la alfabetización gracias
a la formación de la población local para puestos especializados. Todo
ello se resume en que mejora la calidad de vida.
A todo lo anterior hay que añadirle que cuanto más se desarrolla
la economía de China, más aumenta la demanda y, por tanto, hay mayores
beneficios para el continente. Y es que los chinos no solo invierten en
materias primas, sino que también lo hacen
en industria, agricultura y sector servicios.
Uno de los proyectos más ambiciosos que se pretende llevar a cabo
es el 'Standard Gauge Railway Project', que tiene como objetivo
conectar las principales ciudades de Kenia con las capitales de Uganda,
Burundi, Sudán del sur y Ruanda, en una red ferroviaria
de 2.935 kilómetros. La primera fase del proyecto, que conecta Nairobi
con Mombasa, se finalizó en 2017. Se trata de un empuje muy grande para
las oportunidades comerciales de los países que participan en el
proyecto, ya que si quieres crecer, lo primero que
debes hacer es mejorar las rutas comerciales. A saber: carreteras y
redes ferroviarias. Por eso China también está participando en hacer
posible la 'red de autopistas trans-africana', que conecta de norte a
sur y este a oeste el continente con 9 carreteras
de casi 60.000 kilómetros. Aunque algunos lo llamen imperialismo, suena
más a cooperación.
Todas las luces tienen sombras
Es un hecho que si África crece, es gracias a China, pero esto
provoca también inevitablemente una relación de desigualdad y
dependencia. El desarrollo del continente africano depende de la
necesidad china de comprar recursos y mercancías. Tras un 'boom'
muy fuerte, el crecimiento económico chino se ha desacelerado –como era
de esperar–, lo que repercute en una desaceleración por consecuencia de
la economía en los países africanos con los que comercia;
principalmente aquellos que exportan hierro, cobre y petróleo,
las materias que más le interesan en Pekín.
Por otro lado, mientras los chinos importan materias primas, a
África exportan productos terminados, lo cual provoca que algunos bienes
producidos por los africanos sean sustituidos por productos chinos, en
ocasiones de cuestionable calidad. La solución
pasa inevitablemente por una 'globalización' de los acuerdos
comerciales y 'diversificación del mercado', aunque ningún estado
desarrollado del norte esté dispuesto a tener una relación de igual a
igual con países del sur, lo que hace que China se mantenga
(y parece que lo hará por varios años) como el socio preferente.
Aun así, a la idea de una 'diversificación' del mercado africano,
parece que China no le fuese a poner excesivas trabas siempre y cuando
tengan asegurado cobrar. De hecho, aunque los países africanos importan y
exportan principalmente de y hacia China,
los chinos importan la mayoría de otros países asiáticos. Del mismo
modo, la mayoría de exportaciones chinas se hacen a EE.UU., Hong Kong,
Japón, Alemania y Corea del Sur, demostrando así que su interés en
África es meramente comercial (comprar recursos y
vender infraestructura) y no colonial; y es que el país africano al que
más exportan es Sudáfrica, que representa únicamente un 0,65% del total
de las exportaciones chinas.
La trampa de la deuda no existe
Hay quienes hablan de una "trampa de deuda" por parte de China
para atar en corto a los países africanos. Es una completa chorrada.
La delirante teoría de que China está forzando a los países
africanos a endeudarse por encima de sus posibilidades para así tenerlos
atados en corto y dominados, en una especie de 'neocolonialismo', se
desmonta sola cuando a fin de no 'reventar' la economía
de sus socios, desde Beijing han tomado recientemente decisiones como
extender de 10 a 30 años el tiempo que tiene Angola para pagar su deuda,
cancelar 78 millones de dólares de deuda camerunesa, otros 160 millones
de dólares que debía Sudán y todos los préstamos
sin intereses adelantados a Etiopía. Por poner algunos ejemplos. Esta
política es parte de la estrategia china en las relaciones con otros
estados del sur, habiendo renegociado en la última década cerca de
50.000 millones de dólares que le debían sus socios.
Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente
Medio, propaganda y terrorismo: "Los Think Tanks atlantistas juegan la
carta de "la trampa de la deuda", pero África tiene más deuda con países
e instituciones occidentales que con China.
Es destacable que los países africanos con mayor riesgo de caer en una
crisis provocada por la deuda, lo hacen por préstamos con países
occidentales".
Y es que China ni siquiera utiliza la deuda para hacerse con
activos de terceros como algunos ya han dejado caer. Solo hay un caso
registrado en el que los chinos han embargado activos de un socio. Se
trata de cuando en 2016 Sri Lanka decidió entregar
el control del puerto de Hambantota para no tener que pagar su deuda,
por lo que tampoco podemos considerar un embargo de activos a lo que a
todas luces es un acuerdo… que ni siquiera se realizó en África. Porque
la política exterior china consiste en lograr
la máxima cooperación y la mínima confrontación. Es una herencia de la
idea del Datong o 'Gran Harmonía/Comunidad', original del confuncionismo
pero presente también en el socialismo chino.
Recomendaría a quienes desde Think Tanks atlantistas juegan la
carta de "la trampa de la deuda" para atacar el papel de China en África
que guardasen sus plumas. Primero, por respeto a sí mismos, ya que
teorizan en base a una falacia. Y segundo, porque
África tiene más deuda con países e instituciones occidentales que con
China. Es destacable que los países africanos con mayor riesgo de caer
en una crisis provocada por la deuda, lo hacen por préstamos con países
occidentales. Sin desoír, justificar o minimizar
el impacto en la población que implica la deuda de África con China,
tan solo pretendo matizar que, utilizar esa carta contra los chinos
desde posiciones atlantistas es, cuanto menos, un ejercicio de
hipocresía supina.
Y aun con todo lo anterior, el Fondo Monetario Internacional
prevee que el África Subsahariana sea una de las regiones del mundo que
más crecerá entre 2018 y 2022, estimando un aumento del PIB de entre el
3,5 y 3,95 %.
Si a estas alturas nada de lo expuesto le vale al lector, si aun
sigue creyendo que el papel de China en África es mero neocolonialismo, y
si aun sigue pensando que no es beneficioso el desarrollo del
continente basado en el comercio en lugar de la caridad,
me gustaría concluir no con una reflexión sino con datos; siempre
fríos, directos e irrefutables.
Desde que China comenzase a invertir seriamente en África
Subsahariana a principios de siglo, el PIB del continente se ha
disparado de 378.000 millones de dólares a 1,8 billones en 2014, su
mejor momento. El INB per capita creció de 531 en el año 2000
a 1.803 en catorce años. En 2014, el comercio entre chinos y socios
africanos estaba valorado en 215.000 millones de dólares. Aunque la
desaceleración de la economía china ha tenido un impacto negativo en el
comercio, los números ya se están recuperando hasta
casi los niveles de 2014, cerrando 2018 con un comercio valorado en
204.000 millones de dólares y un aumento de las importaciones que se
traduce en el mayor porcentaje de crecimiento del mundo.
@AlRodriguezGar
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva
responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.
Rusia Today 30 de agosto de 2019
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
3 de septiembre de 2019
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