Por: Pedro Francke
“En particular, se propone otorgar mayores
contenidos al reglamento del Decreto Legislativo N° 728 Ley de Fomento de
Empleo, en relación a una serie de aspectos tales como la determinación
prorrateada mensual de beneficios laborales tras acuerdos con el empleador”.
Así dice el Plan Nacional de Competitividad promulgado
a fines de julio y presentado este martes en un evento a toda pompa con
Vizcarra presente.
La frase es totalmente rebuscada y su significado escapa a la
enorme mayoría de trabajadores, algo que no puede ser casualidad. ¿Qué quiere
decir eso de la “determinación prorrateada de beneficios laborales”? La palabra
“prorrateado” indica que el monto de las gratificaciones en vez de pagarse en julio
y diciembre como es ahora, se pagaría por partecitas, dando un poquito cada mes.
El problema es que muchas empresas, por diversos mecanismos, podrán dejar de
pagar las “gratis” de julio y diciembre sin aumentar el pago mensual a los
trabajadores, simplemente diciendo que esa “partecitas” de las gratificaciones
ya están consideradas en el pago de fin de mes.
El Plan de competitividad dice que el prorrateo solo valdría
“tras acuerdos con el empleador” pero en las condiciones actuales de aguda
falta de empleo ¿cuántos peruanos podrían decir que no cuando les ofrezcan un
salario de mil o mil doscientos soles mensuales con la indicación de que ahí
están incluidas sus gratificaciones? Muy pocos. Y no solo se trata de quienes
buscan un nuevo empleo; el 70% de los trabajadores formales en el Perú están
bajo contratos temporales y a ellos el empleador apenas termine su contrato
actual les podrá decir que ahora las gratificaciones están “prorrateadas” en su
salario mensual y les hará firmar el “acuerdo” que así lo diga.
Los ultra-liberales seguramente dirán que si el trabajador
aceptó sin ser coaccionado ¿por qué el estado podría oponerse? Con ese mismo
argumento se debiera permitir que “tras acuerdos con el empleador” se paguen
salarios de 500 o 300 soles mensuales, las vacaciones se eliminen o se quite el
derecho al descanso por natalidad. Es obvio, sin embargo, que quien no tiene
medios para subsistir no tiene las condiciones para rehusar las condiciones de
trabajo que le imponen. Así, no hay igualdad de condiciones entre el trabajador
y el empleador para llegar a un acuerdo equilibrado. Además, hay objetivos
sociales detrás de las gratificaciones, como por ejemplo asegurar que los hijos
de los trabajadores no pasen una navidad con hambre. Por esas razones en
ninguna parte del mundo se acepta que los derechos laborales se pierdan “tras
acuerdos con el empleador”, ni en los países europeos ni en Estados Unidos ni
en ningún país latinoamericano ni en la India ni en la ‘Cochinchina´. Pero los
neoliberales peruanos, encabezados por el MEF defienden semejante despropósito
porque conviene a los intereses de grandes empresas.
DERECHOS Y PRETEXTOS EMPRESARIALES
Declaraciones antiguas de Vizcarra y más recientes de la
ministra de trabajo han insistido en que no se recortarán derechos laborales.
Reveladoramente, sin embargo, la sencilla frase ‘se respetarán los derecho
laborales vigentes’ o similar no es parte del Plan Nacional de Competitividad.
Lo que ese Plan manda es “revisar y adecuar el marco regulatorio y los
servicios de empleo en función a las necesidades del mercado laboral”; como si
el mercado laboral fuera un organismo vivo con “necesidades” mientras dejan
totalmente fuera las necesidades de la gente.
Según ha declarado la ministra de trabajo Sylvia Cáceres “ésta
es una [propuesta] que beneficia más a las empresas cuyo tamaño o volumen de
ventas les hace difícil asumir desembolsos importantes en julio y diciembre”. Pero si el
“prorrateo” fuera real, la empresa debería pagar entre enero y junio cada mes
un sexto de la gratificación de julio y hacer de manera similar con la ´grati´
de diciembre en el segundo semestre del año. A ninguna empresa le
costaría absolutamente nada ir depositando esos dineros en un banco mes a mes y
luego en julio sacar lo que acumuló entre enero y junio y dárselo como
gratificación al trabajador, y hacer exactamente lo mismo en la segunda mitad
del año. Es más, la empresa ganaría intereses. La idea de que esta medida es
necesaria porque algunas empresas sufren para pagar en julio y diciembre y
tienen más facilidades haciéndolo todos los meses no se sostiene lógicamente.
¿En qué caso este supuesto prorrateo sería beneficioso a las
empresas? Sólo cuando reducen su pago anual a los trabajadores. Es decir,
cuando los trabajadores reciben menos soles en el año. No es de extrañar que
este objetivo se escriba en un rococó tan ininteligible como decir que “se
otorgan mayores contenidos a aspectos tales como la prorrateada mensual de
beneficios laborales”.
DEBATES MINISTERIALES
Cuando en julio pasado puse estas observaciones en
mis redes sociales, la ministra de la mujer Gloria Montenegro dijo que era
“información tendenciosa”, respaldándose en que “como se propone modificar el
reglamento y no la ley, no se podría rebajar el piso de 2 UITs para poder
establecerla”. Se refiere a que la ley actual (DL 728 modificado por el DL 855)
ya establece el “prorrateo” pero solo para quienes ganan más de 8,400 soles
mensuales, que es una pequeña minoría. Montenegro insistió en que ese piso
mínimo no podía rebajarse.
Me hizo dudar Montenegro, la verdad. Porque
efectivamente el Plan de Competitividad habla de modificaciones por decreto
supremo pero esta norma del prorrateo está contenida en una ley, y las leyes no
se pueden cambiar por decreto supremo porque son normas de menor rango. Algún
sustento tenía pero no me convenció porque ¿si no iban a hacer cambios para qué
lo pusieron en el Plan de Competitividad? Era muy raro.
La semana pasada las dudas se acabaron cuando en una
entrevista le preguntaron a la ministra de trabajo: “El prorrateo se aplica
para trabajadores que ganan por encima de S/8,400. ¿Están planteando que pueda
utilizarse para trabajadores que ganan menos?”. Su respuesta fue contundente y
clara: “Así es”. Clarísimo. Así que la información tendenciosa fue la circulada
por la ministra Montenegro, quien como miembro del gabinete debiera saber bien
a qué se refieren las frases arcanas del Plan de Competitividad.
¿Cómo van a lograr la cuadratura del círculo para
cambiar una ley con un decreto supremo? Esos son misterios del Orinoco, usted
no lo sabe y yo tampoco, pero la intención del gobierno de quitaros las
gratificaciones ya no está en discusión.
RECORDATORIO
Los intentos del ministro de finanzas Carlos Oliva y
la Confiep por cortar derechos laborales vienen de hace tiempo. En diciembre
pasado Oliva lanzó la idea de recortar las vacaciones de 30 días a 22 días,
propuesta que generó tanto rechazo que la dejaron fuera del Plan de
Competitividad. Para sustentar su idea nos han querido engañar con el cuento de
que no se generan empleos por “el alto costo laboral no salarial, que triplica
el de los pares de la Alianza del Pacífico” cuando en realidad un trabajador
peruano (incluyendo todos los beneficios de ley) gana menos de 7 mil dólares
por año, mientras en Chile sacan 15 mil dólares y en Colombia 9 mil dólares.
La falta de
empleos no se deba a que los trabajadores peruanos ganemos mucho, lo que es a
todas luces falso. Los puestos de trabajo son escasos porque no se han aplicado
políticas macroeconómicas anticíclicas que mantengan el crecimiento industrial,
hay muy poca inversión pública y social, el BCR no reduce las tasas de interés
y no hay medidas contundentes en favor del agro y las pequeñas empresas. Y
encima hay 800 mil venezolanos.
LA POLÍTICA
Ya el ministro
Carlos Oliva metió a Vizcarra en tremendo problema con Tía María, al
comprometerlo con un proyecto rechazado por la mayoría de peruanos. Le hizo
meter la pata a fondo, provocando en la región un enorme movimiento social de
rechazo y haciendo que el presidente pierda 20 puntos de popularidad en el sur.
Ahora, el ministro de finanzas empuja al gobierno a
otro callejón sin salida provocando a los trabajadores y el movimiento sindical,
cuya fuerte respuesta frente a estos intentos de cortar beneficios y derechos
ya la vimos a inicios de año y que frente a la amenaza de dejarlo sin
gratificaciones sin duda saldrán masivamente a protestar la calle.
Uno no puede
dejar de preguntarse ¿Oliva es idiota o se hace; se trata de un gravísimo error
o es algo conversado con la Confiep y su ´pataza´ Olaechea? ¿No se da cuenta
Vizcarra de adónde lo están llevando? Según el Plan de Competitividad el plazo
máximo para que tengamos las respuestas a estas preguntas es octubre, mes en el
que debe salir pre-publicado el decreto supremo del “prorrateo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario